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Capitulo 15. Tarjeta en Blanco

TEEN TITANS

THE
SINNERS

Por
Wingzemon X

CAPITULO 15
"Tarjeta en Blanco"

- No... - Fue lo primero que Raven logró susurrar luego de que al fin su cerebro pudo procesar lo que acababa de ver.

Todo su cuerpo temblaba sin control, su corazón latía a mil por hora, y su rostro estaba tenso y le dolía. Sintió una enorme, enorme presión en el pecho, como una dolorosa punzada. Miedo, enojo, angustia, desesperación, dolor, todo lo que se suponía jamás debía de dejarse sentir, lo estaba sintiendo, y en exceso... Sólo habían pasado un par de segundos, pero para Raven había sido casi una eternidad, antes de que al fin pudo reaccionar por completo.

- No, no, ¡no! ¡¡Starfire!! – Gritó cada vez con más fuerza, y acto seguido se elevó en el aire sin reparó. Sus ojos y sus manos brillaron con gran intensidad, básicamente todo su cuerpo lo hacía. Alzó sus manos al frente y en un segundo toda esa enorme esfera de piedra y metal se desprendió en miles de pedazos, mismos que fueron arrojados hacia un lado con rapidez. Tanta era su consternación que ni siquiera le importó que todos esos pedazos chocaran de frente contra otro edificio, rompiendo sus ventadas y atravesando sus paredes.

La esfera había dejado un cráter marcado en el concreto. El suelo se había abierto, y los escombros del edificio derribado se habían rotó en pedazos más pequeños, o vuelto polvo. En medio de todo eso, se encontraba Starfire. Inmóvil, aún con gran parte de su cuerpo sepultado. Raven rápidamente retiró también todo esos escombros, arrojándolos a todos lados. No le importaba a qué le golpeaba, no le importaba siquiera si llegaba a golpear a Robin, o a Cyborg o a Chico Bestia, que estaban de pie a un lado del cráter. Sólo le importaba sacar Starfire.

Una vez que la desenterró, descendió de inmediato, colocándose de rodillas a su lado. Starfie estaba boca arriba, con su cabeza ladeada hacia la derecha, y casi todo el resto de su cuerpo ladeado hacia el lado contrario, con sus brazos y piernas doblados en posiciones extrañas. Tenía los ojos cerrados, y su boca ligeramente abierta. Estaba llena de polvo, su ropa estaba rasgada, y tenía heridas sangrantes por todo el cuerpo.

- Starfire, Starfire. – Repitió varias veces en voz baja. Algo dudosa, la tomó y la alzó un poco, para hacer que se sentara. Su cuerpo no oponía la menor resistencia, era como levantar una muñeca de trapos. – Starfire, mírame, reacciona por favor. ¿Me escuchas? ¿Starfire?

Le voz de Raven se quebraba un poco sin que lo notara. De pronto, sus ojos se humedecieron ligeramente, y empezó a ver un poco borroso... Cuando vio a Chico Bestia llorar en la playa unas semanas atrás, había pensado para sí misma que nunca había llorado en su vida, o más bien no recordaba ningún momento en especial en el que lo había hecho... Una pequeña gota se deslizó por su mejilla y tocó ligeramente el rostro de su amiga; ese era uno de esos momentos.

- Starfire... Respóndeme, dime algo, lo que sea... Por favor... ¡Starfire!

Sin que ella se lo ordenara conscientemente a su cuerpo, la abrazó con fuerza, pegando su mejilla contra la de ella. Unas cuantas más lágrimas recorrieron su rostro sin que pudiera detenerlas.

¿Qué había hecho? ¿Cómo había sido capaz de hacer algo tan horrible? Ella podría haberla salvado. Estaba en el lugar adecuado, en momento adecuado. Podría haberla salvado, y lo único que necesitaba era quererlo... Pero no había querido. ¿Por qué?, ¿Por qué pasó eso? ¿Qué le había hecho reaccionar de esa forma...? Por su culpa, Starfire...

Sintió en ese momento que la boca la de Starfire soltaba un fuerte gemido, y luego una profunda inhalación, como de alguien que se estaba ahogando, y a último momento logra tomar una fuerte bocanada de aire. Luego, tosió con fuerza por unos segundos, y después volvió a quedarse en silencio. Raven rápidamente rompió su abrazo, y volvió a colocarla en el suelo. La Tamaraneana seguía totalmente inconsciente, y con su cuerpo desplomado... Pero ahora respiraba, muy lentamente, pero lo hacía.

- Starfire... - Susurró con hilo de voz, sonriendo ligeramente.

Estaba viva, Starfire aún estaba viva. Eso debería de alegrarla y tranquilizarla por completo, pero no era así... Porque eso no cambiaba en lo más mínimo lo había hecho.

Robin, Cyborg y Chico Bestia se aproximaron rápidamente al cráter. Robin de inmediato empezó a revisar su cuerpo, su cuello, sus brazos, mientras Cyborg hacía una lectura de sus signos vitales en su computadora.

- Aún está viva, pero su cuerpo está muy malherido. – Comentó Cyborg mientras miraba fijamente la pantalla de su computadora. – Hay que llevarla a la Torre para estabilizarla.

Todos asintieron al mismo tiempo, y de inmediato se dispusieron a hacerlo. Sin embargo, entre toda su preocupación, habían pasado por alto a la culpable del estado de Starfire, la cual había estado todo ese tiempo suspendida sobre una plataforma, sobre ellos.

- Ah, ¿Star está bien? – Comentó con un tono burlón desde las alturas. – Lo siento, creo que jugué demasiado rudo... Como mi madre siempre decía, "todo es muy divertido hasta que alguien pierde un ojo... o es aplastado por una roca giante..."

