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Capítulo 49

Luego del colegio, Jihyo le había invitado a Yuna a su casa para pasar la tarde juntas y comer algo. Kim se sintió muy emocionada por ello, aunque tenía dos amigos, jamás la invitaban a sus casas.

El papá de Park no podía recogerla del colegio por su trabajo, por lo que ambas tomaron el autobus y en todo el camino hablaron hasta por los codos. Se preguntaban si les gustaba alguien, Park le dijo que un chico de su clase le llamó la atención a lo que Yuna chilló emocionada. Luego le dijo que ella estaba enamorada de Jeongin pero que a él no le interesaban las mujeres.

Veinte minutos luego, llegaron. Bajaron y cruzaron la calle hasta llegar a la panadería de su casa. Jihyo abrió la puerta del local y dejó que Kim ingresara.

Entraron al negocio y la campanita de la puerta sonó. Jihyo pasó por detrás del mostrador seguida de Yuna y salió el padre de la chica de la cocina.

-Hola papá.- sonrió la menor.

-Hola linda.- besó su cabeza.- ¿Qué tal? Un gusto conocerte.- se dirigió a Kim.

-El gusto es mío.- hizo una reverencia.

-Papi, ella es Yuna.- le presentó. Su padre asintió con la cabeza.- Iremos a mi cuarto.

-Vayan, yo ya cierro la tienda y les llevaré algo de comer.- dijo el señor Park. Las chicas asintieron y fueron a la cocina para subir las escaleras hasta llegar a la casa.

Yuna miró de punta a punta el pequeño departamento. Era muy diminuto, tenía el living al fondo de la casa junto a un ventanal. Atrás de un sillón estaban las escaleras y en la otra punta estaba la cocina y comedor.

-¿Quieres quedarte aquí o subimos a mi cuarto?- ofreció Park. Yuna dudó un poco y terminó por decidirse.

-Si quieres vamos a tu cuarto.- dijo tímida. Jihyo sonrió y la guió a otras escaleras para subir a su cuarto.

Llegaron a la tercera planta y Park la llevó hasta su cuarto. Entraron y Kim se quedó maravillada con el hermoso lugar. Era un poco más grande que su cuarto, más decorado y más ordenado. Un espejo en la pared al lado de la puerta, el armario grande a un costado, en la punta de la habitación un escritorio con dos sillas y a la derecha su cama.

-Qué linda tu habitación.- dijo mirando unos pequeños cuadros de mariposas en la pared.

-Gracias.- sonrió.- Papá decidió decorarlo para mi.

-¿Hace cuánto vives aquí?- preguntó curiosa intentando sacar un tema de conversación.

-Este es mi primer año.- rió apenas.- Siempre viví con mi mamá en Ilsan y me quedaré aquí para seguir la secundaria.

Yuna asintió lentamente al escuchar lo que dijo. Jihyo suspiró y empezó a mover sus piernas pensando de que hablar.

-Cuéntame de ti.- pidió amable.

-¿Qué quieres que te cuente?- preguntó inconscientemente mientras sonreía.

Jihyo pareció pensárselo unos segundos, a decir verdad, no se le ocurría nada.

-¿Cómo te llevas con tus padres?- terminó por preguntar. Podía parecer chismosa pero no tenía temas y fue por el camino de conocer a su amiga.

-No muy bien.- bajó la cabeza e hizo un puchero. Park le vio a los ojos y notó la tristeza que emitía.

-¿Qué es lo que ocurre?- preguntó suavemente preocupada.- Oh, solo si quieres decirme.

Abrió sus ojos y puso sus manos al frente de ella como gesto. Kim sonrió apenas y asintió.

-Mis padres tienen preferencia en mi hermano.- rodó sus ojos.- Siempre hablan de él y me olvidan. Mi mamá hasta se olvida de poner un plato para mi en la mesa.

Jihyo arqueó sus cejas y siguió escuchando atentamente. Escuchar aquello le hacía sentirse pésima.

-Siempre se olvidan de mi, no me escuchan, no me ayudan. Dios...- puso sus manos en su cara y soltó un suspiro. Luego se recostó sobre sus delgados brazos.- Solo me recuerdan para hacerme una maldita fiesta que no quiero.

-Lo siento mucho, Yuna.- hizo un puchero.- ¿Y cómo te ayudan con tus problemas? ¿Vas al psicólogo o algo?

Esa pregunta fue un bombardeo en su pecho. Era una guerra entre el odio, la tristeza, la frustación. Sus padres nunca la apoyaron en su anorexia y bulimia, era algo de lo que Kim tenía que convivir y luchar sola.

-No.- susurró mientras negaba con la cabeza.- Ellos dicen que son estupideces de adolescentes, como para llamar la atención. Siempre me dicen solo no vomites y ya.- su tono de tristeza cambió a uno molesto.

Jihyo no podía creer lo que su amiga le contaba. Es decir, ¿Enserio le decían esas cosas? Algo muy importante en el desarrollo de los chicos es el apoyo de la familia, sin él vivirían en descontrol.
Yuna tenía un desequilibrio emocional que la gran parte fue obstruido por su familia, ellos hacían que su autoestima desapareciera y le costara seguir, confiar y aceptarse. No tenía apoyo de las personas más importantes de su vida y eso se empezaba a notar en su futuro.

