Estaba tirado en el suelo, en esta tierra, mientras la multitud aclamaba y gritaba.

“¡Sangre!” “¡Levántate!” “¡Pelea!”

Me dolía la cabeza, y la persona frente a mi, con su nariz rota y toda esa sangre en bajando de sus fosas nasales.

Con esa expresión que lo hacía ver demoníaco, de acercaba mi, dispuesto a pasarme.

¿Porque tengo un ojo cerrado?

Ah, cierto.

Tengo un corte en la frente y la sangre cayó por toda mi cara y salpicó un poco mi ojo izquierdo.

Ugh, que molesto, quiero ir a casa.

Un par de horas antes.

Me encontras comiendo en el suelo. Comía con rapidez y no quitaba mi mirada de mi padre quien estaba sentado en la escalera, observandome.

Mastique toda la carne que quedaba y verduras; me las trague de un solo, luego me bebí un así de agua son pestañear.

Pestañear sería mi perdición.

Mi padre, al ver ello, termino de comer, se levantó y con un veloz movimiento se abalanzó contra mía, su enorme cuerpo se movía como una mariposa, y sus largos brazos casi me atrapan.

Yo me moví rápidamente a un lado antes de que me agarrara.

Tomaba bocanadas de aire, tratando de controlar mi respiración.

Mi padre, Nicolás, es un ex campeón de boxeo, participó en judo y ganó varias medallas (quedó en segundo lugar en las olimpiadas), entreno Muay Thai y luego un poco de karate, donde fue expulsado por haber peleado fuera del dojo y por su conducta paranoica y violenta.

El perder a mi madre, y el recibir tanto daño cerebral en su carrera como boxeador, lo marco psicológicamente, a parte de un sufre de ataques de paranoia.

Y este es un ataque paranoico y psicótico.

Después de la muerte de mi madre dejo de seguir su tratamiento, me dejó viviendo con su hermana. Él le había dicho que volvería por mí cuando termine el torneo de judo en las olimpiadas; eso dijo, pero duro medio año sin venir a buscarme.

Luego volvió por mí, pero mi hermana no quería darme a él, ya que ella era consiente de su estado mental, pero, mi padre, es un monstruo.

Me secuestro y desapareció conmigo.

Y aquí estamos otra vez. Yo, contra él.

Mi padre puede ser un paranoico, pero él es fuerte.

Y eso es un problema.

El tomó su posición de combate, yo por igual hice lo mismo, pero subí mi guardia más de lo normal.

—No dejare, que mi propio hijo, me gane...—apreto sus dientes.—No dejare, que me mates.

Suspiré, mi corazón latía a mil, no sabía qué hacer.

Félix, relajate, tranquilízate, esa es la primera regla en una pelea mantener la calma.

Respire profundo y exhale.

—Padre, Nicolás, no quería matarlo, solo quería darle sus pastillas para su condi-

—¡Mentira!—vocifero.

Como una bestia.

Suspiré; no tenía sentido el hablar.

Empecé con un han directo a su mandíbula, que a pesar de lo rápido que fue, el lo esquivo, y me respondió con una contra que me dió de lleno en la cara.

Mi cuerpo se tambaleó, casi caía, mi padre vino hacia mi.

Yo, respire hondo y lo patee en la cara; a pesar de ello el siguió hacia mi, yo por reflejo me moví rápidamente por debajo suya esquivandolo. Casi pierdo el equilibrio.

Su contra todavía tiene efecto.

Mi padre y yo nos miramos, yo en ese instante me acerque y le di con un gancho en la mandíbula, me aleje de inmediato, pero él me siguió.

Intento tumbarme y realizar una sumisión, pero yo no sé lo permiti, le agarre las bolas y se las apreté con fuerza.

Él grito con fuerza. Aproveche la situación y lo golpee varias veces con golpes directos, en el hígado y con otro gancho; aquello no sería suficiente, era consiente de ello, pero lo intente.

En una rabieta, Nicolás me tomo y realizó un suplex conmigo.

Me estampé contra el suelo de madera.

Mierda...

Yo ya en el suelo, intenté tomar su pie, pero no se dejó, y me pateó la costilla con fuerza.

Y lo peor es, que fue con su pierna derecha, esa patada derecha e la más letal de su arsenal.

