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Capítulo 5

Buscar a Min tenía que ser una de las tareas más complejas del universo. Es decir, lo encontraba, claro que lo encontraba, pero siempre estaba acompañado, siempre estaba con ese castaño que parecía más sociable que el rubio, sí, pero no por eso menos obstaculizador. Al fin y al cabo, aún podía ser un novio celoso, ¿verdad?

Para cuando sonó la última campanada del viernes, estaba frustrado. No solo se había acabado la semana, sino que también sus oportunidades. Daba igual si corría para alcanzarlo. Después de todas las preguntas de sus alumnos, de seguro ya estaba con su amigo.

Fue entonces cuando vio al castaño, solo, subiendo la escalera con su ceño levemente fruncido. Quizá había dejado algo en su sala o quizá de nuevo habían discutido. No le importó. Si la vida le estaba dando otra chance, Bale no iba a detenerse a pensarlo.

Bajó tan rápido como pudo, esperando que Min siguiera en el colegio.

Lo encontró al pie de la escalera, serio, mirando un punto fijo.

Había algo en él. Había una chispa que no podía ignorar. Había un rastro, un camino que quería seguir. Había un impulso más grande que Bale, más fuerte, más intenso. Había algo que no sabía y que ni siquiera podía describir.

Tal vez solo le recordaba demasiado a Jim.

—¡Por fin! —Fue lo primero que dijo, sobresaltando al rubio que se volteó al instante—. Pensé que nunca volvería a verte, gatito.

Los párpados de Min estaban tan abiertos que quiso reírse, pero se contuvo, resignándose con una simple sonrisa.

Había algo fascinante en sus ojos, en especial cuando la sorpresa se esfumó. Eran inusuales, a decir verdad, desde su forma hasta su color. Eran más rasgados que la mayoría y, aun si eran castaños, también eran más claros que el promedio, aunque todo en él era demasiado claro para ser cierto. Hart era tan pálido y tan rubio que parecía de porcelana, algo frágil, pero además algo precioso.

Que se vistiera de tonos azules no ayudaba mucho.

—¿Es necesario que siempre me asustes? —El chico reclamó, alzando el tono, mas no la voz.

Bueno, quizá no era tan frágil como pensaba.

As I already told you, no es mi culpa que seas un gatito asustadizo. —Se encogió de hombros y le dio un suave golpecito en el brazo, logrando que el rubio se encorvara y se alejara.

Era un verdadero gatito. Un gatito de cristal.

—¿Necesitas algo? —Su tono fue más firme que antes, más agotado.

—De hecho, estaba pensando que podríamos salir. ¿Qué dices?

—No puedo. Lo siento. —Había sonado tan robótico que Bale quiso burlarse, otra vez, pero su fuerza de voluntad todavía no se agotaba. Lo último que necesitaba era ofender a ese chico que parecía a punto de explotar, cada vez más frustrado con él.

—¿Por qué? —Fue todo lo que preguntó, manteniendo un gesto poco expresivo.

—Tengo que dar clases por la tarde. —Hart igual se encogió de hombros y enseguida le sonrió, luciendo bastante apenado—. De música. En una academia —agregó.

—¿De verdad?

—Ahora que lo pienso, sí suena como si lo hubiera inventado recién, pero no. Es una academia de música, ya sabes, para la gente que quiere dedicarse a eso. Es muy parecido a un intensivo común y corriente, aunque enfocado en otros objetivos, lo cual lo hace mucho mejor, ¿no?, al menos para mí. Las clases que doy allá son más profesionales que las que doy aquí y a los alumnos sí les interesan, así que me divierto bastante. Es el trabajo ideal.

—Pensé que los institutos abrían a las cinco. —No, eso no era lo único que había rescatado de su discurso, pero quizá sí era lo único que le interesaba en ese momento.

—Lo hacen. —Min asintió, esbozando otro tipo de sonrisa. Una más empática, tal vez. Una más social que sincera.

—¿Este igual?

—Sí, igual.

—¡Pero aún ni siquiera son las dos! Todavía alcanzamos a comernos algo en estas horas.

—Ya almorcé, gracias. —Agitó la cabeza y de nuevo le sonrió, avanzando un par de pasos como si eso fuera todo lo que iba a decir.

