Capítulo 46
Chat de grupo: "3 bears"
Yuna agregó a +82194577324
Bienvenida Jihyo
13:45 pm
Jihyo
Gracias! 😊
13:45 pm
Solo te advierto que Jeongin
y Seungmin mandan muchos
memes y stickers tontos.
13:45 pm
Jeongin
Algún día dejarás de
exponernos así?
13:46 pm
No :)
13:46 pm
Al terminar de responder a sus amigos, Yuna dejó su teléfono de lado y se fue a almorzar. Su familia ya estaba sentada y comiendo sin haberla esperado.
La menor bajó despacio y fue hasta su asiento a tomar el plato y servirse un poco de guiso que su madre no le había servido.
-Ya tenemos reservado el salón. Tenemos que pagar la mitad la próxima semana y en tres meses la otra mitad.- decía la fina mujer mientras metía un poco de guiso a su boca.
-Yo hablé ayer con el servicio y están disponibles para el 10 de diciembre.- mencionó el padre de los Kim.
Yuna colocó su cabeza en su mano y empezó a picotear su comida mientras escuchaba sobre la horrible fiesta que no quería.
De repente, el hambre se le quitó y apareció una sensación de arrepentimiento.
No le dio una probada a la comida y evitó comer. Para disimular, pasaba una servilleta por su boca y sacaba la comida, aunque no era difícil puesto que sus padres ni recordaban que estaba allí junto a ellos.
Mientras los señores seguían hablando de la fiesta, Yuna solo se levantó dejando el plató lleno en la mesa. Sus padres le llamaban para que volviera a comer pero ella hizo caso omiso.
Yugyeom le pidió ir en lugar de sus padres. Ellos accedieron y su hermano fue detrás de la menor para hablar con ella.
-Yuna...- tocó suavemente la puerta de su cuarto. La menor no respondía, es más, no se escuchaba nada detrás de la puerta. Por impulso, la abrió apenas viendo que su hermana no se encontraba allí.
Kim menor estaba en el baño sentada con su cabeza sobre la tapa del inodoro. Llevaba sus dedos hacia su campanilla para hacer una purgación y obligarse a vomitar.
Ya no solo lo hacía por su peso, era una manera de lastimarse a ella misma y terminar por una vez con sus problemas.
Algo que la hacía pensar en otra cosa y le satisfacía realizar en momentos donde la pasaba de horror.
-¿Yuna?- tocó la puerta del baño.
-Vete.- dijo la menor en un tono frustrado sin levantar la cabeza del inodoro.
-¿Podemos hablar?
-¡Vete de una vez!- le gritó.
Yugyeom jamás la escuchó gritar de esa manera, es más, nunca la escuchó gritar.
El mayor se quedó unos segundos detrás de la puerta para luego irse y dejarla sola.
Volvió a la mesa y se sentó a comer en silencio bajo la atenta mirada de sus padres.
Un rato luego, se fue a su cuarto y tomó su teléfono. Le escribió a su amigo si Jeongin no sabía que le sucedía a su hermana. El mayor le negó una hora luego después de que su hermanito decidiera ver por una vez el teléfono.
Yugyeom no sabía que tenía. Imaginaba que tenía que ver con el acoso en el colegio que recibía varias veces.
Lo que no sabía era que estaba equivocado y el gran problema en su vida era su incomprensible familia.
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
16:15 pm
Kim y Hwang estaban bajo las sábanas de la cama grande de la chica. Las delicadas telas rojas cubrían los cuerpos de los adolescentes.
Dahyun tenía su cabeza apoyada en el pecho desnudo de su pareja mientras que Hyunjin acariciaba el hombro de ella.
-Así que vives solo con tu papá.- lanzó al aire lo que su novia le dijo.
-Si.- respondió.- Ellos se separaron cuando tenía once años. Y la pareja de mi mamá no me agrada, así que me vine a vivir con mi papá.- dijo en un suave tono de voz.
-¿Y ves a tu mamá?
La pregunta le hizo creer que fue inadecuada y se sintió culpable de preguntar aquello cuando Kim suspiró y tardó en responder.
-No mucho.- susurró trazando líneas en el abdomen del chico.- No la veo hace dos años. Si la saludo para navidad y año nuevo, también para su cumpleaños... pero...- se mantuvo callada.
-¿Pero?- murmuró quitando un mechón de pelo de su rostro.
-No nos llevamos muy bien.
Hwang se quedó callado al oir aquello. La respiración tranquila del pelinegro llegaba a los oidos de la chica otorgándole paz.
-Lo siento mucho...
