Capítulo 66
Tres horas después de haberla limpiado, haber dejado a la bebé en controles de neonatos y de todo lo que conlleva una cesárea, Ryujin fue llevaba a la habitación.
Estaba demasiado cansada a decir verdad. Como si su cuerpo hubiera sido aflojado bruscamente. Le dolía todo, no podía tocar su abdomen cubierto de un vendaje por las suturas, no podía moverse sin hacer una mueca de dolor. En su mano derecha tenía un suero y aun llevaba la cánula en su nariz.
Minho, quien antes había ido a ver a su hija en la sala de neonatos, ahora estaba con ella sentado a su lado y tomando su mano.
—¿Cómo te sientes?— le preguntó suavemente con una sonrisa coqueta en su rostro y corriendo un mechón de pelo.
—No siento nada...— murmuró con sus ojos cerrados y sonriendo avergonzada.— ¿Y la bebé?
—Ya la traen. Estuvo en controles y la vistieron muy linda.— rió apenas acariciando suavemente su mano.
La puerta fue abierta y dejaron entrar a una enfermera con una bebé envuelta en una mantita amarilla y otra rosa. Minho la ayudó a acomodarse y ella tomó con delicadeza a la pequeña.
—Felicidades por su hija.— sonrió grandemente la enfermera.— Se ve que son una hermosa familia.
—Muchas gracias.— agradeció la chica con una suma felicidad en su rostro.
La pareja se centró en ver a la pequeña bebé en sus brazos. Sus ojitos hinchados y cerrados, la forma en que movía sus pequeñas manos y apenas su cabeza. Minho acomodó un poco su gorrito rosado oscuro con una franja rosa más clara.
—Bienvenida al mundo cielo.— sonrió dejando caer una lágrima. Abrazó a su bebé delicadamente.— Te amamos mucho.
Minho se limitaba a sonreir estúpidamente. Aun no caía con que ya habían pasado los nueve meses y ya tenía a su familia formada.
La vio nuevamente, a decir verdad era preciosa. Si le daba miedo y un poco de impresión un bebé recién nacido, pero a diferencia de otros bebés, la niña Shin-Lee era muy bonita.
—A todo esto, aun no le pusimos nombre...— murmuró Lee, tomando su pequeña manito.
—No se me ocurre ninguno que me guste...— mencionó acomodando su ropa.
—¿Consideraste Minah?
Ryujin le hizo una expresión obvia como diciéndole que se rinda con querer ponerle ese nombre.
Una hora luego, la puerta fue abierta y entraron las madres de los jóvenes. Ambas saludaron a sus hijos y luego a la pareja de cada uno. Admiraron por un poco a la bebé y le dieron ánimos a la adolescente por haberla traído al mundo, dejando algunos regalos en una mesita.
Un tiempo luego, dejaron que los desesperados amigos de los jóvenes entraran a la sala, dándoles privacidad.
Apenas pisaron la sala, se formaron sonrisas instantáneas. Hyunjin y Yeji entraron primero, con tres bolsas de regalos. Seguido de ellos entraban Chan y Sana, la japonesa sin entender nada de como llegaron allí mientras que el australiano se dirigía a su amigo para quitar a la bebé de sus brazos y sostenerla un segundo.
Lia se mantuvo afuera esperando a que Changbin y Felix llegaran, ellos le mandaron un mensaje diciendo que no encontraban la sala y lo mejor era esperarlos para evitar más pérdidas.
Al entrar, Seo sonrió como jamás hizo o lo hayan visto y Felix se emocionó tanto que lloró como bebé.
La madre de Ryujin estaba sentada en una esquina por si ella necesitaba algo. La de Minho tuvo que volver a su casa y prepararse para trabajar. La señora Shin se sorprendió por ver la cantidad de amigos que tenía su hija cuando solo conocía a Lia y a Yeji.
—Chicos... es muy bonita.— dijo Bang sosteniéndola y meciéndola un poco. Sana por detrás de el se dispuso a mirarla y acomodar su mantita, la cual Chan dejaba caer. Yeji veía a la nueva chica, quien nadie conocía, ser tan cercana a Bang. Sintió algo de celos, pero no iba a arruinar el día de su amiga por una escena con alguien que ya no es nada de ella.