Todos los Titanes alzaron su mirada hacia ella, y de inmediato se prepararon para defenderse, a ellos y a Starfire, si acaso intentaba atacarlos de nuevo. Pero una de ellos no estaba en disposición de "defenderse".

En cuanto los ojos de Raven se posaron de nuevo en Terra, toda esa preocupación y desesperación que sentía evolucionó en un instante a algo más: un tremendo y profundo enojo, mismo que no la hizo pensar dos veces en lanzársele encima como una fiera.

- ¡¡Tú!! – Le gritó con fuerza al tiempo que se elevaba a toda velocidad en su contra. – ¡¡Tú hiciste esto!!, ¡¡Tú...!!

- ¡Raven!, ¡no! ¡Espera! – Escuchó que le gritaban, pero ni siquiera reconoció la voz de quién era. Sólo tenía una cosa en la mente: arrancarle la cabeza en ese mismo momento.

- No me des todo el crédito. – Comentó burlona, mientras se elevaba más. – Fue un trabajo en equipo después de todo, ¿o no amiga?

Varias rocas de diferente tamaño empezaron a surcar el aire a toda velocidad como proyectiles. Raven las esquivaba todas, teniendo toda su ira, toda su atención puesta únicamente en Terra, únicamente en llegar hacia ella y acabar con eso de una vez por todas. Justo cuando estaba a punto de alcanzarla, Terra saltó de su plataforma, y ésta se desplomó con velocidad hacia tierra, golpeando a Raven de frente.

- ¡Ah! – Gimió de dolor ante el golpe.

Aturdida y confundida, empezó a descender de nuevo a tierra, cayendo de nuevo en el cráter. Su intento furioso de venganza había terminado en vergüenza.

Por su lado, Terra descendió tranquilamente hacia la calle, a cierta distancia del cráter y por lo tanto de sus contrincantes. Aun así, desde su posición los veía con una amplia sonrisa triunfante.

- Peor que eso les sirva de lección, Titanes. – Les gritó con fuerza para que la escucharan. Luego, alzó su pie derecho, y lo chocó con fuerza contra el piso, y justo detrás de ella se abrió una profunda grieta. – Entréguenme ustedes mismos a Slade, o en su defecto no se metan en mi camino. O si no, ustedes siguen luego de él.

Mientras hablaba, comenzó a caminar de espaldas, hasta dejarse caer por sí sola en el interior de la grita que había abierto.

- ¡Espera! – Exclamó apresurado Chico Bestia, transformándose en el halcón y luego en topo cuando estuvo justo sobre la grieta, pero ésta se cerró en un instante, evitando que el Titán pudiera entrar, y por lo tanto seguirla.

Ninguno hizo otro intento. Después de todo, tenían algo mucho más importante de qué de ocuparse en esos momentos.

- - - -

Los Titanes se encaminaron de inmediato hacia la Torre, llevando a su malherida compañera con ellos. Una vez en su hogar, la llevaron a la enfermería, la recostaron con cuidado en una camilla, y empezaron a tratar sus heridas. Por suerte, el cuerpo extraterrestre de Starfire era realmente fuerte, más que un cuerpo humano común. Sin embargo, como todo, tenía sus límites.

Cyborg, Robin y Chico Bestia se movían de un lado a otro por la enfermería, cargando vendajes, medicinas, inyecciones, hilos, agujas, incluso almohadas... Pero Raven, desde que arribaron, se había quedado de pie en la puerta, inmóvil, viendo en silencio la camilla, y a su amiga reposando en ella. Quería ayudar, pero su cuerpo no se movía. No sabía qué debía de hacer o cómo actuar. A lo largo de sus miles de peleas, habían salido lastimados, varias veces, y en muchas de ellas de gravedad. Era parte de su trabajo, y lo aceptaban. Pero esa ocasión era diferente. Y no porque fuera las peores heridas que Starfire hubiera recibido, o la primera vez que se encontraba en ese estado. No, lo que era diferente era como Raven se sentía. Cómo recordaba una y otra vez la escena, cómo veía en repetición la enorme esfera cayéndole encima, y a ella misma no haciendo nada para evitarlo... O incluso, deseando por un instante que pasara. La sola idea le estrujaba el pecho con tanta fuerza que se le dificultaba respirar.

Luego de casi una hora, Starfire ya estaba estabilizada. Tenía algunos vendajes por todo el cuero y cara, y le habían inyectado un calmante para el dolor, y para que descansara. Raven se acercó con pasos cautelosos hasta la camilla, parándose a lado de ésta. Sólo hasta ese momento, se permitió a sí misma sentir aunque fuera un poco de alivio. Starfire ahora parecía que estuviera simplemente durmiendo, plácidamente, incluso teniendo un buen sueño, ya que tenía una pequeña y casi imperceptible sonrisa.

- Robin, te juro que no sé lo que me pasó. – Soltó de pronto, haciendo que sus tres compañeros la voltearan a ver sin entender.

- ¿A qué te refieres, Raven? – Le preguntó Robin desconcertado.

- Allá, en la pelea.... Yo... – Comenzó a decir entre murmullos. Nadie la había cuestionado sobre lo ocurrido, y eso la hacía sentir aún peor. – Yo pude haberla salvado, quitarla del camino. Pero me congelé, y no reaccioné a tiempo. Y por mi culpa, Starfire...

- Vamos Raven, no digas eso. Esto no es tu culpa. – La interrumpió su líder rápidamente antes de que prosiguiera. – A todos nos puede llegar a pasar en una batalla. Sé que hiciste lo que estuvo en tus manos para cubrir a Starfire, como siempre lo haces con cualquiera de nosotros. Y estoy seguro que Starfire lo sabe igual.

- Sí, anímate. – Agregó Cyborg con un tono relajado. – No es como si hubieras dejado que le cayera esa cosa encima apropósito.

