—¡Buenos días, gatito! —Yoongi soltó un largo resoplido, no tenía muchas ganas de discutir con ese idiota, no por ahora.

Había pasado toda la noche sintiendo totalmente miserable por lo que paso con Jungkook, y por supuesto casi la mayor parte del tiempo lo maldecía en sus adentros, esperaba no enfermarse, ya había sido suficiente con tanto enojo, y es que la sola presencia de tanto Jimin como Jungkook lo hacían querer arrancarse los cabellos con fuerza, pero debía tranquilizarse, hoy no necesitaba tener que escuchar la estúpida voz de Park, pero bueno, ese chico parecía querer fastidiarlo todo el tiempo.

—Buenos días... —murmuro por lo bajo y siguió con su camino, pronto comenzarían las clases, así que necesitaba darse prisa, detesta las clases de literatura y más si tienen que hablar sobre las estructuras de algunos textos, y es que el profesor hablaba con una voz que lograba adormecerte a la primera oportunidad, pero bueno, tenía que soportarlo.

Jimin al ver el rostro de Yoongi no pudo evitar sentirse levemente extrañado, hizo una pequeña mueca, ¿acaso le pasaba algo a Yoongi? Usualmente a estás alturas ya habría sido insultado por Yoongi más de tres veces, pero parecía que ahora alguien había apagado por completo al verdadero Min Yoongi, parpadeo un par de veces y se dispuso a seguirle el paso.

—Hey, gatito —canturreo levemente, pero Yoongi no lo miro—, ¿sabes? He notado lo bien que te ves cada que utilizas ropas más holgadas, inclusive te ves más adorable —Jimin quería ver su reacción, Yoongi siempre es impulsivo, pero ahora parecía que no quería sacar sus garras para atacarlo.

—Que bien —dijo Yoongi dando un largo suspiro.

—¿Qué bien? —Jimin sacudió su cabeza levemente, y avanzo unos pasos más, pasando de largo a Yoongi para después colocarse justo frente a él, impidiéndole el paso, Yoongi detuvo sus pasos, y miro a Jimin—. ¿Estás bien?

Yoongi elevo ambas cejas ante esa pregunta.

—¿Por qué no iba a estarlo? —rodo los ojos, no estaba de humor.

—Bueno —sonrió levemente—, no me has insultado ni siquiera una vez —Yoongi dejo de mirarlo—, y por lo que sé, tú me odias.

—¿Y?

—Este que esta aquí, no es mi gatito gruñón —Jimin se veía sereno ante él.

Era extraño, tener a la persona que tanto detestas preguntándote si estás bien, es tan extraño como escuchar a un pavo real cantar, sí, muy extraño, pero Yoongi no sabía a que se debía tanta preocupación, era extraño, Jimin es muy extraño.

—¿Podrías quitarte de mi camino, por favor? —Jimin abrió sus ojos en grande al escuchar eso.

—Por amor al cielo —Jimin no dudo en tomar a Yoongi por los hombros y sacudirlo levemente—, ¿quién eres y que le hiciste a mi gatito gruñón?

—¡Ya! —Yoongi soltó un bufido, frunció el ceño levemente y se removió para apartar las manos de Jimin—. Sólo no estoy de humor, Park.

El mencionado sonrió levemente, allí estaba Min Yoongi de nuevo, pero claro, como el chico le había dicho, todavía tenía esa cara de pocos amigos, algo ausente y sumamente deprimente para su gusto, nunca se imagino que verlo de aquel modo sería tan disgustante para él, porque siempre ha visto a Yoongi muy animado, un chico que ni siquiera por la más mínima humillación bajaría la cabeza, no, Yoongi siempre se mantenía orgulloso de sus actos y amaba insultar a las personas que le sacaban de quicio como Park Jimin por ejemplo.

—Bueno, entonces —Yoongi elevo una ceja—, hay que levantarte ese humor, ¿no crees?

—Atrévete a hacer algo, y te patearé —la voz de Yoongi había salido tan apagada, que Jimin no sabía si creer en esa amenaza suya, así que se limito a reírse—, no te dije ningún chiste, Park, hablo en serio.

—Y yo también —relamió sus labios—, mmm, ¿qué me harás si hago esto? —Jimin de inmediato acerco su mano hacia el rostro de Yoongi, y con su dedo índice, pico la mejilla derecha de Yoongi, haciéndolo rodar los ojos, volvió a hacerlo, una y otra vez, esperando su reacción—. ¿No te dan ganas de golpearme?

—Sí —dijo Yoongi entre dientes—, pero no tengo ganas de pegarte —Jimin se encogió de hombros y siguió con sus acciones—, ¿podrías parar? Es molesto.

—Pero por lo menos insúltame o has algo para impedirlo —Yoongi rodo los ojos, y Jimin se limito a soltar un suspiro—, definitivamente estás decaído, ¿qué te gusta, Yoongi?

—¿Qué?

—¿Qué te gusta? —Yoongi parpadeo un par de veces—. Me refiero a que te gustaría comer, puedo comprarte algo, un café, una bebida energética, un pastel, no sé, joder, el chiste es que no me gusta verte así.

—Deberías estar feliz —Yoongi aparto la mirada de él—, no te gusta que te insulte o golpee, así que no sé porque estás de insistente en que me comporte como siempre cuando puedes descansar de...

Jimin lo interrumpió.

—Estoy de insistente porque no me gusta verte así —Yoongi definitivamente pensaba que Jimin estaba totalmente loco—, ahora, deja esa actitud tan decaída, y regálame tu mejor insulto.

—Jimin...

—¡Vamos, Min! Hazlo de una maldita vez.

—Estás demente —soltó un nuevo bufido—, no quiero insultarte, búscate a tus amigos para que lo hagan, y déjame tranquilo.

—Te llevaré a la enfermería.

—¡Ni siquiera estoy enfermo!

—Pues parece que lo estás.

Yoongi no podía creer en esto, no tenía tiempo para seguir allí con Park Jimin y sus tonterías, se estaba comenzando a molestar, y no quería estar molesto, no ese día, pero ese chico si que estaba logrando que se sintiera cada vez más enojado, apretó sus manos formando puños y por fin y sin más, se decidió a insultarlo.

—¡Por todos los cielos, sólo lárgate de mi maldita vista, Park!

Por supuesto, Yoongi no se espero lo siguiente, y es que Jimin no pudo evitar sonreír en grande al escuchar a Yoongi, y eso había desconcertado demasiado al de piel más pálida.

—¡Sí! —dijo Jimin y sin esperar más coloco su mano sobre los cabellos de Yoongi para después revolverlos un poco, despeinándolos en el proceso—. Allí esta mi adorable gatito gruñón.

—Púdrete —dijo Yoongi, pero al parecer ni el peor de los insultos lograría quitarle la estúpida sonrisa a Jimin.

Yoongi debía admitirlo, insultar a Jimin era su mejor método para sentirse mucho mejor, de algún modo, el idiota de Park Jimin, había logrado que se sintiera mucho mejor y se olvidará por completo del asunto por el cual estaba sumamente triste.