—Disculpa, ¿Tu quien eres?— preguntó Minho viendo a la japonesa fijar los ojos en su hija detrás del rubio.
—Lo siento, no me presenté. Soy Sana, una amiga de Chan.— hizo una reverencia.
—Estábamos haciendo un trabajo y justo me llamó Minho. Ella solo me acompañó para no quedarse sola. Espero que no les moleste.— se disculpó con la pareja.
—Para nada, es un gusto.— saludó Shin a la chica. Ella devolvió el saludo también.
—Lo siento, no traje un regalo.— hizo un leve puchero.— No todos los días haces un trabajo en grupo y vas al hospital de imprevisto a ver a una bebé.— dijo un tanto divertida. Bang casi soltaba una carcajada, la cual fue tapada con sus manos antes de provocar un llanto en el infante.
Todos estaban felices y contentos por ver a la pequeña bebé y tomándola en sus brazos, sacando unas cuantas fotos, hasta que lloró. Fue enviada nuevamente con Ryujin apenas tocó los brazos de Changbin.
—Veo que no te va a querer.— burló Minho por aquel acto. Seo rió avergonzado.
La sala se llenó de silencio, solo se escuchaban los quejidos de la bebé.
—A todo esto... ¿Cómo se llama?— irrumpió Felix con suma curiosidad y hablando por primera vez en el día.
La pareja se miró mutuamente. Ryujin se encogió de hombros, aun no habían decidido su nombre.
—Bueno... no tenemos uno.— admitió Lee coreano.— Aunque yo pensé en...
—Basta Minho, no llamaremos a nuestra hija como tu.— regañó seriamente a su novio.
La sala se llenó de risas y Minho no tuvo más remedio que rendirse.
De la nada, al mismo tiempo, el mismo nombre salió de la boca de Lia y Yeji.
—Jiwoo...
Las chicas se miraron fijamente. Fue la primera vez en años que coincidían en algo. Se dieron una leve sonrisa y rieron apenas, como jamás hicieron luego de unos años.
—Shin Lee Jiwoo... me gusta.— asintió Ryujin.— Es mejor que Minah, ¿Qué opinas, Min?— sonrió viendo a su novio.
—Ponle el que tu quieras, yo me rindo.— puchereó. Ryujin mordió su labio y negó con su cabeza.
Shin Lee Jiwoo sería su nombre.
♡
Luego de muchas sonrisas y alegrías, era hora de irse. Changbin ya se había ido, de paso, Felix se fue con el. Casi un año en Corea y aun no sabía como llegar a su casa o como era el nombre de su calle.
Lia seguía junto a Ryujin, pasándole lo que ella le pidiera o si necesitaba ayuda en algo. Debía esperar también a que alguien la buscara.
Afuera solo estaban Chan, Sana y Yeji. Hyunjin estaba hablando con Minho en un pasillo, ambos habían ido a buscar algo de comer para Lee y de paso también Hwang esperaría a que sus padres los buscaran a el y a su hermana.
Chan y Sana se estaban yendo. De no ser por Yeji, el ya se hubiera ido.
—Chan... ¿Puedo hablarte?— preguntó con voz nerviosa. Bang se volteó a verla y escucharla.
—¿Qué ocurre?— preguntó con un tono neutral.
Yeji jugueteó con sus manos y trató de verle a los ojos, sintiéndose nerviosa e intimidada.
—Quería decirte que me disculpe con Yuna...— murmuró apenas.— Me di cuenta del mal que hice y quise compartirlo contigo.
Chan sonrió formando sus hoyuelos.
—Eso es bueno... al menos lo reconoces...— se acercó a su oído.— No como otros...— señaló a los otros dos chicos que entraron nuevamente a la sala.
Sana se alejó un poco para darles privacidad y responder un mensaje de su mamá.
—¿Ella es una amiga tuya?— preguntó viendo a la bella chica. Bang asintió.
—Si... ¿no estarás celosa?— burló divertido. Hwang rió tímida.
—Para nada... eres libre de tener amigas o pareja.— comentó con una sonrisa débil.
Hubo un corto momento de silencio donde ambos miraban al suelo. Bang se mecía lentamente mientras que Hwang jugaba con sus uñas. Ambos se posaron en la puerta a ver a la pareja cuando escucharon a la bebé llorar.
