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La sensación era extraña.

Las relaciones románticas no son algo que Park Jimin considere como parte de su vida, para él esas cosas solamente se trataban de algo pasajero, podía verlo en su familia, su madre se trataba de una mujer que lo tuvo a sus apenas dieciocho años, la cual siempre le dijo que por enamorarse había quedado embarazada, al principio no lo comprendía del todo, pero pudo apreciarlo después. Su madre se enamoraba con facilidad de los hombres atractivos y que le prometían que bajarían la estrella más brillante para ella. A lo largo de su adolescencia Jimin logró conocer a diferentes tipos que intentaban tener una relación con su madre, ellos siempre se mantenían con sonrisas llenas de falsedad, le prometían a su madre que serían el hombre ideal y eso le fastidiaba, claro hasta que llegó uno del cual quizás no debido aprender ciertas cosas.

Su nombre era Cha Dongyul, el tipo se trataba de un hombre que demostraba carisma, siempre le regalaba flores a su madre y le demostraba con pequeños detalles que la "quería" claro que Jimin siempre le gustaba mirar las acciones de aquellos hombres que siempre se acercaban a su madre, y de alguna forma le gustaba lo que hacia Dongyul, porque nada parecía ser falso por lo que no pudo evitar darle su aprobación, pero no le dijo nada a su madre. Jimin comenzó a acercarse al tipo, quería saber más cosas de él, y saber sobre como lograba ganarse el corazón de su madre, esa fue la peor decisión que pudo haber tomado.

Dongyul se trataba de la perfecta definición de un gran actor, inclusive podía ser considerado como alguien que podía ser participe de series de televisión sin ningún problema. Dongyul le mostro que mientras mantuvieras tus verdaderas emociones escondidas y le sonrías a la otra persona lo más auténticamente posible, podías obtener lo que quisieras, Jimin no podía creer en esas cosas, pero los consejos de Dongyul consistían en simples cosas que tarde o temprano podía manejar a la perfección.

"Es fácil mostrarse interesado en alguien, sólo sonríe, mírala a los ojos, habla con ella, acércate a ella, muestra que te interesa, aprende a escuchar, no hables mucho, mira los labios, y verás lo que pasa."

Cuando Jimin había escuchado aquello, no lo creyó del todo, pero quiso aplicarlo, y más temprano que tarde lo hizo, a sus quince años de edad logró que la chica más atractiva de su salón de clases lo besará, logró que ella quisiera pasar tiempo con él, logró inclusive que se acostará con él, Jimin no sentía nada por ella, ni siquiera llego a tenerle cariño, solamente había querido probar aquellos consejos que Dongyul le había dado ¡y vaya que funcionaron! Por supuesto dejo a la chica, ella fue la primera en darle una bofetada muy fuerte, pero le importo poco aquello, ni siquiera le importo el hecho de que se la pasará llorando.

Aquella chica fue el inicio de una cadena a la cual por supuesto Park Jimin no estaba dispuesto a romper, pronto su mala fama se dio a conocer poco a poco entre hombres y mujeres de toda la escuela, pero al parecer eso no servía de mucho, no importaba a cuantas personas él haya tenido debajo suyo parecía que ninguna era capaz de entender con claridad que debían alejarse de él, y eso le gustaba, podía tener a quien quisiera en sus manos y sin involucrar los sentimientos de por medio, porque el amor era ridículo para él, aunque...

Ahora las cosas parecían ser diferentes.

Para Jimin, Min Yoongi era esa clase de chico que podía ser una sombra entre las multitudes, jamás se había enterado de su existencia hasta que comenzó a ligar con Kuyng.

Kuyng siempre le gustaba hablar de sus amigos, sobre todo de Yoongi, le hablaba de como siempre se mostraba molesto, de la ironía de sus palabras, de como detestaba llegar temprano a clases porque no podía dormir más de ocho horas, jamás le hablo de que Min Yoongi lo odiaba, y a pesar de que la mayor parte de las veces Jimin trataba de ignorar las habladurías de Kuyng, pues no le parecían importantes, no podía evitar escucharlo hablar de Yoongi, pues ese chico parecía ser interesante, pero claro sólo creía eso, nada fuera de lo común.

Por supuesto Jimin no esperaba que su camino se entrelazará tanto con Min Yoongi, pero a veces el destino tendía a jugar sucio muchas veces, y está era una de sus jugadas, y claro que Jimin había aceptado que aquella maniobra era una estrategia sumamente buena, porque había perdido y no estaba molesto por ello. Puede que en un principio su interés por vengarse era lo que más lo tenía al lado de Yoongi, pero no pudo evitar mirar más allá, de alguna forma no entendía que es lo que veía en ese chico que le comenzó a atraer más y más de un de repente, porque pensaba en él y sonreía divertido, la mención de su nombre le parecía de lo más interesante, y molestarlo hacia que se animará más, lo mantenía más despierto que nunca, y eso le sacaba de quicio, porque no lo entendía.

Jimin buscaba una respuesta a su única pregunta ¿por qué Yoongi le interesaba tanto? Pensaba que nunca iba a obtener una respuesta clara, pero la obtuvo, aquel día en que Yoongi le menciono que sabía lo de su plan, lo de su venganza, ni siquiera Jimin ya pensaba en eso, no le importaba, pero Yoongi se mantenía a la defensiva por esa razón, y es allí cuando no pudo evitar mirar aquellos delgados labios que parecían decirle a cada palabra que los besará, y no lo evito, quiso probar los labios de Min Yoongi, jamás había deseado algo con tanto fervor en su vida hasta ese momento.

