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Tempestad - Parte 3

Tempestad - Parte 3 (por Aican)

Aquella noche descansé en una posada de Cale y con la primera marea de la mañana partí rumbo nuevamente a Faro en mi nunos, aunque esta vez no iba a ver a Celino, sino que me dirigí a una aldea llamada Alagoas, donde vivía mi abuelo desde hacía varios años. Sin embargo antes de partir me tomé un tiempo para enviar un mensaje por correo a la isla Ambai.

En Agograr existía una flota que se dedicaba con exclusividad a la actividad postal. Compuesta de barcos llamados eanes se especializaban en la entrega rápida de correspondencia entre las islas. Sus embarcaciones sólo surcaban lo que denominábamos aguas interiores y en ellas eran bastante rápidas, superadas en velocidad únicamente por las nunos.

Alagoas sería el punto de partida para mi tripulación, una vez reunidos los cuatro regresaríamos para convencer a Nefarel de que se nos uniera. La espera sería larga, según mis cálculos de dos meses con suerte. Los hermanos Gudin y Timin eran quienes vivían en Ambai, y una vez que hubiesen recibido mi mensaje de seguro se pondrían a preparar la fanalas que ellos poseían. Las fanalas se trataban de embarcaciones de tipo familiar podría decirse, bastante confiables, incluso en el mar exterior, al menos hasta una media distancia.

Mientras aguardábamos por ellos, con mi abuelo nos pusimos al día y repasamos los planes a futuro. Conseguir alguien que reparara el barco resultaba toda una cuestión a tener en cuenta, aunque recordé que Celino mencionó que conocía a alguien. No obstante, mi mente estaba enfocada en completar la tripulación primero.

-"Un niño, un niño más grande, tú, y un anciano retirado."- fueron las primeras palabras que Nefarel nos dedicó luego de mi primer encuentro con él hacía un mes y medio. -"Me preguntaba qué clase de gente te seguiría en tu empresa."-

-"Puedo navegar en una nunos."- comentó Timin tratando de darse importancia a sí mismo.

-"Me sorprenderías de veras si no supieras hacerlo. ¿Qué edad tienes?"-

-"¡Diez!"- dijo con orgullo.

-"¿Ves a lo que me refiero?"- me preguntó de manera seria. Busqué ayuda en mi abuelo pero la situación le parecía divertida. Claro, entendía a la perfección de lo que Nefarel hablaba. -"No es malo llevar niños, pero en tu caso son la mitad de la tripulación."-

-"Es complicado reclutar gente. Siempre lo ha sido, debería saberlo."- mi abuelo tomó la palabra para defender a los hermanos. -"Gente capacitada, honesta, comprometida, valiente. Siempre ha sido difícil encontrar lo que uno precisa."-

-"¿Y qué es lo que precisan ustedes?"-

-"Que entiendan y acepten las razones por las que nos haremos a la mar."- respondí sin titubear.

-"Tiéntame Aican."- comentó de manera amistosa y desafiante a la vez. Yo no podía andar con rodeos, no podía callarme nada, sería la primera vez que compartiría mi visión del mundo desde hablé con Gudin y Timin. Y en esta ocasión contaba con su apoyo y con el de mi abuelo, tenía que convencer a nuestro anfitrión de que se nos uniera en nuestro viaje.

-"Este mundo es una prisión, una extensa y perfecta prisión."- sus ojos se posaban en mí, signo de que me prestaba una inusual atención. -"No me refiero a que seamos un pueblo malo, o que estamos siendo castigados, pero este archipiélago es nuestro hogar y a la vez nuestra celda."

"Sin importar hacia donde naveguemos, en el norte o sur, este u oeste, nos encontraremos con la zona de tormentas. Se ciernen en el horizonte como si fuesen enormes murallas que no pueden ser penetradas. En siglos, mi padre fue el único que las desafió abiertamente, él creía que más allá de aquellas aguas violentas debía haber más del mundo."-

-"¿Y?"- preguntó. -"Esas eran las creencias de Ai. Él mismo me las confió y por eso decidí ayudarlo. ¿Qué es lo que tú crees?"- una duda surgió en mí y vacilé. Nefarel se percató de ello pero antes que pudiera decirme algo Gudin me habló.

-"Díselo, muéstrasela."- hice bien en venir con ellos, pensé y de inmediato busqué en mi bolso mientras le hablaba a Nefarel.

-"Creí en las palabras de mi padre. Él tenía sus razones para hacerlo, para pensar de esa manera, y a medida que yo crecía surgió una duda en mí. ¿Por qué decía yo que más allá había todo un mundo por descubrir? ¿Se trataba de mi propio anhelo? ¿O tan sólo estaba siguiendo los pasos de un soñador? Llegué a la conclusión de que no importaba, simplemente creía en ello. No obstante, hace cuatro años hallé algo que terminaría por fortalecer mi fe."-

Sobre la mesa coloqué un objeto envuelto en tela que tenía guardado en mi bolso. Con cuidado lo fui descubriendo para que Nefarel observara con claridad. Los hermanos a mi izquierda tenían una mirada llena de admiración, al igual que la primera vez que les mostré aquello.

-"Una botella, con una nota en su interior."- murmuró Nefarel mientras la tomaba para extraer su contenido y leerla.

-"Seguramente algún sobreviviente de un naufragio la envió, o al menos eso es lo que pensamos."- comentó mi abuelo.

-"Gagnoa... Tanda... preciso ayuda..."- dijo Nefarel mientras leía. -"Nunca escuché de esos lugares."-

-"Nosotros tampoco."- empecé a decir, pero él detuvo mi entusiasmo diciendo.

