Capítulo 33
Su mente divagaba por los horribles recuerdos. Sentía un enorme cargo de consciencia al lastimar a aquel chico quien fue su amigo. Los gritos de súplicas resonaban en su mente, sentía el agarre en su brazo aún.
Por favor Minho, es importante; Como amigos que somos, déjame explicarte. Sacudió su cabeza intentando no seguir con esos pensamientos.
Realmente se sintió una mierda con Jisung. Veía la amistad que tenía con Felix y lo envidiaba, sintió celos de lo que jamás pudo sentir o tener con Han, celos de como alguien que en tres meses había llegado ya se ganó toda la confianza del menor.
Imaginó como sufrió el menor. No sabía que había pasado, por que se rumoreaba que se fue a vivir con su hermano lejos, o por que se desapareció por un año. Quiso explicarle, pero jamás lo escuchó, le arrebató la oportunidad, y ahora que lo había hecho, entró en razón.
Jisung fue alguien importante, fue su hombro y oído, escudo y espada, fue quien lo acompañó en la crisis con su padre puesto que Minho si le había contado la crisis con su familia luego de que su padre perdiera el trabajo.
Fue quien lo acompañaba en cada locura diaria que cometían en la escuela, esas locuras sanas donde todo era risas y diversión, y no lastimaban a nadie, pero el menor sufrió a horrores y eso hizo que Lee cambiara para mal. Fue egoísta con él, jamás lo escuchó como el menor había hecho.
Era una mierda de persona.
Mientras iba caminando, se cruzó con Felix en la entrada. Lo detuvo para hablar rápidamente con él.
-¡Felix!- llamó.- ¿Puedo hablarte?- recibió un suspiro por parte del pecoso.
-Que sea rápido. Estoy castigado y mi mamá viene a buscarme ya.- dijo sin ánimos, echando una rápida mirada a la puerta corroborando que el auto de su mamá no se encontrara allí.
-Solo quería saber si podías ir a mi casa.- invitó con timidez y nervios de que el menor lo rechazara.- No hoy, pero en estos días.
-Si hyung, iré- sonrió- ¿Para que?- ladeó su cabeza confundido. Minho no era muy cercano a él, es más, ni sabía que eran si amigos, conocidos o simplemente compañeros de colegio.
-Solo quiero hablar contigo. En privado...- aclaró. Felix movió sus ojos un poco confundido pero terminó por asentir unos segundos después.
-Claro hyung, no hay problema.- sonrió con sus labios pegados.- Que tengas un buen día.- se despidió con un choque de puños.
-Tu igual.- se despidió viendo como el menor iba casi corriendo hasta el auto de su madre. Cuando estaba por irse se saludaron con las manos nuevamente.
El coreano se quedó viendo por un momento a la nada en dirección a donde anteriormente se fue el australiano. Dio un suspiro y comenzó a caminar hasta la universidad para pedirle ayuda a Bang, sabía que uno de sus mejores amigos tendría una respuesta.
En lo que cruzaba la calle, se encontró con una extraña sorpresa. Yeji estaba hablando con Yugyeom, quien parecía bastante incómodo por la presencia de la chica. Lo que más le sorprendió era que Hwang estaba tirándose hacia los brazos de Kim, sabiendo que ella tenía novio.
Se acercó un poco más y vio que el mayor notó su presencia, por lo que alejó a la chica de él de forma brusca. Yeji lo vio de arriba abajo mientras se alejaba de Kim susurrando algo que Minho no podía escuchar.
-Yeji...- murmuró estupefacto.
Hwang no dijo más nada, terminó por irse caminando hasta la escuela junto a su hermano para evitar dar explicaciones de lo que estaba haciendo. Lee miró con disgusto a Kim y su mayor habló.
-Por favor, no digas nada de esto a Chan.- suplicó el mayor.
-¿Por qué debería hacerte caso?- refunfuñó.- Eres un traidor, le estás quitando a su novia.
-¡Yo no...!- hizo una pausa para tomar aire.- Es Yeji quien quiere tener algo conmigo, no con Bang.- insistió, evitando gritar. Minho no le creía en lo absoluto, por lo que se cruzó de brazos y miró fijo a Kim.- Solo te pido que no digas nada a nadie. Prometo que buscaré una forma de hablar con Chan.
