XXXII. ⃟💜Helado. ⃟💜
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Veia las luces del techo blanco pasar rápidamente, una lágrima rodó por el final de sus ojos cuando vió la mano ensangrentada de JungKook caer de la camilla mientras recibía oxígeno.
Ambos... iban en direcciones diferentes.
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Abrió sus ojos de repente teniendo el impulso de incorporarse sin poder hacerlo por lo adolorida que se encontraba, pues el recuerdo de que su prometido había sido llevado de emergencia al quirófano la volvía loca y no la dejaba descansar, recién se recuperaba del parto. Ni siquiera le prestaba atención a que había dado a luz ya, siendo ocho mesina, y estando JungSan en riesgo por haber nacido tan pronto.
—HanA —reconoció varias voces.
Miró lentamente a su lado izquierdo, todo le dolía, encontrándose con caras que reconocía perfectamente, pero ninguna de ellas era la que ella quería ver.
—J-JungKook.. —una lágrima rodó por el final de sus ojos perdiéndose en cabello.
Su abuela, Steve y sus padres estaban allí mirándola con dolor. Trató de incorporarse mientras, desesperada intentaba ponerse de pie.
—¿Dónde está él? —se arrancó los sueros.
—No puedes ponerte de pie HanA.
—¿Y mi prometido? —miró a su abuela—. Necesito verlo, quiero estar con él.
—HanA... —intervino Steve con voz dura—. JungKook está bien ya, está fuera de peligro solo que está en recuperación y ahí nadie puede entrar hasta que lo pasen a una habitación. Es un chico fuerte, debes recuperarte porque tu hijo está en peligro, es él quien corre más riesgo entre ustedes tres.
Entonces, como si aquello fuese un botón, HanA inició con un llanto desde el fondo de su corazón. Liberaba todo lo que contenía con esas lágrimas. Se sentía aliviada por una parte y por la otra se sentía mal.
—No soy una buena madre abuela. —la anciana lloró en silencio dándole pequeños golpes en la espalda a su nieta.
—Sshh... eso no es cierto. Eres una gran madre, solo que JungSan quería conocer a su familia antes. —miró a Steve y este le dió un pequeño asentimiento.
—Pero... —se separó de los brazos de su abuela—.. y si él...
—No le pasará nada. —intervino su padre, el señor Lee, quien se puso de pie con ayuda de su bastón y su esposa y se acercó a su hija sentándose en el borde de la cama/camilla—. JungSan es tan fuerte como su padre y su madre, es un niño bello, no lo has visto —todos sonrieron recordando al pequeño Jeon—, no llores por tonterías —le acarició la mejilla a su hija—, mi nieto estará bien.
—Papá...
Lo abrazó con cuidado iniciando otro llanto, pero este era diferente. Se sentía aliviada al escuchar aquellas palabras de su padre.
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—Es hermoso mi hijo. —dijo HanA desde el otro lado del ventanal de cristal que dividía la salita de niños recién nacidos del pasillo donde podían observar los familiares.
—Por supuesto que mi sobrino es hermoso. —respondió LayLa orgullosa—. Además, tuvo una tía a la cual salir así de precioso. —presumió provocando la risa de todos los presentes.
—Obvio habla de mí. —presumió esta vez Lisa llevándose una mala mirada, juguetona, de LayLa.
—Yo soy la tía preferida. —contraatacó LayLa
—Ni hablar, esa soy yo. —respondió Lisa.
LayLa iba a responder algo pero HanA interrumpió.
—Chicas, no se peleen, JungSan las ama a las dos ¿O no recuerdan como se volvía de inquieto cuando las escuchaba?
Ambas tuvieron un recuerdo y sonrieron enternecidas.
—Solo estábamos bromeando HanNie, claramente seré su tía favorita.
Dijo LayLa por último a lo que Lisa respondió gruñendo y cruzándose de brazos haciendo reír a los adultos otra vez. Incluso los señores Jeon estaban riendo, al fin, por las ocurrencias de las chicas, ya que llevaban día y medio sin moverse del pasillo de dónde se encontraba su hijo recién operado.