-"No prueba nada. Puede ser una simple broma de niños, y la mera casualidad hizo que tú la encontraras."-

-"Observa la base de la botella por favor."- respondí yo, y mientras él seguía mis instrucciones agregué: -"O tal vez, puede ser que alguien envió esta botella en busca de ayuda, y la mera casualidad hizo que llegara a mis manos."- Timin me tocó el hombro, para que mirara a Nefarel, estábamos progresando. Observaba con detenimiento la evidencia. En el fondo de la botella había un grabado bastante particular, algo similar a un escudo. Definitivamente se trataba de algo genuino, resultaba ser demasiado elaborado para tratarse de una trampa.

-"La encontré en las playas de Algarve."- le empecé a contar. -"Como era un pedido de ayuda, de inmediato avisé en la aldea más cercana pero nadie conocía los lugares que menciona la nota. Con cierta curiosidad emprendí un viaje a través del archipiélago para encontrar alguna pista, pero nadie supo decirme nada al respecto."

"En Marajó, un comerciante me recomendó que fuera a la Gran Biblioteca de Irece, que está en la isla Tiete, así que allí fui. Aunque en vano, ya que en ningún libro había señales de tales lugares. Fue ahí mismo que observando con detenimiento descubrí el grabado. Bueno en realidad no fui yo quien lo descubrió."-

-"¿Quién fue?"-

-"Un día mientras buscaba información sobre Gangoa y Tanda una mujer se sentó en la misma mesa donde estaba leyendo los libros y me preguntó con curiosidad qué trataba de descubrir. Le conté sobre la botella, la nota, incluso se las mostré y ella luego de leerla me dijo: -'Dudo que encuentres aquí algo referido a esos lugares, no pertenecen a este cuadrante.'- No comprendí qué quiso decir, o mejor dicho no me dio tiempo a reaccionar pues me mostró el grabado que estaba en la base de la botella."-

-"Una bibliotecaria..."- comentó Nefarel.

-"¡Te has perdido la parte más importante!"- exclamó Timin, como si lo estuviese regañando.

-"Dijo que no pertenecían a este cuadrante."- lo sé, esa sola expresión no decía mucho si uno pensaba en su veracidad, pero mi instinto me llevaba a creer en esas palabras. -"Entonces, están en otro cuadrante, ¡en otra parte del mundo que no es aquí! ¡Pasando la zona de tormentas!"-

-"Dorneles, ¿tu opinión al respecto?"- preguntó Nefarel a mi abuelo, ignorándome por completo.

-"Soy una persona vieja ya Nefarel. ¿Qué hacen los hombres a mi edad? Son prudentes. Racionalizamos todo para eliminar cualquier posibilidad de que sea posible interrumpir nuestra vida tranquila."- nuestro anfitrión permaneció pensativo un instante, mirándonos a los cuatro y volvió a hablar.

-"Aican, ¿ya descubriste el por qué no le dije a tu padre cómo cruzar la zona de tormentas?"- eso fue un balde de agua fría para mí. No esperaba ese tipo de pregunta, aún así respondí con la verdad, no sabía sus motivos.

-"El respeto mutuo que se tienen dos hombres de mar."- era mi abuelo quien me explicaba. -"Al principio también culpé a Nefarel, pero luego entendí. Explicarle a un marinero con años de experiencia cómo atravesar una tempestad, por más extraña que esta fuese, se lo tomaría como un insulto. Sería como enseñarle a navegar en una nunos. Hay cosas que deben decirse sólo cuando son preguntadas."-

-"Eso es mucho mejor que la verdadera razón."- comentó Nefarel. -"A diferencia tuya, el deseo de Ai no era llegar al otro lado, ver aquel supuesto otro mundo, esa sólo sería una consecuencia. Su verdadera meta consistía en enfrentarse a la tormenta y vencerla. Para él no tenía sentido saber de antemano cómo ganar, la esencia misma de su viaje se hubiese perdido."-

-"Entiendo."- no sabía que otra respuesta dar, y de inmediato regresé a la cuestión principal de nuestro encuentro. -"¿Te unirás a nosotros Nefarel?"-

-"Tengo dos condiciones para eso."- empezó a decir, pero Timin lo interrumpió.

-"Oh, ya empezamos..."- Nefarel sonrió ante aquel comentario mientras el menor de los hermanos me decía en voz baja: -"Seguro quiere dinero."-

-"Si allá afuera hay un mundo más grande Timin, dudo que el dinero de aquí tenga valor alguno."- contestó el hombre haciendo notar que había escuchado los dichos de mi compañero. -"La primera condición es simple. Entiendo que tú serás el capitán Aican, pero cuando entremos en la tempestad y estemos en medio de aguas turbulentas, voy a necesitar que confíes en mí. Dudar ahí, podría ser fatal para nosotros."-

-"Confiaré en tu experiencia."- respondí con total seguridad. -"¿Cuál es la segunda condición?"-

-"Esa es mucho más sencilla, pero más importante. ¿Cuál es el nombre de tu barco? No me uniré si no me gusta el nombre, y cambiarlo sólo porque a mí no me gusta hablaría mal de ti como capitán, así que simplemente responde."- no supe qué decir y una vez más Timin abrió la boca.

-"¡Sí! ¿Cómo se llama nuestro barco?"-

-"A mi también me gustaría saber eso."- comentó mi abuelo. ¡Traidor! ¡Mi tripulación estaba compuesta de traidores! Deberían estar ayudándome a inventar alguna excusa, no ponerse del lado de Nefarel. Aunque la puñalada final la dio Gudin cuando preguntó:

-"¿Ya tenemos un barco?"-

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