Capitulo 14. Yo lo Merezco
TEEN TITANS
THE
SINNERS
Por
Wingzemon X
CAPITULO 14
"Yo lo Merezco"
No había sido precisamente un buen mes para el Profesor Chang. Todo empezó bien; había entablado una sociedad con Adonis, qué si todo salía bien acabaría de una vez por todas con los molestos Jóvenes Titanes, y le proporcionaría los recursos necesarios para seguir con sus experimentos. La inesperada visita de Superchica a la ciudad, pareció ser su oportunidad de al fin poder experimentar directamente con ADN Kryptoniano, algo que siempre había ambicionado, pero qué nunca había podido hacer realidad. Pero al final, nada de ello salió como lo esperaba. Los Titanes y Superchica terminaron por derrotarlos, a él y a Adonis, y ambos terminaron en prisión... De nuevo.
Hace apenas unos días atrás, había logrado escapar, tan silenciosamente que tal vez la gente de la prisión aún ni notaban su ausencia. Eso le daba algo de tiempo para decidir qué hacer. ¿Se iría de la ciudad? Hacía mucho tiempo que no se tomaba unas vacaciones y visitaba a sus viejos amigos, y clientes potenciales, en Moscú; podría ser el sitio perfecto para desaparecerse en lo que las cosas se calmaban. Pero por lo pronto, estaba escondiéndose en uno de sus escondites del Puerto, uno muy especial que absolutamente nadie conocía... O al menos eso pensaba.
Un poco después de la media noche, su alarma de intrusos empezó a sonar con fuerza en el buque subterráneo, oculto bajo la Bodega A-10. No lo despertó, ya que para esos momentos estaba haciendo un inventario de todo el equipo que ahí guardaba, viendo que se llevaría, y qué posiblemente detonaría para que nadie pusiera sus manos sobre él. Pero la alarma le arrebató por completo la concentración. Algo se estaba moviendo por entre las cajas de la bodega, pero sus cámaras de seguridad no lo detectaban, al menos no antes de quien fuera destruyera dicha cámara, dejando en lugar de la imagen de la bodega, sólo estática. Los robots de seguridad que tenía en ese escondite estaban desactivados, y pensando que no se quedaría mucho no se había tomado la molestia de volverlos a activar.
¿Quién sería el intruso? ¿Los Titanes de nuevo? Sólo eso le faltaba. Fuera quien fuera, no iba con buenas intenciones, de eso estaba seguro. Rápidamente tomó un arma de rayos que tenía sobre su mesa de trabajo, y se dirigió a su ascensor; no volvería a prisión sin pelear.
Al llegar a la bodega, todo estaba silencioso, como si nada hubiera pasado. Pero en efecto algo había ocurrido, y las cámaras destrozadas lo confirmaban. Sosteniendo su arma con ambas manos, empezó a avanzar por entre las cajas, a pasos lentos, cuidadosos. Si se trataba de un Titán, su única forma de hacerle frente era tomarlo por sorpresa y dispararle por la espalda. Pero... ¿Y si era algo más?
Un fuerte ruido a sus espaldas lo hizo saltar del susto. Rápidamente se giró nervioso, alzando su arma con firmeza, apuntando sólo a un espacio totalmente oscuro que había entre dos cajas. Una botella de vidrio salió rodando de entre esas sobras en su dirección, hasta tocar la punta de su pie. Estaba seguro: alguien estaba oculto en ese lugar.
- ¡¿Quién está ahí?! – Gritó con fuerza, sin bajar su arma ni un instante. – ¡Muéstrate idiota o te frio la cabeza!
- Tranquilo, Chang. – Pronunció una voz grave y serena desde la oscuridad. – ¿Esa es forma de tratar a un viejo amigo?
El profesor se quedó helado al oír esa voz, y aún más al ver a la figura que empezó a caminar hacia el frente, y poco a poco era tocado por la luz de una lámpara que se balanceaba de un lado a otro sobre sus cabezas. La sangre se le heló, como si estuviese frente a frente con un fantasma... Y no era muy alejado de lo que estaba viendo.
- ¡¿Slade?! – Exclamó atónito al reconocer a su intruso.
El hombre ante él era Slade Wilson, con su distintiva armadura, y su máscara de un sólo ojo, mitad negro, mitad dorado oscuro. Aunque, una vez alumbrado por la luz, Chang pudo notar que su atuendo tenía algunas rajadas; incluso su máscara tenía una quebradura pronunciada desde la frente cruzando en diagonal hacia el lado derecho. También se le veía algo sucio. ¿En dónde había estado exactamente?
- Creí que estabas muerto. – Agregó Chang sin poder salir de su asombro.
- Y yo que tú estabas en la cárcel. Pero las cosas no siempre son como creemos, ¿o sí?
Slade salió por completo de entre las sombras, y caminó directo hacia él con completa tranquilidad. Chang bajó lentamente su arma, aunque no estaba muy seguro de que fuera una idea particularmente buena. Slade siempre le había parecido bastante intimidante, y su apariencia demacrada no ayudaba a cambiar dicha idea.
- Oye, si vienes por tus robots que te tenía almacenados, te digo desde ahora que ya no los tengo, ¿de acuerdo? – Empezó a decirle con un tono nervioso, mientras Slade pasaba a su lado. – Yo creí que habías muerto, y los vendí. Pero...
- Dejemos ese tema para otra ocasión. – Lo interrumpió abruptamente, y entonces se giró por completo hacia él. Con una mano, abrió algunos de los compartimientos de su cinturón, sacando de estos algunos objetos pequeños. – Necesito tu computadora, y sé que al menos debes de tener una medio decente en este lugar, ¿o no?
- Sí... Tengo una computadora. – Respondió de forma dudosa. – No es la mejor, pero es la única que tengo disponible que no esté ahora en posesión de la policía. ¿Qué quieres hacer con ella?
- Yo no. Necesito que tú me hagas un análisis de ADN lo antes posible. – Le extendió en ese momento su mano derecha. En ella, sostenía un tubo de ensayo sellado, con una aguja hipodérmica en su interior, además de una pequeña bolsa transparente, también sellada, que contenía alrededor de cinco cabellos rubios. – Necesito que compares estas dos muestras por separado. Y luego... - Extendió ahora también su mano izquierda, y en ella sostenía una bolsa de plástico de mayor tamaño, que guardaba en su interior un guante de tela de color negro. – Compares ambas con la sangre que está en este guante...
Chang, dudoso, tomó las tres muestras entre sus manos. En efecto, la aguja parecía tener rastros de sangre, igual que guante. ¿A quién pertenecía esa sangre y esos cabellos? ¿Y por qué tanto interés por parte de Slade de hacer ese análisis, tanto que se escabulló en su escondite para pedirle ayuda? No estaba seguro si quería conocer las respuestas.
- Escucha, como te dije la computadora que tengo abajo no es muy buena, y un análisis completo de tres muestras podría tomarme un par de días. Par de días que no tengo, ya que estaba por irme de la ciudad cuanto antes...
Slade se le acercó un par de pasos más de forma amenazante, y luego inclinó su cuerpo un poco hacia el frente, de tal forma que su rostro pudiera estar a la misma altura que el suyo. Lo miró intensamente por el único agujero de su máscara, y Chang no pudo hacer nada más que guardar silencio, e intentar sostenerle la mirada.
- En ese caso, en lugar de estar aquí hablando, deberías de ponerte a trabajar para tenerlo listo lo antes posible. ¿No te parece?
Chang tragó saliva, nervioso. No necesitaba oír más que eso para entender que no era una petición amistosa a la que pudiera rehusarse. Se limitó a simplemente asentir con su cabeza y, tal y como él había dicho, ponerse a trabajar.
