6. Ayuda.
-Tú, necesitas ayuda.
Bolt observó de pies a cabeza a George. El rubio le había dicho aquellas palabras. Bolt no pudo evitar desviar su mirada del contrario.
-Claro que no.-dijo.
-Es obvio que si, Bolt. Deja de hacerte el duro. No creas que no vi lo que te hicieron en el baño.
En ese momento el menor se estremeció. Bolt miró a George con casi lágrimas en los ojos, apretó aus dientes y quería decir algunas palabras, pero estas no salían.
-No llores.
Cuando George se acercó a Bolt para abrazarlo, el peli morado solo lo empujó y dio media vuelta para no observar el rostro de su amigo después de haber cometido aquello.
-N-no te me acerques...-moqueo.-¡Solo déjame!
Bolt camino largándose a casa. George solo lo observó yéndose y no hizo ningún esfuerzo por detenerlo.
-Si tú quieres seguir viviendo de esta manera, es tú culpa.-pensó el rubio.
Todo lo que ha sucedido esas semanas, ha sido una pesadilla. Él pelimorado aún seguía con su orgullo, no quería ayuda de nadie.
Poco a poco, cada día, sus amigos se distanciaban de él y él por igual cometía el mismo acto. Ya no había nadie. Sus amigos trataron de ayudarlo pero él siguió arrogante y no quiso.
Bolt se quedó solo.
Ricardo y sus amigos no llegaron al punto de golpearlo, pero sí de insultarle y menospreciarle. Ricardo quería derrumbar por completo a Bolt, antes de golpearle.
Todos los días, era acoso, puro acoso. No había descanso. Defenderse es inútil, él no es fuerte. Ricardo ya estaba cumpliendo su cometido; derrumbar por completo a Bolt. Aquello se estaba haciendo realidad.
Lo insultaban, amenazaban, golpeaban en sitios donde los moretones no se noten, las cosas fueron aumentando.
-¡H-hey! ¡Qu-¡
-¡Silencio!-exclamó Ricardo.
Estaban en el baño, ya la campana toco para irse a casa, no había nadie en el baño, solo ellos.
-le daré solo un susto.
Aquellas palabras en la mente de Ricardo se cumplieron. Tomó a Bolt de su camisa y la desabrocho, lo golpeó en el estómago y lo tiro al suelo. Bolt quedó agachado contra la pared. Ricardo desabrocho su pantalón y se la bajo junto a lo calzones.
-¡A-aléjate! ¡Tú!-Bolt trataba suplicaba.
Ricardo solo sonrió malicioso y tomó su gordo miembro y lo agito cerca de la cara del asustado Bolt.
-Chupalo.
Bolt se estremeció y tapo su boca, solo cerró los ojos. Bolt no quería hacer aquello. ¿Acaso no hará nada?
Entonces, Bolt sintió lago, algo recorriendo por su ser. La ira acumulada todo este tiempo se estaba esparciendo. Algo vino a su mente; morderlo y arrancarlo.
Ricardo soltó una risita.
-Ok, ok, ya fue suficiente.-dijo. Se empezó a poner los pantalones y demás.-¡Hey! Levántate imbécil, ¿o realmente querías mamarmela?
Cuando Ricardo miró a Bolt, este tenía la cara roja de ira. Bolt miró a Ricardo a los ojos, lo observó molesto. Aquella mirada llena de odio, agito el interior de Ricardo, lo puso de los nervios.
-O-oye, ¿a qué viene esa mirada? ¿Quieres pelear?
La respiración de Bolt se volvió agitada y fuerte. Su pecho se inflama e desinflamaba. Sus ojos poseían lágrimas apuntó de salir a flote.
-Detente.
Tanto Bolt como Ricardo miraron la puerta del baño. Era George, con su celular en mano.
-Lo grabe todo, Ricardo. Te acusaré si no dejas de molestar a Bolt.-amenazo.
-Bórralo, ahora.-ordenó furioso el mayor.-¡Y no es lo que parece!
-Lo sé.-respondió-Pero pudo haber sido peor, ¿no lo crees? Como sea, ya has llegado muy lejos con esto.
-Haz lo que quieras, pero si se lo muestras a alguien, te mato.
Después de eso Ricardo se marchó. George ayudo a Bolt a levantarse. Y, de aquí en adelante, fue lo que se vio en el principio. El rechazo de Bolt a la oferta de George.
Ese día Bolt se quedó en la cama el día entero, durmió todo el día, olvidándose de todo lo que pasó hoy. Ignoro todos los mensajes que llegaban a su celular.
-¿Será que se lo ha dicho? Ese hijo de puta...
Bolt maldecía la posibilidad de que George le haya dicho a los otros lo que pasó. Eso le molesta. Tal vez su vida ya está arruinada. Ya no hay marcha atrás. Solo vivir con la vergüenza y el miedo. Esa es una terrible realidad.
Al día siguiente, Bolt no había asistido a la escuela, aquello preocupo a George. Le envío un mensaje cuando estaba en receso. Aunque el rubio sabía que no iba a responder, lo hizo de todas formas.
-Será que... ¿Será que él cree que les dije toda la verdad?-pensó.
-Planeta llamando a George.~
La voz de Sofía despertó a George de sus pensamientos.
-Haz estado raro desde la mañana. ¿Sigues pensando en Bolt?-dijo curiosa la rubia mientras comía su almuerzo.
