La otra versión
Narrado por Esteban.
Por fin después de varios años, la familia Santibáñez hemos hecho justicia por el asesinato de mi madre. Nos ha costado mucho dinero, tiempo y esfuerzo averiguar quién fue la mente y la mano ejecutora que lo llevó a cabo.
Hace unos años vinieron a Rusia de visita un matrimonio muy conocido en España, el gran y prestigioso cirujano Diego Pedraza y su mujer Clara Fernández, mi familia los conocía de haber coincidido con ellos en alguna ocasión cuando vivíamos en España. Una noche ellos junto a mis padres y otros muchos asistentes, fueron invitados a una fiesta en casa de Carmen, actual viuda del Galván. La velada transcurría de lo más aburrida hasta que mi padre sin querer escuchó cierta conversación, en la que Carmen le contaba al cirujano que no era feliz, que su matrimonio era una autentico martirio, que recibía palizas constantes y que ya no podía aguantar por más tiempo la situación, él le decía que lo denunciara, se divorciase y se marchara a España con ellos, a lo que ella le contestó que no podía porque su marido la mandaría matar. Diego le dijo que no podía hacer nada más por ella. Esta que era y es una zorra muy astuta, le dijo que había una forma rápida y fácil de quitárselo de encima sin levantar sospechas, pidió le consiguiera un "medicamento" que actuara rápido y no dejara huella para eliminar a su marido rápidamente sin que nadie desconfiara de una muerte natural.
No pasaron ni tres días cuando los diarios anunciaron la muerte de aquel señor.
Mi padre, que digamos ya empezaba a dedicarse a los negocios turbios, aprovechó la situación para lucrarse involucrando a Diego Pedraza. ¿De qué forma? El era propietario de una clínica privada y manejaba grandes cantidades de fármacos, mi progenitor le propuso que no todo fueran medicinas, sino que parte de ellas fueran una tapadera para mover estupefacientes. Este se negó e incluso amenazó a mi padre con denunciarlo, pero le sirvió de muy poco cuando mi padre le dijo que sabía que había sido cómplice de asesinato, e incluso se podría decir que el asesino del difunto señor Galván. No le quedó más remedio que aceptar y desde ese día fue nuestro socio, hasta que la muerte le llegó con la bala que le tenía reservada al asesino de mi madre.
Cuando los negocios de mi padre con Diego comenzaron, no fiándonos mucho de él, viajé a España para supervisarlos personalmente y ocuparme de seguir con su posterior distribución. Un día después de varios años me dijo que estaba cansado, al parecer quería salir de todo y seguir con su vida como si nada hubiese ocurrido, a lo que yo me negué. Los Santibáñez en Rusia éramos cada vez más respetables, dominábamos gran parte de la droga que salía de los laboratorios rusos y no pensábamos dejarlo con lo que nos había costado llegar hasta ahí. Diego juró vengarse de nosotros a lo que yo no le presté la mayor importancia, él no tenía ni una cuarta parte de nuestro poder.
Una noche recibí la llamada de mi padre pidiéndome que viajare de inmediato a Rusia que había ocurrido una desgracia, al llegar allí encontré con la sorpresa de que habían asesinado a mi madre. Juré matar a las personas involucradas y al menos el autor de los disparos ya está muerto, pero antes de de dispararle juré matar a su familia al completo.
¿Qué cómo averigüé quien fue el asesino de mi madre? Muy sencillo.
Tras pensarlo detenidamente, mi padre y yo decidimos contratar los servicios de un investigador privado de renombre, este fue Humberto Santillana. Tras meses de investigación, nos presentó toda una recopilación de pruebas y documentos.
El día que maté a Diego Pedraza algo se me escapó de las manos a pesar de haber recibido chivatazos de que estaba en la casa toda la familia, solo conseguí acabar con su vida y no con la de la familia al completo. Soy consciente que en los periódicos, noticias y demás dijeron que había dos cadáveres calcinados, uno era el de Diego y el otro uno de mis hombres que quedó atrapado en la explosión.
¿Dónde mierdas estaban y que había pasado con Clara Fernández y su hija Carolina? No sé qué fue lo que pasó ni por donde pudieron huir, pero el día que me las cruce que no duden que estarán muertas. Solamente tengo un problema, no tengo ni idea de la cara de la de la hija de Diego, al parecer sus padres se encargaron de protegerla muy bien, ni siquiera el investigador fue capaz de dar con una foto actual de la joven, todas las que nos consiguió eran de cuando era pequeña.
En la actualidad estoy viviendo en Rusia, ando ocupándome de mi hermana Aitana. Mi padre el gran Luís Santibàñez, anda desaparecido desde el día que maté a Diego y realmente no sé cuándo volverá. Desde que este se fue, estoy trabajando de camarero en un local de Carmen viuda de Galván por las noches para poder mantenernos, ya que vació todas las cuentas de la familia y no tenemos donde caernos muertos mi hermana y yo.
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