-Esto te costará muy caro.- amenazó Lee, dando una media vuelta para irse rumbo a una parada de bus. Ya no toleraría con otro peso más.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
El pecoso iba con la cabeza recostada en el asiento del auto. No abría su boca y no miraba a su madre. Si bien ya se disculpó con ella, seguía molesto. Molesto de no poder hablar con Jisung y haber roto aquella promesa. Su amigo la estaba pasando muy mal desde hace años, y cuando Lee llegó, iba a cambiarle la vida.
Acto que no ocurrió.
El ambiente fue un tanto incómodo debido al silencio que reinaba en el móvil. La señora Lee miraba de reojo a su hijo quien solo se dedicó a jugar con el cierre de su campera. Ella hizo una pequeña mueca, realmente se sintió mal por su hijo, sabía que no fue nada bueno haberle gritado que ella debería estar muerta y no su padre, pero si supo que su hijo estaba molesto debido a su amigo. Felix prometió verlo y gracias a su madre no lo pudo cumplir. La culpa la estaba invadiendo y pensó seriamente en levantar el castigo.
Una vez llegado a su casa, éste se bajó y abrió la puerta entrando algunas bolsas en lo que su madre guardaba el auto en el garaje. El chico dejó las bolsas en la cocina y subió al baño para lavarse las manos, seguido de ir a su cuarto para poder mensajear tranquilo a Jisung. Antes de poder enviar un mensaje, la puerta fue abierta de forma brusca, espantando un poco a un malhumorado Felix.
-¡Lixie!- exclamó efusiva su hermana.
-¡¿Qué quieres?!- gritó molesto asustando un poco a la niña.
-Solo quería mostrarte mi nota.- dijo formando un puchero por la actitud de su hermana.
-Vete.- concluyó mirando su teléfono.
La pequeña se fue de ahí un poco triste, Felix no era así con ella y le había sorprendido su actitud. Siempre que aprobaba un examen la felicitaba y la abrazaba o le hacía cosquillas, esta vez fue diferente, él la miró con ojos llenos de furia y su actitud no fue agradable.
Felix primero se vistió. Corroboró que las ventanas no estuvieran abiertas para evitar los incidentes pasados con su vecina de al lado. Luego de ponerse ropa cómoda, se dedicó a hablar con Jisung. Fue la conversación más larga que tuvieron desde hace meses. Al inicio fue bastante cortante su mayor, pero con el paso del tiempo, le mandaba diez mensajes a la vez, como lo hacía cuando recién se conocían.
Hablaban como iban las cosas en la escuela, algunos chismes y luego hablaron sobre volver a verse para ver una película.
En otro lado de la ciudad
-Si, mi hermano trajo a una psicóloga a la casa. Sigo molesto con él, pero no puedo evitar que se vean.- dijo un poco animado el mayor.
-¿Por qué lo dices?- rió el pecoso.
-Eunji es su novia.- concluyó su explicación. Han rió por el sonido que emitió Lee al enterarse de aquello.
-No hemos hablado en casi un mes y ya tu hermano tiene novia.- burló de forma amistosa.
-Increíble ¿No?- rió.
Extrañaba aquello, hablar con alguien y reír. Jisung recordaba sus inicios de secundaria donde todos los días hablaba con Minho hasta por los codos y como era que luego de la escuela, tomaban sus teléfonos para hablar por horas y horas nuevamente.
Ahora, Minho no existía en su camino, su mente se aclaró y supo que tiene un nuevo amigo al cual no debe dejar ir jamás.
-Veo que estás feliz.- sonrió Seungwoo al ver a su hermano escribir rápidamente en su teléfono con una sonrisa.
-Felix me ha hablado.- chilló.
El mayor borró su sonrisa enseguida. No tenía nada en contra de Felix pero se sentía mal por su hermano al ilusionarse por un mensaje. Rascó su nuca y dejó un plato con fruta en la mesita.
Jisung seguía mensajeando con muchos ánimos, tantos que no recordaba lo que era ser feliz. Fueron semanas de tortura para él y por fin luego de mucho tiempo, una sonrisa decoró su rostro.
Al cabo de quince minutos, Han dejó su teléfono en la mesita y se dispuso a comer algo. Su mente divagó un poco y comenzó a hablarse para sus adentros.
No debería ir así de rápido ni tampoco ilusionarme. Hizo una mueca restando importancia y se dedicó a comer, pensando que su amigo jamás volvería a fallarle.
Pero... ¿Cuánto duran esos amigos?
