Ahora me encontraba pintando. La verdad hacía mucho tiempo no lo hacía, pero me doy cuenta ahora que no he perdido habilidad y que mi pasión es esto, el arte.

Con cada trazo recuerdo cada momento junto a mi familia; la primera palabra de JungSan, y JungA, sus primeros pasos y sus primeros dientes, la primera vez que los llevé al jardín y luego, mi tercer hijo, o hijos, un par de mellizos chica y chico. Los últimos que mi mujer me iba a dar, y estaba realmente feliz con ello.

Al finalizar los detalles eché un vistazo al lienzo, notando la hermosa familia que Dios me había dado; dos padres maravillosos, mis suegros, la señora Lee y el señor Steve, nuestros amigos, la pequeña familia Kors y Lisa, mis cuatro hijos y mi amada esposa, Jeon HanA.

¿Qué más podía pedir a la edad de 37 años?

Únicamente muchos años más de vida para mi familia, años donde puedan ver a los más pequeños crecer un poco más, al menos.

Me levanté de mi asiento y sentí unos finos brazos rodearme la cintura, me volví sonriente.

Mi esposa y su aroma inconfundible, su presencia acogedora y su ternura única. Habíamos superado muchas cosas juntos y hoy en nuestro aniversario número quince, volveríamos a renovar nuestros votos.

—Amor.. ¿Qué haces? Abajo nos esperan.

—Solo retocaba el cuadro.

Ella se asomó por mi costado para mirar y después se mordió el labio para luego mirarme.

—Eres genial amor.

—¿Lo soy? —pregunté coqueto al tiempo que la rodeaba por la cintura y ella rodeaba mi cuello.

—Lo eres amor.

Me le quede viendo, y aparté unos cabellos para colocarlos detrás de su oreja, tomé sus mejillas y acerqué mis labios a los suyos para darle un beso lento en el que le transmitía absolutamente todos mis sentimientos. Al separarnos coloque mi frente contra la suya y ella sonrió.

—Te amo HanA.

—Yo también te amo JungKook.

Le besé la frente y la abracé contra mi pecho, acto que ella correspondió al rodearme por la cintura, pero entonces unos toques contra la puerta nos interrumpieron.

—Mamá, papá, todos los esperan abajo. —dijo JungA desde la puerta.

—Venga aquí cariño. —Dije y abrí uno de mis brazos, mi niña sonrió y corrió a abrazarme—. Salgan ya, sé que están ahí.

JungSan, JungGu y JungHa salieron, los gemelos corrieron mientras JungSan caminaba al tiempo que jugaba uno de sus videojuegos. Los seis nos abrazamos y besé a mis pequeños en sus cabezas.

—Los amo mucho. —dijo HanA hacia los niños.

—Nosotros también te amamos mamá.

—¿Y a mí? ¿Nadie me ama a mi? —dramaticé cruzándome de brazos y haciendo un puchero.

HanA se rió y puso los ojos en blanco divertida.

—Mis cinco Jeon celosos, todos son iguales. —dijo ella refiriéndose a sus hijos y a mi—. Sacaron lo celosos a su padre, no puedo creerlo.

Nos encaminamos a la puerta.

—¿Papá, es cierto que te pusiste celoso cuando JungSan nació? —quiso saber JungGu y aquello me sorprendió, por lo que miré a HanA entre-cerrando los ojos.

—Mamá nos dijo que te pusiste celoso. —se rió JungHa.

HanA se detuvo en medio del pasillo y nos tocó el hombro rápidamente a los cinco.

—Ustedes la llevan.

De forma automática ella comenzó a correr y los niños corrieron detrás de ella entre risas mientras yo los veía alejarse y comencé a correr antes de perderlos de vista, no podía ser más feliz.

Después de muchas contradicciones, me casé con la mujer que robó mi corazón desde el primer momento, y con ella tengo cuatro hijos fantásticos y nuestra familia es unida, nos amamos y cuidamos los unos de los otros.

Ser TeleioFilo no es tan malo como muchos creen, para el amor no existe la edad ya que ésta es solo un número el cual determina tu nivel de madurez e intelecto sociocultural, nada más.

Y entonces, amaré tanto a mi esposa hasta que la muerte nos separe.

Fin.

Muchas gracias por su apoyo incondicional durante todo este tiempo, pero ya TeleioFilia ha llegado a su fin y aunque no me ha convencido mucho el capítulo anterior ni este final, espero que les haya agradado este final, al menos.

Gracias a quienes me apoyaron durante el proceso y gracias a quienes leen esta historia.

Los ama mucho, Sandy 💜