Capítulo 50
Jisung estaba recostado sobre el sillón mirando el televisor mientras cambiaba de canales. Su cabeza estaba apoyada sobre su mano mientras que su brazo descansaba sobre el respaldo del sillón. Sus piernas estaban flexionadas arriba del sillón y una fina manta lo cubría un poco.
Seungwoo ingresó a la casa con Eunji. Ambos tenían unas bolsas en manos, la chica de paso llevaba unos afiches de su universidad que apretaba con sus brazos contra su cuerpo.
Han al ver al menor en esa posición, se acercó a él y le habló.
‐¿Todo bien?- preguntó mientras tendía un paquete de galletas para hacerle sonreir. El menor no le prestó atención y siguió cambiando de canales.
Seungwoo suspiró y se fue de nuevo a la cocina, dejando el paquete sobre la mesa ratona frente a él. Se puso a cocinar algo rico y sencillo con la ayuda de su novia. Esa noche sería una cena entre los tres.
A la hora de comer, Jisung se negaba a bajar. Estaba en su cuarto escuchando música con sus auriculares conectados al teléfono mientras miraba el techo. Seungwoo fue a buscarlo para que comier algo, pero fue toda una lucha y no bajó.
-¿Y tu hermano?- preguntó Eunji una vez que Han había bajado y se sentó con ella nuevamente.
-No quiere bajar.- suspiró pasando sus manos por su cara.- Estoy cansado de esto.
Eunji le vio con pena y colocó una mano en la suya para tranquilizarlo.
-Sabes que no es fácil que un chico que sufre depresión supere las circunstancias que vivió.‐ empezó a hablarle con suavidad.- La muerte de tu mamá, tu papá en la cárcel, él que sufre bullying. Hay cosas que no se superan.
La chica tenía razón. Han asentía lentamente. Jisung todos los días lloraba para abandonar el colegio y volvía llorando cuando sus clases terminaban. Era como una pequeña ciudad en la que él era un criminal odiado y las personas se le tiraban encima para hacerlo sufrir aun más.
Todos los días era una tortura para Jisung tener que ir allá. Nadie en su vida le preguntó por que era como era de personalidad: una persona cerrada y extraña. Gracias a Minho, quien se encargó de rumorear cosas luego de dejar el colegio por un año, los estudiantes lo tenían como un blanco para molestarlo. Al inicio les gustaba el sufrimiento de Jisung, tal vez por diversión o tal vez era porque querían sentirse más que él. Con los años, ya era costumbre tratarlo como la mierda.
Nada de eso podía superarlo si era algo que vivía constantemente.
Jisung estaba en su cuarto mirando el techo mientras escuchaba en su mente esos últimos gritos de su madre pidiendo ayuda antes de morir y a su hermano gritando llama a la policía.
-No me pidas que lo supere...- dejó caer una lágrima.
¿Cómo poder superar aquel día? Él se sintió como un tonto al quedarse en shock viendo a su madre morir. No era su intención, él era solo un niño que no podía comprender lo que veía frente a él. No todos los días moría su madre y la muerte era algo que le aterraba y no podía comprender cuando pasaba.
Tal vez por eso aún seguía vivo.
Se quedó en aquella posición mientras veía su teléfono iluminarse. Le había llegado un mensaje de voz de Felix. Ignoró el mensaje y se decidió por seguir admirando el techo como si pudiera decirle algo.
Lo único que podía hacer era odiarse a si mismo mientras se recordaba como un ser inútil e inservible en el mundo.
♡
Esa misma tarde, Chaeryeong estaba en casa de Lia para pasar el día juntas, como casi la mayoría de los días lo hacían. Sus padres trabajaban hasta la noche, Byungchan estaba con su novia fuera de su casa y Soobin en la casa de un amigo jugando videojuegos, por lo que fue buena idea invitarla para no estar sola.
Ambas estaban en el cuarto de la mayor hablando un poco sobre sus problemas personales y familiares mientras estaban recostadas en la cama.
-Como te digo, mi mamá está obsesionada con que seamos perfectos. Ella es muy cultural y pretende que seamos iguales a ella y al resto.- se quejó Lee mientras miraba al techo.- Como desearía ser como tu.
-Oye, se que no es fácil decirle tu orientación sexual, pero tampoco puedes mentirle por siempre.- le corrió los cabellos de su rostro.