Algo vino a la cabeza de HanA segundos después y su sonrisa se borró. Buscó a Steve con la mirada y este, que ya la estaba observando, se acercó para saber qué pensaba.
—Yo.. quiero entrar con JungKook.
—Está bien, intentaré hablar con los médicos. Vamos.
Steve logró convencer al médico de JungKook, quien le dió la orden a las enfermeras de que preparasen HanA para ingresar a la habitación de recuperación, los doctores saben que hay ocasiones que deben permitir visitas, pues éstas odian ayudar a que el paciente se animara.
JungKook estaba en observación aún porque su operación fue complicada, esa bala pudo haberle arrebatado la vida si tan solo hubiera pasado dos centímetros más a la derecha y tres más hacia abajo donde se encontraba una de las arterias.
“JungKook, está respirando por la gracia de Dios”, eso dijo el médico cuando lo terminó de operar. Y a pasar de que había perdido sangre todo había salido muy bien, “ese muchacho es un guerrero de Dios”, decía el médico.
HanA, vestida de azul, usando mascarilla, guantes, gorro y una bata, se acercó a paso lento a JungKook quién estaba tendido sobre la camilla y se encontraba rodeado de aparatos que denotaban su vida. Acercó una silla y tomó la mano de JungKook mientras sus lágrimas eran absorbidas por la mascarilla. Sonrió evitando la tristeza y las lágrimas, porque quería transmitirle al muchacho buenos deseos y noticias.
—JungKook-A —inició. Miraba la mano de él pensando en lo que diría, para luego mirarlo y comenzar a hablar—, nuestro hijo está bien ¿sabes? Dice la abuela que él quiso nacer antes para conocer a su familia —secó rápidamente una de sus lágrimas—, aún no he podido alimentarlo porque no puede salir de allí hasta que tenga más días, él también se está recuperando como tú. Debes verlo, sus ojos son enormes y oscuros como los tuyos, no puedo creerlo JungKook, es tan igual a ti que siento celos. —rió sintiendo otra lágrima caer, pero esta vez no se molestó en limpiarla. Bajó la mirada—. Debes despertar JungKook... nos quedan tantas cosas por hacer —sollozó—, no puedes dejarme, y a JungSan tampoco. —no se pudo contener y luego de apoyar su sus labios sobre la mano de él, comenzó a llorar. Un rato más tarde, cuando se había calmado, colocó su mejilla sobre la mano del muchacho mientas miraba cualquier cosa en la sábana blanca que cubría a JungKook de la cintura hacia abajo—. Debes pintar un cuadro de los tres —decía—, debemos casarnos aún y tener más hijos, ¿cuántos quieres?
Aquella pregunta la había hecho sabiendo que él no la respondería, al menos no en ese momento, pero sintió algo bajo su mejilla moverse, era la mano de él que se movía lentamente aferrando su agarre a la mano de ella. Lo miró de repente asustandose al verlo con los ojos abiertos mirándola y llorando en silencio.
HanA se puso de pié, su corazón latía con fuerza por lo sorprendida que estaba.
—JungKook.... Oh Dios mío —miró a su alrededor—, ¿Hay alguien ahí? Un médico! —se iba a ir, pero JungKook no la dejaba a pesar de que su agarre no era tan fuerte. Se acercó a él acariciando su cabello y las lágrimas que brotaban de sus ojos. Ella lloraba de felicidad también—. Oh JungKook, no sabes cómo me asustaste yo creí que te perdería.
—H-ha..h-han-A... —intentó decir. Ella lo miró limpiándose las lágrimas.
—Te amo tanto JungKook, no puedes dejarme....
—Señorita, debe salir de la habitación.
Intervino el médico entrando con tres enfermeras. Una de ellas ayudó a HanA a salir de la habitación, ambos enamorados se observaron hasta que la puerta se cerró. Todos los familiares la esperaban a fuera y ella, que no podía pronunciar palabra alguna se terminó deshaciendo en lágrimas de felicidad sobre el hombro de su “casi” suegra quien también lloraba.
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—Estoy nerviosa. —dijo HanA. La señora Jeon colocó su mano sobre la temblorosa mano de la chica.
