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Al llegar a Japón para continuar con la gira, el aeropuerto estuvo lleno de gente. A pesar de que había seguridad y de por sí los fans eran bastantes respetuoso con la distancia que debían mantener, Mina se sintió totalmente asombrada por la recepción tan cálida hacia ellas.

Debido a unos asuntos que decidieron no entrar en detalle con los fans, Minho y Jisung tuvieron que regresar a Corea, así que ahora solo eran Dahyun, Sana, Mina y Chaeyoung.

— Esto es una locura, el público japonés es el más difícil de conquistar y tú lo hiciste en un segundo. Eres asombrosa, Mina — dijo Chaeyoung mientras caminaba junto a ella, tomándola de la mano para ser guiada por el camino hacia la salida.

— Soy japonesa, Chae, es por eso. No es la gran cosa igual — respondió, restándole importancia de inmediato.

Las cuatro chicas ya no tenían manos para tomar todos los regalos que sus fans les habían traído al aeropuerto. Todo era tan increíble que incluso de camino al hotel las cuatro charlaron emocionadas por los carteles, cartas y peluches que habían recibido.  

— Por cierto Sana, Somi me llamó y dijo que ya movió las entrevistas así que puedes irte tranquila. Me pidió que te diera esto y... esto — le sonrió Chaeyoung a la pelirosa mientras sacaba una tarjeta que era la llave de la habitación de hotel donde iban a hospedarse.

— Gracias, regresaré mañana primera hora, solo quiero ver a mis padres y estar un rato con ellos — explicó y Chaeyoung asintió

— Lo sé, nos vemos mañana entonces, pásala bien — Sana sonrió en respuesta y luego volteó a ver a Dahyun quien observaba su teléfono sin despejar la vista de este ni por segundo — Dubu, ¿no quieres acompañarme? — se animó a preguntar, Dahyun levantó su vista hacia ella, luego hacia Mina y Chaeyoung para finalmente negar

— Estoy cansada, me gustaría dormir temprano, mañana tendremos un día ajetreado — fue su respuesta, que más sonaba como una excusa

Sana asintió, un tanto desilusionada, y finalmente se despidió de las tres, dejándolas en la recepción del hotel.

— Esta es tu habitación, Dubu — le dijo Chaeyoung entregándole la tarjeta —. Estás en el mismo piso que Sana. Nosotras estaremos en el piso de arriba, realmente no sé por qué no estamos todas juntas, pero bueno, Bangchan fue el que hizo las reservaciones — Dahyun asintió tomando la tarjeta.

Chaeyoung también le dió una a Mina y las tres caminaron hacia el ascensor mientras charlaban sobre el lugar.

— ¿Y qué harán ustedes dos? ¿Irás a visitar a tus padres, Mina? — preguntó Dahyun inocentemente mientras las puertas del ascensor se cerraban con ellas dentro.

Mina se encontraba en un dilema interno. A pesar de extrañar a sus padres y de no tener noticias de ellos desde hacía mucho tiempo, no podía evitar sentir un miedo muy grande ante la idea de enfrentar su posible enfado o decepción. Ya los había hecho pasar por eso en todas las audiciones fallidas que tuvo y todas las series que no alcanzaron el éxito esperado. El solo pensamiento la aterraba, y su temor le decía que no se reuniera con ellos, pero también sabía que no podría ocultarse para siempre: su rostro y el de Chaeyoung estaban en algunos carteles a lo largo de toda la ciudad, debía enfrentarlos tarde o temprano.   

— Iré en un rato, luego de acomodar mis cosas en la habitación — dijo Mina con una leve sonrisa.

— Suena bien, ¿tú qué harás, Son? — preguntó ahora hacia Chaeyoung quien dudó de su respuesta.

— Probablemente vea alguna película y luego me quede dormida — respondió la rubia con una risita.

Mina se quedó pensativa y luego se acercó tímidamente a Chaeyoung, con un leve rubor en sus mejillas que ninguna de las dos presentes comprendía realmente. Dahyun se cruzó de brazos y con una sonrisa las miró, quizá suponiendo lo que iba a pasar.

— Chae, ¿qué te parece si visitamos a mis padres las dos juntas? Tal vez pueda presentártelos y así cenamos algo tradicional japonés. De esa forma no te sentirás sola y podremos regresar al hotel juntas, ¿qué opinas?  — propuso Mina con timidez.