Ese comentario, aunque era claramente una broma, fue como una daga atravesándole el pecho. Pero rápidamente se viró hacia otro lado, intentando ocultar sus reacciones de sus amigos.

- Starfire tiene un cuerpo mucho más resistente que el nuestro. – Señaló el joven de antifaz negro, viendo los signos vitales de su amiga en el monitor. – Con suerte estará bien con sólo descansar un poco. Ahora, lo que nos debe ocupar es Terra...

- Ella no es Terra. – Escucharon todos como Chico Bestia pronunciaba con ímpetu de pronto. Al igual que Raven, también había estado algo callado por largo rato, y viniendo de él era decir mucho. – No la llamen de ese modo... ¡Por qué ella no es Terra!

- ¿Cómo puedes seguir diciendo eso? – Cuestionó Cyborg, notándosele ligeramente molesto por su actitud. – Es idéntica a ella, tiene sus mismos poderes, y dijo cosas que sólo Terra diría o sabría. Además, está buscando a Slade desesperadamente. Si camina como pato y hace como pato...

- ¡Eso no significa nada! – Respondió el chico de piel verde con fuerza. Tal vez no fue buena idea usar una metáfora de patos con un chico que podía transformarse en cualquier animal. – No sé cómo es posible, y tampoco puedo explicar nada de lo que está pasando. Sólo sé que esa chica no puede ser Terra...

- Tal vez tengas razón. – Oyeron entonces que ahora Robin mencionaba, uniéndose a la conversación. Ambos lo miraron casi atónitos por lo que había dicho.

- ¿La tiene? – Preguntó Cyborg, confundido.

- ¿La tengo? – Secundó Chico Bestia, prácticamente del mismo modo.

- Aunque todo pareciera indicar que la chica que acabamos de ver sea Terra, no podemos ignorar que aún existe otra persona sospechosa a la que hay que encontrarle una explicación.

- ¿Te refieres a...?

Chico Bestia sabía exactamente a quién se refería. ¿Acaso Robin también había comenzado a creer que aquella otra chica era Terra? Si fuera por sí mismo, en base a la evidencia que había visto, se inclinaría por decir que no. Sin embargo, lo que Starfire le había dicho, seguía surcándole la cabeza, y le impedía quitar el dedo del renglón sobre ese tema.

"No sé bien cómo explicarlo, simplemente lo siento así. No tengo ningún tipo de duda al verla, sé que es Terra, así de sencillo. Pero... No está completa... Es algo en su mirada, en su expresión... Incluso en su postura... No lo sé. Simplemente sé que es Terra.... Pero... algo le falta..."

- Vamos a la sala. Necesito verificar algo...

Robin se dispuso a salir de la enfermería, y de inmediato Cyborg y Chico Bestias lo siguieron. Raven, por su lado, parecía ni siquiera haber escuchado todo lo que estaban hablando hasta hace unos momentos. Seguía de pie a lado de la camilla de Starfire, viéndola fijamente de forma pensativa, y no parecía tener intención de moverse.

- Raven, ¿vienes? – Le preguntó Chico Bestia desde la puerta.

El escuchar su nombre pareció ayudar a que al fin reaccionara, aunque fuera un poco. Volteó a ver a sus amigos que ya estaban prácticamente afuera. Sus ojos estaban adormilados, y su rostro pálido... Más que de costumbre.

- Lo siento chicos... No me estoy sintiendo bien. – Se disculpó en voz baja, y se volteó de nuevo hacia su compañera herida. – Me quedaré un rato más, y luego creo que me iré a descansar...

- ¿Descansar? – Repitió confundido Chico Bestia. – Está bien...

Los tres salieron de la enfermería, y caminaron por el pasillo hacia la sala.

- ¿Qué le sucede? – Preguntó el chico de piel verde, una vez que ya estuvieron a una distancia segura de la enfermería.

- No lo sé. – Respondió Cyborg, encogiéndose de hombros. – Creo que lo de Starfire la afectó más de la cuenta.

- Raven está pasando por muchas cosas en estos momentos. – Comentó Robin, caminando hasta el frente. – Sólo démosle un poco de espacio.

Los tres se dirigieron a la sala como les había solicitado Robin, quien tecleó en la consola algunos comandos para que en la pantalla principal se proyectara una imagen, una relativamente conocida: era una toma de la calle en la que se habían encontrado con Terra, y de hecho en ella aparecían ellos, intentando atacarla, hasta que al parecer una de las piedras lanzadas por su enemiga destruyó la cámara de seguridad que los había captado, y todo se volvió estática.

- Cómo podrán adivinar, ésta es una grabación de nuestra pelea de esta tarde en la zona norte. – Robin regresó la imagen un poco, y luego la pausó. En la esquina inferior derecha venía la fecha de ese día, Febrero 13, y la hora exacta, 3:25 pm. – Esa es la hora precisa en la que estuvimos peleando con la supuesta Terra.

- ¿Y? – Cuestionó Cyborg sin comprender el punto de todo eso.

Robin no hizo más rodeos, y de inmediato volvió a teclear para que la pantalla se dividiera en dos. En una mitad, se veía la escena de la calle en ruinas, de ellos y Terra. Y en la otra, se veía una toma de la fachada de una escuela, y un grupo de chicos saliendo por ella. Robin acercó más la cámara y entre los chicos que iban saliendo, se encontraba una jovencita de cabellos rubios y largos, ojos grandes y azules.

- ¡Es Tammy! – Exclamó Chico Bestia sorprendido.

- En efecto, éstas son escenas de la Preparatoria Murakami en el centro, tomadas justo al mismo tiempo, misma hora y mismo minuto.

Robin paró ambas imágenes, y en ambas se veía a las dos chicas de cabellos rubios, en situaciones muy distintas, y en lugares muy distintos. En la esquina inferior derecha de la nueva imagen, se veía la misma fecha y la misma hora exacta.

