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Primera parte


Louis y Harry, se conocieron cuando ambos eran unos niños, Louis de catorce años y el pequeño rizado de doce años. Eran vecinos, nuevos vecinos de hecho.

Después del desastroso divorcio que había vivido la madre de Louis, Connie. La pequeña ciudad de Doncaster parecía un refugio para la omega y sus cuatro hijos.

Cajas por doquier se asomaban en la sala de la casa, Lottie refunfuñaba sobre que, su ropa había sido extraviada en la mudanza.

—Cariño— Connie hablo, en sus manos sostenía platos que debían de ser acomodados en la cocina, —hay mucho por hacer, por favor compórtate.

—Mamá— se quejó la adolescente doce años, su cabello rubio revoloteaba sobre sus hombros y sus ojos azules se manchaban de lágrimas brillosas —Odio esto, quiero regresar a casa.

La niña rubia subió a la segunda planta con su semblante molesto, y con fuertes pisotones resonando en la casa.

—¿Sabes que no levantare eso? — Louis, su primogénito responde, sus dedos se mueven rápido en el aparato electrónico, su cabello castaño cubierto por el gorro de su hoodie.

—Ni nosotras— es el turno de Daysi decir, una de las hermanas menores de Louis. Soltando un suspiro agotador, Connie camina hacia las cajas abandonadas y comienza a acomodar la ropa dentro de la caja.

Es decir, su vida es un asco. Es una madre soltera de cuatro niños, dos preadolescentes y dos pequeñas gemelas que son demasiado jóvenes para seguir preguntando en por qué su papi no ha ido a casa, y la omega esta tan cansada de su vida.

Quizás podría seguir lamentándose sobre lo patética que es su vida, sin embargo, el timbre de su nueva casa es tocado varias veces con impaciencia.

Con un suspiro termina de guardar las ultimas prendas de Lottie, y le hace un ademan a su hijo para que vaya a abrir la puerta. Con gruñido Louis, el joven adolescente se levanta con pereza del sillón y abre la puerta topándose con una mujer de la edad de su madre.

Tiene uno ojos verdes, y su cabello es cobrizo con rizos adornando su rostro redondo.

—Cariño—, lo saluda con una sonrisa amable y en su rostro refleja confianza de alguna manera. Su olor es demasiado fuerte, fresas y zarzamora. Es una omega claramente. —¿Esta tu madre en casa?

Louis asiente y mira el pan de elote que la mujer lleva en sus manos, abre la puerta un poco más.

—Hola—, Connie saluda lentamente —Me llamo Connie.

La desconocida asiente y estira sus brazos. —Oh, Connie que nombre tan lindo. Soy Dinna, tu vecina justo a un lado— mira al costado de la casa, — Oh, dios mío mi jardín luce desastroso pero querida no me culpes, es ese gato de la señora Norris. O, pero bueno, me encantaría darte cordialmente la bienvenida al vecindario.

Connie sonríe por primera vez en mucho tiempo, —Que encantadora, estoy segura de que los niños lo amaran.

Y cuando, hace la mención de niños un pequeño carraspeo se escucha, es diminuto y los ojos azules de Connie y de Louis se percatan de un niño detrás de la encantadora omega. Su cabello al igual que el de su madre es cobrizo y rizado, tiene ojos verdes con mejillas sonrojadas y cubiertas de tierra.

—Oh, cierto, lo siento mi cielito— Dinna le ofrece una sonrisa tranquilizadora al niño de ojos verdes que mira a Louis con bastante intensidad— Él es mi pequeño retoño de nombre Harry.

—Hola, tengo doce años. Me gusta mucho jugar con mi hermana Gemma que tiene dieciséis años, pero ella casi nunca le gusta jugar conmigo, dice que prefiere estar con sus amigos de la escuela, también me encanta cazar insectos, pero no para matarlos, nunca haría algo así. Yo los cuido mucho, te puedo enseñar las casitas y también me gusta jugar futbol— Harry ofrece su balón sucio hacia el otro niño, esperando que lo tome.

—Vaya— Connie dice con una sonrisa, con su mano libre empuja a su hijo —, Lou preséntate con Harry.

—Mamá — se queja el niño de cabellos castaños, en su mano todavía lleva su videojuego encendido y la partida brilla en pausa, —Hey, me llamo Louis, pero mis amigos me dicen Tommo.

—¿Quieres ir a jugar? Hay una cancha de futbol cerca de aquí. Mamá siempre me deja ir solito a jugar ¿Di que sí por favor?

Y aunque el pequeño Louis de catorce años, no deseaba pasar el día llenándose de tierra con un niño menor a él. De alguna manera termino haciéndolo.