- - - -
Una vez que el quinto, y último cuervo del chocolate estuvo al fin terminado, Raven se le debió de haber quedado viendo fijamente por casi cinco minutos, intentado verificar que realmente no tuviera ninguna imperfección. Y en efecto así era; era lo más cercano a perfecto que podría haber pedido. El decorado especial de éste se componía de un ojo y patas de chocolate blanco, además de algunos otros trozos del mismo material en las alas, asemejando la forma de las plumas. Como toque final, al igual como había hecho con el resto, le colocó un pequeño listón rojo alrededor del cuello. Con este último punto, oficialmente habían terminado al fin...
La Titán estaba atónita e incrédula ante lo que veían sus ojos. Se hizo hacia atrás un par de pasos, los suficientes para poder ver por completo los cinco cuervos colocados sobre la barra de la cocina, uno a lado del otro en fila, cada uno con su decorado especial, con sus lazos alrededor del cuello, y los cinco con su forma perfecta y clara. No podía creer que la imagen ante ella fuera real, pero lo era: luego de casi una semana de prueba y error, quemaduras, cortadas, explosiones, manchas e incluso golpes... Lo había logrado: había terminado sus chocolates de San Valentine. La emoción que le provocaba verlos era tan grande que no sabía ni qué decir, o hacer a continuación. Por suerte para ella, Jared se le adelantó a romper el silencio.
- Esto amerita una fotografía, hermanita. – Comentó con alegría el chico pelirrojo, extendiendo su teléfono celular. – Párate a lado de ellos.
- ¿Quieres tomar una foto? – Le cuestionó un poco confundida. – ¿Para qué?
- Nunca se pregunta por qué se quiere tomar una foto, Raven. Sólo se toma y ya. Ahora párate ahí, ¿quieres?
No muy convencida, pero tampoco dispuesta a darle la contra a Jared, Raven se paró justo donde le había señalado. Él por su parte se movió un poco de un lado a otro, buscando el punto adecuado en el que saliera la mitad superior del cuerpo de Raven y los chocolates sobre la cocina. Una vez que lo encontró, el flash blanco deslumbró un poco los ojos de Raven, como señal de que la fotografía había sido tomada.
- Perfecto, sí que eres Fotogénica, hermanita. – Murmuró alegre, rodeando los hombros de la hechicera con su brazo. – Cinco cuervos de chocolate perfectamente hechos y decorados. Debes de sentirte orgullosa, ya que los hiciste prácticamente tú sola.
- Supongo que lo estoy. – Fue lo único que pudo surgir de sus labios, pero no reflejaba ni una fracción de lo que sentía por dentro. – En verdad no puedo creer que al fin lo hayamos logrado...
Cada tarde durante los últimos cinco días, Raven se había dado sus escapadas al departamento de Jared, para seguir sus intentos en la realización de los cuervos de chocolate. A partir del segundo día, las cosas fueron mejorando gradualmente; todo le salía mucho mejor, y hasta fue capaz de realizar alrededor de un cuervo al día en el tiempo que estaba en su casa. Y ahora el fruto de su trabajo estaba ahí ante ella... en forma de cuervo, y con sabor a chocolate.
El cómo y los cuándos ya no importaban. El punto era que, en contra de todas sus predicciones, lo había logrado. A pesar de todo lo que tuvo que sufrir, los enojos, las tristezas y resbalones, no se rindió, y todo había valido la pena... Al menos hasta ese momento.
- Y justo un día antes de San Valentine. – Señaló Jared. – Casi no la contábamos, ¿pero ves como todo salió bien al final? Se ven tan deliciosos que casi tengo tentación de comerme uno... Sólo bromeo, no son para mí después de todo...
Las palabras de Jared cesaron abruptamente al sentir como Raven lo abrazaba de golpe con fuerza sin previo aviso. El chico pareció un tanto impresionado por ello.
- Muchas gracias por todo, Jared. – Murmuró mientras lo abrazaba. – No sé qué habría hecho sin ti. De seguro no lo habría logrado sin tu ayuda...
- Esto de los abrazos ya se hizo costumbre, ¿no? – Comentó divertido el pelirrojo, y con una mano le acarició con dulzura su cabello. – Y no me des las gracias, que era mi deber de hermano mayor. Sin embargo, sabes bien lo que tienes que hacer como gratitud si deseas agradecerme enserio.
- Olvídalo. No le voy a pedir a Superchica una foto sexy autografiada por ti.
- No, eso no. Tú sabes, te dije muy claramente cuál quería que fuera mi recompensa si te ayudaba.
Raven parpadeó confundida, pues al inicio no entendió bien a qué se refería. ¿Recompensa?, ¿había pedido una recompensa? ¿Recompensa si...? De pronto recordó lo qué le había dicho en su cuarto... Rápidamente retrocedió alejándose de él, y mirándolo con cierto nerviosismo y vergüenza.
- ¿Te refieres a que yo...? ¡¿Estás hablando enserio?! No... ¡No quiero hacer eso!
- Oh vamos, un trato es un trato. – Contestó él con seriedad, señalándola con un dedo. – Además, no es como que eso te fuera a matar, ¿o sí?
Pues poco le faltaba para ello. Raven tragó saliva nerviosa y bajo su mirada hacia el piso. De alguna forma se lo debía. Le había prestado su cocina, su dinero, su tiempo, sus consejos, y gracias a él había podido terminar los cuervos. Lo que él pedía a cambio era algo insignificante en comparación... Pero no por eso más sencillo para ella.
Raven suspiró con gran pesar y entonces alzó su cabeza con determinación; todo su cuerpo temblaba. Sus labios se fueron estirando hacia los lados a duras penas, intentando dibujar la sonrisa más grande que le era posible, pero incluso sentía que sus músculos fáciles se quejaban al intentar ponerse en una posición tan rara para ellos.
- Gracias Jared... – Murmuró en voz baja casi entre dientes. Aparentemente, estaba intentando pronunciar esas palabras de la forma más "dulce" y amigable que su escasa experiencia en la tema le permitía. Pero en lugar de eso, lograban un efecto casi aterrador. – Eres el mejor hermanito... mayor de todo el mundo...
Una vez que al fin logró decirlo, tomó una fuerte bocanada de aire, y luego lo dejó salir todo junto de golpe. Relajó el rostro de inmediato, y le pareció sentir que dejaban caer un pesado saco de papas en cada uno de sus brazos. Sentía que terminaría escupiendo sangre del gran esfuerzo que le resultó tener que decir eso, pero al final pareció sobrevivir.
- No puedo creer que en verdad lo dijeras. – Rio Jared divertido, alzando una mano hacia ella, y despeinándola levemente con ella. – De nada pequeña gótica, cuando quieras, sólo llámame.
Ese acto "cariñoso" de despeinarla no le agradó del todo a la hechicera, pero se aguantó; ya con lo que tuvo que decir, esperaba estar a mano con él, aunque fuera un poco.
Jared tomó los cinco chocolates y los colocó sobre una charola, para luego introducirlos en el refrigerador. Los dejaría ahí mientras tanto para que no se derritieran; sería horrible que tanto trabajo terminara en una sopa de chocolate.
- Ya tenemos los chocolates, pero eso apenas es el paso uno. – Señaló luego de meterlos, y de sentarse sobre la cocina. – Ahora hay que planear lo siguiente, ¿no crees?
Raven lo miró confundida, sin entender.
- ¿Lo siguiente?
- Sí, lo siguiente. ¿Ya decidiste cómo se los vas a dar? ¿Cuándo, dónde y cómo?