- Esa no es una cámara de seguridad. – Señaló Cyborg. – ¿De dónde sacaste ese videos?

Robin tardó un poco en resolver esa duda, pues no estaba del todo orgulloso de la respuesta.

- Son micro cámaras que instale a inicios de la semana en diferentes puntos. – Rápidamente pasó sus dedos por las teclas, y en la pantalla se vieron cuatro imágenes diferentes: la facha de la escuela, el interior de un salón, la facha de una casa, y la toma de una venta que daba al interior de una habitación.

- ¿Esa es su casa? – Cuestionó Chico Bestia. – ¿Las has estado espiando durante días?

- Lo sé, no fue la manera correcta de hacerlo. Pero intentaba encontrar cualquier pista que me indicara que esta chica pudiera ser Terra, o no serlo. Pero hasta ahora no pude detectar nada fuera de lo normal. – Comenzó a pasar varias imágenes de la semana, de Tammy en su salón resolviendo en un examen, llegando a su casa, en su cuarto estudiando. – Parece ser solamente una adolescente yendo de su casa a la escuela y de regreso, estudiando y haciendo su tarea. Nada fuera de lo común, al menos no detectado por las cámaras.

Espiar a una civil no era un método muy ortodoxo, ni algo que hicieran con frecuencia. Pero parecía que Robin estaba más que decidido en verificar todas las posibilidades. Cyborg no estaba del todo de acuerdo, pero no dijo nada a favor o en contra de la medida que había tomado su líder. En su lugar, miraba con algo de fascinación a la chica de las grabaciones.

- ¿Entonces ella es la chica? Pues tengo que decir que en realidad es idéntica a Terra...

- ¡Se los dije! – Exclamó Chico Bestia, casi triunfante. – Dijiste que este video fue grabado al mismo tiempo que estábamos peleando con la supuesta Terra, ¿no? ¡Lo sabía! Eso prueba que...

- Eso no prueba nada. – Lo interrumpió el chico mitad máquina, viendo con anticipación qué era lo que estaba por decir. – Lo único que prueba es que la chica con la que peleamos, y esta otra que tú conociste, no son la misma. Pero no prueba que ninguna de las dos sea o no sea Terra.

- Pero... - El Chico de piel verde intentó refutar algo, pero Cyborg prosiguió sin darle la oportunidad.

- Además, creo que todos estamos de acuerdo en que es prácticamente imposible que haya tres chicas con la misma apariencia en el mismo lugar y al mismo tiempo, y no estén relacionadas entre sí. Eso quiere decir que forzosamente una de ellas dos tiene que ser Terra. Y por un lado tenemos a una que es sólo físicamente parecida a Terra, y por el otro a una que no sólo es físicamente parecida, sino que tiene sus mismos poderes, su misma personalidad, y conocimientos, y afirma ser Terra sin rodeos. – En ese momento, alzó su mano derecha, señalando directamente a la imagen de la Terra con la máscara. – Por dónde lo veas, esa chica que ves ahí, tiene más posibilidades de ser la Terra que conocimos.

Chico Bestia guardó silencio sin poder decir nada en contra de lo que Cyborg había dicho. En efecto, si se ponían a comparar posibilidades, la Terra con la que habían peleado esa tarde, tenía más posibilidades de ser la real. Después de todo, ¿en qué se basaba para afirmar que Tammy Hawk era Terra? En realidad en nada. Sólo en su parecido, y en un muy fuerte presentimiento.

Alzó su mirada hacia Robin en busca de algo de apoyo, de alguna idea que pudiera apoyar lo que él creía, pero no tuvo lo que esperaba.

- Hasta no comprobar algo que lo desmienta, la teoría de Cyborg es la más plausible, Chico Bestia. – Le explicó el chico de Antifaz sin rodeos.

- Sé lo mucho que quieres creer que en el último momento, Terra se redimió y volvió a ser la misma chica buena de antes. – Escuchó que Cyborg volvía a hablarle, pero él no lo miraba. – Pero es momento de que enfrentes la posibilidad de que posiblemente nunca fue realmente una chica buena, nunca fue realmente nuestra amiga, ni nada más que una villana y una traidora. Y ahora es de nuevo un peligro para nosotros y para la ciudad, y debemos detenerla.

Los puños de Chico Bestia se apretaban con fuerza como señal de su frustración. Todo lo que decían tenía sentido coherente y lógico. Todo lo que decía era posible. ¿No sería sencillo, y hasta esperado, que él simplemente lo creyera así y ya? ¿Ya no romperse más la cabeza con ideas o cómo lo que quería creer podría ser cierto? No más dudas, no más preguntas. Todo sería tan sencillo como decir que la chica que acababa de ver hace una hora atrás, era Terra, la Terra que conoció, la Terra que se liberó. Y esa otra, era sólo una estudiante con un gran parecido a ella, cuyo único crimen era precisamente parecérsele tanto. Así, todo tendría sentido...

Pero no, se rehusaba rotundamente a aceptarlo. Coherencia, lógica, nada de eso le importaba. Él lo sabía en su interior, no necesitaba que nadie más se lo probara. Él creía en Terra, él sabía que lo único que la había llevado a irse con Slade era su propio miedo a sus poderes, su miedo a tener amigos, su miedo a abrirse, y que en el último momento se había arrepentido. Él lo sabía, y por lo tanto no podía creer que esa persona, tan fría y despiadada, que incluso había intentado matar a sangre fría a Starfire, fuera esa misma persona. No lo creería, de ninguna forma. Así todos lo tacharan de loco, él no se rendiría tan fácil. De alguna u otra forma, descubriría qué ocurría detrás de todo ese asunto.

Sin decir palabra alguna, se giró a la puerta y caminó apresurado hacia ella, saliendo de la sala. Fue evidente para sus dos compañeros que la plática lo había puesto de mal humor, lo cual era de esperarse.