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Estaba sentado en el final del vehículo. Se colocó los auriculares y se dispuso a escuchar algo de música. Estaba sin ánimos y se deprimía más al escuchar las canciones lentas que se ponían en su reproductor. Decidió por quitarse los auriculares y mirar por la ventana.
Minho tenía su mente en blanco, nada se le cruzaba. No pensaba en su hijo o en su novia, tampoco en Jisung. Solo pensaba en la nada más pura. Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver un mensaje de Ryujin, era una foto de su vientre de tres meses. Sonrió al verla, su pequeño bebé estaba creciendo muy rápido. Amor, ¿Podrías pasar a comprar algo en el mercado? Lee rió, desde hace unos meses ella solo se dedicaba a pedirle comida mediante mimos, porque luego de comer prefería que su novio se fuera.
Dejó de pensar en su ex amigo y se dispuso a hacer una lista mental de cosas que comprar para Ryujin.
Bajó en la siguiente parada y caminó tranquilo hasta el mercado.
Antes de ingresar, vio un letrero en una tienda, se buscan empleados, sonrió. Sabía que jamás estudiaría algo, en parte debía tener un trabajo ya para criar a su hijo puesto que no puede estar pidiendo ayuda a sus amigos o a los padres de ellos. Su familia tampoco trabajaba, su padre estaba en un psiquiatra mientras que su madre debía cuidar de él.
Minho ingresó a esa tienda y habló con el encargado.
-Buen día.- saludó amable, haciendo una reverencia.
-Buenos días.- saludó el encargado, reponiendo alguna que otra mercadería en el estante- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Disculpe, vi el letrero afuera, buscan empleados.- intentó modular algo, pero los nervios lo carcomían- Quería preguntar si alguien tomó el puesto ya.
-Oh no, este cartel acabo de ponerlo.- rió, yendo hacia el cartel para quitarlo.- El trabajo es todo tuyo.
Minho sonrió, algo bueno al fin había ocurrido en el día. El muchacho que estaba allí le tendió un chaleco para el trabajo.
-Solo dime tus horarios de colegio y yo te diré cuando debes venir.- sonrió el mayor, haciendo cada vez más pequeño sus ojos.
-Todos los días a la mañana.- tragó saliva un poco temeroso.
-¿No tienes problema mañana a la tarde?- preguntó curioso el rubio. Minho negó dudando, no sabía como haría luego con Ryujin.- Perfecto, entonces mañana es tu primer día. Luego del colegio ven y te enseñaré lo básicoooo...- se quedó viendo al chico por unos segundos.- Disculpa, ¿Cual es tu nombre?
-Minho, soy Lee Minho- tartamudeó. El encargado rió un poco y anotó el nombre del nuevo empleado.
-Un gusto Minho, puedes llamarme Jae.- sonrió.
-Un gusto Jae.- hizo una nueva reverencia para despedirse. Park sonrió y se dispuso a seguir ordenando su tienda, al fin había alguien quien lo ayudaría.
Caminó hasta el mercado y se dispuso a comprar algunas cosas para su novia. Metió a una canasta algunas galletas, jugos y un paquete de papas fritas.
Por pura curiosidad, llegó al área de bebés, viendo la cantidad de cosas que habían. Algunas cosas le llamaron la atención, como los tiernos zapatitos que estaban en una estantería.
Encontró en el suelo un tierno juguete con forma de conejo de goma. Se encariñó tanto con aquel objeto que lo tomó y lo colocó en su canasta.
Una vez quería irse de aquella zona, vio una linda manta en un extremo. Parecía calentita y práctica. Una linda manta color amarillo pastel, aún no sabía cual sería el sexo de su hijo, por lo que tomó aquello y lo metió a la cesta.
Dejó de ver esa zona porque juraba que iba a enloquecerse. Fue hasta la caja y pagó todo. La chica que estaba pasando los objetos vio con ternura a Lee, vio como en sus ojos se reflejaba el amor y la ternura por cuidar de su pequeño. Entregó las bolsas y Minho agradeció.
Cuando tomó el bus, volvió a sentarse en el fondo, sacando el juguete de goma. Lo miraba con amor, su mente reaccionó a que sería padre en un tiempo. Sin darse cuenta una pequeña lágrima rebelde salió, resbalando por su mejilla. Abrazó el juguete y se habló para si mismo.
-No veo el día en que llegues, bebé- sonrió denotando emoción en la llegada de su bebé.
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