— En ese caso acepto tu invitación, pero solo lo hago por la comida

Dahyun les lanzó una mirada cómplice antes de dar media vuelta, levantar su mano como despedida y comenzar a alejarse

— Ustedes dos son la definición de amor lésbico. ¡Suerte con tus futuros suegros, Chaeyoung! — bromeó, alzando su voz antes de marcharse.

— ¡Gracias, Dubu! — respondió Chaeyoung con una sonrisa, mientras Mina negaba entre risas, ya se había acostumbrado a las bromas y el constante emparejamiento con la rubia, así que solo se lo tomaba con humor.

Definitivamente tener a alguien a su lado era lo que más necesitaba para lo que iba a venir pronto.

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Después de dejar sus cosas en las habitaciones, ambas se vistieron y fueron escoltadas por unos guardaespaldas, que Bangchan designó de emergencia al darse cuenta de lo populares que eran en esa ciudad, hasta que subieron a un auto con lunas polarizadas y fueron llevadas a la casa de los padres de Mina.

Durante todo el camino Chaeyoung admiraba las calles de Japón y escuchaba atentamente las anécdotas de Mina quien recordaba todos aquellos lugares en los que había vivido gratos recuerdos de su infancia y adolescencia.

— Llegamos — anunció uno de los guardaespaldas, estacionando el vehículo fuera de la casa.

El corazón de Mina se aceleró al ver las luces encendidas en la sala de estar, indicando que de hecho sus padres estaban en casa y no tendría excusa para irse.

Chaeyoung rápidamente notó la preocupación de la japonesa al verla ida por algunos segundos, así que sin dudarlo tomó su mano con cariño y la acarició lentamente

— No estarás sola, yo estaré a tu lado y ten por seguro que nos iremos si es necesario, aunque realmente espero que ese no sea el caso  — aseguró Chaeyoung con una sonrisa reconfortante.

— Lo sé y te agradezco por eso, pero solo quiero advertirte que mis padres son un poco bastante conservadores. Lo siento si dicen algo inapropiado sobre ti o sobre mi, enserio lo siento desde ahora — dijo Mina con preocupación.

— No te preocupes, he lidiado con adultos que quieren imponer sus ideas antes. Ahora vamos, estoy ansiosa por conocer al famoso y apuesto Ray Chan — respondió Chaeyoung con entusiasmo mientras bajaban del auto.

Mina rió y la siguió hasta estar frente a la puerta de la casa. Unos toques bastaron para que la figura de su madre se asomara y una expresión de asombro se dibujara en su rostro.

— Es un gusto verte, mamá — dijo con sinceridad, sin poder leer la expresión de madre. —. ¿Podemos entrar?

La puerta se abrió por completo y ambas chicas entraron luego de darse una mirada de apoyo entre ellas.

Apenas pudieron dar unos pasos dentro porque un alegre y juguetón perrito salió corriendo hacia ellas, moviendo la cola con entusiasmo y ladrando con alegría.

— Ray, tranquilo — exclamó Mina entre risas, tratando de contener la emoción del cachorro que no paraba de mover su cola con alegría.

Pero, de hecho, Ray apenas le prestó atención a Mina, pues estaba completamente atraído por la presencia de Chaeyoung. Tanto así que corrió hacia ella y comenzó a dar vueltas alrededor de sus pies, emitiendo pequeños ladridos de felicidad.

Chaeyoung se agachó para acariciar al perro, riendo mientras él lamía su mano con afecto. Mina observaba la escena con una sonrisa, sintiendo cómo su corazón se derretía ante la adoración instantánea que Ray mostraba hacia Chaeyoung.

— Oh, parece que te has ganado el corazón de Ray enseguida — comentó Mina, sorprendida por la conexión instantánea entre su querido perro y Chaeyoung.

Chaeyoung acarició suavemente la cabeza de Ray y le dedicó una sonrisa. — Parece que nos llevaremos muy bien, ¿verdad, Ray? — dijo con ternura, recibiendo un ladrido afirmativo como respuesta.

La escena enterneció aún más a Mina, pero aquella alegría duró muy poco cuando su madre las sacó de su pequeño momento.

— ¿Cuándo regresaste a Japón, hija?

— Hoy mismo, casi al medio día aterrizamos — respondió mientras se acomodaba en el sofá junto a Chaeyoung, aceptando la invitación de su madre para sentarse frente a ella en la sala de estar.

— Ya veo, ¿y con quien vienes hoy acompañada? — preguntó con una sonrisa forzada, mirando a Chaeyoung con una mezcla de curiosidad y desaprobación.

Era hora de comenzar.

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