-Si.
-Nos dijiste que Ricardo le había hecho algo malo, otra vez. Desde que él se distanció de nosotros, no sabemos lo que hace la mayoría del día en la escuela.-explicó la rubia.
-¿Y si lo han estado molestando y nosotros no nos dimos cuenta has ahora?-dedujo Amanda.
-¿Tú crees?-preguntó Katherine.
-¿No es obvio? Él ha estado raro desde hace unos días. Se aleja de nosotros, ya ni nos dirige la mirada, pasa desapercibido sobre la gente. Se ve decaído de hecho.-dijo Amanda.
-Uh... Tienes razón.
-Él no quiere que le ayudemos.-dijo Sofía.
-¿Cómo puedes decir eso?
-Katherine, su actitud, la manera en que reacciona ante nuestra preocupación.-rodó los ojos.-Por mi, que haga lo que quiera, ya no me meteré en sus asuntos.
-No es just--Katherine iba a hablar pero Sofía la interrumpió.
-¿Acaso te gusta?-la pregunta, con un tono de enojo, sonrojo a la de ojos amarillos.-Porque si te gusta, entonces ve ten sexo con él, y comparte su sufrimiento. Y no me vengas a decir que estás sintiendo empatía por él, por qué si así fuera, también lo sentirías por nosotros.
-Él no me gusta, solo me preocupo.
-Se te nota desde lejos.-replicó la rubia haciendo una seña con su mano-Pero no es mi problema. Es el tuyo.-le señaló.
El ambiente se había puesto intenso y agresivo en la mesa. George miró a su hermana, Amanda solo observaba a su hermano, como si esperase que este dijese algo. George suspiro.
-Tengo que irme.-dijo el rubio. Pero antes de marcharse dijo:-Me avisan cuando se hayan matado a golpes.
George se marchó de la mesa a hablar con algunos amigos y conocidos de la institución, algunos eran del mismo salón, otros de salones superiores.
La relación entre aquellos amigos era simple: Sofía harta de que hablen de Bolt cuando ni siquiera hacen algo al respecto, Amanda sigue siendo la tímida y callada del grupo, Katherine enamorada de Bolt y defendiéndolo, mientras que George sigue siendo el mismo chico tranquilo y serio. Mientras que Bolt se hunde cada vez más en su miseria.
Esto ya parece una novela. Creo.
Pero sigamos con la historia.
Bolt por fin había vuelto a clases. Había durado cuatro días sin ir. Sus ojos estaban hinchados y tenía ojeras. No le presto atención a nadie y fue a su asiento.
-Señor Bolt, ha vuelto.-dijo la maestro-Estaba preocupado, ¿cuál fue la causa de su ausencia?
-mentiroso.-pensó.-Estaba enfermo, eso es todo.
-La próxima vez, mande una nota.
Bolt asintió.
Las cosas fueron normales. Lo único relevante fue que Bolt se dormía en clases y algunos maestros y maestras le llamaban la atención por ello.
Mientras que Félix estaba sentado y pensando en sus cosas, George se le acercó.
-¿Podríamos cambiar de asiento? Es solo por un rato.-dijo a el chico que se sienta delante de Félix.
-...
Félix miró a George esperando lo que este dijese. Hasta Sofía, se había sorprendido.
-¿Qué hace George hablando con él? Ese chico es muy raro.
-¿Te me vas a quedar mirando o me saludaras?-preguntó George a Félix.
-¿Tienes algún problema conmigo?
El tono amenazador hizo que George se estremeciese un poco. Los que llegaron a oír aquello miraron a ambos esperando alguna pelea o algo por el estilo. George frunció el ceño y posó su mano en el hombro de Félix.
-No me toques.-apartó la mano del rubio rápidamente el pelirrojo. Se paró de su butaca.-Te lo vuelvo a decir, ¿Tienes algún problema?
Bolt, Sofía, Katherine y Amanda, el salón completo, miro aquella escena. George estaba asustado, se notaba, Félix estaba decidido a matarlo ahí mismo.
-¿Es que no me recuerdas?-musitó el rubio.
Félix observó detalladamente a George, entonces lo reconoció.
-Ah. Eres tú.-susurro. Se sentó de nuevo y sonrío.-¡Es que ahora tienes la cara un poco más masculina!-burlo el pelirrojo.
Todos quedaron confundidos.
-Como sea.-dijo avergonzado el rubio-Vamos afuera. Aprovechemos que no hay maestros y hablemos de algo.-miró a su alrededor-En un lugar en donde nadie nos escuche.
Ambos salieron de el salón hacia uno de los pasillos del lugar.
Nadie sabe de qué hablaron.
Cuando por fin el las clases habían terminado, siendo hoy viernes, era un alivio para Bolt, técnicamente tuvo vacaciones porque duró cuatro días sin venir.
Mientras el pelimorado caminaba a casa alguien lo detuvo.
-¡Espera!-aquella persona tomó el hombro de Bolt y lo volteó.-¿Eres Bolt?
-Si...
-Estas de suerte, voy a ayudarte con tu problemita.
Bolt se sorprendió cuando Félix le había dicho aquello.
-Y si me jodes con que no necesitas ayuda, te golpearé hasta que digas que sí.-amenazo el pelirrojo.
-O-ok-respondió tímido.
En este punto, las cosas se pondrán interesantes.
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