Capítulo 63
Esa misma noche, Yugyeom salió de la casa en camino a la casa de Chan para ir a "hablar". Su expresión era seria, prácticamente inexpresiva. Se imaginaba de que podría tratar puesto que Bang jamás había usado ese tono con alguien hasta que se enojara por algo horrible.
Condujo con mucho cuidado, era un viernes a las 23:09, horario donde mucha gente se juntaba en las afueras o volvían del trabajo, más si se trataba de un día sin clases y corta jornada laboral.
Llegó en unos cuantos minutos. Apenas Kim bajó, Bang salió furioso de la casa y lo tiró contra su auto nuevamente.
—¡¿Qué carajos te pasa?!— gritó molesto, Kim, tocando su hombro izquierdo inconcientemente.
—¡¿Así que era verdad?! ¡¿Tu y Yeji tenían algo, eh?!— volvió a gritar, dando otro empujón.
Jeongin se asomó por la ventana mientras tenía su teléfono en su oreja hablando con su mamá, totalmente preocupado por la pelea. Por otro lado, afuera era una estúpida pelea entre los dos mejores amigos.
—¡Chan, nunca tuve nada con ella!— devolvió el grito el mayor, apartándolo de donde estaba.
—¡No me mientas!— exclamó intentando golpearlo.
—¡Te lo juro!— contestó defenfiéndose.
Hubo un corto silencio donde se escuchaban sus agitadas respiraciones mientras intentaban calmarse.
—¿Entonces que pasó? ¿Por qué últimamente los veo muy juntos?— preguntó en mal tono, completamente molesto.
Kim relamió sus labios buscando las palabras justas.
—Yeji... siempre tuvo algo conmigo...— empezó a explicar lentamente.— Me mandaba fotos de sus cortes para estar con ella, me decía que le gustaba y que solo estaba contigo por ser popular...
—¿Y tu le seguías la corriente? ¿Acaso te gustaba también?— exclamó levantando cada vez más tu tono de voz.
Kim negó. A decir verdad, Hwang le llamó la atención, pero jamás desarrolló un amorío por ella. No quería hacerle eso a su amigo ni aunque estuviera locamente enamorado.
—Sabes que no podría hacerte esto...
—Pues lo hiciste...— murmuró con su voz quebrada y lágrimas formándose en sus ojos.— No intentes hacerte una víctima, todos en la escuela lo sabían... ¡Excepto yo!
—¡¿Saber qué, Chan?! ¡¿Qué ella me buscaba?!
—¡Qué ustedes se besaron!
Kim abrió su boca tan grande que por poco se le descolocaba la mandíbula. Bang al verlo sin habla, se dio cuenta que ya no podía seguir defendiéndose.
—No puedo creerlo...— llevó una mano a su boca.— ¡Entonces lo disfrutaste! ¡¡¡Disfrutaste besarte con Yeji!!!
—¡Chan! La puta madre, ¡Es mentira!
—¡No!— gritó desgarrado.— No lo es...— sollozó.— Jeongin... él me dijo que Minho los vio...
Kim apretó sus labios. No recordaba el día en que Lee fue a la universidad y los vio justo. Tal vez algo sacado de contexto, pero una infidelidad era una infidelidad, sin excusas ni nada.
—Chan... de verdad...— fue interrumpido por el rubio.
—¿No quisiste hacerlo? ¿Eres el santo de la historia?— preguntó sarcástico mientras secaba sus lágrimas.— Tanto tu como Yeji son una mierda...
Bang se tomó el cabello mientras intentaba respirar. Yugyeom intentó acercarse a el para hablar.
—Chan...
—Vete...— le pidió con voz rota.
—Enserio, quiero hablar...— suplicó pero fue cortado nuevamente.
—¡Solo vete!— le gritó en la cara.— ¡Vete! ¡Olvídate que fuiste mi amigo alguna vez!
Yugyeom sintió su piel erizarse. Apretó nuevamente los labios y se fue a su auto lentamente, sintiéndose la peor mierda.
¿Qué esperaba? Chan siempre fue bastante flexible y paciente y siempre buscaba una solución a todo. Esta vez no la tenía, Yugyeom lo jodió. Y dolía más porque era su mejor amigo, quien terminó traicionándolo con su novia.
No podía esperar una reacción como "déjalo, eres mi amigo. No lo vuelvas a hacer" ¡Para nada!
Estamos hablando de un mejor amigo teniendo "algo", si podemos decirle así, con la novia de su amigo. ¡¿Quién haría eso?! Tampoco es como si se le hubiera tirado a los brazos de Hwang, pero Kim tuvo mucho que ver. En primer lugar por parecerle coqueta y atractiva, en segundo por no haberla frenado o rechazado. Aunque Yeji estaba enamorada de el, Yugyeom jamás se lo impidió ni la apartó.
Era una locura.
