Prólogo
Esta es la historia de dos jóvenes que se enamoraron de sus mejores amigos, pero que nunca fueron correspondidos. Eso los unió, al menos al principio. Era como si solo ellos fueran capaces de entender y empatizar con los sentimientos del otro.
O tal vez solo es la historia de dos tipos que supieron que se habían enamorado el uno del otro demasiado tarde. Demasiado.
Min Hart siempre había dicho que no le gustaba su mejor amigo, pero casi nadie le creía (ni siquiera él mismo). En realidad, no era como si tuviera mucha certeza de sus propias emociones, tal vez porque siempre las reprimía, ocultándolas hasta que ya no cabían en su pecho.
Bale Brennan era todo lo opuesto. No solo aceptaba sus sentimientos a viva voz, sino que rara vez se avergonzaba de ellos. De hecho, recién tenía catorce años cuando decidió que tal vez sí se había enamorado de su mejor amigo, aunque no se declaró. En el fondo, era como si siempre hubiera sabido que no tenía futuro junto a Jim.
Una de las primeras veces que hablaron sobre él, Bale le dijo:
—Su familia siempre ha pensado que somos pareja. Eso tiene que significar algo, ¿no?
«No», eso fue lo primero que Min quiso decir. Era obvio que la homofobia de su padre no tenía mucho que ver con que Jim de verdad lo quisiera de esa manera, ni tampoco la extraña cercanía que tenía con su mamá o su hermanito.
Por supuesto, él no dejó que esas palabras salieran de su boca. Cuando tuvieron esa charla, ya estaba casi enamorado de Brennan, casi, así que solo evitó sus ojos y asintió.
—Puede ser —murmuró poco después, esbozando una sonrisa bastante frágil.
Nunca pensó que estaría equivocado. Las probabilidades eran tan bajas.
Sin embargo, Jim besó a Bale un par de meses después, dejándose llevar cada vez que se sentía demasiado culpable para rechazar a su mejor amigo. Sabía que no era más que eso: culpa, pero volvió a guardarse todas sus palabras hasta que el mismo Brennan se dio cuenta.
—Jim no me ama, ¿verdad? —Fue lo primero que soltó ese día cuando llegó a su casa, alzando la vista solo cuando no obtuvo respuesta.
Sus ojos estaban rojos, aguados, y sus párpados hinchados. El chico que siempre le sonreía a la vida de pronto estaba destrozado, así que Min le prestó su hombro incluso si la situación le dolía casi tanto como a él. Verlo así, para empezar, pero también escuchar todo lo que decía. Era una dolorosa mezcla entre saber que no podía ayudarlo y aceptar que Bale nunca lo querría de esa manera, con esa intensidad, con esa necesidad, con esa devoción; como si él fuera lo único que podía darle sentido a su vida.
—Sabes que Jim te ama demasiado, pero no... no de esa manera.
El hombre asintió, pasando su nariz por el cuello de Min, y entonces soltó un suspiro tan largo y nostálgico que él se habría acercado más de ser posible.
—¿Sabes qué es lo peor de todo, Min?
—¿Que lo intentó?
—Que lo intentó. —Brennan volvió a mover la cabeza, dejando escapar ese gemido que había estado reteniendo—. Incluso si la prefiere a ella e incluso si sabe que yo no le gusto de ese modo, igual lo intentó.
No dijo nada, no era necesario. Ninguna palabra haría que Bale se sintiera mejor.
—Ahora entiendo por qué nunca te arriesgaste. —El chico soltó una risa poco alegre y se alejó, buscando su mirada—. Es mejor imaginarse lo que pudo haber pasado, ¿no? Es mucho más seguro.
Min sonrió, pero ni siquiera emitió un sonido. Solo tomó su cara con ambas manos y la limpió, arrastrando los pulgares por sus pómulos y mejillas.
Quería besarlo, quería demostrarle que todavía podía encontrar el amor en otra persona, justo ahí, con él; pero no se atrevió, nunca se atrevía. Solo pudo unir sus frentes y suspirar, rogando porque algún día se diera cuenta.
¿Cuánto faltaba para que se diera cuenta?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro