Capítulo 74
Ryujin estaba en su habitación ordenando algunas cosas desparramadas. Lo que antes era ordenar sus libros, maquillajes, zapatos y más, ahora era ordenar biberones, el estante con ropa y pañales y los chupetes de Jiwoo.
Estaba juntando un par de prendas para salir a la casa de Minho. En un bolso guardó su ropa y un par de pijamas y en otro bolso las cosas de la bebé.
Jiwoo estaba estirada en su cuna mirando al techo, mientras emitía soniditos tiernos. Shin sonrió tiernamente.
Su teléfono sonó. Era Minho quien le llamaba.
—Min, ¿Vienes por nosotras? El timbre no funciona y no escucho si tocas la puerta.— aclaró, preparándose para salir.
—No te quedes esta noche en casa. Iré yo a la tuya.— contestó cortante.
—¿Por qué? ¿Todo bien?— preguntó confundida ante los cambios de planes.
—Te explico luego. Iré en una hora.— terminó de explicar y colgó el teléfono. Shin escuchó el pitido del celular y miró la pantalla totalmente confundida.
—Creo que no saldremos a ningún lado hoy, bebé.— habló al aire con un tono de confusión.
Dejó los bolsos en la cama y tomó a Jiwoo para alimentarla. Se sentó en la cama y le dio su biberón.
A Ryujin le gustaba su nueva vida como madre. Claro, era muy joven y aun tenía mucho por vivir y aprender, pero con solo tener en brazos a Jiwoo, ella tenía paz. Era como hacer borrón y cuenta nueva.
Jiwoo le daba mucha paz. Con solo verla le emitía una pureza increíblemente grande. Ryujin esperaba que ella jamás cometiera lo mismo que hizo en un pasado y no perdiera su pureza.
Cuando ella veía a Jiwoo, recordaba todo lo que hacía en el pasado. Claro, no podía cambiarlo y siempre se odiaría a si misma por llegar más allá del extremo. Solo le quedaba por dejar todo atrás y dejar vivir a sus víctimas. Ahora tenía que centrarse en otra cosa y era Jiwoo.
Ryujin sabía lo mal que estuvo. En un principio no quiso cometer actos de bullying, pero por popularidad, querer llamar la atención y ser una adolescente tonta, atentó contra la vida de sus compañeras de colegio y, para tener un blanco estático, atentó contra la de una menor, yendo más allá y casi provocarle la muerte.
No vamos a mentir, Yuna hubiera preferido morir rápidamente a estar matándose lentamente como lo hacía ahora. Ryujin lo sabe, Yeji lo sabe, todos sus perpetradores lo saben y nadie quiere dar un paso más para no joder la situación, mucho más de lo que estaba.
Y así era la vida del bully. Una vida que se interpretaría como estar entre la espada y la pared. Tanto Ryujin como Yeji estaban así, no eran chicas buenas, tampoco eran tan malas. Eran una mezcla extraña entre la furia del depredador y el miedo de la presa. La satisfacción de poder rebajar a alguien para sentirse mejor y la culpa tardía que conlleva haber maltratado a alguien al punto de estar muerta en vida.
Y como pasa en la vida, todo se paga.
Ryujin acarició el pelito de Jiwoo y la recostó en su cuna nuevamente. Preparó su bolso, era un día lindo para salir a pasear. Juntó algunas pertenencias de la bebé y buscó el cochecito para que cuando llegara Minho pudieran dar una vuelta.
Puso el bolso en la canasta de abajo, llevó el coche al primer piso y luego buscó a la bebé para recostarla.
Mientras esperaba a su pareja, le preparó un biberón a Jiwoo. Aunque lo ideal sería la lactancia materna, Ryujin sentía mucha presión y se sentía incómoda de que todos la vieran con una bebé, más si tenía que amamantarla. Era normal, era su hija y debía alimentarla como correspondía, pero ella quería evitar miradas. Además de eso, ella le preparaba una leche en polvo especial para bebés con una fórmula que le ayudaría en su crecimiento.
A los cuarenta minutos, luego de una revisión y cambios de pañales, llegó Minho. Dejó sus cosas en el cuarto de Shin y los tres salieron a dar un paseo.
Esta vez era Lee quien llevaba el carrito, mientras que Shin tenía sus manos en los bolsillos de su saco. Ella intentó sacar una charla, pero desde que el llegó, solo se limitó a responder pocas preguntas de manera cortante.
—¿Todo bien?— preguntó interesada.
—Si...
—Te ves como si te hubiera pisado un camión. ¿Qué ocurre?— insistió firme.
—No me ocurre nada.— secundó un poco molesto.
—Minho...— paró en seco. Su novio imitó su acto y le vio fijamente.— Hace casi cuatro años estamos saliendo y te conozco muy bien como para que me mientas. ¿Qué te pasa?
Lee dio un suspiro y caminó en reversa con el coche. Se puso en frente a ella.
—Mi padre empeoró y mi madre se enojó por venir a verte.— resumió con mal tono.
—Minho...— murmuró suavemente, viéndolo fijo.— Me lo hubieras dicho y no te presionaba a pasar la noche juntos.
Lee solo hizo una mueca.
—No quería que te preocuparas.
—Eres mi novio y el padre de mi hija. Todo lo que te pase me preocupa.— se acercó para acariciar su mejilla y plantar un beso.
—Ya tienes demasiado por que preocuparte. Eres la que más cargo se hace de Jiwoo y debes centrarte en tus estudios. — dijo intentando cortar la conversación.
Ryujin no respondió. Solo le dio un abrazo y besó su hombro. Se reincorporó y volvieron a dar una caminata por la plaza, recolectando cientos de miradas que los ponían incómodos.
Shin le propuso ir al hospital para que su padre conociera a su nieta, después de todo, el señor Lee nunca vio a Jiwoo y apenas se enteró que era abuelo.
Minho aceptó. No tenían a donde ir y que hacer, por lo que una visita a su padre no sería mala idea.
Llegaron al hospital en unos cuantos minutos, no estaba ni muy lejos ni muy cerca. Fue todo un show intentar entrar con la bebé, no permitían niños en el área, pero la enfermera que conocía a Lee le dio solo un par de minutos, ayudándoles a entrar a escondidas con la menor. Dejó el carrito de Jiwoo en un costado y tuvieron que llevar cargando a la bebé en el resto del camino.
Lee estaba acostumbrado a la rutina de llegar, saludar la recepcionista, ver a los mismos enfermeros, subir las escaleras, llegar al cuarto y empezar a atender a su papá. Las veces que tuvo que presionar el botón rojo por una emergencia era una considerable cantidad donde su padre estaba al borde del colapso y rezaba internamente para que esa visita no tuviera que presionarlo y que su novia viera lo fuerte que era la situación.
Ryujin, por otro lado, sintió unos nervios increíbles al entrar en la sala. Era una espantosa escena, el padre de Minho recostado en una cama de una solitaria habitación. Tenía cánulas en su nariz que llegaban a su garganta, los sueros y las máquinas que controlaban su pulso. Cerró sus ojos y abrazó a la bebé antes de entrar.
Minho se acercó a su padre y le susurró en su oído, tocando lentamente su hombro.
—Papá... quiero darte una sorpresa.— sonrió apenas. Su padre abrió sus ojos y movió lentamente su cabeza.— Tienes una visita especial.
—¿Quien... es?— murmuró con dificultad.
—Hola, señor Lee.— sonrió Ryujin.— ¿Me recuerda?— preguntó suavemente.
El padre de Minho hizo un esfuerzo por reconocerla, pero no pudo hacerlo.
—Es Ryujin, papá. Mi novia.— se acercó y tomó a Jiwoo en sus brazos para acercarla a el.— Y ella es tu pequeña nieta, Jiwoo.
El señor Lee sonrió grandemente y le acarició el cabello a la bebé. A diferencia de su madre, el lo estaba tomando muy bien la paternidad de Minho.