—No te sientas nerviosa, no se nace siendo mamá y JungSan es tu primer bebé. —la calmó.
—Pero...
—La señora Jeon tiene razón HanNie. —intervino su madre—. Con el tiempo aprenderás.
— Además, ¿para qué tienes a estas bellas y experimentadas señoritas? —dijo su abuela a lo que las cuatro rieron.
HanA se sentía mejor luego de aquella pequeña conversación. Le había dicho a su abuela y a su madre que quería que la señora Jeon estuviera con ellas para que distrajera su mente al menos unos segundos de su hijo, quien ya estaba aen una habitación desde el día anterior. Los señores Jeon no habían descansado absolutamente nada durante aquellos terribles cuatro días que habían pasado del suceso tan amargo.
HanA estaba ansiosa de ver a JungSan, sería la primera vez desde su nacimiento que podría cargarlo entre sus brazos y tenía miedo de hacerle daño, pues era un bebé que nació antes de tiempo, y aunque estaba fuera de peligro (por ser tan grande y fuerte) ella tenía miedo de hacerle daño.
Los nervios que creyó que se habían pasado volvieron al ver a la enfermera entregar con un pequeño bulto azul entre sus brazo.
—Hola. —dijo la enfermera (en alemán) con voz aniñada—. ¿Cómo está la madre primeriza?
—Nerviosa. —dijo HanA de inmediato y rió sin gracia.
—¿Qué están diciendo? —preguntó la señora Jeon a la señora Lee.
—La enfermera le pregunta a HanA cómo se siente y ella le responde que nerviosa.
Ambas señoras rieron bajo mientras la mayor de la habitación escuchaba y sentía una calidad enorme al ver a su nieta cumpliendo su sueños.
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HanA entró a la habitación de JungKook y cerró con cuidado. El muchacho estaba despierto, y hablando con Michael, su padre y el de HanA. Los tres hombres que estaban sentados al rededor del más joven miraron a la puerta y vieron a la muchacha entrar, se pusieron de pie despidiéndose del muchacho. Michael salió primero después de saludar a HanA, los cabeza de familia se iban cuando la muchacha habló.
—Papá —llamó HanA a su padre—, dice la abuela que los espera en el comedor, LayLa y Lisa compraron comida antes de venir, vayan a comer.
—Está bien mi niña.
—Señor Jeon —se despidió ella haciéndole reverencia y cuando ellos se fueron cerró la puerta.
Se acercó a JungKook y se sentó hacia la derecha de él para no lastimarlo. JungKook se estaba recuperando rápidamente para sorpresa del médico y por esa razón planeaban darle de alta el viernes.
Ambos, bajo un silencio para nada incómodo, pensaban en como iniciar una conversación. JungKook la miraba mientras ella, que miraba sus manos jugar sobre sus piernas, pensaba en como expresar lo feliz que se sentía en ese momento.
Le tomó por sorpresa sentir la mano de su chico acariciarle el cabello por lo que lo miró con su corazón latiendo con fuerza en el pecho.
—Acuéstate a mi lado Nuna. —pidió él en un susurro.
HanA aún con sus ojos abiertos, obedeció trás pasar saliva por su garganta fuertemente, causándole un poco de gracia al chico. Ella lo ayudó con cuidado a darle un poco de espacio en la camilla y luego se recostó allí, se cubrió con la manta y abrazó a JungKook cerrando sus ojos al sentir el olor de él pro primera vez en días, muchos días. Su respiración era lenta en comparación con los latidos de su corazón, esos corazones de ambos estaban tan acelerados en ese momento.
—No sabes cuánto te extrañé. —susurró JungKook luego de un rato. HanA abrió sus ojos escuchándolo—. Tenía miedo de perderlos Nuna, mucho miedo.
—Y al parecer quisiste vengarte JungKook —ambos se miraron. Él no entendía—. Yo también tenía miedo de perderte. —volvió a mirar hacia abajo—. Incluso me olvidé de JungSan, solo pensaba en que no podía perderte a ti...
—Sucede algo con él. —preguntó JungKook de inmediato sin sonar duro o desesperado, solo hablaba calmado y bajo.