-Lo se, lo se.- suspiró frustrada.- Pero mamá es... es muy...- hacia muecas y gestos con sus manos para buscar la palabra exacta.
-¿Estricta?- preguntó Choi.
-Tal vez... no se explicarlo. Ella pretende que todos seamos iguales en esta sociedad.- se quejó y miró al techo.
Hubo un largo rato de silencio donde ambas miraban hacia el techo buscando alguna cosa inexistente y luego se hicieron contacto visual. Estuvieron unos cuantos segundos viéndose a los ojos mientras examinaban cada parte de su rostro.
Sus ojos posaron en sus labios y Lia tomó con delicadeza su rostro para acercarse y besarla lenta y profundamente. Ambas se sumergieron en un gran beso mientras se posicionaban una arriba de la otra, sin separar sus labios.
Sin interrumpirse, quitaron sus prendas poco a poco. Choi se quitó su camiseta y su corpiño mientras que Lee se iba desnudando por completo con la ayuda de su novia. Ambas soltaban pequeñas risas mientras se besaban. Lia empezó a besar cada parte del cuerpo de Chaer, empezando desde su cuello hasta terminar en su zona íntima.
-Mmm...- gimió Lee al sentir como Choi bajaba y la tocaba un poco en su zona, haciéndola estremecer y encorvar su espalda. Lia le miró a los ojos y ambas rieron.
Así, los gemidos y jadeos inundaron el cuarto de Lia y ambas tuvieron su primera práctica sexual. Les era extraño tener sexo entre dos mujeres pero algo que admitían era que se sentía mejor que cualquier cosa.
Luego de unos cuantos minutos de su acción, ambas quedaron desnudas sobre la cama tratando de regular su respiración.
Se miraron a los ojos y rieron nuevamente para darse un beso y hacerse una sesión de caricias.
-Eso fue lo mejor de mi vida.- susurró Lee mientras cerraba sus ojos al sentir el tacto de Choi en su cuerpo.
-Si...- jadeó mientras soltaba una risa.
Así se quedaron mientras se acariciaban y abrazaban, escuchando su respiración regularse lentamente.
Volvieron a verse a los ojos y comenzaron una nueva sesión de besos. Los ruidos finales de sus labios luego de separarse eran exageradamente ruidosos.
Lia acarició su mejilla y le miró con una hermosa sonrisa.
-Quédate a dormir.- le ofreció Lia mientras le corría el cabello a Chaeryeong.- Mañana no hay escuela.
-Convenceré a mamá de quedarme.- le sonrió apenas.
Con desgano, Lee se levantó y se colocó una camisa grande que la cubriría un poco. Se encaminó hasta su mochila que contenía su teléfono y le mandó un mensaje pidiendo permiso a su madre para quedarse en la casa de Lia por esa noche.
Por otro lado, Lia se fue al baño. Lavó sus manos y luego su boca. Tuvo una práctica de sexo oral y, según había leído, era importante lavarse la boca luego de la práctica para evitar infecciones.
Hizo buches con agua y la escupió. Luego se pasó un poco de enjuague bucal. Al terminar con la limpieza de su boca, se miró al espejo. Se sentía como otra persona, tal vez diferente y poderosa luego de aquello. Sonrió grandemente sin dejar de verse, había perdido su virginidad y con una mujer.
Se sentía como algo loco pero lo loco a Lia le fascinaba. Ahora estaba más que orgullosa de ella y de Chaer.
Volvió a su cuarto y vio a la menor dejar su teléfono en el escritorio para dirigirse a ella.
-Puedo quedarme.- sonrió grandemente mientras la abrazaba por el cuello.
-Genial.- susurró y volvió a besarla en sus labios.
Al separarse, Lia se tomó la molestia de explicarle a Lee como limpiarse la boca luego de la práctica sexual para evitar una enfermedad. Chaeryeong hizo exactamente lo mismo que ella y luego de aquello fueron a la habitación a ver una película.
La tarde de novias fue así. Besos, amor, películas y sexo. Para ellas fue la mejor tarde de sus vidas.
♡
-Compro la Avenida Tenesse.- dijo el menor. El rubio comenzó a buscar entre las tarjetas aquella avenida y se la entregó al pelinegro.
Chan estaba en la casa de sus padres ese día. Jeongin lo había invitado luego de que sus padres hayan discutido y el padre se haya ido de la casa. Bang menor se puso demasiado mal y quería irse con su hermano para evitar estar expuesto a tantas peleas en la casa, aunque tampoco quería dejar sola a su madre.