Raven se quedó totalmente callada y ligeramente sobresaltada por la pregunta. ¿Cómo se los iba a dar?, ¿acaso no le había dicho que...? No, haciendo memoria, no recostaba haberle mencionado cuál era su intención al respecto. Sin embargo, Jared pareció interpretar su silencio más como un "aún no lo sé", en lugar de lo que realmente significaba.
- Bien, no te preocupes. Mañana es el gran día y tenemos poco tiempo, pero algo se nos ocurrirá. Tiene que ser un momento especial, y en un lugar adecuado. No te confiesas a tu amor todos los días, después de todo. Si fuera con una chica, yo haría algo como adornar todo la terraza de la Torre con velas, flores, una mesa con dos sillas, música lenta... todo un ambiente muy romántico bajo la luna. A las chicas les gustan los ambientes como esos, pero para un chico no sé si funcione igual. Aunque tú me pareces de un estilo un poco más natural. ¿Qué opinas?
- Yo... – Raven balbuceó un rato, dudando sobre decirlo o no. Pero luego tomó aire con fuerza y decidió decirlo sin rodeos; por alguna razón en esos momentos, la sola idea de lo que estaba por decir le causaba algo de vergüenza. – No le daré los cuervos en persona. Tengo pensado hacérselos llegar... Cómo Admiradora Secreta... Esa siempre fue mi intención original.
Jared no pareció entender en un inicio sus palabras, pero luego de un rato se quedó con la boca abierta, con cara de total incredulidad. Raven, desvió su mirada hacia otro lado para no verlo; tenía un par de ideas de lo que estaba a punto de decirle, y no deseaba escucharlo.
- ¿Es un chiste?, ¿admiradora secreta? – Cuestionó casi molesto, bajándose de la barra con un salto. – Eso es de primaria. No me digas que luego de esforzarte tanto no piensas dárselos de frente. Pensé que hacías todo esto para confesártele.
- No, ese nunca fue mi propósito. Perdón si no te lo dije antes... Pero no puedo hacer algo como lo que dices de ninguna forma. No quiero que Robin sepa que fui yo quién le dio estos chocolates.
- ¿No quieres que Robin sepa? ¿Entonces por qué hiciste "cuervos" de chocolate, Raven?
Raven calló, ya que en verdad no tenía nada que responderle a eso. Se había hecho la misma pregunta momentos después de comprar esos moldes, y aún no sabía claramente el porqué. ¿Por qué había comprado moldes con una forma que obviamente cualquiera relacionaría con ella? ¿Podría ser que inconsciente sí deseaba que Robin lo supiera o lo sospechara al menos? ¿Quería ver cómo reaccionaría él ante ello?, ¿qué haría?, ¿qué le diría...?
Pero no, no podía. Aunque fuera cierto que en el fondo deseara que lo supiera, no debía de ser así... No debía...
- Dime la verdad. – Jared se le acercó rápidamente, tomándola de los hombros. – ¿Por qué no se los quieres dar de frente realmente?
- Por qué... No lo creo necesario. Simplemente le quise hacer los chocolates y ya... La verdad no estoy muy segura de que me guste de esa forma o no...
- Oh, por favor, Raven. – La interrumpió de golpe con un tono grave. – Ese barco zarpó hace cinco cuervos de chocolate fallidos. Si no estuvieras segura de lo que sientes, hace rato que hubieras dejado de intentarlo. Pero seguiste adelante porque realmente querías hacérselos, y nadie hace tanto esfuerzo por alguien que "tal vez me guste". Tú lo sabes tan bien como yo. Ese chico no sólo te gusta, te trae loca, estás embobada por él. Raven Roth, tú estás enamorada de Robin.
Su casi siempre pálido y apagado rostro se llenó de color al escucharlo decir esas palabras. Sus mejillas se ruborizaron como pensó que no era posible, y sus piernas flaquearon ligeramente ante la sola insinuación.
- ¿E... namorada...? Yo... no lo creo, no sé. Aunque fuera así... no estoy interesada en que sea... Mi novio... ni nada así.
- Eso es mentira también.
Jared la volvió a tomar de los hombros, y ella lo volteó a ver con duda. Sin embargo, en cuanto sus ojos se encontraron con los de él, ya le fue imposible desviar su rostro hacia otro lado... Jared la miraba fijamente con intensidad, y un ligero fulgor alumbraba sus corneas.
- Mírame a los ojos, Raven. Yo sé lo que en verdad sientes y piensas. No puedes ocultarme nada...
La voz de Jared se fue apagando poco a poco, hasta que se convirtió en nada más que un susurró lejano, y después... Silencio... Un profundo, y frío silencio. Se empezó a sentir algo adormilada, y sus parpados le pesaban un poco. Esa sensación, esa pesada y agobiante sensación que le rodeaba, ya la había sentido antes... ¿Pero en dónde? ¿No había sido también ahí?, ¿o...?
Sintió un aliento cálido justo a unos milímetros de su oreja izquierda. Pese a su cabello se la cubría, podría sentirlo claramente. Era una sensación... Agradable...
- Has fantaseado muchas veces con esa idea, ¿verdad? – Escuchó que una voz susurraba con toda claridad justo en su oído.
¿Quién era? ¿Era Jared? No, no sonaba como su voz. Era una voz no tan grave, era más suave... ¿Quién era? Ella no podía moverse, ni percibir ningún otro sonido a su alrededor, ni sentir nada más. Todo se reducía únicamente a ese susurró, y a ese aliento cálido. Nada más existía...
- Te has imaginado como sería caminar tomada de su mano, hombro con hombro. Te has imaginado el calor de su pecho contra tu rostro, mientras se funden en un abrazo que deseas que jamás acabé. Cómo se sentiría su mano sin guante, acariciando tu mejilla mientras te mira fijamente a los ojos con amor. Has intentado adivinar cuál sería el sabor de sus labios, cuál sería la sensación que te provocarían al unirse con los tuyos en un apasionado pero dulce beso... Has soñado con lo que sería tener su cuerpo desnudo y cálido... contra el tuyo... Has imaginado eso, y muchas otras cosas más. ¿No es así?
- ¿Qué...? – Se le escapó de los labios. Poco a poco su pensamiento se fue aclarando, y esas palabras y su significado se fueron volviendo más y más tangibles para ella. – No... No... ¡No!, ¡no es cierto!
Sus pies se separaron del suelo, y rápidamente se alejó flotando de Jared, hasta que su espalda se topó contra la pared. Su respiración se agitó desmesuradamente y algo de sudor recorría su frente.
- No es cierto... No es cierto... - Se repetía una y otra vez, mirando fijamente al suelo.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? – Escuchó que la voz de Jared, y ahora sí podía estar segura que era su voz, le hablaba desde la cocina.
Raven alzó su mirada como le fue posible. Jared estaba de pie a mitad de la cocina, viéndola fijamente con desconcierto en el rostro, y aparentemente también con preocupación.
- Las cosas... no son así... Eso no puede ser.
- ¿Qué no puede ser? – Le preguntó de la misma forma que antes. Raven se veía realmente alterada, como si se acabará de despertar de una horrible pesadilla.
- Tú... Tú... lo que dijiste... Hace un momento... - Raven parecía dudosa. ¿Había sido Jared quién había dicho esas palabras? Pero la voz no era la de él. Y... Ahora que lo pensaba con más cuidado, ¿lo había escuchado realmente? ¿Podría afirmar que eso había sido una persona susurrando en su oído? ¿O de hecho había sido más bien... algo diferente? – Tú... ¿Qué fue lo que dijiste?
- Sólo dije que sabía que Robin en verdad te gustaba. ¿Te sientes bien?
- ¿Sólo eso? ¿No dijiste...?