Yugyeom se fue. Tal vez dolido o molesto, con Bang o con el mismo. Y Chan solo estaba sentado en la puerta de su casa llorando a mas no poder con el corazón roto. Su mejor amigo de hace catorce años atrás ya había dejado de ser su amigo.
Podía ser la furia del momento, podría ser permanente o temporal. Lo único que sabía era que quería estar solo y alejado de Kim un tiempo.
Jeongin salió lentamente con una manta al patio delantero una vez que el chico se fue. Se acercó a el y le puso la manta en los hombros, abrazándolo por detrás y haciendo que el mayor llorara aun más.
—¿Por qué no me lo dijiste?— preguntó entre llantos el rubio.
—Perdóname hyung...— murmuró triste.— No quería verte mal.
Ambos hermanos se quedaron abrazados afuera mientras el leve frío los golpeaba en el rostro. Jeongin le frotaba su espalda mientras intentaba consolarlo, Chan lloraba como jamás en su vida lo habían visto hacerlo.
La noche que ambos vivieron fue como un infierno. Jeongin diciéndole que lo lamentaba y que quiso decírselo, sin éxito alguno. Y Chan con un nudo en su garganta y el corazón en pedazos sin querer entrar a su casa para poder llorar silenciosamente en esa fría y horrible noche.
♡
Al día siguiente, mientras el menor desayunaba tranquilo mirando la tele, Chan solo tomó las llaves y se fue a su auto.
Jeongin salió hasta el umbral de la puerta preguntando a donde se iba. Chan solo lo ignoró olímpicamente, mientras que el pelinegro solo le suplicaba que no fuera, el rubio hizo oídos sordos y se fue.
Estuvo conduciendo un largo rato hasta llegar a la casa de Hwang. En todo el camino no pensó absolutamente nada, ni siquiera para pensar en lo que debía decirle a Yeji o como contenerse por si alguien se metía en medio.
Llegó. Con sus manos temblorosas, abrió la puerta del auto y se bajó para tocar el timbre. Tuvo suerte que fuera Yeji quien atendió.
—¡Channie!— dijo con un tono de sorpresa, sin una pizca de emoción que disimulara la situación.
—Me enteré de todo.— dijo firme sin expresión en su rostro.
—¿Qué?— preguntó confundida.
—Se que te gusta Yugyeom y lo besaste. No te hagas la sorprendida.— frunció el ceño.
Yeji se quedó muda e inmóvil, mirándolo con sus ojos inmensamente abiertos. Detrás de ella, su hermano apareció comiendo una manzana.
—¿Chan?
—¡Tu no te metas! ¡También lo sabías junto con Minho y lo escondieron por unos meses!
—Chan, te juro que no es...— suplicó la chica intentando explicar.
—¡No hay nada que explicar!— exclamó molesto.— Primero nos peleamos por haber molestado a Yuna ¡¿Y ahora por que me fuiste infiel?! ¡¿Qué te ocurre últimamente?!
Yeji comenzó a llorar lentamente. Hyunjin se paró detrás de su hermana para darle protección. Ella le hizo un gesto de que se fuera.
—Fue lindo mientras duró...— dijo mientras se sacaba una cadenita que ella le había regalado hace dos años.— Jamás te olvides todo lo que hice por ti. Y si tienes ganas, ahí lo tienes. Ve con el si tan feliz te hace.— mencionó sarcásticamente moviendo exageradamente sus manos.
—¡Chan! ¡No por favor! ¡No quiero nada con el!— sollozó saliendo de la casa detrás de Bang, quien se adentraba a su auto.— ¡Perdóname! ¡No quise que fuera así!
—¡¿Y como querías que fuera?!— gritó saliendo del auto nuevamente.— ¡¿Como si no importara?! ¡Ya está Yeji! ¡No somos nada!
Aquella última frase salió con mucho dolor de su boca. Su pecho sintió una puntada y sus lágrimas no tardaron en formarse. Yeji sollozaba a más no poder. Hyunjin estaba en la puerta parado viendo la situación, rogando para que sus padres llegaran a la casa.
—Yeji...— se acercó lentamente a ella.— No te deseo el mal ni quiero decir que eres lo peor del mundo. Solo...— suspiró mientras secaba una lágrima.— Solo quiero que te alejes de mi. Hasta aquí fue nuestra relación.
Dicho y hecho, Bang se fue hasta su auto. Yeji corrió a él y tomó su brazo mientras suplicaba que no se fuera. Palabras como dame una oportunidad; arreglemos esto; hablemos le salían con mucho dolor y poca comprensión. Chan deslizó suavemente su delicada mano y soltó su agarre.
Subió a su auto y salió de la residencia Hwang. Mientras el salía, los padres volvían, encontrándose a la menor llorando a mitad de camino.
Sejeong bajó del auto rápidamente y se acercó a ver a su hija mientras ella solo quería correr e irse a su cuarto y no salir en todo el mes.