—Se les viene difícil...— negó con su cabeza el rubio.
—Solo espero que se ayuden mucho.
Volvieron a salir de la puerta y se vieron fijamente, regalándose una sonrisa tímida entre ambos.
—Chan... se que estuve muy mal, y se que no tiene perdón el haberte mentido y engañado con tu mejor amigo pero...— hizo una pausa, apretando sus labios y mirando al suelo.— Tu hiciste tantas cosas bellas por mi y me ayudaste cuando más te necesitaba...— levantó su vista con su nariz un poco roja y ojos llorosos.— No quiero perder todo ese tiempo y tirarlo a la basura como si nada. ¿Podemos aunque sea ser amigos?
Chan sonrió grandemente y se acercó para abrazarla. Le plantó un pequeño beso en su coronilla y la vio fijamente sin borrar su sonrisa.
—Por supuesto que si.
Yeji sonrió y volvió a abrazarlo, secando sus lágrimas al final. Sana se acercó a ellos y sonrió tiernamente.
—Lamento interrumpirles, pero mi mamá está esperándome abajo e iba a despedirme de ustedes.— dijo con un tierno tono.
—Si, ¿tienes todo? ¿guardaste tu tesis?
La japonesa asintió. Hwang sonrió ante ese encanto que tenía Chan, ese encanto caballeroso, atento, divertido y amable que hacía que todos cayeran a sus pies.
—Fue un gusto conocerte.— estrechó su mano a Yeji, quien correspondió al saludo.— Cuídense, nos vemos pronto.
—Adiós.— saludó animado.
—Adiós...— Hwang saludó en un leve murmuro.
Nuevamente quedaron solos los dos. Chan le invitó a pasar nuevamente a la sala hasta que llegaran los padres de la chica.
La escena fue muy divertida de ver. Desde la camilla, Ryujin le regañaba a Minho sobre aprender a cambiar un pañal sin tener miedo a hacerlo mientras que su madre le explicaba con poca paciencia y le mostraba como hacerlo.
—Y debes limpiar siempre de adelante hacia atrás, levantar sus piernitas y colocar el pañal. Fíjate que no esté muy ajustado. Y nunca le pongas talco, solo usa toallitas húmedas.— le explicó la madre de Shin.
Minho vio con frustración e incomodidad el simple hecho de cambiar pañales. Tomó nuevamente a la bebé y la recostó en la cuna plástica.
—Van a ir aprendiendo con el tiempo. Si necesitan ayuda pueden pedirla...— mencionó la mujer viendo como Lee acostaba a Jiwoo.— Jamás pongas tu mano en su cabecita y la acuestes así.
La mujer se acercó para enseñarle como debía hacerlo correctamente. Ryujin miraba atenta a su madre y luego vio la cara de frustración de su novio.
Minho estaba harto de aquello. Era el primer día, hizo mal cuando le sacó una foto, cuando la sostuvo, cuando quiso ponerle un zapatito y ahora con los pañales.
Se sentía como un inutil.
—Mamá... deja que aprenda el.
—Le estoy enseñando.— corrigió mientras tapaba con la manta a la bebé.
Minho solo se mantuvo serio viendo al suelo. La madre de Ryujin salió de la sala para irse al baño, mientras que Minho se sentó en una silla al lado de ella.
—Lo siento por eso. Es algo típico de ella ser insoportable.— murmuró intentando calmarlo.
—Me siento un inútil.— se quejó irritado, se le veía el enojo en la cara.
—No lo eres...
—Si. Lo soy.— respondió seco.— No se hacer nada bien, ni siquiera se cambiar un pañal o ponerle un zapato. No soy capaz de durar durante la cesárea o de mantener un maldito trabajo.
—¿Qué?— preguntó confundida ante la última palabra.
—Me echaron de uno y se me terminó el contrato de otro.— rodó sus ojos.— Además debo cuidarlo a papá y nadie quiere un empleado de medio tiempo por ahora.
Ryujin apoyó su cabeza en su hombro y sobó su brazo para darle apoyo.
—No pienses en eso hoy. Mira ahí...— señaló a la bebé durmiendo.— Hoy estás aquí, con la familia que formaste. Ya podrás tener otro trabajo pronto, y aprenderemos juntos como criar una bebé, ¿Si? Yo tampoco se hacerlo pero vamos a aprender.— murmuró suavemente con una leve sonrisa en su rostro.