¿Qué había sido eso? Esa sensación, ya la había sentido antes en otras ocasiones. ¿Pero qué fue? Mientras pensaba en ello, mientras más intentaba recordar lo ocurrido, más sentía como si no hubiera pasado realmente. ¿Acaso lo imaginó? No era posible. Esas palabras, esos pensamientos debieron de haber surgido de algún lado. ¿Acaso... surgieron de ella misma?
Necesitaba tranquilizarse, recuperar la serenidad. No debía dejar que sus emociones se salieran de control de nuevo. Debía enfocarse, concentrarse y normalizar su respiración.
- Escucha... Simplemente no puede haber nada entre Robin y yo, ¿De acuerdo? Ni ahora ni nunca...
- ¿Y por qué no? – Comenzó a caminar hacia ella, pero apenas había dado un par de pasos, cuando Raven reaccionó de golpe, flotando de nuevo y alejándose ahora en dirección a la sala. Por algún motivo parecía querer estar lejos de él. – ¿Qué ocurre?
- No... no lo sé. Algo raro me está pasando, Jared... Creo que tengo que irme...
Aún con sus pies separados del suelo, se dispuso a acercarse a la puerta, pero a medio camino Jared se puso frente a ella, cerrándole el paso.
- Nada de eso, Raven. No huirás de esto tan fácil. Esto es importante, y cómo tu hermano no dejaré que le saques la vuelta.
- Tú no lo entiendes...
- Entonces ayúdame a entender. ¿Cuál es el verdadero motivo que te impide aceptar tus sentimientos? – Guardó silencio largo rato sin apartar su mirad de ella ni un instante. Luego de varios segundos, se sobresaltó un poco, cómo se acabará de darse cuenta de algo. – Ya entiendo. Hay un tercero en discordia, ¿cierto?
Esa acusación dejó sin aliento a Raven. Sus labios se abrieron un poco, pero de ellos sólo surgieron algunos balbuceos sin sentido. Quería negarlo, decirle que no era así. Pero... Sería una mentira. Ella sabía que su afirmación no era del todo errada, lo sabía muy bien. Aunque tenía enormes ganas de decirle que lo que decía no era cierto, simplemente le fue imposible hacerlo.
- Sí... Es algo así como dices. – Murmuró con un tono muy despacio, bajando la mirada. – Sólo que la tercera en discordia soy yo... A Robin le gusta otra persona... Y a ella le gusta él.
- Es la extraterrestre pelirroja que vive en tu Torre, ¿cierto?
- Se llama Starfire. – Recalcó apresuradamente, al parecer no del todo contenta con el término que había usado para referirse a ella. – Y... Sí... Es ella.
Jared soltó un agudo suspiro, y llevó su mano a su rostro, frotando un poco sus ojos y su frente.
- Entiendo. La situación es algo más complicada de lo que pensaba. Pero dime, ¿acaso ellos son novios o algo así?
- No, no aún... No qué yo sepa al menos.
- Entonces eso no significa nada. – Señaló con ímpetu, casi con alegría. – Si no hay nada entre ellos, aún puedes pelear y ganarle.
- ¿Pelear y ganarle? – Exclamó Raven, confundida ante tal sugerencia. – ¿De qué estás hablando? Esto no es una competencia. Starfire es mi amiga, ambos son mis amigos, y son personas muy importantes para mí. Además no... - Calló unos instantes, volteándose hacia otro lado disimuladamente. – Aunque quisiera, no puedo competir contra ella. A Robin le gusta mucho, y no veo por qué no habría de ser así; ella es tan amable, divertida, hermosa, enérgica... Va más con él...
- No tiene nada que tú no tengas Raven... - Suspiró con un tono más dulce y gentil, volviendo a colocar sus manos en sus hombros. – Si te lo propusieras, tú podrías ganarle...
- ¿Yo podría... ganarle...?
- Sí, tú podrías si así lo quisieras...
Raven sentía que todo el aliento se le iba del cuerpo en un instante. Esa voz, de nuevo susurrando sobre su oído, exhalando su aliento sobre éste. Pero ahora era su oído derecho, y... No era la misma voz. No era la voz de Jared, ni tampoco la primera voz que había oído con anterioridad. No, era diferente... No la distinguía por completo, pero le parecía que era una voz femenina. ¿De dónde venía? ¿Qué significaba todo eso...?
- Tú podrías vencer a esa chica, y ganar el corazón de Robin. La vida es una competencia, quien se descuida pierde... ¿Cuánto tiempo ha pasado y ninguno define sus sentimientos? Eso no es justo, ella ha tenido muchas oportunidades, ahora es tu turno de tomar las riendas. ¿Ella es más linda que tú? Eso no es cierto. Tú eres una chica hermosa, incluso más bonita que esa Starfire... Además, tú le puedes dar a Robin cosas que ella no... Tú puedes hacerla a un lado sin problema. Imagínate lo fácil que sería si no estuviera. Robin sería todo para ti... Todo... ¿Quién es ella para recibir toda la atención del chico que tú amas? No se lo merece... No se lo merece... Toda esa atención debería de ser hacia ti... Tú te la mereces...
Aunque sólo lo había dicho una vez, sintió como si esa voz hubiera repetido esas palabras, diez, cien, o más veces, hasta que se quedaron totalmente grabadas en su mente. En ese momento no se preocupaba en pensar de dónde venía, porque escuchaba o pensaba eso. Parecía mucho más concentrada en lo que significaba. ¿Ganarle?, ¿hacerla a un lado? ¿En verdad estaba pensando de esa forma en Starfire? Pero, ¿acaso era la primera vez que pensaba algo como eso? Debía de serlo. Ella no era así. Nunca pensaría ni en un millón de años en hacer algo como pelear, competir, o hacer algo para quitar a Starfire de su vida. Ella era su amiga, su única amiga de verdad. Jamás pensaría en ella de esa forma... ¿O...?
- Oye, ¿estás bien? – Sintió que Jared pasaba su mano frente su mirada ida, trayéndola de nuevo a la realidad.
Una vez más estaba de regreso al departamento. Todo seguía en su lugar, incluyéndola a ella, y a Jared al frente, que la miraba confundido. De nuevo, esa extraña voz y esas extrañas palabras se empezaban a sentir como algo lejano, algo que había ocurrido hace mucho y que apenas y podía recordar. ¿Había pasado realmente?
- Oye, Raven. ¿Me escuchas? ¿Qué ocurre?
- ¿Qué ocurre? – Repitió en voz baja la Titán. – Yo no...
Lo poco que le faltaba por despertar, fue jalado con fuerza al escuchar el sonido de su intercomunicador, junto con una ligera vibración en su cintura. Era una llamada entrante, y normalmente cuando la buscaban por ese medio, no era por buenas noticias. Rápidamente tomó el comunicador redondo y amarillo y lo acercó a su rostro. El círculo negro con la "T" blanca se levantó, y en la pantalla debajo apareció el rostro de Cyborg. Internamente Raven suspiraba aliviada que de no fueran ni Robin ni Starfire, no esos momentos el menos.
- Aquí Raven. ¿Qué ocurre, Cyborg?
- 'Raven, tenemos una emergencia. Algo raro está pasando en la zona norte. Te necesitamos.'
- Entiendo. Voy para allá.
Ambos cortaron la comunicación al mismo tiempo. Ni siquiera se tomó la molestia de pedir más detalles. Por el tono de Cyborg, parecía algo serio. Y aunque no lo fuera, en el fondo estaba pidiendo una excusa para librarse de seguir hablando de ese tema, así que fuera lo que fuera, llegaba en el momento justo. Raven colocó de nuevo su comunicador en su lugar, y volteó a ver a Jared.
- Lo siento, tengo que irme.
- Descuida, lo entiendo. Te llevaré los cuervos más tarde a la Torre, ¿te parece?
