Capítulo 41
El día en el colegio había sido variado, si bien fue tedioso y aburrido como siempre, para el australiano fue emocionante porque su amigo había vuelto y estaban juntos otra vez.
Jisung se veía demasiado bien para ser verdad. Estaba sonriendo y reía demasiado, se lo veía muy bien como si jamás hubiera pasado nada.
Para Felix podía ser normal, pero para cualquier otro que conociera a Han era algo muy extraño y preocupante.
Luego del colegio, la madre del pecoso iba a recogerlos a ambos para ir a almorzar juntos en la casa del menor. Lee le prometió que el fin de semana haría una pijamada en su casa ya que tuvieron la primera en la casa Han.
Jisung le mandó un mensaje a su hermano diciéndole que iría con Felix. Al inicio el mayor desconfió pero lo llamó y corroboró que estuvieran juntos gracias a que la madre del australiano hizo una pregunta incómoda y su hijo le respondiera.
Por otro lado, Changbin estaba caminando hasta la parada de bus solo. Tenía un semblante muy serio y parecía enojado. ¿Cómo no estarlo? Estuvo esperando a Felix hace diez minutos y el menor no le dijo que su madre lo buscaría.
Además de aquello, Lee estaba con Han.
-Mamá... ¿podemos recoger a Changbin hyung?- preguntó tímido al ver al muchacho en aquel lugar por la ventana.
A Jisung se le erizó la piel por esa pregunta.
-¿A quién?- la señora Lee miró a su hijo por el retrovisor sin sacarse sus lentes de sol.
-Changbin hyung. El chico que vive a la vuelta de nuestra casa.- le recordó.
-Ahh...- asintió.- No veo el problema.
La señora condujo hasta la parada donde Seo estaba con su teléfono. Tenía su cuello encorvado y la cabeza baja haciendo sombra con su cuerpo para ver bien el teléfono.
Los Lee y Han estacionaron y Felix bajó la ventanilla.
-¡Binnie hyung!- sonrió amable. Seo no tenía expresión alguna.- Lamento no avisarte de esto.- se disculpó mientras regalaba una sonrisa tímida.- ¿Te puedo compensar llevándote hasta tu casa?
Seo miró a ambos lados y se encogió de hombros. Segundos luego iba hacia el auto a sentarse en la parte de atrás mientras los dos chicos dentro se movían de lugar y Lee le abría la puerta.
Los tres chicos iban detrás sentados. Felix iba en medio mientras sonreía y cantaba con su hermana las canciones que pasaban por la radio. Mientras tanto Han y Seo estaban inmóviles y un poco incómodos.
De un segundo a otro, lo que era diversión se vio pausada por la curiosidad del menor.
-¿Por qué tan callados? Cuando estamos juntos hablamos hasta por los codos.- codeó a Jisung.- Y cuando vamos en bus tu me hablas y pareces otro.
Por coincidencia, ambos se encogieron de hombros mirando fijamente al menor y cambiando su vista hacia las ventanillas al mismo tiempo que el otro realizaba dicha acción.
Luego de unos cuantos minutos dentro del auto, al fin llegaron a destino. Seo se sintió libre al bajar, ya se sentía muy incómodo junto a Felix y a Jisung. Agradeció a la señora y se fue caminando hasta la casa de su abuela.
Mientras tanto, ambos amigos bajaban del auto junto a la menor e ingresaban a la casa. Los chicos subieron al cuarto de Felix a dejar sus cosas y luego irían al baño a lavarse las manos.
-Siéntete cómodo, esta es mi cueva.- presentó su cuarto, Lee.
-Wow...- Jisung admiraba el cuarto del menor. Era un poco más pequeño que el suyo pero era más colorido y más agradable. Las paredes blancas, los posters de videojuegos, el escritorio de madera junto a sus útiles de colegio y computadora. Era un agradable lugar.
Felix le estaba hablando al mayor, pero este no respondía. Parecía que estaba en una nube admirando el cuarto.
-¿En la silla o en la cama?- preguntó nuevamente en un tono mas alto.
-¡¿Qué?!- abrió sus ojos como platos.
-Si te quieres sentar en la silla o en la cama.- repitió.
-Oh... lo siento.- sus mejillas se tornaron rojas mientras se sentaba en la cama.