- Creo que fuiste muy duro, Cyborg. – Le comentó Robin a su amigo, el cuál pareció extrañarse mucho por sus palabras. ¿Robin diciéndole a él que había sido muy duro? Realmente todo el mundo estaba actuando demasiado raro ese día.

- Simplemente será mejor que lo acepté de una vez. ¿O enserio piensas en la teoría de las dos Terras?

Las Dos Terras nunca había sido una teoría en realidad, sólo una idea soltada al aire. De forma práctica, era imposible que algo así fuera real. Pero, habían vivido y visto suficientes cosas en esos años, como que para dejar que un "Imposible" desechara una idea.

- - - -

Tal y como les había dicho a los demás, Raven se quedó unos minutos más acompañando a Starfire, con la esperanza de que despertara y así poder hablar con ella, cosa que no ocurrió. Después de ello, se dirigió con algo de pesar en sus pasos hacia su habitación, y se encerró en ella con llave. Se tomó la libertado de retirarse su capa azul, dejándola caer al suelo sin importarle recogerla y ponerla en su lugar, y entonces se tiró boca abajo en la cama.

¿No se suponía que iba a meditar? Sería más que conveniente hacerlo bajo esas circunstancias, pero... No sentía la menor motivación ni energía para hacerlo.

Estando aún recostada en la cama, volteó a ver hacia el enorme ventanal que daba hacia la bahía. Hace tres días, tras volver de casa de Jared, la ventana que tan estrepitosamente había roto, ya se encontraba reparada, como si nunca se hubiera roto. En su paranoia, por un momento creyó en efecto había sido así, y quizás había soñado todo aquel incidente. Pero luego entendió que muy seguramente había sido reparada por Cyborg. Su compañero tenía cierta fascinación con reparar y mejorar cosas, en especial en la Torre y en sus diferentes vehículos o aparatos que utilizaban. Era probable que incluso sus nuevas ventanas fueran reforzadas, para que no se volvieran a romper tan fácil.

Con todo ese asunto, prácticamente se había olvidado de ir a buscar su baúl, y al molesto libro parlante que dentro de él habitaban. En realidad sí lo había recordado un par de veces, en especial los primeros días al ver la ventana aún rota. Pero simplemente ya no sentía el mismo apuro por sacarlo del fondo del mar que había sentido la mañana siguiente de haberlo arrojado. El baúl era pesado, así que no creía que la marea se lo llevara. Además, un día sin rescatarlo, era un día que pasaba sin escucharlo, ya que estaba segura que de regresarlo a su habitación, se pasaría todo el día fastidiándola. Sabiendo de antemano que nunca lo liberaría de nuevo, ¿qué más podía hacer para pasar su eternidad sellado? Al menos quería revisar cuál sería el método para callarlo de nuevo antes de sacarlo, pero con todo el asunto de los cuervos, y ahora con Terra, ni siquiera se había tomado el tiempo para buscar al respecto.

Hacía días que no meditaba, que no leía nada, incluso que no pasaba más de unas horas con sus compañeros. ¿Estaba tan ocupada? Tal vez, pero más bien algunos dirían "distraída". ¿Era esa misma distracción la que había permitido que algo tan horrible le ocurriera a su amiga? El tan sólo recordarlo le revolvía el estómago. Hundió su cara contra su almohada, pensando que el dejar de respirar por unos momentos podría ser una buena solución a todo, aunque no muy enserio.

Alguien llamó a la puerta en ese momento; escuchó claramente sus nudillos golpeándola.

- Déjenme sola, por favor. – Murmuró con la suficiente fuerza para que la escucharan, tanta como su falta de energías le permitía.

No tenía deseos de hablar con nadie, ni con Chico Bestia, ni con Cyborg, ni siquiera con Robin. Sin embargo, no era ninguno de sus tres compañeros...

- Soy yo, Jared. – Escuchó que le respondían del otro lado de la puerta. – Tu amigo Cyborg me dejó entrar; te traje los cuervos.

Raven no pareció procesar muy rápido lo que acababa de oír. Jared, su hermano Jared. Sí, le había mencionado algo sobre traerle los cuervos de chocolate, antes de que se fuera de su departamento esa tarde, ¿o no? Los cuervos de chocolate... Tras lo ocurrido, ¿tenían algún propósito? El día siguiente sería San Valentine, y de seguro ni Starfire estaría recuperada, ni tendrían ningún avance en el misterio de Terra. ¿Quién pensaría en celebrar San Valentine en una situación como esa?

Terra... Starfire... San Valentine... Robin... Cuervos de chocolate... Jared... ¿Jared?

La Hechicera rompió de golpe la notoria calma que la había cubierto todo ese rato. Su rostro se había cubierto por completo de asombro y de confusión, como si la acabaran de despertar de un profundo sueño. Rápidamente se sentó en la cama y volteó a ver fijamente a la puerta. Esas voces, las voces que había escuchado mientras veía la esfera de piedra y metal cayendo hacia Starfire... Ya las había oído antes... Esa misma tarde...

Se levantó de la cama de un salto y rápidamente abrió la puerta en un sólo movimiento brusco. Jared estaba de pie del otro lado, con una amplia sonrisa. En sus manos, sostenía una caja grande, que al parecer era de madera, pintada de negro, con una tapa también de madera rosa, y un listón negro con detalles rosados en él coronándola.

- Hola, ¿te gusta la caja? – Le preguntó animado, alzando un poco la caja en sus manos para que la viera. – La conseguí en una.... ¡Tienda!

Antes de que terminara de hablar, Raven lo tomó de su chaqueta con una mano, y rápidamente lo jaló hacia el interior del cuarto, azotando la puerta con fuerza un instante después para encerrarlos. Una vez que estuvo dentro, lo tomó ahora con ambas manos de su chaqueta negra, y lo empujó contra la puerta, haciendo que pegara su espalda contra ésta. Raven parecía estar furiosa. Lo sujetaba, al tiempo que lo miraba con una expresión casi asesina.