—También podemos tomarnos algo, ¡o simplemente conversar! —Lo siguió casi de inmediato, tratando de igualar su ritmo.

—Bien, bien. Tienes razón. —Entonces asintió, jugando con sus dedos. ¿Estaba nervioso? ¿Por qué estaba nervioso? Brennan jamás había pensado en sí mismo como una persona intimidante—. De todos modos, no puedo ir. Anoche no dormí muy bien y quiero descansar un poco.

Era suficiente. Incluso si le hubiese encantado conocerlo mejor, Hart se había negado las veces necesarias para que lo dejara en paz. Daba igual si una parte de él quería seguir hablando con el chico, tendría que aceptar la derrota, tendría que dejarlo ir.

—Bien, tú ganas, pero solo porque las siestas son sagradas.

—Gracias. —Min se volteó hacia él y, por primera vez, le sonrió de verdad, observándolo más fijo y por más segundos que de costumbre.

Pero... —Alargó las vocales y se paró delante del rubio, logrando que frenara—. Prométeme que saldremos uno de estos días, ¿sí?

Los ojos de Hart se abrieron, aunque no demasiado, y enseguida desvió la mirada.

—No te ofendas, Bale, pero no te conozco tan bien. Con suerte hemos hablado dos o tres veces y, bueno, no es como si hubiéramos dicho demasiado.

—Por eso quiero que salgamos: para conocernos.

—No veo por qué tenemos que salir para conversar. —El rubio de nuevo agitó la cabeza, lento, dando dos pasos hacia atrás—. Lo estamos haciendo ahora, ¿no? En un entorno mucho más seguro.

—No quiero secuestrarte —bromeó, aunque ni siquiera esa estupidez lo preparó para que su colega contestara:

—No me consta.

Esta vez, no pudo contener su carcajada, soltándola de un segundo a otro.

En el fondo, sabía que era un tema delicado y que su colega podía estar diciéndolo con toda la seriedad del universo, pero casi parecía un chiste. Sin importar su tono firme o la cara completamente inexpresiva que tenía en ese momento, igual supuso que estaba burlándose de él.

Tuvo que calmarse un poco antes de preguntar:

—¿Siempre eres así?

—Así... ¿cómo? —Su cara seguía tan ilegible que tuvo que controlarse.

—Precavido —optó por la ironía, aunque quizá no había utilizado su mejor tono considerando que Min solo le dijo:

—Soy una persona baja, delgada y debilucha. Tú eres alto, robusto y moviste un piano casi por tu cuenta. Tengo que cuidarme, ¿no crees?

—¿Supongo...? —dudó bastante, estirando la palabra mientras pensaba en su respuesta—. No tienes cómo saber que soy un tipo sensible, amable, capaz de ayudar a la gente que lo necesita y...

—Los asesinos también son capaces de fingir amabilidad, ¿sabías? Incluso podría ser parte de tu plan. Tal vez quieres ganarte mi confianza para luego matarme.

Brennan volvió a reírse, aunque con menos alegría, soltando un suspiro mucho más apagado.

Quizá Min era demasiado literal para su bien o quizá...

—Estoy jugando contigo. —El rubio entornó los ojos y soltó una leve carcajada, pasando junto a él. Entonces volvió a mirarlo—. Debiste ver tu cara. Está en mi top 3 de este mes.

—¡Eres muy malo! Por un segundo pensé que en serio creíste que yo... que tienes que cuidarte de mí.

—En el fondo, jamás se sabe. —Hart alzó los hombros y siguió caminando, dejándolo atrás tan rápido—. ¿Nunca has visto casos criminales? Te sorprendería lo malas que pueden ser las personas.

Pero yo soy profesor. —Al fin lo persiguió, dando varios saltitos hacia él.

—Y algunos son pedófilos. —El chico se giró por un instante y lo miró fijo, serio, haciendo que toda su mente diera vueltas. Jamás había pensado en eso—. Ya te dije: cualquiera puede fingir ser una buena persona.

—¿Incluso tú?

—Especialmente yo. —Estaba siendo sarcástico. Por supuesto que estaba siendo sarcástico—. Que tengas un buen fin de semana, Brennan —agregó después, sacudiendo su mano en el aire.