Tomó una almohada y comenzó a juguetear con ella. Felix tomó asiento en la silla giratoria.
-Y... ¿Changbin vive por aquí cerca?
-Sipi.- asintió con la cabeza.- A dos cuadras de aquí.
Ambos se pararon de sus asientos y miraron por la ventana abierta mientras Lee señalaba por las casas.
-Esa casa rosada de allá, doblas a la izquierda y en el medio está su casa.- explicó el menor.
-Que enorme coincidencia...- dijo en un tono neutral.
-¿Por qué lo dices?- enarcó una ceja.
-Solo... lo digo...
Mientras ambos seguían mirando a la nada, la madre del pecoso ingresaba con una bandeja con las pizzas y papas fritas en un plato. Por detrás, ingresaba Lucy con los vasos llenos de jugo.
-Muchas gracias.- sonrió Han tomando un vaso.
-Hijo, ¿Por qué cierras? Deja que se ventile.- regañó la madre viendo como el pecoso cerraba sus persianas.
-No dejaré que esa vieja chismosa nos vea de nuevo.- miró fijo a su madre mientras ponía seguro en la ventana.
Su madre suspiró y dejó la comida en el escritorio. Se retiró y los chicos quedaron a solas.
Mientras comían, hablaban un poco de la escuela mientras Han no estuvo. El mayor habló un poco de lo que él vivía en los últimos meses, exceptuando su adicción a fumar para calmar su depresión.
Eso lo hizo tentarse, tenía la necesidad de fumar al menos un cigarrillo. Habían pasado ocho horas sin uno y para él ya era un récord. Su pie se agitaba nervioso, Lee lo notó y le preguntó si estaba bien, a lo que Han asintió un poco inquieto.
El pecoso se giró en su silla y buscó la cajita del uno, eso lo iba a hacer pensar en otra cosa. Jisung trataba de concentrarse pero su deseo lo carcomía y hacía que juntara varias cartas por tirar mal al estar desconcentrado.
Iba a ser difícil la juntada y no quería imaginar una pijamada con esa maldita adicción que llevaba ahora.
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
-No me digas que estás nervioso...- dijo en voz baja viendo a su novio, colocando una mano en su rodilla que solo temblaba.
-¡Por supuesto que lo estoy! Veremos a mini Minha y me da miedo que algo le ocurra.- dijo con un notable miedo en sus palabras.
-Min... es la tercera vez que venimos. Deberías acostumbrarte.- dijo frunciendo el ceño.
El chico suspiró y colocó sus manos en su cabeza. Juraba sentir mucho miedo, los hospitales lo ponían nervioso. Ver el control del estado de su bebé lo hacía temblar, el miedo a que algo le pasara a su bebé considerando el estado de riesgo que tuvo Ryujin hace un tiempo atrás. Ahora agregaba sentir aún más nervios por la aparición de Jisung en la escuela.
-Shin Ryujin...- llamó la obstetra. La chica se levantó y Minho se quedó sentado.
-¿No entrarás?- preguntó frunciendo el ceño.
-Agh, espera a que me prepare...- dijo con frustración mientras se levantaba de su asiento.
La pareja ingresó al consultorio. Su obstetra le dijo que hiciera lo de siempre, subir su remera, colocarse en la camilla y sentir el frío del gel. Luego, colocó el pequeño aparato en su vientre apenas abultado y comenzó a moverlo lentamente dejando una hermosa vista de su linda hija dentro de ella.
-Miren...- sonrió la mujer.- ¿Escuchan eso?- preguntó amable haciendo que los adolescentes escucharan el latido.
Mientras Ryujin casi lloraba de la emoción, Minho se mantuvo serio pensando que alguien había tocado la puerta.
-Parece un tambor.- dijo Lee después de unos segundos.
-Son los latidos de su corazoncito.- explicó la obstetra.
Luego de la ecografía, Shin se limpió su abdomen y se sentó en frente del escritorio de su obstetra.
-Bien, Ryu cariño, ¿Cómo te sientes? ¿Has tenido pérdidas o dolores?
-Para nada, me siento demasiado bien.- sonrió.
-Es una buena noticia. Estás yéndote de tu zona de riesgo y tu bebé crecerá muy bien.- sonrió. Tomó una hoja y una lapicera y comenzó a escribir.- Tendrás que comprarte estas pastillas y vitaminas para asegurar que sea bueno el desarrollo de tu niña.