Connie le dio un asentimiento y después de que Dinna le besara las mejillas a Harry, los niños partieron camino a las canchas.

—¿Te gusta el futbol Louis?

Louis asintió y se detuvo para abrir la reja de la entrada a las canchas. —Si, creo que soy algo bueno, aunque también me hubiera gustado estar en casa, me gustan los video juegos.

Harry, fue el primero entrar. —La próxima ver podemos ir a mi cuarto. Tengo una consola, pero solo hay dos juegos, creo que es uno de Luchas y el otro de Mario Bros.

•••

Era un caos, alarmas sonando por donde quiere, pitidos producidos por las maquinas, y sobre todo sollozos de los familiares. Sin embargo, para Niall Horan era un día más en su vida laboral, como un enfermero en el área de urgencias.

Le gustaba, amaba trabajar bajo la presión de poner todos sus conocimientos en prácticas para salvar una vida.

—¿Qué tenemos? —Le pregunto al paramédico que comandaba la camilla y sobre ella un hombre, un adulto joven. Estaba canalizado y sobre su frente una herida abierta y cubierta de cristales incrustados.

El paramédico, levanto su tabla de notas. —Masculino de posiblemente treinta años, signos inestables e inconsciente cuando llegamos al lugar. Sufrió una volcadura en su automóvil.

Niall asiente. —Necesitamos estabilizarlo lo más pronto posible—, se acerca al joven y abre con cuidado uno de los ojos y con su lampara intenta buscar alguna reacción en las pupilas sin embargo estas están completamente diferentes. —Pupilas anisocorias, llamen al doctor Malik inmediatamente.

Mira al paramédico, —¿Necesitas alguna firma?

El hombre asiente, y le da la nota para que Niall la firme en recibido.

—¿Qué pasa? — Malik pregunta, jefe de urgencias. Su semblante luce cansado sin embargo sus ojos se encuentran escaneando los informes del paciente. —Necesitamos a neuro. Su saturación sigue bajando y me preocupa una hipoxia cerebral.

Niall lo mira, —Sus pupilas son anisocorias. Me temo que, —sin embargo, prefiere no mencionarlo. Como personal de urgencias, la muerte era una constante en su vida.

Sin embargo, en situaciones como estas, siempre era una pena mencionarlo.

—¿Ha respondido neuro? — Malik pregunto, en dirección del equipo que conectaba al joven. —Quiero la opinión de neuro antes de declararlo ¿Saben si tiene familiares?

—El jefe está en cirugía, pero el doctor Slow vendrá a revisarlo.

Malik asintió. Aiden Slow era uno de los neurocirujanos mejor preparados y la mano derecha del jefe.

—Necesito que me notifiquen inmediatamente que piensa Slow. Por lo tanto, comiencen a sacar los laboratorios lo más rápido posible.

El cuerpo del hombre fue movido de urgencias. Y en el transcurso del camino, se sumó el joven omega de ojos grises de nombre Aiden.

—¿Es el paciente de Malik?

Cuando el técnico laboratorista asintió, Aiden se acercó a observar detenidamente las imágenes en el monitor. Un cerebro bonito y dañado, para muchos médicos quizás una causa perdida, pero Aiden no era como cualquier otro médico. Tecleo rápidamente en su iPad.

—El jefe tiene espacio, avisare que entrara a cirugía de emergencia.

—¿Realmente?

Fue una residente la que cuestiono. Una hipoxia cerebral severa en conjunto con el cerebro inflamándose constantemente, no era muy buen pronóstico, en caso de que la inflamación no se detuviera el paciente quedaría en estado vegetal o, incluso en medio de la cirugía simplemente sus órganos diana podrían detenerse. Y lo tendrían que declarar, pero, siempre debía existir una posibilidad.

—El jefe nunca dice que no, a ningún paciente e incluso si es una causa perdida. Te recomiendo lavarte si es que deseas entrar a la cirugía.

La residente asintió, sintiéndose un poco humillada. Aiden, no le dio una mirada más para después dirigirse a la sala de urgencias donde el doctor Malik se encontraba junto a Niall.

—Aiden—, Malik lo llamo y cuando se acercó pregunto —¿Qué piensas?

—Mm, no te puedo ofrecer esperanzas sin embargo no me enseñaron a darme por vencido. He solicitado una cirugía de emergencia, necesitamos desinflamar el cerebro y de ahí ver cuáles son las complicaciones que aparecen— Aiden les dice, y le da un pequeño un pequeño golpe al jefe de urgencia para después darle una mirada a Niall. — Hey, rubio ¿tienes información sobre él?

Asintió, —Toma, viene su nombre y el de su exesposa, pero no hemos podido comunicarnos con ella.