Cuando Min desapareció, él solo empezó a reírse, observando las nubes en el cielo.

Sí, era definitivo. Bale en serio quería ser su amigo.


⁎⁺◦✳︎


Era una locura, pero Brennan se pasó todo el fin de semana esperando volver al trabajo. No, era mucho peor que loco. Era una estupidez. Es decir, no solo odiaba ese colegio porque tenía un extenso historial con su director, sino que además odiaba los lunes, en especial si tenía que madrugar.

Aun así, ese día llegó más temprano que de costumbre, buscando a Min Hart en cada salón que podría estar (la sala de profesores y la de música, en realidad), pero nada. No se lo topó ni una vez.

Para el tercer bloque, ni siquiera lo había visto en los pasillos, aunque no era como si hubiese tenido mucho tiempo para pasear. Incluso cuando llegó su hora "libre", se la pasó calificando algunos ensayos que había acumulado, así que guardó toda su fe para el almuerzo.

Sonrió apenas lo vio sentado junto a su amigo.

Quizá sería una experiencia incómoda para los tres, pero Min le había dicho que se conocieran mejor, ¿no? Que conversaran dentro del colegio y no fuera de él.

El comedor definitivamente estaba dentro.

—¿Puedo sentarme con ustedes? —preguntó, aunque ya estaba corriendo una silla cuando los chicos le respondieron.

—No. —Ese había sido Hart, tan frío y cortante que a ambos le sorprendió que Kit le dijera:

—¡Claro que sí!

Tuvo que admitir que fue bastante divertido ver cómo el tipo se giraba hacia Min y lo regañaba con la vista, olvidando por completo que estaba evadiendo sus ojos antes de que Bale llegara ahí.

—¿Qué? —Fue todo lo que contestó el rubio, alzando una ceja.

Así que sus conclusiones eran ciertas. Hart era una persona cerrada, tal como siempre se había mostrado, mientras que el otro chico era más abierto a socializar, casi como cualquier extrovertido.

Entonces eran polos opuestos. Claro que sí. Siempre eran polos opuestos.

—Está bien, lo conozco. —Bale le restó importancia y observó al castaño, analizando su rostro en busca de alguna respuesta. Si no eran novios ni tampoco le gustaba Min, ¿por qué estaba actuando tan raro con su amigo? Era muy confuso—. Es un gatito arisco, aunque está mucho más sensible desde su discusión —presionó, esbozando media sonrisa.

El castaño lo miró con ojos grandes y expresivos, dejando entrever su asombro.

Eran tan distintos que quiso burlarse, o al menos mencionarlo, decirles que no podían ser tan diferentes. No solo era la neutralidad del rubio y la exageración del castaño, sino cada parte de ellos.

Min era el tipo más bajito y adorable que había visto en meses, con esos ojos agudos y afilados que en serio lo hacían parecer un gato blanco. El otro hombre, en cambio, era más alto y atractivo que él, con rasgos mucho más marcados. Tenía el pelo casi tan marrón como la piel, luciendo bastante más tropical que su amigo, con esos rizos poco definidos que le daban una apariencia relajada.

Si uno era la noche, el otro era el día. Invierno y verano. Frío y calor. Gatito blanco y Golden Retriever.

—Creo que Min nunca nos presentará... —comenzó, sabiendo que eso molestaría al rubio.

—Ambos son completamente capaces de presentarse a sí mismos —gruñó, viendo su plato en todo momento.

—... así que yo empiezo —continuó, esbozando media sonrisa—. La mayoría me dice Brennan, pero me llamo Bale. Profesor de marketing.

El castaño solo pudo abrir los ojos y examinarlo, pestañeando un par de veces.

—Él se llama Kit Marcy. —Min intervino, echándose un trozo de pollo a la boca.

—¿Tú eres el profesor que castigó a Cam hace un par de semanas? —El hombre se tardó varios segundos en hablar, aunque su sorpresa seguía intacta.

—Así es. Ese fui yo. —Asintió enseguida, riendo con poco ánimo—. No me digas que el director te obligó a cuidarlo. —Kit también agitó su cabeza de arriba hacia abajo, todavía en shock—. De verdad lo lamento. Yo me ofrecí, te juro que lo hice, pero su papá no quiere vernos juntos.