Minho le dio un beso y se apoyó levemente sobre su cabeza, así sosteniendo su mano nuevamente.
♡
Chaeryeong estaba con Dahyun. Habían pasado semanas desde que ellas no se hablaban y volvieron a salir por extrañar su amistad.
Estaban en la casa de Kim, su padre se encontraba trabajando y tenía la casa sola por la tarde para compartir con su amiga. Ambas estaban sentadas comiendo un yogur helado.
—Y ahora se van a ir de vacaciones a Japón. Creo que es en Okinawa, se va como todos los años con su familia.— mencionó Kim mientras miraba su Instagram.
—Que bien...— mencionó Lee sin prestarle atención.
—Y hoy fueron a ver a Ryujin y su novio porque ya tuvieron a su bebé...— dijo con voz de enamorada viendo una historia de Instagram de Hwang con la bebé.
—Que gusto...
—Chaer, ¿estás bien?
Lee suspiró y le miró fijamente seria.
—Desde que llegué aquí solo hablas de Hyunjin. De su perfume, de sus viajes, de que fueron a ver a la bebé de Ryujin, de las fotos. ¿Podemos hablar una vez sin mencionarlo?— le suplicó un poco molesta.
—Lo lamento...— se disculpó.— Si tuvieras pareja lo entenderías.— agregó mientras escribía un mensaje.
Chaeryeong dejó caer su cuchara y dejó su boca abierta. Se había sentido un poco ofendida.
—Dahyun...
—¿Mmm?
—¿Tu no prestas atención cuando te hablo?— preguntó molesta. Kim seguía escribiendo con alguien.
—Si...— dijo sin apartar la mirada de su teléfono.
Chaeryeong le arrebató el aparato y vio que ella estaba hablando con Hyunjin para reunirse en la casa de Chan pronto.
—Mientras te hablo tu sigues hablando con el.— dijo mirando los mensajes.— Vaya amiga eres enserio.
—Devuélveme mi teléfono.— se levantó para quitárselo.
—¿Acaso estás cegada? No te olvides como el jugó conmigo. Como el iba por detrás de todas junto a Minho y nos levantaba las faldas. ¿Te acuerdas como jugó contigo también?
—El no hizo nada. Sabes que todos cometemos errores.— frunció el ceño.
—Dios mío, Dahyun. Quiso ser tu novio solo porque eres popular, hermosa y por querer tener sexo. ¿No te das cuenta de eso?— exclamó molesta.
—Lo que me doy cuenta es que tu estás celosa de mi relación con el.
—¡¿Celosa?! Dahyun, ni siquiera sabes que salgo con Lia hace meses.— exclamó furiosa.
—¿Eres lesbiana?— preguntó sorprendida.
Chaeryeong le escribió a su madre pidiendo que la buscara. Dahyun le suplicó que dejara de exagerar por aquello, que lo hablaran y se calmaran, pero era algo imposible. Kim nunca escuchaba cuando estaba cegada por amor.
—Solo quiero que sepas algo, Hyunjin jugó de la peor manera conmigo y por poco lo hace contigo. Solo que hay una diferencia y es que tu eres hermosa y popular, por eso aun no te hizo daño.— mencionó por última antes de irse afuera a esperar a su madre.
Apenas terminó, cerró la puerta y caminó a la esquina. Su madre la recogió unos minutos luego. Se fue al auto un tanto enojada.
Dahyun solo suspiró un poco molesta. Chaeryeong tenía razón, ella la apartó mucho desde que tiene pareja pero era algo que no quería admitir.
Porque siempre pasaba, era algo difícil de manejar los tiempos entre amigos y parejas, lo que provocaba algunos cambios en la amistad y más dependencia en el amor. Tal vez no todos lo sufrían, podía ser un pensamiento arcaico, pero algo de lo que ambas chicas estaban seguras era que se pasaba mas tiempo en pareja que entre amigas y eso solo provocaba celos, rechazo, ignorarse por un tiempo e incluso el fin de la amistad.
Era difícil encontrar el equilibrio entre ambos lazos. Algo muy difícil de encontrar.
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