—Tiene tu nariz.— dio una pequeña risa.— Quiero cargarla...— le pidió. Minho no pudo negarse y la llevó con el. Con sumo cuidado, la tomó. El señor Lee sonrió, Minho tenía sus manos cerca por si llegaba a pasar algo y evitar que se cayera.— Es muy linda...— sonrió grandemente.
—¿Verdad que si?— agregó el joven.
Mientras la pareja veían al adulto feliz con su nieta, la madre de Minho apareció en la sala un tiempo después.
—¿Qué hacen aquí? ¿No saben que no pueden entrar a esta sala? ¿Y por qué traen a Jiwoo?— escandalizó en voz baja, dejando una bandeja en la mesita.
—Cálmate, trajimos a Jiwoo para que papá la conozca. Déjame decirte que se puso más feliz que tu.— le recalcó con cierto tono.
Su madre le ignoró y le pidió que se fueran. Ambos le hicieron caso a duras penas, es más, el señor Lee suplicaba para que no se fueran, pero la madre de Minho casi los echaba a patadas.
La pareja se fue un tanto incómoda por dicha situación. Por otro lado, los padres de Lee miraban a lo lejos un poco apenados, sabiendo lo que se les venía en poco y sin querer que su único hijo viera esa tortura.
♡
Sana y Chan estaban en una cafetería. Se podía decir que era una cita, aunque ambos no querían etiquetar la salida.
Sana tenía un jean ajustado de color claro, una musculosa de tirantes muy delgados de color amarillo pálido con destellos naranjas y unas sandalias amarronadas. En cambio, Chan tenía su típico pantalón de jean celeste holgado y su camiseta negra, con unas zapatillas deportivas. Anteriormente tenía una gorra negra, pero debía sacársela para entrar al local.
Ambos estaban sentados tomando un café con mucha espuma y una tarta de frutas con crema. Estaban ubicados frente a la ventana con vista al gran parque.
—Extrañaba comer algo así. Créeme que la vida de las modelos es muy sacrificada.— frunció el ceño al comer un poco de crema.
—Disfrútalo, un poco de grasas no te hará mal.— bromeó. La japonesa rió apenas, aun saboreando la tarta.
—¿Puedo hacerte una pregunta sin que lo tomes a mal?
—Por supuesto.
La chica buscó las palabras adecuadas, tardando cortos segundos en hablar.
—¿Nunca hubo ningún problema con la diferencia de edad entre tu y Yeji?— preguntó delicadamente, sin querer malinterpretar nada. Bang lo pensó unos segundos.
—Hubo mucha gente en el colegio viéndonos de mala manera y otros que decían que era un logro. Sus padres no lo aprobaban mucho y mis padres casi me matan por salir con alguien menor. ¿A qué se debe?— preguntó curioso.
—En una clase hablábamos sobre la manipulación emocional en las relaciones amorosas, y no dejaban de mencionar parejas donde la chica era menor y el chico mayor. Incluso exageraban las edades, una chica de quince con uno de sesenta.— rodeó sus ojos.— Y no digo que seas un manipulador, eres lindo, solo quiero saber como eras con ella desde tu punto de vista.
—Yeji y yo nos conocimos en el colegio. Ella ingresó cuando yo iba a cuarto año del secundario. Empezamos a salir cuando iba en mi último año. Siempre fue una relación sana, la buscaba del colegio o de su casa, la dejaba a horario, casi nunca lo hacíamos, ya sabes... es una joven y preferimos una vida sana sin depender de lo sexual...— empezó a enumerar, intentando recordar lo que vivió en su noviazgo con Hwang.— Em... bueno, ella y yo lo decidimos, siempre hablábamos antes de tomar una decisión, salíamos a pasear y nunca peléabamos, hasta que pasó lo que pasó.
—¿Y la gente que opinaba?