-No te preocupes. Nunca hemos tenido tanta afinidad como la tengo con papá.- le dijo sincera.
Se quedaron otro rato más escuchando el silencio que invadía el lugar. Se daban caricias mientras seguían abrazados bajo las sábanas.
Dahyun levantó su cabeza y se apoyó sobre su hombro para mirarle a los ojos. Hwang bajó su mirada para verle a ella y acariciar su mejilla.
-Gracias Hyunjin.-murmuró.
-¿Por qué?- preguntó confundido. Kim sonrió.
-Por no dañarme.- tardó en contestar.
Luego de aquello, ambos se fundieron en un profundo beso. Kim volvió a sentarse en Hyunjin mientras se inclinaba para besarlo. El chico pasaba sus manos por sus mejillas para besarla y luego las arrastraba por su espalda mientras trazaba círculos grandes.
Dahyun paró el momento con una sonrisa pícara.
-Papá no vendrá hasta las cinco, ¿Tienes el protector?- susurró en su oido.
Hyunjin rió mientras le daba un beso en su hombro y sacó otro preservativo para volver a tener acción.
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Minho juraba sentir que su cabeza se había salido de lugar al sentir la mano de su madre golpearle la cara. Su cara se tornó en un rojo carmesí mientras colocaba su mano en la mejilla.
La fría y furiosa expresión de su madre lo intimidaba y no sabía que esperar luego de aquel golpe.
-¡¿Por qué mierda no te cuidaste?! ¡¿Puedes decirme?!- le gritó furiosa.
-¡Y si me cuidé! ¡¿Qué quieres que haga?!- le gritó aún más fuerte.
-¡Se nota que te cuidaste!- exclamó sarcástica.- ¡Te cuidaste demasiado y ahora vas a tener un bebé!
Minho le había dicho a su madre que sería papá por un accidente con su novia cuando los padres de la pareja estaban ausentes.
A diferencia de Ryujin, la madre de Minho no lo tomó nada bien, ni lo haría tampoco.
-¿Sabes lo que cuesta tener un bebé?- le preguntó al borde de las lágrimas.- Gastos en la ropa, en los pañales.- empezó a enumerar.- Si se enferma el bebé, ¿Cómo crees llevarlo al hospital? Si ya te quedas sin dinero ¡¿Cómo harás?!
Minho no quiso responder. Él tenía una considerada cantidad de dinero ahorrado y seguía trabajando para conseguir más. Es cierto que con un trabajo de repositor de mercadería no iba a conseguir la gran fortuna, pero al menos iba ahorrando para los gastos diarios y algunos caprichos para su hija. En parte, junto a Ryujin decidieron que una parte de su dinero iría para la universidad y la otra para la bebé. La madre de la chica iba a colaborar con algunos gastos y eso le facilitó, en menor medida, la situación a los adolescentes.
-Dieciocho años, Minho. ¡Dieciocho malditos años! ¡¡¡No puedes ser padre a tus malditos dieciocho...!!!
-¡¡¡Bien lo lamento!!! ¡Esto es lo que Ryujin y yo vivimos juntos ahora y que tu no deberías entrometerte!- le gritó mucho más furioso. Su paciencia se había ido y empezó a decir cosas sin pensar.- ¡¡¡Me hartas mamá!!! ¡Ya no te soporto!
-¡¿Tu no me soportas?! ¡Eso debería decírtelo a ti!- se tomó el cabello.- ¡Dios mío Minho! ¡Eres la mayor decepción de mi vida!
Y hablando de cosas sin pensar, la madre del chico también dijo algo sin pensar. Lee la miró con sus ojos llorosos. La mujer seguía con su ceño fruncido hasta escuchar lo que le había dicho.
-Min...
-¡¡¡Te odio!!!
Se encerró en su cuarto para guardar un par de cosas e irse unos días a la casa de Chan. Él le había dicho que si algo salía mal lo esperaría con los brazos abiertos. Ahora mismo iría con él.
-Minho...
El menor le hizo caso omiso y le empujó a su madre para salir corriendo por las calles a una parada de bus lejos de su casa.
Corrió por el largo pasillo habitado de casas pequeñas hasta salir a la calle. Su madre le persiguió hasta salir del callejón. Vio como su hijo ya había corrido hasta cruzar la calle y se iba rápidamente de su vista.
Obviamente seguía enojada y tal vez se arrepentía de decirle aquello, pero ¿Cómo no enojarse? Era un chico de dieciocho años que le iba mal en el colegio, era inmaduro y no podía entrar de la nada en el mundo de la paternidad cuando a esta altura de su vida debería ir a fiestas e inscribirse a una carrera universitaria.