El mayor tiró los dados y cayó en una de las tantas propiedades de Jeongin, en este caso, la Avenida Pensilvania.
-Dame.- extendió una mano para cobrar el alquiler.
-Tienes todas las tarjetas. Apiádate de mi.- suplicó mientras reía. Le entregó unos billetes y el menor los puso en orden.
Luego de una larga partida de Monopoly, ambos hermanos guardaron el juego y se pusieron a merendar juntos. Tenían un paquete de galletitas dulces y de paso tomaban jugo de frutas.
-Hyung...- llamó tímido a su hermano.
-¿Qué pasa?
Bang menor empezó a jugar con sus dedos sin atreverse a preguntar lo que quería preguntar.
-Amm... Mamá y papá... ¿Se van a divorciar?
Chan lo miró con ojos apenados. Sabía que a Jeongin le costaba la idea de tener a sus padres separados y le costaría aun más si se divorciaban, tenía la pequeña esperanza a que volvieran a estar juntos.
A diferencia de él, su hermano era más apegado a ambos padres. De un día para el otro, gracias por una pelea que involucraba a Chan, su padre solo se fue pidiendo separarse de su mujer.
-No lo se...- le dijo sincero.- No se que será de ellos, pero de algo que debemos estar seguros es que harán lo que sea que les parezca bien.
-Hyung, no me hables como a un bebé.- le pidió rápidamente.- Se que es algo que ellos deciden y es cosa de ellos, pero no quiero que se separen.
Jeongin se recostó sobre su mano apoyada sobre la mesa mientras jugueteaba con los dados del Monopoly. Chan no sabía como consolarlo, él no era bueno en aquello.
-Innie, no te pongas triste. ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta y comamos helado?- le ofreció para hacerle sonreír.
Lo único que pudo conseguir fue ser ignorado por su hermano quien solo subió las escaleras y se fue a su cuarto, encerrándose allí.
Se venía una crisis familiar bastante fuerte y Chan se sentía como el culpable. Después de todo, los padres se separaron gracias a él.
♡
Eran las diez de la noche, Jisung ya había bajado a la sala de estar mientras que su hermano y su novia se habían ido nuevamente, quien sabe a donde y por cuanto tiempo.
Al llegar a la cocina, buscó algo de comer. Encontró un poco de pan y le untó mermelada para acompañar. Comió medio pan con mermelada y se fue al patio de su casa a tomar aire.
Allí, se sentó en una silla plástica a mirar el desorden del lugar. Muchas cosas que no tenían uso acumuladas en todo el patio pequeño y no había lugar ni siquiera para moverse. Inconscientemente, abrió otra caja de cigarrillos y prendió uno.
A los diez minutos, prendió otro cigarrillo. Otros minutos luego, otro más. En una hora fumó un total de cuatro cigarrillos. A comparación de otras veces eran muy pocos.
Tosió fuertemente dejando caer ese cigarro a medio fumar. Cuando lo levantó, escuchó la puerta abrirse y notó que su hermano volvió a la casa.
Apagó el cigarro y lo tiró lejos. Se metió a la cocina simulando buscar algo mientras evitaba que su hermano se enterara de su adicción. Seungwoo lo vio en la cocina y lo saludó.
-Decidiste comer algo.- le sonrió. Jisung asintió lentamente.
-¿A dónde fuiste?
-A llevar a Eunji a su casa.- corrió una silla encontrando un afiche de ella de su universidad.- Ah mira, se olvidó uno de sus afiches.
Lo llevó hasta el living para evitar arruinarlo por accidente. Jisung le siguió por detrás y subió sigiloso las escaleras para ir al baño y darse una ducha.
-Oye, mañana vienen mis amigos. ¿Por qué no invitas...? ¿Jisung?- preguntó viendo por todos lados al no encontrar a su hermano. ¿Cuándo se había ido tan rápido?
Escuchó la llave de la ducha abrirse y supo donde estaba. Han mayor se sentó en el sillón a mirar la televisión suspirando en el proceso. Su nariz sintió un peculiar olor, había olor a cigarrillos cerca de él.
Miró a sus costados y no vio nada. Lo dejó pasar pensando que aquel olor vendría de afuera. Lo que no sabía era que Jisung simulaba bañarse mientras prendía otro cigarrillo en su cuarto para satisfacer sus necesidades que fueron interrumpidas hace un momento atrás.
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