18. Tú.
Félix ha vuelto.
El pelirrojo estaba en una de las esquinas del pasillo, observando a la nada con sus ojos caramelos.
Yo me le quedé mirando y examinando su rostro note algunos moretones.
Su labio inferior con una cortada, su frente con una cortada cosida, y un par de moretones en su cara.
El pelirrojo me miró con su intensa mirada; me sentí atraído hacia aquella mirada, tanto que, inconscientemente me estaba acercando a él como un hipnotizado.
Pero entonces un brazo rodeo mi cuello, para luego girarme a ellos.
—¿Sofía?—musite.
—Bolt,—ella me miró directo a los ojos.—¿Te encuentras bien?—pregunto.
—...—yo solo me quedé mirándola por unos segundos.—Si, supongo.
En ese momento Freddy, y los demás se acercaron.
—¡Yo! ¡Bolt!—me saludo Katherine chocando los cinco conmigo.—Me dijieron que rompiste una cabeza haya en el cine.
—No fue para tanto, pero, digamos que si.—rei por lo bajo, estaba un poco avergonzado.—No fue la gran cosa.
—Segun lo que Freddy me dijo, si lo fue.
—Bueno, si vieras como quedo su frente toda roja, parecía que le reventaría.—dijo el castaño.
—Pero a ti se te explotará de lo grande que tienes la cabeza.—comento Amanda jalando de las mejillas al menor.
—Ya déjense de bromas.—interrumpio Sofía.—No puedes volver a hacer eso.
—Si, lo sé, me advirtieron que no me dejarían entrar si vuelvo a causar un alboroto.—musite.
—No hablo solo haya, sino en todos lados; no eres un matón o un busca pleitos.—dijo la rubia.
—Y, ¿Quien soy?
—Eres Bonno; eres mi amigo.—dijo.
—Ah, ya, no lo sabía.—dije sarcástico.
Ella bufo y jalo de mi mejilla tan fuerte, que se puso hasta roja. Yo solo fingi que me dolió.
Todos nos fuimos a nuestro respectivo salón de clases al oír el timbre.
Ah, Félix.
Cuando me acordé del pelirrojo, mire hacia atrás, pero él ya no estaba ahí.
Desapareció...
Estábamos en el salón de clases, pero lo raro era que no había profesores, así que todos se comportaban como si estuvieran en sus casas.
Bueno, dicen que la escuela es el segundo hogar.
Suspiré y me senté en mi butaca como siempre, Sofía hablaba con algunas amigas que ni conozco y no me interesa conocer, Freddy completaba las materias pendientes, con algunos cuadernos prestados.
Pero algo que me llamó la atención, fue que un pequeño grupo de estudiantes de mayor curso estaba corriendo urgentes hacia abajo.
Algo que me parece sospechoso y me da un mal presentimiento, es el hecho de que Félix no está.
El único que estaba era Félix. No hay profesores, alumnos yendo hacia abajo.
Yo también decidí bajar al patio, camine lo más rápido que pude, y había una pequeña multitud observando cómo, lo que parecía una pelea, estaba siendo detenida por los maestros.
Todos murmuraba y susurraban cosas, yo solo podía oír las voces mezclándose en el unisono.
Cuando logré ver algo de lo que sucedía, pude observar a Félix y a Alan, solo a ellos dos y a otros chicos amigos de Roberto.
Recordé cuando Félix me salvó, sabía que ellos no lo dejaría así.
Solo pude ver la sangre en el piso, y aquello fue suficiente para ponerme alerta.
—Felix.—susurre.
Estaba preocupado.
¿Que diablos hago aquí si se supone que estoy molesto con él?
El día pasaba y no podía dejar de pensar en Félix, tal vez me siento culpable por qué él me ayudó aquella vez y yo no hice nada por él.
De hecho, nunca le devolví el favor.
No le devolví el favor en nada, ni en el hecho de que él me entreno y me ayudó aquella vez. Soy un malagradecido.
Estaba en mi casa acostado en mi cama mirando el techo y sin nada mejor que hacer.
Me levanté y me vesti con unos pequeños pantalones negros y una polera roja, con mis sandalias negras.
¿A dónde iba? Bueno, pues a la castaña de Félix.
