Nuevos comienzos.
Nada más pisar suelo ruso me di cuenta que todos estaban preparados para lo que sucedió ese fatídico día, parecía que todos supiesen lo iba a pasar y hubiesen estado esperando para poner todo en marcha.
Descendimos del avión, nos recogió un coche y nos llevó a un hotel donde nos esperaban unos hombres, Damián nos dijo que nos harían firmar unos documentos y que por el momento no debíamos preocuparnos por nada, que descansáramos y que al día siguiente se pondría en contacto con nuestro aliado en Rusia.
Apenas eran las seis de la mañana cuando tuvimos que levantarnos, al parecer había llegado la persona con la que teníamos que reunirnos. Subimos a la terraza del hotel y allí se encontraba una mujer alta, morena y muy elegante situada de espaldas, rodeada de varios hombres trajeados con pinganillos. Nada más notar nuestra presencia se volteó dejándonos ver unos ojos grises, que al igual que los de mi padre, eran capaces de dejarte congelado en el sitio.
-Un gusto volver a verla Aurora, veo que los años no le han cambiado. – Aurora se tensó ante el saludo de aquella misteriosa mujer que hablaba nuestro mismo idioma, ¿de qué se conocerían?
-No puedo decir lo mismo señora, espero poder cambiar de opinión.
Damián caminó los pasos que nos quedaban para llegar aquella misteriosa señora y le entregó la carpeta con los papeles que habíamos firmado la noche anterior, ambos los revisaron y está le entregó un sobre bastante grande. Tras despedirse de Damián se acercó hasta donde yo estaba, se quedó mirándome fijamente y me extendió la mano.
- Tú debes de ser Carolina. – afirmé silenciosamente – Encantada, soy Carmen viuda de Galván, espero algún día puedas llegar a comprender todo lo que está sucediendo.
-¿Y qué se supone que está pasando? Era feliz lo tenía todo, una familia maravillosa o por lo menos lo que me parecía hasta ayer, unos padres de lo más normales, trabajadores, honrados, sinceros. –hubiera seguido describiendo mi fabuloso pasado si no fuese porque esa mujer me interrumpió con una sonora carcajada.
-Olvida todo eso, solamente ten presente que has estado viviendo en una gran mentira. Tus padres fueron tejiendo una telaraña en la que sin darse cuenta ellos mismos quedaron atrapados. – miró a las dos personas que tenía a mi lado – ellos son lo único que te queda, solo debes fiarte de ellos, ni siquiera de mí por mucha ayuda que pueda llegar a brindaos.
-¿Y qué se supone que vamos hacer en un país que no es el nuestro? - le dije a voz de grito.
-Mira mocosa, me estás empezando a cansar más que Clara. – así se llamaba mi madre – Lo que vas hacer es vivir, ¿te parece poco? – negué y esta se dirigió a Damián – Explícales todo, mis abogados se mantendrán en contacto con usted.
Después de eso hizo un gesto con la mano aquellos hombres y en segundos nos quedamos solos en la terraza, por lo que decidí terminar con mis dudas en ese momento.
-¿De qué conocen a esa mujer? – ambos se miraron entre sí, pero fue Aurora le que finalmente decidió hablar.
-Ya te dijo que se llama Carmen. – Está hizo amago de no querer seguir con la explicación, por lo que le pedí que continuara hablando. – Es una vieja amiga de la familia, con tu madre no se llevaba demasiado bien, tu padre siempre confió en ella, por eso hemos venido a Rusia en busca de la ayuda que previamente le solicitó tu padre para ti.
-Debemos irnos, - interrumpió nuestro hombre – estar mucho rato en esta terraza no es seguro. Más tarde os daré las explicaciones que Carmen pidió que os diera.
Dejamos el hotel y nos instalamos en un pequeño piso de dos habitaciones. La casa estaba completamente equipada con todos los lujos, incluso los armarios contenían ropas de nuestras tallas. Una vez llegó la noche Damián nos citó en la sala para hablar.
-Carmen es una mujer con mucho poder en Rusia, pero nadie debe saber que nos está ayudando, ¿entendieron? – ambas afirmamos – El papel que ayer en la noche firmaron es tu adopción por parte de Aurora, lo que quiere decir que debes dejar tu apellido verdadero atrás, ya no serás Carolina Pedraza Fernández, sino que pasarás a llamarte Carolina Varela. - ¿De qué coño iba todo esto y porque no podía seguir siendo la de antes? – Aquí tienen sus nuevos documentos. Tu – dijo señalándome – mañana empezarás con tus clases de ruso y en menos de un mes darás comiendo con tus estudios universitarios. Aurora por su parte seguirá siendo quien atienda la casa y te ayude en lo que pueda.
- ¿Y tú que se supone que vas hacer? – Ya me estaba cansando de tantas instrucciones
– Iré a trabajar en los negocios que poseía tu padre. Estaré al pendiente vuestro solo que no viviré aquí, no debemos levantar sospechas. Les enviaré dinero de forma regular y nos comunicaremos mediante estos móviles, – nos entregó a cada una el nuestro. – solo deben de intentar comunicarse conmigo si se trata de una emergencia. Tratar de integrados en la sociedad, de aquí en adelante es todo lo que podemos hacer.
Después de terminar con todas las explicaciones, quise preguntarle algo que me llevaba rondando la cabeza desde antes de llegar al hangar.
-¿Qué se sabe de mis padres? - Me tendió una tablet con una noticia de periódico en la que pude leer;
Han sido hallados dos cadáveres en el interior de la mansión del conocido cirujano Diego Pedraza. Al parecer los cuerpos en bastante mal estado debido a las quemaduras, no han podido ser reconocidos por los familiares más cercanos. Lo que nadie sabe es el paradero de la hija, Carolina Pedraza fue vista entrando en la vivienda por unos vecinos....
El artículo seguía pero ya no quise seguir leyendo, los peores de mis presagios se habían cumplido, una enorme tristeza se instaló en mi interior.
-¿Por qué tuvimos que huir cómo si fuésemos delincuentes? ¿Por qué no podemos volver a España e ir al funeral de mis padres? – lágrimas empezaron a salir de mis ojos – No entiendo absolutamente nada de lo que está ocurriendo.
- Es mejor que no sepas nada, si algún día lo descubres solo te arrepentirás de haberlo hecho.
Damián terminó marchándose, Aurora hizo lo que pudo para animarme. Lo que ninguno de los dos sabía es que no iba a quedarme sin hacer nada, intentaría averiguar todo lo que pudiese de la vida de mi familia y para eso tenía que conseguir contactar con Rosa Santillana, la única amiga que tenía en España.
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