- ¡Tú lo hiciste!, ¡¿Verdad?! – Le gritó con ímpetu, y varios objetos en el cuarto empezaron a temblar ligeramente. – ¡¿Qué me hiciste?!, ¡respóndeme!

- ¿De qué estás hablando, Raven? – Le respondió el chico pelirrojo totalmente atónito, mientras seguía sujetando la caja entre ellos.

- ¡No te hagas el tonto conmigo! ¡Eso que me dijiste en tu departamento! Esas palabras, esos susurros que sentí en mi oído. Por esas palabras, Starfire... - Raven lo soltó de pronto, y retrocedió un par de pasos. Un pequeño dolor de cabeza había empezado a pegarle. Dirigió ambas manos a cada lado de su cabeza, y cerró sus ojos con fuerza. – ¡Por esas palabras Starfire fue herida en la pelea!, y es por mi culpa...

­- ¿A qué te refieres? ¿Cuáles palabras?, ¿cuáles susurros? Yo sólo te dije que si te lo proponías, podrías ganarle a esa chica y conquistar a Robin, eso es todo.

- No, no... ¡No! – Exclamó con fuerza, volviéndose hacia él una vez más. – Es no es verdad. Tú dijiste que tenía que hacerla a un lado, que debía deshacerme de ella. Que de esa forma Robin sería todo para mí, ¡que yo lo merecía!

- ¡¿Qué?! – El rostro de Jared se llenó de un muy evidente desconcierto ante lo que acababa de escuchar. – Por supuesto que no. Estoy totalmente seguro que no dije tal cosa.

- ¡Claro que...!

Tan abruptamente como había empezado a gritar, Raven calló.

¿En verdad estaba segura de que lo había dicho él? Sí, lo había escuchado en su departamento, pero esas voces no eran ni cercanamente parecidas a la suya. Además, Jared no estaba cerca de ella cuando estaba peleando con Terra esa tarde. ¿Cómo había vuelto a escuchar lo mismo entonces?

Además, ¿por qué le diría tal cosa? Sólo le dijo que podría luchar y conquistar a Robin. ¿Chico Bestia no le había dicho lo mismo o algo muy similar? No había nada incorrecto, en ello... ¿O sí?

Entonces, ¿no tendría más sentido suponer que su primera teoría era verdadera?, ¿qué esas voces habían venido de su propia mente?, ¿sus personalidades y emociones fuera de control, haciéndola pasar un mal rato? Tenía que ser eso. Por más que la haría sentir mejor culpar a alguien más, no podía eludir la verdad de lo que había hecho. Llevó su mano derecha de nuevo a su cabeza; el dolor se había movido casi por completo hacia su costado derecho.

- ¿En verdad tú no lo dijiste? – Le susurró muy despacio sin voltear a verlo.

- En verdad. No creo por ningún medio haber dicho algo como eso. Pero aunque hubiera sido así y lo hubiera dicho por accidente quizás, no creo que me estuviera refiriendo a lastimarla o... matarla.

Raven se desplomó de pronto, quedando sentada en su alfombra. Jared pudo notar como pequeñas lágrimas empezaban a surgir de sus ojos, y le recorrían sus mejillas.

- Oye, ¿te encuentras bien? – Preguntó preocupado, agachándose hacia ella, intentando hacer que se pusiera de pie. – No sabía que podías reaccionar de esa forma.

- Yo tampoco. – Susurró la chica de cabello corto, entre sollozos. – Nunca me había sentido así...

- No te debes de avergonzar. Llorar es de humanos, después de todo.

Jared la ayudó a ponerse de pie, y la guio hacia su cama para que se sentara. Poco a poco empezó a tranquilizarse, y logró volver a hablar con normalidad, aunque no era capaz de voltear a verlo a la cara.

- Lo siento mucho, Jared. No sé lo que me está pasando...

- Tranquilízate. – Jared colocó en ese momento una mano en su espalda, empezando a acariciarla en un intento de reconfortarla. – ¿Por qué no me explicas lo que le pasó a tu amiga? ¿Por qué dices que la hirieron por tu culpa?

Raven tomó un par de bocanadas profundas de aire. ¿Estaba lista para hablar de ello? ¿Quería hablar de ello? Le llenaba de una profunda angustia sólo remembrarlo, ¿qué pasaría si lo dijera en voz alta?

- Estábamos en una pelea las dos. Nuestra enemiga... Era una antigua compañera, o al menos afirmaba serlo. No estoy segura de quién era realmente... Pero logró atacar de gravedad a Starfire. Yo pude haberla salvado con mis poderes, apartarla de su camino, o algo... Pero no lo hice...

- ¿Por qué no? – Le preguntó el pelirrojo con curiosidad.

- Por qué no pude... O no lo sé. No reaccioné a tiempo... No...

- ¿No quisiste? ¿No quisiste salvarla?

La Titán lo volteó a ver horrorizada por esas palabras. ¿Qué no quería salvarla? ¿Cómo era capaz de decir algo como eso? Por supuesto que ese no era el caso... Aunque... Esos pensamientos que le habían inundado su cabeza en aquel momento. Pensamientos sobre hacer a Starfire a un lado, deshacerse de ella, pensar por un momento que no sería tan malo dejar que esa esfera le cayera encima y ver qué pasaba... ¿Eso no significaba que de hecho no quería salvarla?, ¿no significaba eso que de hecho quería que saliera lastimada?

Pero eso era imposible. No había forma alguna en que ella pudiera desear de manera consciente algo como eso. Debía quitárselo pro completo de la cabeza. Eso no había pasado así, de ninguna forma.