Ella lo miró sonriendo.
—Hoy lo conocí. —apoyó su codo en el colchón y sus manos estaban sobre el pecho de él jugando con la tela de su bata de hospital. JungKook sonrió—. Es tan fuerte JungKook, que es el único niño de ocho meses que no está en peligro, pero —bajó la mirada—, los otros niños pueden morir y me hace sentir mal eso JungKook-A.
—¿En peligro? ¿JungSan está bien? —ella asintió.
—Que sí, San está bien. Te explico —dijo ella y JungKook prestó más atención—. Piensa en los bebés como una fábrica —JungKook asintió—, una fábrica de helados. Mira, los niños que nacen pronto, como los de siete meses, sobreviven más que los niños de ocho meses porque sus pulmoncitos aún no están formados. Es aquí donde entra la fábrica de helado, los niños de siete meses aún no mezclan los ingredientes —hizo señas con sus manos mientras las miraba, concentrada en la explicación—, mientras que los niños de de ocho meses ya han mezclado esos ingredientes y al nacer se interviene la producción —lo miró sonriente—, ese helado, que se ha comenzado a formar y se ha detenido ¿Que pasa con él? —sonrió esperando una respuesta.
—¿Qué... pasa? —preguntó él al no saber la respuesta.
—Pues no sirve JungKook —el abrió su boca en forma de "ah" entendiendo—, por eso los niños de ocho meses corren riesgo, porque su pulmoncitos han comenzado a formarse dentro de la panza de la madre, pero no completa. Y es bueno que se formen completos, ya sea dentro o fuera de su mamá. —concluyó ella.
—¿Y.. JungSan.. tiene el helado hecho o no? —preguntó preocupado.
—Gracias a que está bien alimentado, él está fuera de peligro. Lo dijo la doctora. Él estuvo estos días en observación, hoy le di pecho por primera vez. —sonrió feliz.
—Supongo que funcionaron tus antojos extraños.
—Como puedes ver. —presumió ella haciendo reír a JungKook.
En un momento, los dos se miraron dejando de reír. HanA sintió el impulso de besarlo, lo extrañaba, pero solo dejo un beso rápido sobre la mejilla de él y se volvió a acostar en su pecho sonriendo. JungKook, quien no se esperaba aquello, miró a la chica pudiendo solo ver su cabello, allí dejó un beso y cerró sus ojos sintiéndo felicidad de estar junto a ella al fin.
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A la mañana siguiente, HanA llevó a JungSan a la habitación de JungKook.
El muchacho sorprendido de ver a su amada con su hijo en brazos, no pudo evitar que sus ojos se llenarán de lágrimas, HanA también tenía sus ojos cristalizados por la felicidad le dejó el niño en los brazos al muchacho quien se puso nervioso cuando vio las intenciones de ella.
JungSan que dormía en el trayecto hasta la habitación de su padre, comenzó a despertar cuando ya no sintió el calor de su madre, sino uno diferente. Al abrir sus ojos, lo primero que vio fue el rostro de su padre quién sonreía mientras que una lágrima caía de sus ojos.
—Hola bebé. —susurró—. Soy papá. —dijo mientras acariciaba el pecho del niño simulando cosquillas, JungSan agarró el dedo de su padre y lo apretó muy fuerte sorpendiendolo. Miró a HanA—. Es muy fuerte.
—Sí lo es. —sonrió.
Ella tomó asiento en la silla a un lado de la cama de modo que JungSan quedase en medio de los dos. Ambos padres primerizos se quedaron hablando sobre su hijo y admirando lo pequeño y fuerte que se veía ante sus ojos.
Un rato más tarde, la madre y el pequeño se habían quedado dormidos bajo la atenta mirada del chico. El bebé se quedó dormido en los brazos de su padre y un rato más tarde HanA también cayó en los brazos de Morfeo.
—Mi familia. —susurró y se cerraron sus ojos con cansancio.
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Nos leemos en el siguiente capítulo de...
"TeleioFilia"
Feliz lunes SandyShingus.
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TeleioFilia by SenioritaRMDeJeon.
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