—¿Por qué? —El rubio por fin alzó la mirada hacia él, frunciendo las cejas.

—Es complicado —respondió, esbozando una sonrisa exclusivamente para Min.

—¿Eres cercano a la familia Grind? —Hart insistió, sus ojos aún fijos en Brennan.

—No diría que soy cercano a todos. —Soltó una risita incómoda y un suspiro, sabiendo que el interrogatorio no terminaría ahí—. Es decir, Jim es mi mejor amigo, pero jamás diría que soy cercano a sus papás.

—¿Qué hay sobre Cam? —De nuevo se trataba del rubio, eso le agradaba. Casi parecía como si al fin estuvieran teniendo una conversación—. ¿Dirías que es tu amigo o solo un conocido?

—No creo que él me considere su amigo, pero nos llevamos bien. —Min alzó una ceja y lo miró con más intensidad. Eso no respondía su duda—. Es el hermanito de mi mejor amigo, pero también lo quiero mucho. A él, como persona.

Ambos chicos asintieron, moviendo sus cabezas a la par.

—Entonces ¿por qué lo castigaste? —Kit fue el siguiente en cuestionarlo, luciendo más curioso que antes.

—Porque, incluso si somos cercanos fuera del colegio, sigo siendo su profesor.

—Creo que se refería a la razón. —Esta vez, Hart no lo miró mientras hablaba. En cambio, solo observaba su comida, buscando algunos vegetales que sacó.

—Ha faltado a marketing todo el semestre. Es decir, a mí no me importaba, puede hacer lo que quiera con su vida, pero él insistió. Dijo que era injusto que le diera un trato especial, que las personas empezarían a inventar rumores y... Sí, supongo que tenía razón.

Min asintió, pinchando un vegetal tras otro, y poco a poco fue sonrojándose. ¿Él también había pensado eso? No, claro que no. ¿Por qué se imaginaría algo así? No era como si él diera esa impresión, ¿o sí? ¿Por eso lo había ignorado tanto tiempo? ¿En serio creía que era Bale era el tipo de profesor que se acostaba con sus alumnos?

«Oh, no. Eso sí que no».

—Es decir, yo ni siquiera entiendo por qué a la gente le gusta romantizar o sexualizar esa clase de relaciones —continuó, hablando cada vez más rápido—. ¿Es que no se dan cuenta de lo dañino que puede ser para los adolescentes? Es como querer convencerlos de que eso está bien, de que es normal, de que deberían sentirse halagados si un profesor se fija en ellos y...

Se detuvo solo porque ambos amigos lo estaban viendo, fijo, nerviosos, mirando detrás de él.

Claro. Estaban en el comedor. Estaban rodeados de docentes.

—Es decir... —Sin embargo, continuó, bajando un poco su tono—. Sí, en realidad entiendo por qué es una idea tan atractiva. A la gente le gusta el juego de poder y todo eso. Lo prohibido, lo inmoral y lo incorrecto, pero yo nunca saldría con... él. No. No. Si hasta podría decirse que lo crie, así que... ¡no! Oh God, no.

—Me alegra oírlo. —Min esbozó una sonrisa bastante sincera y volvió a mirar su comida antes de que Brennan pudiera corresponderlo.

—A mí me alegra que te alegre —dijo, imitando al rubio tanto en el gesto como en la acción.

Era cierto. «Mierda», era tan cierto que Incluso suspiró, saboreando su almuerzo con un relajo que no sentía hace meses. Desde la primera vez que hablaron, quizá. Desde esa primera conversación que le había hecho pensar que el rubio tenía mucho más para ofrecerle.

Por eso levantó su mirada y buscó una en específico, sonriendo apenas sus ojos se toparon.

Fue un alivio que Hart lo correspondiera, aunque con timidez, sonrojándose otra vez.

—¿Cómo puedes ser tan tierno? —soltó sin siquiera pensarlo, concentrando todas sus fuerzas en evitar que sus manos fueran a parar al rostro ajeno. Tuvo que llenar su boca para lograrlo.

