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Capítulo 37

Luego de la pijamada en casa de Hyunjin, a las 14:47, Minho estaba llegando a su trabajo unos minutos antes de su horario establecido. Él jamás fue de cumplir horarios ni ser responsable, pero llegaba solo unos minutos antes o justo a horario porque tenía un objetivo en mente: su hija y su novia, por lo que debía ser responsable mínimamente en su trabajo de medio tiempo para llevar dinero a la casa.

Eran dos estudiantes sin trabajo y con un nivel académico totalmente bajo, sus familias no eran para nada su ayuda, mientras que la madre de Minho solo desapareció y el padre seguía en un hospital psiquiátrico, los padres de Ryujin la odiaban y ella los odiaba.

-Buen día Jae.- hizo una reverencia, saludando a su compañero. Se colocó el chaleco de su trabajo y dejó su mochila detrás del mostrador.

-¡Minho!- exclamó a modo de saludo y se acercó a él.- ¡Mira esto!- mostró un video en su teléfono mientras carcajeaba. Lee miraba un poco extrañado al mayor, pero rio, después de todo el video era algo gracioso.- Este es mi amigo, ¡Mira lo tonto que es! Perdió un reto y lo grabamos tatuándose. Santo cielo, es un llorón.- dijo mientras se alejaba, sin dejar de carcajearse.

-¿Por donde comienzo?

-Tenemos que comenzar a ordenar la mercadería. Tu ve por el lado de los artículos de higiene y yo aquí con las latas.

Minho fue a ordenar lo pedido por Park. Se paró frente a los estantes que estaban vacíos y a su alrededor había varias cajas. Con una tijera rompió la cinta de las tapas y comenzó a ordenar.

Ponía los papeles higiénicos juntos, sin ver de que lado estaban parados o si eran de la misma marca. Vio a lo lejos a Jae quien se moría por poner alineadas todas las latas con una exacta longitud entre cada una. Miró unos segundos los rollos de papel y los acomodó.
Luego del papel, agarró protectores femeninos, sintiéndose incómodo por aquellas cosas, los ordenó rápidamente pero siempre organizados. Luego de eso, agarró los pañales.

Tomó un paquete de pañales y se quedó en shock unos segundos. Toda la emoción que tuvo esa mañana se fue. Recordó que tenía unos cortos dieciocho años y que debía de trabajar arduamente para el cuidado de una bebé. Sintió la adrenalina correr por sus venas, era su tercer día de trabajo y apenas llevaba con él algo de dinero ahorrado, eso no le alcanzaba para nada y en menos de seis meses su bebé iba a nacer.

Estaba estresado, todo por un descuido. Ahora se arrepentía de todo, no trabajaba lo suficiente, apenas estudiaba y no tenía a sus padres con ellos. Rascó con fuerza su cabeza, sintiendo una sensación muy molesta. Intentó concentrarse en el trabajo, pero le fue casi imposible.

Una hora luego, terminó de ordenar. El local debía abrir en unos minutos, por lo que Jae solo se dispuso a barrer mientras bailaba con la escoba y Minho estaba sentado con un rostro decaído en el mostrador.

-Oye, ¿Qué tienes?- dijo Jae, quitándose los lentes, prestando toda su atención. Minho solo bufó.

-Solo... estoy preocupado.- dio un suspiro pesado. Park se quedó viéndolo un tanto confundido.- Mi novia, ella está embarazada y yo... no lo se, me siento extraño.

Jae asentía ante las palabras del menor. Lee se sentía presionado, era un adolescente que debía cargar con los pagos de la casa, su novia, su futura hija, la escuela y más. Ryujin estaba en un estado delicado, ella tenía riesgos y debía estar en reposo extremo, lo que solo se le hacía más difícil la tarea.

-No sabes si estás listo para esto y te sientes presionado...- asentía, entendiendo la situación del chico.- No he pasado lo mismo que tu, pero entiendo como se siente. Yo fui el accidente.-Minho solo lo vio de reojo y rió apenas por lo dicho. Jae vio el reloj y fue corriendo a abrir el local.- Tranquilo Minho, se que te será difícil y todos parecieran estar en tu contra, pero cuando sientas eso, solo ignóralo y déjate llevar.

Lee asintió ante su respuesta. Tenía razón, el miedo no podía invadirlo. Tenía que afrontarlo de una forma u otra sin importar que piensen los demás, después de todo ya estaban pasando aquella situación y no podía rendirse como si nada.