Me deslice por el suelo por aquella patada, pero aguante el dolor y me levanté. Nicolás me lanzó varias combinaciones de golpes, yo las esquivé. Así como él me enseñó.

Tú me enseñaste esa manera de esquivar, ¿No lo recuerdas? Hablas con arrogancia y orgullo sobre ello. Sobre tus días como boxeador.

Nicolás me miró y sonrió de lado, con esa mirada de emoción en sus ojos. Sus ojos amarillos brillaron con pasión.

Mi padre era de esas personas que sentía una pasión intensa hacía las peleas, él se sentí vivo al luchar.

—Eres bueno, eso estuvo bien.—dijo.—La cosa se pondrá interesante.

Sonreí con orgullo al oír esas palabras, me llenaba de felicidad.

Si soy sincero, yo también siento pasión hacía las peleas, por eso, me gusta pelear contra mi padre, quiero saber quién es más fuerte.

Yo estoy celosos de lo fuerte que es.

Amplíe mi sonrisa por la emoción. Apreté mis puños. Mordí mi labio inferior con mi colmillo por la exitacion del momento.

No te preocupes, a penas estoy empezando.

Y termino.

Estaba tirado en el patio, inconsciente, lo unico que recuerdo es la cara de mi padre llena de desilusión, por qué solo dure tres minuto peleando contra él.

Maldito viejo.

Sonreí de mejilla a mejilla.

La próxima vez, yo ganaré.

Entre a casa, me puse a hacer la cena, mientras mi padre dormia.

No me molesta, de hecho, no me importa mucho ello.

Se que esta no es una relación familiar tan sana, pero yo ya estoy acostumbrado. Después de todo, llevo la sangre de Nicolás en mis venas.

Y me siento orgulloso de ser su hijo, a pesar de todo.

Cuando ya era de madrugada, salí de casa cuando padre estaba durmiendo.

La semana pasada, me inscribí en un torneo clandestino de peleas.

La mayoría eran adultos, pero yo al estar acostumbrado a pelear con mi padre, tanto mi cuerpo como mi mente estaban listos para lo de venía.

No era la primera vez que iba, ya yo había ganado tres peleas, y está será mi cuarta...

Y aquí estoy...

El tipo aún de pie y yo en el suelo.

Pero este hombre no sabe pelear casi nada, solo lanza golpes a lo loco y tiene mucha fuerza.

Reí.

¡No me jodas!

Me levanté, el lanzó otro golpe, yo lo esquivé y lo golpee en el hígado.

Él no aguanto el dolor, lo golpee en la cabeza con mis nudillos, y un par de combinaciones más con las que lo devore.

—¡DE REPENTE! ¡EL JOVEN FELIX SE HA RECUPERADO!—grito el presentador.

La multitud enloqueció.

Al final lo tire al suelo pateando su pierna, y le pise la cara hasta dejarlo inconsciente.

Gane.

Después de mi pelea, fui a la oficina del organizador de este torneo, para recibir mi paga: 7000 dólares.

—Buen trabajo, niño.—me felicito el viejo.

—Gracias.

—Sabes, pensé que no durarias mucho, porque eres un niño, solo tienes diesisiete, y contra un adulto, un niño como tú, creí que no duraría nada, pero al parecer me equivoqué.—se rio.—¡Perdón!

—No importa, está bien.—dije.

Luego de aquello me marché, tuve que tomar el tren para llegar al distrito en donde vivo.

Como siempre, llegar a casa y dormir.

A la mañana siguiente, mi padre, estaba haciendo el desayuno, y ahí estás él, con su buena figura de peso pesado, alto, cabello rojo oscuro hasta sus grandes hombros.

Cocinando... Él no lo hace a menudo.

Cuando Nicolás ordenó la mesa u sirvió la comida, un par de huevos y tostadas, nos pusimos a devorar aquello como si fuera la última cosa que comería.

—... Nico.

—Dime.

—Esta salado...

—...—suspiro.—¿Estas intentando provocar una pelea muchacho?

—... Si.

—Callate y come, astuto zorro.

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Aquí está ajajaj

Quería poner la relación entre Félix y su padre

Para que sepan algo más de él.

Bueno, gracias por leer.

:)