Su madre no iba a calmarse así de rápido, decía cosas hirientes y tardaba meses en aceptar la realidad tal cual como su hijo lo hacía.
Minho por otro lado se había ido a una parada de bus lejos y le llamó a Bang para decirle que iría a su casa. El mayor le dijo que aguardara y le diera su paradero para ir a buscarlo.
En lo que lo esperaba le habló a su novia, le contó sobre la pelea con su madre y todo lo que sucedió. Shin le dijo que si quería ir a su casa que fuera pero lo que Minho necesitaba era una charla de Bang.
Si bien confiaba en su novia y la amaba, en situaciones como estas confiaba solo en Chan. Luego iría con Ryujin para pasar la tarde y noche.
Bang tardó quince minutos en llegar. Se estacionó en el final de la vereda y el menor subió rápidamente. Al entrar, se colocó el cinturón de seguridad y se recostó sobre el asiento.
-Así que... - dijo sin apartar su vista del camino.
-Me quiero morir.- colocó sus manos en su cara suspirando.
Bang suspiró y colocó sus brazos en el volante. Miró un segundo a Lee, hizo una mueca y volvió a suspirar para empezar a conducir.
En todo el camino hubo un largo silencio. Aquello duró hasta que llegaron a la casa. Bang abrió la puerta con las llaves y dejó que el menor se adentrara. Lee tiró su bolso a un costado y se recostó en el sofá.
-La puta madre, ¿Por qué todo me pasa a mi?- se quejó en voz alta y muy furioso.
Bang se quedó viéndolo mientras cerraba y colgaba las llaves.
Se acercó a él y se sentó a un lado prestándole suma atención.
-¿Qué fue lo que te dijo?- preguntó con un tono penoso.
-Que soy su mayor decepción.- dijo en un tono frustrado.
Minho aún escuchaba esa frase gritada por su madre. Admitía que le dolía y que quería llorar por lo dicho. Por un error y un accidente ¿Debía gritarle así? Por supuesto que no. El chico se disculpó una y otra vez, le pidió perdón y le explicó que se haría cargo de su hija aunque le costara demasiado.
Si, su madre tenía razón, era algo muy difícil criar un bebé y mantenerlo sano y salvo de todo. No se resolvía con tener un pequeño trabajo en un mercado y que le paguen poco dinero. Necesitaba un buen trabajo, tener una edad apropiada donde no dependa de sus padres y una iniciativa a la experiencia. Minho solo tenía dieciocho años, Ryujin tenía dieciocho años. Eran dos adolescentes que hasta el día de hoy dependían de sus padres y no llegarían con el dinero por la bebé.
Y no solo era cuestión económica. Cuando estudiaran, ¿Quién la cuidaría? Si se enferma, ¿Quién la llevaría a un hospital? Eran tantas cosas que se le metían en la cabeza y la idea de ser padre joven se le dificultaba cada día más.
Agradecía que Ryujin se llevara bien con su madre y ella la ayudara y apoyara en su embarazo, era lo más importante, que su novia tenga apoyo de un familiar.
Minho no tenía apoyo de su familia y no lo tendría jamás.
-Eso si que fue muy fuerte...- suspiró y pasó una mano por su espalda.- ¿Hablaste con Ryujin? ¿Por qué mejor no te quedas con ella y la acompañas?
-Chan, su madre ni puede verme. ¿Qué querrá que vaya a su casa?- se quejó y ahogó su cara en una almohada.
Hablando de Ryujin, su teléfono sonó. Era ella llamándolo.
Bang se fue a la cocina para darle su espacio y la pareja se dispuso a hablar.
-Si, le conté. Me dio una bofetada y ahora me odia.- escuchó decir a su amigo por teléfono.- ¿Segura que es buena idea?... Está bien, voy en un rato.
Colgó la llamada. Bang volvió a la sala con dos vasos de jugo. Los colocó en la mesa y se sentó a escucharle.
-¿Todo bien?
-Me dijo que vaya esta noche con ella.
Bang asintió tomando un sorbo del jugo. Para él era mejor que se quedara con ella, la ayudaría y estaría cerca por si algo le pasa. Además, Chan tenía que estudiar un poco para una exposición y con Minho al lado le sería imposible.
-Si necesitas algo no dudes en llamarme.- le guiñó en ojo mientras sonreía.
-Con lo histérica que se pone no dudo en llamarte al minuto.- sonrió también.
Minho solo esperaba a que después de aquel desastrozo día apareciera algo que lo ilumine.
Y Ryujin solo esperaba que Minho apareciera y se quedara junto a ella.
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