Ryujin tomó el papel y lo leyó. Luego asintió y se levantó para irse. Ambos se despidieron de la doctora y empezaron a caminar por los pasillos.
En toda la sesión, Minho se mantuvo serio y callado. Era raro, él podría ser serio pero no como lo estaba ahora, y mucho menos callado.
-Min... ¿Te sientes bien?- preguntó viéndolo fijamente a sus ojos.
-Si...
-No parece.
-Ryu... agh, esto es muy extraño.- tomó su cabello con sus manos y suspiró.-No lo se, es.. no puedo creer que ya tengamos una bebé en camino, lo siento.
Ryujin lo miró por unos segundos y entrelazó sus dedos con los de él y lo abrazó.
-Yo tampoco puedo creerlo, y también tengo miedo. Pero debemos entender que estamos viviendo una realidad.- dijo seria.- Hay que ser maduros y encargarnos de lo que hicimos.
Le dio un beso a Minho y salieron del hospital abrazados.
Fueron primero a la farmacia a comprar los medicamentos que su obstetra le pidió. Como no pudo aguantarse, también compró dos biberones, uno de plástico y otro de vidrio, seguido de dos chupetes y una cadena para sujetarlo.
Poco a poco iban comprando las cosas para su bebé. Minho se estaba quedando sin dinero para pagar la casa puesto que su madre no volvía hace meses y el poco dinero que quedaba era el de su padre y lo usaba para pagar la luz, electricidad y el agua además del colegio. Con lo que ganaba en su trabajo, podía comprar para comer y algunas cosas para su novia e hija.
La vida adulta le dio un gran giro a Minho. De un día a otro sus padres desaparecieron y él mismo tenía que hacerse cargo de las cosas que su familia antes hacía.
Fueron en bus hasta la casa del chico y bajaron unas cuadras antes. Ryujin quería caminar un poco así que Minho no se lo iba a impedir. Mientras caminaban, hablaban de lo grandioso que sería su vida junto a su bebé y trataban de adivinar a quien se parecería más. Intentaban ponerle a mal tiempo buena cara, pero Lee no cooperaba mucho.
Iban llegando a la casa de Lee hasta que vieron una moto en su entrada. Ryujin se quedó confundida, pero Minho ya vio que iba a venir fuerte la situación. Suspiró y le habló a la chica.
-Por favor reina, no te atormentes ni nada. Yo me encargo de esto.- dijo tomando su mano.
Ambos ingresaron a la casa viendo a la mujer que el chico creía encontrar en ese preciso instante.
-Ay mi amor, aquí estás.- besó su mejilla.- Debo irme rápido a ver a tu padre y luego haré otras cosas, posiblemente vuelva la próxima semana.- dijo mientras caminaba hacia el baño para atarse el cabello mientras se veía en el espejo.
-Min... ¿Qué hace tu madre aquí?- murmuró la chica.
-Seguro trae el dinero de su trabajo.- rodó sus ojos.
La mujer volvía a la sala donde estaban los adolescentes. Ambos temblaron, Ryujin estaba muy al descubierto y la madre de Minho aún no sabía de su embarazo. Trató de taparse con su abrigo, pero solo llegó a colocar sus brazos y ocultarse.
-Escucha cariño, dejé algo de dinero en la alacena. No gastes todo ¿Si? Es justo para las cuentas y para que compres algunas cosas.- besó su mejilla nuevamente.
Ambos chicos se quedaron estáticos en su lugar mientras la mujer se colocaba un abrigo encima de su uniforme blanco. Tomó un bolso y se estaba por ir hasta que recordó algo.
-Minho, ¿No viste mis llaves?- preguntó en voz alta.
-No.- contestó seco.
La mujer buscó un poco en donde podrían estar hasta que las encontró caídas detrás de un mueble. Las sacó de ahí y sonrió.
-¿Se me olvida algo?- dudó mirando a sus alrededores.- Ah, escúchame amor, la semana que viene entro de vacaciones. Tendré que seguir durmiendo en el hospital por tu padre, pero vendré más seguido aquí, ¿Ok?
-Si...
-Ay Minho, cambia esa actitud. Volveré y podremos estar juntos. Puedes dejar que tu novia duerma aquí, o traer a Jisung.- carcajeó mientras se iba.