- ¡Claro que quería salvarla! – Le gritó con fuerza, casi indignada. – Starfire es mi amiga, mi mejor amiga. Daría lo que fuera por ella, o por cualquiera de mis amigos. Pero... Esos pensamientos, esa voz diciéndome esas cosas tan horribles... - Se agarró su cabeza de nuevo con ambas manos. – No sé qué me pasó... Pero me ha estado pasando varias veces... Tal vez... Tal vez deba de irme a Azarath por un tiempo...

- ¿Azarath? – Exclamó Jared sorprendido. – ¿Por qué?, ¿de qué te ayudará ir a ese lugar?

- Es más que un simple lugar. Se encuentra entre este mundo y otro. Ahí podrían ayudarme a saber qué es lo que me ocurre. También alejarme de todo esto por un tiempo me haría bi...

- ¡No! – Soltó Jared de golpe, poniéndose de pie delante de ella. – No puedes irte ahora. Mañana es San Valentine, aquí tienes tus Cuevos de Chocolate que tú misma preparaste. Estás demasiado cerca para huir ahora, Raven.

- No estoy huyendo. Pero aunque me quedara, no puedo seguir con este asunto de los cuervos ahora, lo siento. No es el momento adecuado.

- ¿Luego de todo el esfuerzo y tiempo que le invertiste lo vas a dejar así como así? – Jared colocó la caja en la cama, y comenzó a caminar de un lado a otro, notándosele ligeramente molesto. Era la primera vez que Raven lo veía en ese estado. ¿Era sólo por el asunto de los chocolates... o había algo más? – ¿Y cuándo será el tiempo adecuado? Puede que siempre haya un compañero herido, o un enemigo acechando, ¿o no?

- Tú no lo entiendes. No puedo permitir que lo que pasó esta tarde vuelva a ocurrir.

Jared suspiró con fuerza, como señal de frustración. Luego, pareció respirar lentamente, como si contara hasta diez y entonces, ya más calmado y sensato, volvió a hablar.

- Escucha, creo que estás exagerando. Sé que estás muy acostumbrada a intentar explicarlo todo con magia, poderes sobrenaturales, y cosas místicas. Pero a la gente común y corriente también le pasa ese tipo de cosas. Te puedes paralizar al estar ante una situación de peligro o estrés; le pasa hasta los más experimentados. También puedes sin querer pensar en cosas horribles y atroces, sólo por un instante, y luego se te pasa. Se le llama pensamiento intru... algo. El caso es que a mucha gente normal le puede pasar lo que a ti, sin que haya algo malo de por medio con ellos. No tienes porqué sentirte mal. Tú no lastimaste a tu amiga, y te aseguro que no la dejaste ser lastimada apropósito.

La explicación rápida de Jared pareció interesar enormemente a la Titán. ¿Podría ser cierto lo que decía?, ¿podría ser cierto que lo que le había ocurrido había sido totalmente normal? Robin se lo había dicho en la enfermería, que cualquiera se podría paralizar en una pelea sin razón, que era normal. Incluso hace varios días, cuando le explicaba a Chico Bestia su estado de ánimo y su miedo a que sus poderes se salieran de control, él dijo que de hecho no había nada raro, que era simple confusión normal. No sería la primera vez que confundiera un problema con sus poderes, con algo totalmente común. Después de todo, estaba tan poco familiarizada con ese tipo de cosas, que era sencillo no saber cómo manejarlas.

Por un instante, Raven empezó a aferrarse con fuerza a esa teoría. ¿Por qué?, ¿por qué tenía sentido para ella?, ¿por qué prefería pensar que en efecto había sido algo normal y no algo fuera de su control? Quién sabe. Pero poco a poco parecía intentar convencerse a sí misma de que había sido algo como eso... Tenía que serlo...

- ¿Tu amiga estará bien? – Escuchó que Jared le preguntaba.

- Sí, por suerte su cuerpo es muy resistente para este tipo de cosas.

- Entonces todo está bien, ¿no? – Una sonrisa, hasta cierto punto picara, se dibujó en su rostro. – Lo que pasó, ya pasó. No fue tu culpa, fue sólo un accidente, y no hubo nada que lamentar. – En ese momento, volvió a tomar la caja con los Cuervos de Chocolate, y se le extendió. – Y como no fue tu culpa, no deberías de sentirte mal de aprovechar esta oportunidad.

- ¿Aprovechar esta oportunidad? – Repitió confundida la Titán, y con algo de duda tomó la caja que le ofrecía entre sus manos. – ¿Qué estás insinuando...?

- No estoy insinuando nada. Sólo digo que mañana es día de San Valentine, tienes los dulces, la caja, ninguna rival que se interponga a corto plazo, y una tarjeta en blanco.

¿Ninguna rival que se interponga? ¿Se refería a Starfire? ¿Estaba tratando de decir acaso que lo que le paso a Starfire había sido algo bueno?

Bajó si mirada hacia la caja. Pegada a la tapa, a lado del listón, había una pequeña tarjeta blanca rectangular, sin nada escrito. Comenzó a sentirse ligeramente mareada en esos momentos, cómo si le empezará a dar un poco de sueño. Sus ojos le molestaron un poco, y lo cerró unos momentos como intentando descansarlos. Su dolor de cabeza se había reducido, pero seguía presente. Pudo escuchar como Jared le hablaba en ese momento, y su voz le pareció tan dulce y suave, que casi la mecía.

- Puedes decidir no dárselos y tirar todo tu esfuerzo y dedicación a la basura. Pero, si decides dárselos, tendrás también que decidir qué quieres que diga esa tarjeta. Puedes dejarla como de parte de la una admiradora secreta, tal y como planeabas originalmente. Y de hacerlo, seguirás siendo eso, sólo una sombra oculta viendo desde lo lejos. Tu amiga extraterrestre eventualmente despertará, y todo volverá a como siempre ha sido. O, puedes escribirle con toda claridad "De Raven para Robin", y ver qué pasa. Podría no ocurrir nada, podría ocurrir algo malo... O, sería quizás tu llave a un sin número de posibilidades, una llave que está en tus manos el usarla o no. Tú eres quien decide cuál quieres.