—Siempre preguntaban si no me daba vergüenza salir con una menor. Mis compañeros me alababan pero era algo muy incómodo. A Yeji la amé, ella me amó y eso era lo justo y necesario.
Sana asintió lentamente y bebió su café.
—Sabes, nunca en mi vida escuché a alguien que hablara tan bien de una ex relación. Veo que aun quieres a Yeji y es algo admirable.— sonrió tiernamente.
—Se que ella hizo cosas imperdonables y crueles, pero muy en el fondo, ella es una buena persona y yo lo se. Estuvimos tres años juntos, ella pasó por mucho también y se que, lejos de lo que hizo, ella es increíble. Me ha ayudado en muchas cosas, no podría tirar esos años que nos conocemos a la basura.— admitió un poco nervioso.
Ambos siguieron hablando un poco más de la situación. Sana podría parecer un poco celosa y chismosa, pero en realidad solo era su método para conocer a Bang...
El chico que le estaba empezando a gustar.
Ella quería saber sobre la relación entre el y Hwang. Sabía lo controversial que era en el mundo de ahora la diferencia de edad, por lo que ella preguntaba como era vivir una relación, relativamente sana, a pesar de los comentarios de que un universitario saliera con una estudiante de último año de secundaria.
En su clase, mientras todos discutían sobre la edad y la manipulación, Sana escuchaba y tomaba nota. Al tener una leve información sobre la relación de Bang y Hwang, ella podría formar algo para su debate que debía hacer la próxima clase.
Y además de eso, ya sabía como era la mentalidad de Chan y, si un día ocurría algo entre ellos, ella no dudaría en salir con el.
Luego del café, fueron a caminar por un parque. El atractivo tenía varios árboles y un sendero que resaltaba entre lo verde. Fueron juntos caminando por ese sendero sin cruzar ninguna sola palabra.
—¿Y cuando debes modelar?— preguntó el chico para romper el hielo.
—Oh, me había olvidado de eso.— sonrió lindamente.— En dos semanas tengo que practicar para promocionar una nueva línea de ropa veraniega. Me sacarán un par de fotos para promocionar un maquillaje y luego tendremos el desfile.— explicó con emoción.
—Eso es increíble. Si pudiera, iría a verte.— dijo sin pensar.
—¿A mi o a las modelos?— hizo una mueca para molestarlo de forma divertida.
—Oye, no soy baboso.— soltó una risa.
—Y no dije que lo fueras...— replicó, haciendo que el chico riera aun más.
Siguieron caminando un poco más y se sentaron en una banca, con vista a una laguna. En ella habían hojas recién caídas flotando. La japonesa tomó unas flores silvestres y le dio un par a Bang para arrojarlas a la laguna.
—Mi mamá solía hacer esto cuando estaba enamorada de mi papá. Lo hacía cuando sentía que estaba perdida y que su relación no estaba funcionando. Tiró una flor y luego de tres meses se casaron.— explicó lentamente, sin soltar su mirada de las flores. Bang sonrió lentamente, viendo hacia la laguna.
Cuando ella se reincorporó en el asiento, Bang jugueteó con sus dedos, acercándose lentamente a la mano de la chica. La tomó con cuidado, Sana se sorprendió de dicho acto, pero jamás se separó de el. Dejó que Bang tomara por completo su mano, formando una tímida sonrisa en su rostro.
Entrelazó sus dedos y dirigió su mirada a la de la japonesa, quien sonreía cada vez más grande. Lentamente, acercaron sus rostros, uniendo sus labios en un delicado y tierno beso.
Sana abrió sus ojos y sonrió en medio del acto, abrazando a Bang por el cuello y besándolo un poco más. El rubio correspondió al abrazo y la apretó suavemente, llevando sus brazos a la cintura de la joven.
Como una escena de película, ambos terminaron su beso y se quedaron abrazados, mirando hacia la laguna, con las flores yéndose, en total silencio.
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mucho drama, algo romantico plis para suavizar jajsja
disfruten la historia. nos vemos en la proxima <3
foto de mi novia porque si
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