- Sí, gracias... - Le respondió sin muchos ánimos, sacándole la vuelta. Por un momento se había olvidado por completo de los dichosos cuervos de chocolate.
- ¿Segura que estás bien?
- Sí... No te preocupes...
Sin más, Raven dejó flotó hasta la puerta y salió del apartamento. Tardaría un poco en salir por completo de ese profundo estado en el que se había sumido, pero al final se le pasaría, y todo quedaría atrás como un mero sueño. Y tal vez eso fue. Estaba soñando despierta, sus emociones alteradas por la plática con Jared, y sus poderes, o sus diferentes partes de sí misma que guardaba dentro, jugándole una mala broma y confundiéndola. Sí, mientras pensaba al respecto, más sentido le hacía. Debía ser algo como eso... Sólo iría con sus compañeros, se encargarían de lo que estuviera pasando en la ciudad, volvería a la Torre, meditaría un rato, y todo estaría bien. Así de simple.
Una vez que Raven se fue, Jared pareció sentirse un poco más relajado. Pasaron un par de minutos luego de que ella salió por la puerta, y él seguía de pie en el mismo lugar en el que estaba cuando la vio salir. Pasaron cinco minutos, y entonces sus labios empezaron a dibujar una sonrisa, una sonrisa que gradualmente se volvía en una mueca maliciosa, y por último estallaba en una aguda y profunda risa.
- Excelente, ¡excelente! – Exclamó con fuerza el aire. – Eso estuvo soberbio. Buen trabajo.... – Con dos dedos, se acomodó su mechón que caía al frente de su rostro. – Pero ahora es tu turno, Terra...
- - - -
Toda la zona norte de Jump City parecía estar siendo víctima de un fuerte terremoto. Lo extraño era que parecía estar concentrado sólo en esa área, a pesar de que era tan fuerte que la calle se estaba abriendo en dos, los edificios temblaban, y las ventanas se rompían. La gente corría espantada, saliendo de las casas y rascacielos, sólo para encontrarse con posters caídos y carros accidentados. Todo parecía un completo caos.
Robin, Starfire, Chico Bestia y Cyborg acudieron de inmediato en cuanto recibieron la alarma de emergencia. Starfire se mantenía suspendida en el aire, mientras sus tres compañeros intentaban mantenerse de pie a pesar de las fuertes sacudidas.
- ¿Qué rayos está pasando? – Preguntó Chico Bestia casi asustado, sujetándose de un vehículo estacionado. – ¿Es un terremoto?
- Si lo es, no tiene sentido. – Comentó Cyborg, revisando la computadora que portaba en su antebrazo derecho. – Según mis lecturas, estas sacudidas son de un terremoto de casi 6.0, pero su área de acción es muy reducida... Además, no detectó ningún hipocentro o epicentro natural...
- Eso quiere decir que esto no es un fenómeno natural. – Murmuró Robin con seriedad. Una idea se le había venido en la cabeza, de hecho desde el momento mismo en que recibieron información de que estaba ocurriendo ese terremoto. Pero no se atrevía a decirla en voz alta; no aún. – Hay que ayudar a los civiles, andando.
Sin espera, los cuatro se separaron, cada uno intentando ayudar a la gente para que saliera de los edificios o a sacarlos de los escombros. Starfire se elevó hacia un edificio alto en el que la gente parecía haberse quedado atrapada en el piso superior. Cómo pudo, empezó a cargarlos de tres en tres, a veces cuatro, sacándolos por una ventana y bajándolos hacia la calle. Cyborg y Chico Bestia, cada uno por su lado, levantaban vehículos y escombros, buscando a personas atrapadas. Por su lado, Robin recorría con rapidez la calle, buscando a personas en problemas, pero también intentando descubrir cuál era el origen de todo eso.
En efecto, no se sentía como algo natural. La fuerza de las sacudidas era muy irregular, al igual que el efecto que tenía en las construcciones. Era más... cómo algo premeditado.
Robin vio a su derecha a una familia, un hombre, una mujer, y dos niños, que acababan de salir de su vehículo luego de que éste se estrellase contra un poster. Iban caminando por la acera, cuando el suelo comenzó a moverse con mucha más violencia que antes. El edificio que se encontraba justo a su lado empezó a sacudirse también, y varios vidrios y escombros de la parte superior comenzaron a caer con fuerza en su dirección, y ninguno parecía percatarse.
- ¡Cuidado! – Les gritó Robin a todo pulmón, y entonces se les lanzó a toda velocidad.
Los cuatro alzaron su mirada al escuchar el grito del héroe, sólo para ver esos pedazos de roca y vidrio desplomándose hacia ellos. No pudieron reaccionar a tiempo, y parecía inevitable que los escombros los aplastaran. Pero de pronto, todos estos objetos contundentes se tornaron totalmente negros, y de la nada se quedaron suspendidos en el aire, a unos escasos centímetros de sus cabezas.
Robin frenó el seco al ver este cambio tan repentino. Rápidamente alzó su mirada hacia un lado, y pudo ver la figura azul y negra de Raven, descendiendo lentamente desde el cielo, con sus manos alzadas hacia los escombros, que habían sido detenidos con su magia. Una vez que estuvo a menos de un metro del piso, estiró sus brazos hacia un lado, y todos los pedazos de edificios cayeron hacia un lado de la calle, sin lastimar a nadie.
- ¡Gracias! – Exclamó contento uno de los niños, pero de inmediato su padre lo tomó de la mano, al tiempo que la madre tomaba en sus brazos al otro pequeño, y comenzaban a correr de nuevo.
- Raven, qué bueno que llegaste. – Exclamó Robin acercándose a su compañera.
- ¿Qué está ocurriendo? – Susurró la Hechicera con seriedad, mirando en silencio todo el destrozo a su alrededor.
De pronto, todo se calmó. El suelo dejó de moverse, los edificios dejaron de sacudirse, y la gente dejó de gritar. Luego de unos segundos, todo pasó de estar en completo caos, a sumirse en un profundo silencio.
- ¿Ya terminó? – Escucharon que cuestionaba Chico Bestia en forma de elefante, acercándose hacia ellos con rapidez, pero volviendo a su forma normal un segundo después. Starfire y Cyborg también se acercaron hacia ellos.
- Parece que todo está bien ahora, ¿no? – Señaló Starfire un tanto más relajada, flotando a lado de Raven.
- No bajen la guardia. – Advirtió Robin con seriedad. – Algo no me gusta de todo esto...
Antes de que alguno de sus compañeros pudiera responderle algo a Robin, todos notaron como el suelo empezó a temblar de nuevo bajo sus pies, pero parecía más que nada concentrado en el área en la que ellos se encontraban. De pronto, la calle empezó a partirse en dos frente al equipo, y una larga columna de tierra y piedra se elevó de la grieta a tres metros de altura. Eso, definitivamente ya no era un terremoto.
Los cuatro tomaron posiciones defensivas de inmediato, listos para cualquier cosa que se fuera acercarse.
- No puede ser... - Escucharon como Cyborg pronunciaba con asombro. – ¡Miren!
Los ojos de todos se centraron en la punta de esa pequeña torre, en la que la silueta de una persona se hallaba de pie. No estaba muy lejos, así que todos pudieron distinguir por completo su apariencia: usaba pantalones cafés anchos, botas negras, camiseta negra de manas largas, guantes cafés de piel, una máscara que le cubría toda el área de los ojos y la parte superior de la cabeza, y largo cabello rubio a sus espaldas. Tenía sus manos en su cintura, y los miraba fijamente con prepotencia desde su posición.
- Cuanto tiempo sin vernos, amigos. – Murmuró con un tono sarcástico. – ¿Me extrañaron?