—Gracias, sabes que le gusta conocer el nombre de la persona que tiene en la cama del quirófano.

Niall suspiro, —Conozco al obstinado de tu Alfa. Ahora ve anda.

Aiden se despidió y comenzó a caminar por los pasillos siendo saludado por algunos miembros médicos. Cinco años trabajando como neurocirujano lo habían llevado a tener cierta reputación, y también el hecho que su futuro Alfa fuera el jefe, bueno eso agregaba cierto respeto a su nombre.

Cuando visualizo el quirófano número tres con el nombre de su Alfa escrito a un costado de la puerta, empujo la entrada y se topó con la mirada azulada del cirujano.

—Hey, tu.

Aiden dice y le da una mirada apenada. —No lo digas, sé que deseabas ir a ese espectáculo, pero era un paciente de Zayne y sabes que no la ha pasado muy bien con todo el asunto de Perrie.

El hombre se acercó al omega. —Eres demasiado bueno omega— su acento británico inundo la sala del quirófano. —Bien, ¿dime que tenemos?

Su asistente le comienza a colocar los guantes mientras que la residente preparaba el material. Aiden se sentó y saco la carpeta que le dio Niall.

—Bien, paciente masculino de veintiocho años, de nombre Harry E. Styles aparentemente sufrió una volcadura provocándole un accidente cerebro vascular. Con hipoxia no tratada a tiempo, presenta una inflamación que nos obstruye la vista.

Y cuando no obtuvo respuesta, observo como el hombre estaba estático en un estado de congelamiento.

—Doctor Tomlinson, la anestesia ha sido aplicada y los signos se encuentran estables.

Fue la voz del anestesiólogo.

—¿Doctor?

Lo llamo la residente cuando el Alfa no hacia ningún movimiento para iniciar la cirugía.

—Louis— Aiden fue la tercera voz, y como si un interruptor lo encendiera, Louis asintió.

Camino a la cabeza, una herida suturada sobre la frente, un labio lastimado sin embargo pareciera que su rostro seguía luciendo tan bonito como el primer día que lo conoció. Con mejillas cubiertas de rubor y tierra, con rizos rebeldes. Grandes ojos verdes.

Se aclaro la garganta. —Bisturí— le pidió a la residente.

La chica rápidamente se lo entrego, —Doctor Tomlinson, nunca he podido desinflamar un cerebro pensé que quizás podría hacerlo, si me permitiera.

—No.

Su respuesta fue corta y fría. —¿Su e-esposa está esperándolo?

—No, no han podido comunicarse con ella— Aiden suelta con su ceño frunciéndose, de alguna manera pareciera que este paciente es conocido. Pero sabe, que no es lugar para preguntar.

Las manos de Louis tiemblan, cuando levanta la última capa y observa el cerebro inflamado.

—Quiero que me recuerdes cada quince minutos los signos vitales, en caso de que cambien debes decírmelo.

La residente asiente, un poco molesta de tener una cirugía tan interesante, pero en su lugar solo servir como una simple enfermera cualquiera.

Y finalmente encuentra el área inflamada se detiene y, suelta una risa tosca. Joder. Todo esto aparentemente luce como un sueño, quizás una pesadilla es la palabra que mejor lo describiría.

Y el cerebro comenzó a desinflamarse lentamente, dejando ver una hemorragia que comenzaba a abarcar toda el área cerebral.

—Gasas— gruño, y cuando la obtuvo comenzó a pedir que irrigaran. Las voces de su grupo de trabajo eran ecos, en conjunto de los pitidos del monitor.

Alarmante con los latidos disminuyendo. —Oxigenación bajando, está entrando en un shock.

—Aiden—, llamo al omega. —Pide el carro rojo, entrara en paro.

Los minutos eran lentos, la hemorragia comenzó a cesar, sin embargo, los signos vitales en cambio eran cada vez peor.

Un paro, sus órganos estaban colapsando a causa de toda la situación. —Ven y cierra—. Louis le pidió a la residente y cuando ella tomo su lugar comenzó iniciando con el protocolo de reanimación.

Aiden entro acompañado con dos enfermeros. —Doctor.

Alguien lo llamo, han pasado los dos minutos otra persona menciono, y fue cuando la voz de Aiden hablo —¿Qué hora es?

Louis lo miro, su rostro estaba desencajado, no parecía nada al cirujano de hielo que aparentemente era.

—No. no vuelvas a mencionar la hora, el que está a cargo soy yo, — gruño y después miro a los enfermeros. — Carguen paletas.

Uno de los enfermeros asintió y cuando las cargo se las ofreció, otro de ellos corto rápidamente la bata descubriendo el torso del paciente.

—Cargo— y las coloco en el pecho. Por favor. No me hagas esto


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