Y cuando los beso, supo lo que le estaba pasando, los sentimientos fueron más que claros, Min Yoongi había logrado lo que creyó solamente era una ridícula fantasía sacada por los cuentos de hadas, se había enamorado.

—¿Podrías dejar de mirarme de una buena vez? —mascullo Yoongi entre dientes, estaban en su casa, y Jimin en todo ese tiempo no había parado de mirarlo, y según él las palabras dentro del libro estaban más interesantes, Jimin dejo de mirarlo y carraspeo la garganta.

—Te equivocas, no es como si fueras tan interesante como para mirarte todo el tiempo —Yoongi elevo una ceja al escucharlo—, no te creas tan valioso.

Yoongi rodo los ojos.

—Eres un pesado —menciono Yoongi—, y no finjas, sé que me estabas mirando, y deberías de parar, porque no me gusta que un neandertal como tú se me quede mirando como idiota.

—¿Nender qué? —Yoongi bufo divertido por la pregunta.

—En verdad que tienes el cerebro de una medusa —dijo Yoongi.

—Pero ¿no se supone que esas cosas no tienen cerebro?

—¡Exacto! Igual que tú, Park —Yoongi se irguió orgulloso por su comparación—, ahora deberías de concentrarte más en el estudio y dejar de estar payaseando.

Y Yoongi volvió a seguir resolviendo algunos problemas matemáticos que estaban logrando sacarle canas verdes debido al dolor de cabeza que estaba sintiendo, pero era mejor distraerse en aquellos problemas matemáticos que prestarle atención a Jimin, porque sinceramente se sentía desfallecer por aquel idiota que solamente se la pasaba mirándolo, era mejor disimular que no le prestaba atención a su presencia a pesar de que se encontrasen a medio metro de distancia uno del otro, pero quería evitar a Jimin, tenía que hacerlo, si lo hacía esos tontos sentimientos que querían emerger se irían y por fin lo dejarían tranquilo.

Aunque era difícil concentrarse en realidad, y Jimin no ayudaba con su mirada.

—Park —Yoongi lo veía de reojo—, deja de mirarme, pareces acosador.

—Mirar no esta mal —dijo Jimin y Yoongi volvió a mirarlo—. ¿Qué?

—Me incomodas, ¿bien? —Jimin sonrió ladino.

—¿Qué? ¿Acaso provoco cosas en ti, gatito? —elevo repetidas veces sus cejas mientras le sonreía y Yoongi frunció la nariz en disgusto, porque las palabras de Jimin eran ciertas, pero por supuesto Yoongi jamás lo admitiría.

—Me das asco, eso es lo que me provocas —una gran mentira, pero Yoongi jamás lo admitiría—, deja de hacerlo, o te echaré de mi casa.

—Pues tu sonrojo me dice otra cosa —el cuerpo de Yoongi se paralizo al escuchar esas palabras. Trago pesado, ¿estaba sonrojado? No, no era posible, ¿o sí? Por inercia llevo sus manos a sus mejillas para taparlas, la calidez en su piel se sentía normal, es más sentía que ahora mismo se estaba sonrojando solamente con ese comentario y lo odio porque la risa de Jimin se hizo presente—, ¡Por todos los cielos, Yoonnie! —soltó una risa—. Pareces una linda fresa en estos momentos.

—¡Cierra la boca, idiota! —exclamo Yoongi molesto, porque Jimin había logrado sonrojarlo de inmediato y lo odio por eso—. En verdad que eres insoportable.

—Pues si hablamos de insoportables, tú eres quien se lleva el primer lugar —cruzo sus brazos sobre su pecho—, no sé como te aguantan tus amigos, llevo menos de dos horas contigo y ya me has insultado más de diez veces.

—Eso es porque te lo ganas como un buen trofeo —dijo Yoongi entre dientes—, además tú eres insoportable, Park, tu mirada no me deja concentrarme.

—¿Por qué? —Jimin frunció levemente el ceño, no dejaba de sonreírle.

—Porque no soporto las miradas de otros encima de mí.

—Pero si siempre te encanta sostener la mirada, jamás la bajas —Yoongi no dijo nada, porque era verdad—, me ves siempre con indiferencia y cuando te gusta discutir no dejas de mirarme a los ojos, ¿por qué ahora sería diferente?

Sí, ¿por qué?

Había una razón, Yoongi sabía la respuesta, le avergonzaba tener la mirada del chico que le gusta sobre él, porque se sentía observado, porque sentía que debía acomodar su ropa, porque quería verse en un espejo para comprobar si se veía lindo para él, y eso es lo que más le fastidiaba.

—S-sólo deja de mirarme.

—¿Por qué?

Jimin quería escucharlo, quería saber si Yoongi estaba interesado en él, lo necesitaba saber.

—Porque es incomodo.

—¿Por qué?

—¡Ya deja de hacer esa estúpida pregunta! —el sonrojo en las mejillas de Yoongi no quería desaparecer.

Jimin soltó una suave risa, esto sería más difícil de lo que pensó, pero no le importaba, ni siquiera si tendría que esperar mucho tiempo para obtener algo de Yoongi, estaba dispuesto a esperar el tiempo que sea con tal de que Yoongi le dijera que siente lo mismo que él.

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