Todos se quedaron atónitos ante la imagen que se paraba frente a ellos. Incluso Robin, que ya había pensado en esa posibilidad, no podía creer lo que veía.
- Terra... - Surgió de los labios de Raven, apenas como un sonido entendible.
La chica bajó de un salto desde lo alto, cayendo justo delante de ellos. Se enderezó, agitando su cabeza hacia un lado y hacia el toro, haciendo que sus cabellos se mecieran con su movimiento. Luego alzó su mirada de nuevo hacia ellos, sonriéndoles amplia con cierta superioridad.
- ¿Eres tú, Terra? – Preguntó Robin, algo dudoso.
- ¿Qué pregunta es esa, Robin? – Respondió ella con un tono divertido. – ¿Cuántas chicas rubias y hermosas conoces que pueden hacer esto?
De la nada, alzó su pie derecho y luego golpeó el suelo con fuerza con éste. La torre de tierra detrás de ella se desmoronó en pedazos, saliendo disparados en todas direcciones, aboyando carros, rompiendo cristales, y algunos dirigiéndose hacia los Titanes, que tuvieron que moverse con rapidez para esquivarlos.
- No, ¡no es posible! – Exclamó Chico Bestia con enojo, mirando a la extraña desde la distancia, una vez que esquivó todas las piedras que se dirigían hacia él. – ¡Tú no eres Terra!, ¡Dime quién eres!
- Oh, pero qué cruel eres Chico Bestia... – Murmuró la joven rubia, con un falso tono de tristeza. – ¿Por qué me dices esas cosas? Pensé que estarías feliz de verme...
El suelo bajó los pies de Terra se desprendió, convirtiéndose en una plataforma que la elevó unos centímetros. Luego, la plataforma, y la chica sobre ella, empezaron a acercarse poco a poco hacia Chico Bestia, quién de inmediato tomó posición defensiva, listo para atacar si era necesario. Pero no se estaba acercando con una actitud desafiante, no aparente al menos. De hecho, se detuvo estando a unos cuantos centímetros de él.
- ¿Qué pasa? ¿Es que acaso te has olvidado de mí tan fácil...? – En ese momento, se inclinó hacia el frente, acercándose más hacia él.
Chico Bestia tuvo el ferviente deseo de apartarse lo más pronto posible... Pero no lo hizo. De hecho, dejó que ella colocara su mano derecha delicadamente sobre su mejilla izquierda, y entonces pudiera colocar su rostro justo frente al suyo, a una distancia realmente corta. Y fue en ese momento, en el que estuvieron tan cerca, en la que el Titán pudo haber a través de las aberturas de su máscara, ver más allá, y notar esos inconfundibles ojos azules, que lo estaban viendo fijamente a él a su vez. Esos ojos... Él conocía esos ojos.
- ¿Terra...?
Chico Bestia se quedó tan sumido en esa mirada, que ni siquiera notó cuando ella movió su mano de su mejilla a su cara, para luego empujarlo con fuerza hacia atrás, hasta que ya estaba sentado en el suelo. Terra rio divertida, y la plataforma en la que estaba parada se elevó un poco sobre los Titanes, que no le quitaban la mirada de encima.
- Mi pelea no es con ustedes en estos momentos; mi objetivo es Slade. Se ha escondido de mí, ¡y estoy moviendo cada piedra esperando a ver de cuál sale!
Sus manos se cubrieron de un resplandor dorado, y al alzarlas sobre su cabeza, el suelo comenzó a agitarse violentamente de nuevo.
- ¡Estás destruyendo la ciudad! – Le gritó Robin. – ¡¿Qué es lo que quieres con Slade?!
- ¿Qué no es obvio? Tengo asunto pendientes con él, y él conmigo. Si tanto les preocupa su querida ciudad, entréguenme a Slade ustedes mismos, ¡si es que son tan buenos detectives!
Jaló sus brazos con violencia de un lado a otro, y una grieta se abrió de un extremo de la calle a otra, haciendo que incluso algunos edificios y vehículos cayeran en ella. Los Titanes tuvieron que moverse rápidamente, y reagruparse alejados de Terra para poder decidir qué harían. Los cinco se reunieron en un callejón a un lado de la calle mientras escuchaban todo el sonido de los destrozos que provocaba a unos cuantos metros de ellos.
- Se ha vuelto totalmente loca. – Señaló Cyborg, asomándose un poco hacia afuera del callejón. – Destrozando la ciudad no ganará nada. Slade tal vez ya ni siquiera está aquí.
- Ella no es Terra, no puede ser Terra. – Repetía Chico Bestia en voz baja, aunque parecía que se lo estaba diciendo más a sí mismo.
- Pues a mí me lo parece bastante. – Murmuró Raven con seriedad. – Definitivamente es la misma chica que vi la otra noche en la plataforma petrolera. Es todo lo que puedo afirmar.
Robin no sabía qué opinar. Luego de un largo rato de silencio, se volteó hacia Starfire.
- ¿Tú qué piensas, Star?
La pregunta de Robin tenía un claro sentido. Luego de haber visto una foto de Tammy Hawk, Starfire había afirmado sin duda que ella era Terra. Ahora, quería saber qué opinaba al ver a esta otra chica que afirmaba también serlo. Pero Starfire no pudo dar una opinión concreta. Negó con cuidado con su cabeza y entonces volteó a ver de nuevo hacia la calle.
- No lo sé. Se ve como Terra, y habla como Terra...
- ¡Pero no es ella! – Recalcó Chico Bestia con más fuerza que antes.
- No importa si es Terra o no. – Agregó Robin, sacando su vara y girándola un poco hacia un lado. – En estos momentos es una amenaza, y debemos detenerla. Titanes, ¡al ataque!
Al llamado de su líder, todos salieron rápidamente hacia la calle, con la clara intención de atacar a la supuesta Terra sin reparo. ¿Pero podrían hacerlo?
Starfire fue la primera en tomar la ofensiva por el frente. Terra estaba suspendida varios metros en el aire, por lo que ella se elevó con rapidez en su contra alzando sus puños al frente. Terra comenzó a mover sus manos, y a sus movimientos pedazos de piedra y tierra volaban por el aire, intentando golpearla con ellos. Starfire se movía con agilidad para esquivarla, y poco a poco se aproximaba hacia su objetivo. Cuando ya estuvo a muy corta distancia, Terra reaccionó, alzando un pedazo grande de piedra al frente, mismo que ella atravesó con todo su cuerpo, y sus puños se estrellaron de golpe contra la cara de Terra, tumbándola de su plataforma, y haciendo que ella, y toda lo que mantenía suspendido se desplomaran a tierra.
Casi caía en una de las aberturas que ella misma había abierto, pero en último momento logró girar su cuerpo para caer hacia un lado.
- No muevas ni un musculo, amiga. – Escuchó que la voz de Cyborg pronunciaba detrás de ella.
Estando aún en el piso, lo volteó a ver sobre su hombro. Cyborg estaba a menos de un metro, apuntándola directamente con el arma laser de su brazo. Más que preocuparse, Terra rio un poco, y tranquilamente se puso de pie, mientras Cyborg la seguía apuntando con su arma.
- No te conviene meterte conmigo, Cyborg. – Pronunció con indiferencia, mientras con sus manos se limpiaba sus ropas. – He aprendido cosas nuevas en estos últimos meses... Cosas que podrían sorprenderte...
Alzó en ese momento sus manos hacia él, y éstas volvieron a billar. Antes de que Cyborg pudiera reaccionar, su propio cuerpo se cubrió del mismo resplandor dorado. Sus brazos fueron jalados por si solos haca los lados, y empezó de la nada a elevarse en el aire.
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué demonios?! – Gritó el chico robot, casi asustado por lo que ocurría.
- ¡Sorpresa!