Raven volvió a abrir sus ojos lentamente. Palabras muy exageradas para referirse a una tarjeta... Pero eran ciertas. Si elegía no entregar los chocolates, o entregarlos como una admiradora secreta, cómo se lo había dicho Chico Bestia, entonces nada cambiaría. Todo seguiría igual, pero eso era justo lo que quería, ¿o no? Ella nunca quiso que algo cambiara, nunca quiso que esos chocolates marcaran un antes y un después. Esa nunca fue su intención...

¿O acaso sí lo era? Tenían forma de cuervo, y era posible que Robin, siendo tan buen detective, identificara su letra o descubriera de dónde procedían. En el fondo, ¿quería que algo cambiara? ¿Quería ver acaso qué ocurriría con ese sencillo acto? Lo que decía Jared le hacía sentido... Pero todo lo que decía Jared siempre le hacía sentido de alguna u otra forma. ¿No era eso peculiar?

Luego de un largo silencio, vio por el rabillo del ojo que Jared se dirigía a la puerta.

- ¿Te vas? – Le preguntó con algo de pesar. ¿Pero por qué le molestaba que se fuera?, cuando llegó al parecer tenía deseos de atacarlo. Pero su presencia la había ayudado a tranquilizarse rápidamente, y ese efecto parecía hacerla sentir más segura.

- Tengo cosas que hacer, pero llámame mañana o ve a mi departamento para contarme cómo estuvo todo, ¿de acuerdo? – Estando ya frente a la puerta, se giró un último instante hacia ella y le volvió a sonreír. – Piensa en lo que te dije...

Pensó en encaminarlo hacia la salida, pero antes de que pudiera ofrecerse, él salió por la puerta por su propia cuenta y se fue. Raven se quedó largo rato más, simplemente sentada viendo la caja sobre sus piernas, y en especial la tarjeta en blanco en su tapa.

¿Qué haría? ¿Le daría los chocolates pese al estado de Starfire? Aunque en realidad estaba bien. Robin lo había dicho, su cuerpo era fuerte, y con un poco de descanso se recuperaría y estaría de inmediato volando por ahí, hablando sin cesar, preguntando sobre esto y aquello, y nada habría pasado. ¿Pero estaba bien que aprovechara su inconsciencia para ello después de lo que ella...? ¿Ella qué? Ya se lo habían dicho muchas veces, no había sido su culpa, ella no le había arrojado esa esfera encima. Lo que le había pasado era normal, totalmente normal; no tenía por qué sentirse culpable. Sí, mientras más lo pensaba, más sentido tenía. Esa mañana estaba más que feliz de al fin tener sus cuervos listos, ¿por qué echarse para atrás ahora?

Pero... ¿Lo haría como admiradora secreta o como ella misma? Eso era algo que aún no decidía.

En un instante, sintió que sus ojos se cerraban solos por unos momentos, y luego los volvía a abrir violentamente. ¿Acaso tenía sueño? Pero si era muy temprano. Aún ni articulaba con claridad ese pensamiento, cuando un agudo bostezo surgió de su boca. No podía darse el lujo de dormir. Tenía que decidir qué hacer con esos dulces... Ayudar a buscar a Terra o a Slade... Vigilar a Starfire... Sacar a Malchior del agua... Muchas cosas por hacer, pero ninguna evito que poco a poco se fuera dejando caer hacia un lado, hasta quedar con su cabeza contra su almohada, teniendo aún la caja de chocolates en sus manos.

Sólo dormiría unos minutos, una pequeña siesta para recuperar energías. Luego se encargaría de todo eso... Mientras su mente empezaba a moverse entre la consciencia y la inconsciencia, pensó en algo referente a la conversación que acababa de tener con Jared. ¿Cómo él sabía de Azarath? ¿Ella le había contado? No recordaba con claridad ese hecho específico, pero en efecto le había contado su historia, así que posiblemente sí lo había mencionado. Sí, eso tenía sentido. ¿Qué otra explicación podría tener? Era la única posible...

FIN DEL CAPITULO 15

NOTAS DEL AUTOR:

Hola a todos. Luego de mucho tiempo, y un lapso de pausa, estamos muy cerca ya de la recta final de esta historia. De entrada el siguiente será un capitulo muy importante, y muy especial. Así que por favor, déjenme sus comentarios. Cómo les mencioné en la nota anterior, estoy muy interesado en saber si aún hay quienes, luego de dos años de pausa, siguen interesados en leer cómo termina. Les agradecería mucho cualquier comentario, bueno o malo para la causa.

Sobre este capítulo en especial, bueno la única nota es que Raven menciona que desea irse a Azarath para poder descubrir qué le está pasando. Como les comentaba en las notas del Capítulo 5: "En la serie, Azarath también tiene su fugaz aparición, y se muestra que ésta fue destruida por Trigon. Sin embargo, en el Cómic Número 44 de Teen Titans Go!, se muestra que Azarath fue reconstruida, posiblemente restaurada por la magia de Raven al igual que lo fue la Tierra luego de la pelea con Trigon. Para efectos futuros, en esta historia se tomara como que Azarath fue en efecto reconstruido como lo indican estos cómics." Así que eso, aunque en la serie no se deja claro qué pasó con Azarath luego del fin de la pelea con Trigon, en los comics de Teen Titans Go! (los comics, no la serie animada) ésta vuelve a aparecer reconstruida, así que así es como se está tomando.

Sin más por el momento, nos vemos en el siguiente capítulo. Qué estén bien.

Atte.
WingzemonX

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