Ryujin abrió su boca un tanto sorprendida. Primero porque la mamá de Minho no sabía que ella vivía allí y segundo por la mención de Han. Era obvio que ella estaba muy perdida en el tiempo.
Una vez se fue, la pareja se miró fijamente desde una distancia considerada.
-¿Cómo reaccionara cuando sepa que vivo aquí y que será abuela?- rió apenas.
-No lo se, pero me va a castrar.- mencionó haciendo un sonido con su boca.
Ambos fueron a la cocina a comer algo para distraerse de tanto revuelo en ese par de horas.
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Los señores Hwang estaban preparando algunas cosas para el cumpleaños de Minhyun. Harían una reunión con la familia.
Escribían una lista de que comprar y quienes asistirían. La hermana y los hermanos de Minhyun irían, al igual que sus padres. Considerando la reducida cantidad de hijos que tenían, alrededor de nueve chicos estarían presentes.
-Bien, debo ir al mercado en unos minutos. ¿Quieres acompañarme hija?- preguntó amable Sejeong.
-Estoy haciendo tarea.- dijo, volviendo a escribir.
-Despeja tu cabeza un momento amor.- trató de convencerla.
-Dije que no.- esta vez, exclamó en mal tono.
Sejeong suspiró y se fue a la cocina donde se encontraba Jackson.
-¡Jackson! Por favor, véngase a la fiesta de Minhyun. Puede traer a su familia.- sonrió.
-No se haga drama, Sejeong. No hace falta.
-Por favor, estuvo trabajando veinte años para nosotros. Además, aun no conozco a sus hijos y a su esposa. Siéntanse bienvenidos.- le dijo en tono divertido. Wang sin otra opción, accedió.
-Se lo agradezco mucho señora.- agradeció.
Mientras la señora Hwang iba al mercado, Jackson pasó por la sala donde Yeji hacía su tarea y Hyunjin recién sacaba sus cuadernos y carpetas.
-Hola chicos.- saludó mientras cruzaba por la sala.
-Hola.- recibió el saludo solo por parte de Hyunjin.- Entonces, ¿Vendrás a la fiesta de papá?
-Así es, junto a mi esposa e hijos.- sonrió. Yeji lo miró por unos segundos y suspiró por lo bajo.
-Nunca conocí a tus hijos.- mencionó el chico mientras estaba pensativo.
-Y los conocerán el sábado.- contestó.- Se llaman Eunseo, tiene quince años y Eunwoo de nueve.- mostró unas fotos de sus hijos en su billetera.- Les caerán bien, espero...
Se fue de la sala para dirigirse hacia afuera a arreglar su auto. Los mellizos se quedaron en la sala terminando su tarea.
Una hora luego, ingresaba la madre junto a varias bolsas. Las llevó a la mesada y fue a buscar más bolsas que estaban en el auto.
-Oye, Yeji...- llamó a su hija mientras dejaba las últimas bolsas.- ¿Sabes con quien me encontré en el mercado? A Lia. Hace mucho no viene aquí, ya no las veo juntas, ¿Todo bien entre ustedes?
-Mamá, nos dejamos de hablar a los quince años.- dijo con un tono de obviedad.
-Y pensar que era tu mejor amiga...- murmuró.
Yeji suspiró y se fue tranquila hasta su cuarto. Un recuerdo llegó a su mente, el día en que ella y Lia se pelearon. Choi había dejado de caerle bien cuando se declaró abiertamente lesbiana, no era un rechazo homofóbico ni nada por el estilo, pero sintió que ella cambiaría de personalidad y al tener una reputación de chica popular, juntarse con Lia la haría ser un hazmerreír.
Aunque había algo que ella no quería aceptar y era el ser ella misma el gran problema. Su pelea con Lia no fue por su sexualidad y cambio de carácter, Yeji solo la dejó plantada por hacerse la mejor amiga de Ryujin y adoptar otro comportamiento que la haría ser el centro de atención en el colegio.
La popularidad y el deseo de ser popular, los cambios que muchos adolescentes hacen para encajar en un lugar y recibir esa atención que desean, estas pequeñas cosas que uno consideran pocas quitan muchas cosas, principalmente a los amigos reales.
Poco a poco, ella iba perdiendolo todo, empezando por la amistad sincera y la atención en su casa.
¿Qué más iba a perder?
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