Chico Bestia se le estaba acercando por detrás como un enorme Gorila con la intención de aprisionarla con sus brazos. Creía que ella no lo había notado, pero no era así. Terra jaló sus brazos con fuerza hacia atrás y Cyborg salió disparado como un proyectil contra Chico Bestia, tacleándolo en pleno aire, y haciendo que ambos cayeran a tierra con fuerza. Chico Bestia recuperó su apariencia natural en cuanto golpeó el suelo.
- ¿Cómo rayos hizo eso? – Murmuró Cyborg confundido, intentando incorporarse de nuevo. – No me digas qué ahora controla también el metal.
- Terra no podía hacer eso. – Agregó Chico Bestia, un poco aturdido por el golpe de la caída. – Eso muestra que no es ella.
- Ya supéralo, viejo. No es el momento para eso.
Robin se lanzó al ataque con su vara. Terra se empezó a mover con rapidez para esquivarlo, y de vez en cuando cubría sus ataques con sus brazos, o piernas. Robin reconocía esos movimientos. Era el estilo de pelea de Slade, el mismo que Terra usaba cuando era su aprendiz. Eso no podía ser una coincidencia.
Luego de un rato de estar atacándose mutuamente, la vara de Robin fue prácticamente arrancada de sus manos por los poderes de Terra y terminó en sus manos. Entonces comenzó a atacarlo con ella, notándosele facilidad para usar ese tipo de arma. De nuevo, se asemejaba mucho a la forma de pelear de Slade.
Terra pisó con fuerza el suelo y una un pedazo de tierra bajo los pies de Robin saltó, haciéndolo perder en balance. Aprovechó ese momento para alzar la vara, y golpearlo en el abdomen, tirándolo al suelo. Iba atacarlo de nuevo, pero una serie de esferas de energía verdes, cortesía de Starfire desde las alturas, la hicieron retroceder.
- ¿Qué pasa Star? No te pongas celosa, sólo me estaba divirtiendo.
Tres vehículos cercanos a Terra empezaron a levitar, y luego uno detrás del otro fueron lanzados hacia Starfire para contrarrestar su ataque. La Tamaraniana logró esquivar los primeros dos, pero el tercero la golpeó de frente, mandándola con todo y vehículo contra un edificio, atravesando sus paredes y cayendo adentro del cuarto piso de éste.
- Así que tienes nuevos trucos. – Escuchó que ahora era Raven quién le hablaba, suspendida en el aire sobre ella, con sus ojos brillando con fuerza al igual que sus manos. – ¡A mí no me impresionas! ¡Azarath Metrion Zinthos!
Acompañando su mantra, una gran cantidad de rocas, posters y vehículos se elevaron, para luego ser lanzados contra su enemiga a gran velocidad.
- Veo que aún te gusta jugar rudo, Raven. – Terra volvió crear una plataforma de piedra y se elevó en el aire, y empezó a moverse rápidamente para alejarse de Raven y sus proyectiles. La hechicera no la dejaría ir tan fácil. Rápidamente empezó a volar detrás de ella, atacándola con todo lo que su magia pudiera alcanzar, mientras ella se movía de un lado a otro para esquivarlo.
De un momento a otro, ambas empezaron una casi carrera por las calles del barrio, metiéndose entre los edificios, o incluso atravesando estos. Terra, al parecer huyendo, y Raven persiguiéndola.
- Escuché que te has estado divirtiendo mucho últimamente, Raven. – Gritó la chica rubia sin detenerse, lo suficientemente fuerte para qué la escuchara.
- Cállate. En verdad elegiste el peor momento para reaparecer. ¿Al menos de verdad eres Terra?
- Si lo dudas, ¿por qué no me tocas y lo compruebas?
- ¿Qué?
Esas palabras impresionaron demasiado a Raven. ¿Por qué había dicho eso? En efecto, podría tocarla e intentar ver si podía entrar en su mente y saber quién era en realidad. Eso era posible. Pero... Lo que la confundía era que lo hubiera mencionado de esa forma, tan casualmente, tan de repente. No podía evitar recordar que había hecho eso mismo, apenas una semana atrás con Jared. ¿Era una coincidencia acaso?
Sin darse cuenta, Raven se había distraído por una fracción de segundo, pensando en ello, y Terra así lo aprovechó. Alzó un pedazo del suelo y se arrojó de frente. Ella no lo vio hasta que éste la golpeó con fuerza, tumbándola del aire. Su espalda chocó contra el suelo, y por si fuera poco, en cuando su cuerpo tocó la calle, varias extremidades de piedra brotaron de la tierra, empezando a rodearla y aprisionarla con fuerza de brazos y piernas.
Raven empezó a forcejear, intentando liberarse. Terra entonces descendió, poniéndose de pie sobre ella, colocando un pie a cada costado Raven, y mirándola fijamente desde arriba con una odiosa sonrisa triunfante.
- Debemos dejar de vernos así, amiga. – Bromeó divertida, y entonces se inclinó un poco al frente, apoyando sus manos en las rodillas para poder verla claramente. – Dime una cosa, ¿cuándo tienes pensado decirle a nuestra amiga Starfire que te mueres por el chico que le gusta?
- ¡¿Qué?! – Exclamó Raven pasmada, sintiendo que todo su cuerpo se quedaba hecho piedra. – ¡¿De... qué hablas?!
- No finjas conmigo, Raven. Tú y yo sabemos de qué hablo, ¿o no? ¿Sabes?, desde que era una Titán sentí una fuerte química entre ustedes dos. Si la cara bonita de Starfire no se hubiera interpuesto desde el inicio, ¿qué crees que hubiera pasado? ¿Te lo imaginas? Yo creo que sí, ¿verdad?
Raven no sabía cómo reaccionar. ¿Por qué le estaba diciendo eso? O es más, ¿cómo es que lo sabía? ¿Era tan obvio? No, no podía ser. ¿Cómo era posible? Eso no tenía sentido. Y especialmente, ¿por qué le afectaba tanto lo que decía al punto de prácticamente dejarla paralizada de la impresión...?
- ¡Aléjate de ella! – Gritó con fuerza Starfire, dirigiéndose a toda velocidad hacia ellas.
La extraterrestre arrojó varios ataques contra Terra, cuidando de no golpear a Raven, y obligándola a apartarse de su compañera. Starfire voló hasta colocarse a su lado.
- ¿Estás bien, Raven? – Le preguntó preocupada. Con los rayos de sus ojos, destruyó los brazos de piedra que la aprisionaban.
- Sí, estoy bien. – Respondió la Hechicera, no muy convencida.
Por algún motivo, no era capaz siquiera de ver a su amiga a la cara en esos momentos, ni siquiera para agradecerle. Pero estuvo bien, ya que Starfire estaba más concentrad en Terra en esos momentos.
- Justo la persona de la que estaba hablando. – Vociferó la rubia. – ¿También quieres pelear? Ven y dame tu mejor golpe.
Starfire de inmediato aceptó el reto, y sin espera se lanzó contra ella. Raven por un momento pareció tener la intención de decirle algo para detenerla, pero nada surgió de su boca. En su lugar, intentó recuperar la compostura lo más pronto posible y poder unirse en el ataque con su compañera.
Terra elevó otra torre de tierra desde sus pies, tan alta que llegó hasta la terraza de un edificio, al que se subió de un salto. Starfire voló con rapidez detrás de ella, seguida por Raven. Antes de que pudieran alcanzarla, Terra separó la mitad del suelo de la terraza, y prácticamente se los arrojó encima como una avalancha. Starfire disparó sus rayos de energía para poder hacer un agujero en la superficie y poder atravesarla, y Raven hizo lo mismo.