Tenía que ser fuerte aunque la vida le costara.

Aunque en su día, Minho parecía tener un karma. Era un colmo para él que justamente ese día el local esté lleno de niños. Eran demasiados pequeños con sus madres, bebés en sus carritos donde sus progenitoras compraban pañales, o donde los niños hacían de sus berrinches porque no le compraban lo que querían. Lee abrió grandemente sus ojos y tomó sus cabellos.

-Estoy perdido...- dijo, con un tono frustrado, viendo aquellas escenas, escuchando los llantos de los bebés y niños que estaban allí.


Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ


-Entonces, debes pasar el número que está con la X al otro lado, y debes dividirlo.- explicaba Choi a su hermano. Soobin escribía lo que ella le decía.

-¿Así?- mostró su hoja, pero su hermana no le prestaba atención.- Lia... ¡Jisoo!

Como una palabra mágica, ella lo vio fijamente.

-¡No me llames así!- regañó, frunciendo el ceño.

-Pero ese es tu verdadero nombre...- burló. Lia tomó la hoja un poco molesta y corrigió.

-¿Cómo crees que puedes dividir 25 con el 7?- su ceño fue fruncido aun más. Soobin volvió a tomar la hoja, soltando un suspiro, corrigiendo lo que su hermana le decía.

La puerta fue abierta, Byungchan ingresaba a la casa junto a su novia. Ambos iban a la planta alta. Minutos luego, a la casa ingresaba el padre.

-¿Tu hermano llegó?- preguntó el padre un poco seco.

-Primero, buenas tardes.- se quejó Soobin, recibiendo un pequeño golpe con el lápiz por parte de Lia para que siga haciendo su tarea.

-Lia...

-Si.- fue lo único que contestó, para dirigirse a la cocina. No tenía ganas de escuchar una nueva pelea con los padres y su hermano, por lo que llamó a Soobin y mientras él hacía su tarea, ella preparaba unos sándwiches.

Raro fue que su padre no fue camino al cuarto de su hermano, siguió de largo e ignoró el tema. Se dispuso a cocinar en lo que los hermanos seguían haciendo la tarea.

-¡Noona esto es muy difícil!- se quejó frustrado el menor, sintiéndose un poco irritado.

-¡Soobin, solo tienes que hacer una división!- tomó su hoja un poco brusca y comenzó a realizar la ecuación.- Primero debes hacer la suma con los números, te estás confundiendo de signos, por eso te da 25 y no 35.- corrigió, con un tono de voz duro.- Luego al 35 lo divides con el 7 y te da 5. No es difícil tonto, presta atención.

Tomó su teléfono y se fue molesta. Su padre se quedó viéndola un poco extrañado, Lia no era así. Ella era alguien paciente, pero se veía que algo no estaba bien en ella.
Soobin por otro lado se quedó un poco mal por la actitud de su hermana. En ese momento, él consideraba que su hermana era la única que lo estaba acompañando después de todas las circunstancias en la casa.

Lia estaba en el patio hablando por teléfono con Changbin. Lo extrañaba, ella pasaba últimamente con Chaeryeong que se olvidó de su mejor amigo. Esa misma tarde comenzó a mandarle mensajes pidiéndole salir. Lo que más necesitaba ella era un amigo y quien mejor que Seo.

No quería depender mucho de Chaer, por lo que hablaría con el chico. En parte, le compensaría todo el tiempo en que ella lo apartó por estar con Lee.

Chat con Changbin

Binnie

Mañana después de clases ven
conmigo a mi casa

Mi abuela te extraña
y quiere prepararte algo a ti

19: 44 pm

No lo se

Mis padres no me dejarán salir por mucho

Binnie

Diles que vendrás por una tarea

19:45

Santo cielo Seo Changbin
t

u jamás mientes


19:45

Binnie

Quise ayudarte

19:45

Está bien

iré

No seas aguafiestas

19:46

Suspiró. Ella odiaba mentir. No podía solo decirle a su familia que iría luego de la escuela a la casa de su amigo con la excusa de una tarea cuando en realidad solo necesitaba un poco de comprensión.
Sus padres la dejaban salir, pero en los últimos meses ya casi ni pasaba su estadía en su casa y los señores Choi decidieron limitarle las salidas.

Pensó dos veces. Odiaba mentir, pero necesitaba ayuda. No podía solo recibir mensajes de texto porque no la ayudaban. Necesitaba usar sus oídos y escuchar las palabras de los demás.