Allí estaba, sufriendo una anorexia nerviosa, depresión, odiándose a si misma, realizándose cortes. Sus padres lo consideraban una etapa adolescente pero iba más allá de eso, era un enorme problema que le estaba afectando de manera negativa sobre ella.

-Yuna, enserio lo lamento mucho...- hizo un puchero. Sus ojos empezaban a cristalizarse.

-No te preocupes, ya voy pasando por esto hace mucho y creo que de alguna manera ya estoy acostumbrada.- dijo con una sonrisa triste mientras miraba al suelo con la vista perdida.

-¿Qué?- murmuró un poco sorprendida.- Yu... ¿Desde cuando sufres esto?- su voz sonó temblorosa. Kim suspiró y levantó su cabeza mirando hacia la pared.

-Desde los trece...- dijo en voz baja. Tardó unos segundos en volver a hablar.- Empecé con bulimia a los trece años. Mi hermano me ayudó un poco y pudimos controlarla. Después de volver a ser mas acosada en el colecio, empecé con la anorexia.

-¿Este año?

-Si.

Yuna le contaba con pesadez y arrepentimiento. Era un tema del que le costaba hablar y al modular las palabras dudaba sobre si contarlo o no.

Lo había pensado, Jihyo era una buena persona, se le veía en el rostro. Ambas se hicieron amigas en cuestión de días, Park le contó sobre sus padres, el ir y venir de ciudad a otra, sobre su colegio y todo lo que se le ocurriera. Casi no tenía nada negativo en sus anécdotas, Yuna si. Ella era su opuesto, en todo lo que contaba casi no existía lo positivo.

Ambas se quedaron calladas un momento. En la habitación reinaba el silencio y solo se escuchaban los ruidos exteriores de la calle. Todo esto hasta que el señor Park tocó la puerta y abrió para entrar con una bandeja.

-Señoritas.- dijo con voz divertida y una sonrisa. Las chicas rieron.- Aquí les traigo unos rollitos de jamón y queso, también un jugo de frutas y servilletas.- colocó la bandeja en una mesita que Jihyo tenía en su cuarto y la colocó cerca de ellas.

-Gracias papá.

-Gracias señor Park.- agradeció tímidamente sin dejar de mirar el suelo.

El padre de Jihyo sonrió y se fue del cuarto. Park comenzó a comer gustosamente mientras que Kim solo miraba la comida con arrepentimiento.

-No te preocupes...‐ hizo una pausa para tragar.- No estás sola. Si sientes que nadie te ayuda, me tienes a mi. Estaré para ti siempre.- le guiñó un ojo.

Yuna sonrió y sacó un rollito. Lo comería solo para quedar bien, aún así se arrepentía de hacerlo y luego se obligaría a eliminarlo de su cuerpo.

Ƹ̴Ӂ̴Ʒ

Felix iba y venía, revisaba todos sus cajones, debajo de las sábanas, también por el escritorio y toda su habitación se había vuelto un caos.

-¡Mamá!- gritó frustrado mientras rascaba su cabeza y miraba por encima de las cosas.- ¡¿No viste el regalo de Changbin?

Su madre estaba abajo intentando terminar sus cosas del trabajo. Si no fuera por Lix, podría concentrarse y trabajar mejor.

-No Lixie.- dio un largo suspiro. Siguió tecleando en su computadora hasta que otra vez el menor gritó.

-Estoy seguro que lo compré.- frunció el ceño mientras bajaba las escaleras.- Compré la goma eva para Lucy y tomé el llavero... al final no lo compré...- su voz iba disminuyendo a medida que recordaba sus acciones en la tienda. Mordió sus uñas y se quedó mirando al suelo.

-Dios mío hijo...- se sacó sus lentes y le miró fijo.

-Perdón mamá. Es que no puedo ir sin un regalo.- se quejó.

-¿Y qué quieres que haga? Le compras slgo luego.- le contraatacó.

-¡No lo entiendes! Es el primer cumpleaños al que voy, ¡Debo dar una buena impresión!- dio tres saltos un tanto irritado. Su madre lo miró sorprendida con sus ojos muy abiertos.

-Hijo, cálmate.- frunció levemente el ceño.- Luego le compras un regalo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Echarte?- volvió a colocarse los lentes y siguió trabajando.

Felix dio un suspiro y volvió a su cuarto. Intentó no chocarse con nada aunque era imposible, todo estaba desparramado y pisaba su ropa, cuadernos, mochila, sábanas y todo lo que había en el piso.

Ahora tenía una nueva lucha que lo iba a hacer llegar tarde a la fiesta: ordenar la habitación.

Veintisiete minutos luego, Felix bajó hasta el living y empezó a abotonarse su camisa. Su madre lo veía desde la otra esquina y reía por sus acciones.

-Ten cuidado.- le advirtió.

-Si, ajá.- le ignoró mientras seguía arreglándose.- Me voy, con las manos vacías pero me voy.