Hyunjin seguía en la puerta viendo a Yeji corriendo escaleras arriba seguida de su madre. Su padre le preguntó que había pasado y tuvo que pasarle el chisme.
Por el otro lado, Chan condujo evitando los semáforos. Iba totalmente lento, dejando que los demás autos pasaran por su lado y tocando bocina.
Intentó conducir otro poco hasta que tuvo que estacionar. Paró frente a unas tiendas y un parque al otro lado. Se recostó sobre el volante y comenzó a sollozar fuertemente.
Si pudiera adelantar el tiempo sería una gran solución para sobrellevar ese dolor.
Nadie te promete una vida sin dolor. Debes sufrir un poco para ser mucho más feliz. Maldito Yugyeom. Le dedicó aquellas palabras pasando por aquella crueldad y justo las necesitaba. Ahora no podía pensar en aquello porque ya no le encontraba consuelo alguno.
Las palabras que necesitaba venían pegadas junto a alguien que había botado por joderlo de la peor forma.
♡
Felix
16 de septiembre
Sung
puedes llamarme?
00:22 am
Jisung
por favor
dime que estás bien
11:05 am
Jisung responde
las llamadas
12:00 pm
Tres días seguidos de llamarlo, de mandarle mensajes y de no saber donde estaba Jisung.
Quería hablar personalmente con el y aclarar lo ocurrido en su cumpleaños. Que no fue a propósito invitarlo a el y a Minho en la misma casa, que no quiso una pelea innecesaria y mucho menos hacerlo sentir mal.
Jisung estaba sentado en el pasillo del piso de arriba, entre las puertas de su cuarto, el de su hermano y el baño. En ese pequeño pasillo con tres puertas a sus lados y una salida al otro extremo, estaba en posición fetal con su cabeza entre sus piernas mirando el suelo.
Las puertas empezaron a trabarse. La salida que daba a la escalera parecía cerrarse y solo quedaba atascado en un profundo pozo sin fondo, sin posibilidad de moverse, de salir o tener una última esperanza que lo salvara.
Llevó sus manos a su cabeza viendo como las paredes se hacían cada vez más diminutas y como la oscuridad lo invadía totalmente.
—Basta... basta...— susurraba para el mismo, tironeando su cabello y viendo que se encontraba en lo más profundo del pozo.
Un último grito que hizo que su garganta se desgarrara se escuchó en ese pasillo. Un fuerte basta, con un tono ronco y dolido, lleno de rencor, odio, dolor y todas esas emociones negativas acumuladas por cuatro años. Dejó caer su cabeza en sus piernas y se escondió entre sus brazos, sollozando de paso sacando poco a poco su dolor.
Su energía negativa podía ser tal vez de 97%. Una cantidad muy grave de energía negativa para un chico de diecisiete años que estaba a un pie de atentar con su vida.
Levantó poco a poco su vista y vio el pasillo como antes. Con la poca luz que entraba por la ventana, las puertas semiabiertas y el en esa misma posición, llorando en silencio sin pensar en otra cosa que no sea morir.
Se levantó como pudo. Entró a su cuarto y vio desde el umbral ese horripilante lugar.
Un flashback de su mamá estirando su mano hacia el pidiendo por ayuda y la cercana imagen de Seungwoo pidiéndole que llame a la policía aparecieron.
Llámalos Sungie
Hijo... ayu...da...
¡Jisung reacciona!
Llevó sus manos a su cabeza nuevamente y se sacudió para dejar de escuchar los gritos. Vio en la otra esquina el globo que Felix le regaló en su cumpleaños. Se acercó a el y lo acarició apenas con las yemas de sus dedos. Dejó salir otro sollozo y miró el globo para luego llevar la tijera y proporcionarle un buen corte que lo desinflaría.
Negó con su cabeza y se sentó en el suelo, recostándose al final. Miró desde el piso la tentadora punta del filo y lo acarició con un dedo, dándose una cortadita.
Como su única compañía y fiel creencia de que merecía estar solo, hizo algo que no planeó para ese día.
Con mucha pena y mucho dolor, llevó el filo a su cuello. Lo posicionó frente a su vena y trató de clavarlo.
—No puedo...— murmuró con su voz rota y las lágrimas saliendo fuertemente.— No puedo...— hizo una pausa para tomar aire.— ¡No puedo hacerlo!
Sollozó. Sostenía aun aquella tijera en su mano mientras lloraba como un niño abandonado. Tenía el arma con el, tenía el suficiente dolor pero algo que no tenía era valor.
La falta de valor hizo que no cometiera aquel crimen. No era un milagro ni tampoco cobardía. Estaba sufriendo, obviamente, pero tenía un poco de miedo de cometer su crimen. Algo le decía que no debía hacerlo, algo le gritaba que no se fuera y que no se hiciera daño.
Solo era la vida misma fluyendo como era destinada y ese momento no era el fin de Han Jisung.
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