—Justo cuando empezabas a agradarme. —El chico entornó los ojos, de nuevo fijos en su plato.

—No digas eso —protestó cual niño, haciendo un puchero justo después. Min ni se molestó en verlo—. Me duele el alma de solo pensar que podría caerte mal.

—No me caes mal, pero tampoco bien. —Al fin le regaló una mirada, aunque corta, observando su comida antes de volver a mostrarle sus ojos—. Podrías caerme mejor si tragaras antes de hablar.

—Lo siento. —Se cubrió la boca y masticó, siguiendo su orden al pie de la letra—. Es que estoy tan emocionado por hablar contigo que se me olvida lo demás.

—¡Qué encantador! —Fue irónico, esbozando una sonrisa evidentemente falsa—. Solo intenta no mostrarme tu bolo alimenticio.

—Tus deseos son órdenes, gatito.

Hart apretó su tenedor con mucha más fuerza y arrugó la nariz, fingiendo que no le importaba el apodo incluso si su cuello y sus orejas empezaron a cambiar de color.

—Gatito. —Kit soltó una risa y lo miró, reaccionando un poco demasiado tarde. De hecho, casi olvidaba que también estaba ahí—. Tienes razón. Sí parece gatito.

—Es adorable. —Asintió y de nuevo se giró hacia Min, viéndolo tan fijo como pudo—. Lástima que tenga el carácter de un gatito viejo y mañoso.

—Por lo menos no tengo la personalidad de un Osito Cariñosito. —Hart volvió a rodar los ojos, aunque sin mirarlo. Su almuerzo siempre era la excusa.

—¿Se supone que eso es un insulto? —Bale lo provocó, comiéndose apenas un grano de arroz.

—No, claro que no. Solo digo que, si yo me parezco a un gatito, entonces tú te pareces a un oso. —Por fin alzó la mirada, clavando sus ojos directo en los de él.

—¿Sabes qué? Me gusta. —Le sonrió y asintió, moviendo la cabeza por un rato—. Es más, creo que deberías empezar a decirme así, ¿qué opinas?

Min se sonrojó, otra vez, abriendo la boca para reclamar justo cuando Marcy le preguntó:

—¿Estás coqueteando con él? —Sonaba sorprendido, o al menos un poco curioso.

—No, solo quiero ser su amigo. El problema es que solo yo quiero ser su amigo.

—¿Su amigo? —El castaño repitió con cierta duda, casi como si no lo hubiera escuchado—. No sé si ya lo notaste, pero Min es muy introvertido. Odia salir de su casa tan seguido y casi nunca empieza una conversación.

—Bale no te pidió los detalles.

—Por el contrario. —Sacudió la cabeza y le dio otra sonrisa, solo para él, intentando agradecer su gesto—. Cualquier ayuda me serviría en este momento.

—Te aconsejo que vayan a un lugar tranquilo. Puede ser una cafetería o un parque, aunque la verdad es que ir a su casa siempre es la mejor opción. Como te dije, Min no es muy bueno para salir.

—Kit, no...

—¿Algún consejo sobre la comida? —Brennan volvió a ignorar al rubio, sus ojos fijos en Marcy.

—Depende del día. —El castaño asintió—. La verdad es que le encantan las cosas dulces, desde los pasteles hasta los chocolates, pero, si quiere algo salado, opta por el sushi o por la pizza. Jamás por las hamburguesas.

—¿Por qué? ¿No le gustan?

—Sí, pero es más difícil encontrar una combinación que le guste. Por eso tienes que elegir algo que tenga muchas opciones, como dos pizzas diferentes o varios rollos de sushi.

—Tal vez ustedes deberían ser amigos. —El rubio gruñó y volvió a rodar sus ojos, comiéndose un trozo de pollo.

—No digas estupideces. —Kit rodeó la espalda de Min y lo acercó, dejando varios golpes en su hombro—. Ya verás que tarde o temprano serán inseparables. A mí me costó varios meses, pero nunca me he arrepentido.

Bale les dio una sonrisa, perdiéndose poco a poco en su mente.

Si de verdad eran tan inseparables como decía, ¿por qué ya no se notaba tanto como antes?



[ 3265 palabras ]
[ 25.01.2025 ]

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