Cerré con llave mi casa y me largue hacia la casa del pelirrojo.
Había durado unos treinta minutos para llegar, pero no importa, de hecho, Freddy vive cerca de aquí.
Hacia tiempo que no venía aquí, se siente tan raro.
Toque el timbre y espere a que alguien respondiera, entonces la puerta se abrió, era un tipo alto, que no había visto antes aquí. El hombre tenía un cuerpo fornido, ojos finos y amarillos como los de su hijo, con ojeras y un rostro algo demacrado, su cabello era largo y de un negro oscuro.
Una mirada feroz.
Me observó de arriba abajo con cautela y rasco su barbilla mientras me miraba.
—Soy amigo de Félix, ¿Se encuentra?—prgunte.
Me siento tan oprimido al lado de este tipo.
Por alguna extraña razón mi cuerpo temblaba un poco, maldición, ¿Quien es este tipo?
—Ah, Félix, esperalo aquí adentro.—dijo.
Yo entre y me senté en el sofá de la sala de estar, aquel adulto se marchó hacia el segundo piso.
Yo solo esperaba con nerviosismo, jugaba con mis dedos mientras observaba la casa, hacia muecas de lo nervioso que estaba.
Entonces Félix bajo de su habitación y se acercó a mí.
—Hola.—salude.
—Tuve la hipótesis de que vendrías.—dijo.
—¿Cómo?
—Por como me miraste esta mañana, parecía que querías decirme algo.
Él mantenía una relajada expresión y una pequeña sonrisa, sus ojos estaban entre cerrados pero seguían con esa mirada intensa.
—¿Y?—le mire con el ceño fruncido.—¿Que querías?
—Ah, cierto.—rasque mi nuca.—Solo quería saber cómo estabas.
—...Y... ¿Ya?—fruncio el ceño.
—Bueno, no tenía un plan ni nada, solo vine.—rei.
Ugh, esto es incómodo.
—Bolt, acércate, siéntate a mi lado.—dijo.
Yo obedecí sin más. Me senté a su lado y pude oler su fragancia a flores.
—Hueles a flores.—estornude.
—¿Uh? La próxima ponte un pañuelo me embarraste todo.
—Perdon, es solo que, soy un poco alérgico a los perfumes.—dije tapando mi nariz.
En ese instante sentí las manos de Felix tocar mi rostro; sentía como sus dedos acariciaban con delicadeza mis facciones y demás. Mis cejas, mis labios, mis mejillas; todo.
—Eh, ¿Qué haces?—pregunte.
Aunque se sentía relajante y bien.
—Estas rojo como un tomate ahora, cálmate.—dijo.
—Si dices eso, solo harás que me sonroje más, ¡Tonto!—dije nervioso.—¡¿Y que demonios haces?!—No pude evitar subir mi tono de voz.
—Solo examinó tu cara.—respondio de lo más tranquilo.
—Ah, ahora eres doctor.—Felix me pellizco.—¿A qué vino eso?
—Si te dolió, es porque soy un doctor.
¿Okay?
Me deje de quejar y el seguía acariciando mi rostro, las manos de Félix, para ser manos usadas para pelear, son suaves y calidad.
—Has estado peleando, puedo sentirlo en tu rostro.—dijo.
—Tú también has estado peleando, lo veo en tu cara.
Él sonrió, y acaricio mi cabello.
Que cercanía y confianza tiene este chico.
—Y, ¿Porque pelearon tú y Alan?
—Porque te salve.—respondio.—Y porque eres mi amigo.
En ese momento, en este momento, este momento de mi vida, es en el cual me siento protegido; ni Sofía, ni los demás, podían hacerme sentir así. Tal vez era porque estaba con alguien fuerte, o tal vez porque soy aún tan débil que necesito de alguien fuerte.
No lo sé, pero me agrada.
En ese momento Bolt empezó a sentir emociones que le traían una agradable sensación, por primera vez en su vida, no sintió la necesidad de estar él solo.
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Las emociones de Bolt salen poco a poco a flote.
Por ahora ambos son amigos, por ahora, oh bueno tienen una relación extraña xd
Pero aún no son pareja. :V
En el futuro algo pasará.
Comenta que te pareció.
Bai bai :D
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