Abrió la puerta de la casa y se fue. Caminó un poco hasta llegar al final de la primera cuadra. Antes de llegar al final de la segunda cuadra y doblar a la entrada de su casa, recordó que no traía su teléfono. Refunfuñó y volvió a caminar hasta su casa.

Entró un tanto molesto y su madre volvió a verlo.

-¿Ya te echaron?

-¡Olvidé mi teléfono!- gritó molesto mientras subía. Fue a su cuarto a buscarlo y volvió a bajar.- Ahora si me voy.- salió y azotó la puerta.

-¡La puerta!- se quejó su madre. Suspiró y negó con la cabeza.

Felix empezó a caminar a paso veloz hasta la casa de Seo. Se acomodaba la ropa y el cabello, por accidente dejó caer su teléfono al suelo mientras la batería y la carcaza se le desparramaba en la calle. Por poco y gritaba una grosería pero se contuvo.

-Mierda, ¿Por qué estoy tan torpe?- se quejó mientras juntaba las cosas.

Lo que Felix no sabía era que estaba demasiado nervioso. Confundía los nervios con la torpeza por ir a la casa de Changbin. ¿La razón? Ni él sabía, muy en el fondo sentía algo y cada vez que debía estar con Seo o lo veía se ponía torpe automáticamente.

Al fin llegó. Escuchó adolescentes hablando fuerte desde afuera e identificó la casa. Tocó la puerta y Seo le abrió segundos luego.

-Felix.- se quedó quieto mirándolo fijo.- Al fin llegas.

-Si, lo siento.- le regaló una sonrisa tímida.- Feliz cumpleaños hyung. Lo siento no traje regalo, te prometo que luego compraré algo.

-Gracias Lix, no te preocupes, nohace falta.- agradeció y sonrió.

Ambos se quedaron en la misma posición mientras se miraban y sonreían. Se sentían ridículos y la situación se hacía embarazosa.

-¿Quieres pasar?- ofreció Seo mientras se golpeaba internamente por ser tonto.

-Si. Si por favor.

Felix se adentró a la casa y se encontró con el resto de los chicos. Minho estaba con Hyunjin y Chan pasándose un globo con los puños mientras hablaban. Ryujin y Yeji estaban en la cocina con sus teléfonos y comiendo algo. Chaeryeong y Lia estaban en el sillón, ambas tomándose de las manos mientras Lee tenía sus piernas recargadas en las de Choi y Dahyun con su teléfono mientras hablaban un poco.

-Hola...- saludó en voz alta el pecoso. Recibió algunos saludos por parte de los demás.

-Pecas, viniste.- rió Bang.

-Así es...- murmuró tímido.

La aburrida fiesta de cumpleaños siguió. Changbin la consideraba aburrida y horrible, todos separados, aburridos, no tenían charla. Quería gritarles que se marcharan de una vez y nunca más celebrar un cumpleaños.

Habían pasado tres horas y todo seguía igual. Los mismos grupos hablando entre ellos, no hacían nada más que comer y usar sus teléfonos. Querían poner música, bailar y beber o al menos molestarse entre ellos, como normalmente lo hacían. Gracias a Seo y sus estrictas reglas sobre la casa de su abuela, la fiesta (reunión) se tornó aburrida.

Seo dejó a los demás hablando entre ellos y las parejas darse amor. Abrió la puerta y se fue afuera a tomar aire fresco.
Felix, quien no se había integrado a nadie, le siguió y se fue con él.

-Hyung...- llamó con voz suave desde la entrada.- ¿Qué ocurre? La fiesta es allá adentro.

-¿Dónde ves una fiesta, Lix?- le contestó molesto.- Eso no es una fiesta, es deprimente y aburrido.

Felix bajó de la escalerita y se sentó a su lado en un escalón. Vio el perfil de Seo mirando a la nada mientras fruncía el ceño.

-Hyung, no necesariamente debe ser una fiesta como las que hacen Chan hyung y Hyunjin hyung.- le dijo en voz suave.- Es una reunión tranquila donde nos juntamos luego del colegio, comemos algo y nos ponemos al día.

-Yo ni quería hacerlo.- escondió su rostro entre sus manos. Dio un suspiro y se quedó mirando a la calle.- Mi abuela me convenció de hacer la fiesta, pero yo nunca quise.

Felix lo escuchó atentamente. Luego de que se quedara sin palabras, se acercó y lo abrazó un poco para consolarlo. Pensó que Seo iba a apartarlo o tirarlo hasta la acera, pero lo único que sintió fue su mano siendo agarrada por la mano de Changbin.

Se quedaron así un rato. Seo no soltaba su mano, Lee no se apartaba. El abrazo perduró unos cuantos minutos. Ambos se sentían muy bien con eso, la compañía del otro era lo que necesitaban.

Mientras seguían en lo suyo, Lia se asomó por la ventana y sonrió orgullosa de su amigo. Asintió y murmuró para ella misma.

-Ese es mi amigo.- su sonrisa se hizo aún más grande.

....

perdon la inactividad, ando estudiando. no quise dejarles sin capitulo

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