Dejó de lado aquel pensamiento arcaico y pensó que no sería grave ir a la casa de su amigo, el cual sus papás conocen, para pasar un momento y hablar con él, recibiendo ayuda.

Entonces se decidió por una mentirilla piadosa.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

Ryujin estaba recostada en el sillón de la sala. Era un poco incómodo recostarse con su vientre, amaba estar boca abajo y removerse, pero por su estado de riesgo debía estar en la misma posición todo el día.

Miraba una película para niños, dándole caricias a su panza. Sonrió, imaginó su futuro con su hija mirando una película en familia junto a Minho, eso hizo que se pusiera sentimental y por eso lloró un poco.

-Estoy muerto.- dijo Minho ingresando a la casa dando un fuerte bostezo, estirando su espalda y brazos.- Ryu, ya estoy aquí.- se acercó a darle un beso, pero se preocupó al verla llorar.- ¿Estás bien? ¿Es la bebé?- se alarmó.

-No amor...- besó sus labios.- Es que... estuve mirando esta película y...- sorbió su nariz.- Me imagino un día juntos, con la bebé viendo una película y... ¡No puedo creer que esto esté pasando!

Lee la abrazó y trató de consolarla. Estaba muy sensible y cualquier cosa la hacía llorar. A diferencia de ella, no se encontraba muy emocionado. Ryujin quería tener a su bebé en brazos y formar su familia ya, sin importarle la edad. En cambio al chico le preocupaba la situación y como se manejarían. Estaba preocupado por ser un adolescente con una bebé en brazos y el día en que Shin deba estudiar y él trabajar, no tendrían con quien dejar a la bebé. No tenían a alguien con quien dejarla, sus amigos irían a estudiar o trabajar también y los padres de ellos no se encontraban ahí para ayudarlos. Además de aquello, era Minho quien debía de llevar dinero a la casa en lo que Ryujin cuidaba de la bebé.

Estuvieron unos minutos en silencio donde sus manos se rozaban al tocar el vientre de la chica y se escuchaban sus respiraciones pacíficas. Ryujin sonreía y Minho hacía mimos mientras acercaba su rostro hacia el cuello de la chica. En ese momento todo parecía perfecto, sin que nada malo pasara entre ellos.

-¿Crees que se parecerá a mi?- preguntó en un susurro Lee.

-Espero que no.- burló Shin.- Ya demasiado con tenerte aquí, no quiero una versión tuya en niña.- hubo unos minutos de silencio, el cual Minho fue quien interrumpió.

-He pensado un nombre para ella.- susurró sin borrar su sonrisa.

-¿Enserio?- el chico asintió.- Dímelo.- insistió feliz.

-Minha.

Ella enarcó una ceja.- ¿Es enserio Min?

-¿Por qué no? Es lindo.- sonrió. Ella solo negó con la cabeza intentando levantarse.- Amor, piénsalo dos veces.

-Minho, no llamaré a tu hija como tu.

-No se llamará como yo, está en femenino.- dijo con obviedad, frunciendo el ceño. Shin lo vio amenazante, soltando un suspiro.

Caminó lentamente hasta la cama. Estaba cansada de estar todo el día recostada. Tuvo que dejar la escuela ese año para centrarse en su salud y la de su bebé. Minho por otro lado iba a la escuela, le pasaba los apuntes de Lia a su novia, iba a trabajar y cuidaba de la chica. Estaba estresado y recién comenzaba su nueva vida.

-Min...- llamó suavemente. El chico fue al cuarto con ella sosteniendo un vaso de agua.

-¿Todo bien?– se acostó a su lado, haciendo círculos en la panza de ella. Ryujin asintió.

- ¿Tu crees que estamos listos para esto?- preguntó tímida.

Lee por unos segundos no respondió, es más, se quedó pensando sobre aquello. Sonrió y volvió su vista hacia los ojos de su novia.

-Por supuesto que no, pero podemos prepararnos.

Ambos juntaron sus rostros mientras reían. Juntaron sus labios en un profundo beso lleno de sentimientos.

Era cierto, no estaban listos para esto. Apenas pueden con sus vidas como para encargarse de otra, pero de todas formas buscarían la manera de salir adelante juntos y ahora con la compañía de su hija.

Porque para este par de adolescentes que solo se dejan llevar no hay nada que los pare y de una forma u otra siempre encuentran la manera de poder buscarle una solución a la situación.  







Ryujin ayer cumplio añitos😔

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