La destrucción era demasiada. Raven sabía que los poderes de Terra eran destructivos, pero eso excedía cualquier incidente anterior. Además, parecía poder controlarlos con mayor facilidad, y encima de todo tenía nuevas habilidades, como poder controlar el metal también. ¿Qué significaba todo eso?
Starfire llegó hasta la terraza, y sin espera se abalanzó contra Terra. Ésta estaba de pie cerca de la orilla. Estaba quieta, tranquila, cómo si no le importara la proximidad de su atacante. Entonces, cuando se encontraba a menos de un metro, alzó sus manos, y éstas se cubrieron rápidamente de trozos de piedra que se fueron desprendiendo del suelo, hasta formar dos grandes puños de piedra. Se movió a un lado esquivando el golpe de Starfire, y entonces ella misma lanzó su puño derecho contra su cara, con tanta fuerza que el puño de desmoronó del impacto. Starfire, adolorida y aturdida por el golpe, fue lanzada hacia un lado, cayendo sobre el suelo en ruinas de la terraza. Su contrincante no esperó y saltó con fuerza sobre ella, jalando ahora su otro puño, dejándolo caer contra su abdomen, estampando el cuerpo de la Tamaraneana contra el suelo. Éste se desquebrajó y rompió, y ambas cayeron en el interior del edificio.
- ¡Starfire! – Raven quiso acercarse, pero una gran cantidad de polvo se levantó por la destrucción y tuvo que alejarse y cubrirse con su antebrazo para no respirarlo.
Unos segundos después, empezó a oír golpes y gritos, y a ver esferas de energía y rocas volando en todas direcciones. Starfire y Terra peleaban, lanzándose la una contra la otra, golpeándose y empujándose. En algún punto entre todo el polvo y paredes destruidas, ambas terminaron tomándose las manos, y comenzando a empujarse, pero obviamente Starfire pudo tomar la ventaja con su fuerza, y la empujó por completo contra lo que quedaba de una pared, manteniéndola sujeta con fuerza de las muñecas.
- Te lo preguntaré sólo una vez. – Pronunció la extraterrestre con fuerza. – ¿Eres Terra?
La chica de cabellos rubios gimió con un poco de dolor por el agarre tan fuerte de Starfire, pero como le fue posible alzó su mirada hacia ella, mirándola fijamente.
- ¿Tú qué crees?, ¿eh?
Starfire la miró fijamente con severidad, intentando ver sus ojos a través de esa máscara, intentando ir más allá. Estuvo así por un largo rato, y de pronto todo su semblante cambió. Sus ojos se abrieron por completo y un gran asombro la inundo, tanto que incluso aligeró un poco el agarre de sus muñecas sin darse cuenta. Había visto algo, y lo que había sido la dejó realmente sorprendida...
- No puede ser... Tú...
No pudo completar sus palabras. Aprovechando su momento de vacilación, Terra lanzó su cabeza hacia al frente, golpeándola fuerte con su frente en su nariz y boca. Starfire la soltó y retrocedió, y una vez que Terra tuvo sus manos libres, hizo temblar todo el suelo debajo del edificio, y éste empezó a desmoronarse. En un abrir y cerrar de ojos, todo el edificio se vino abajo, convirtiéndose en una gran pila de escombros, y cubriendo todo alrededor de una densa nube de polvo.
Raven comenzó a toser con fuerza, pero sin espera empezó a descender para buscar a su compañera, sin importarle todo el polvo, que poco a poco se iba disipando. Flotó a pocos centímetros de los escombros, buscando cualquier señal de vida, hasta que al fin la visualizó. La Titán de cabellos rojos se encontraba aproximadamente en el centro, al parecer inconsciente, tirada boca arriba, con la mitad inferior del cuerpo totalmente sepultada.
- Starfire... - Susurró sorprendida por la imagen ante ella. La chica sangraba ligeramente e su frente, y del brazo derecho. – Te sacaré enseguida. Resiste...
Alzó sus manos en dirección a ella, con la intención de usar su magia y apartar los escombros que tenía encima. Pero antes de poder hacerlo, varios de los pedazos de edificio, y no los que estaban sobre Starfire, se alzaron de repente en el aire contra ella. Raven apenas y pudo reaccionar, pero al final fue impactada por uno de ellos, uno de gran tamaño, que la alejó varios metros de Starfire, y también le dejó casi fuera de combate.
Mareada, y confundida, intentó alzarse, apoyando sus dos manos en el piso. Veía doble, y sentía un molesto zumbido en los oídos. Alzó su mirada hacia el edificio en ruinas. Tuvo muchos problemas para poder enfocar de nuevo su mirada, pero al final logró distinguir la cabellera rojiza, y la piel en un tono anaranjado de Starfire, entre todas las rojas y restos de metal. Pero no podía concentrarse en su amiga en esos momentos. Terra; debía saber su localización, o estaría en desventaja. Para su suerte, Terra no estaba oculta. Se encontraba del lado de la calle, frente a lo que alguna vez fue la fachada del edificio. Salvo por algunas manchas de polvo y rasgaduras en su ropa, se veía intacta.
Estaba haciendo algo, ¿pero qué? Se encontraba suspendida, con sus brazos alzados en el aire. Sus ojos y manos brillaban con un fuerte furor. Tardó un rato en entenderlo, hasta que vio como un automóvil se elevaba violentamente del suelto, se retorcía y doblaba y luego se dirigía a varios metros sobre Terra. Al voltear a ver sobre la rubia, se sorprendió ante lo que yacía flotando. Terra había comenzado a juntar una gran cantidad de escombros, rocas, tierra, autos, varilla de metal, posters de luz, todo lo que tuviera la mano, todo lo que pudiera atraer con sus poderes, y empezó a juntarlo y comprimirlo, hasta empezar a formar una gigantesca esfera de materiales sobre ella, de tal vez cinco metros de radio.
¿Qué pensaba hacer con eso?
Terra la volteó a ver de pronto, y pudo ver cómo le sonreía con malicia.
- Mira esto, Raven. Creo que te haré un gran favor. ¡Así de buena amiga soy...!
En ese momento jaló con fuerza sus manos al frente, y la enorme esfera comenzó a dirigirse con rapidez a tierra, como un meteorito... Y se dirigía directo a los escombros del edificio... Directo a Starfire. Eso fue suficiente para que cualquier rastro de azoro o confusión se esfumara, y pudiera reaccionar con sus cinco sentidos.
- ¡No...! – Exclamó con fuerza, y de inmediato alzó sus manos hacia donde se encontraba su compañera.
Todo se volvió blanco y negro en la mente de Raven. No había colores, no había sonido, no había nada más que ella, el montón de escombros, y el peligroso proyectil que se dirigía en cámara lenta hacia su destino, destrozando el aire a su paso. Debía ser rápida. Tenía que detener la esfera, o mover a su amiga lo más rápido posible. Debía concentrar su magia en alguna de las dos cosas, y hacerlo de inmediato. Estaba en la posición correcta, con el tiempo correcto. Debía hacerlo y podía hacerlo...
Pero nada pasó....
Raven se quedó de rodillas en el suelo, con sus dos manos señalando hacia enfrente, y su mirada totalmente puesta en su objetivo... Pero nada pasaba. ¿Por qué no pasaba nada? ¿Por qué la esfera no se detenía?, ¿Por qué Starfire no era alzada de entre los escombros y lanzada hacia un lado? ¿Por qué...?
Por el rabillo del ojo, vio tres figuras acercándose a lo lejos, corriendo por la calle. Chico Bestia en forma de Chita, Cyborg y Robin; éste último corría al frente de los otros dos.
"Tú podrías vencer a esa chica, y ganar el corazón de Robin..."
Esa voz resonó entre todo el silencio que la inundaba en esos momentos... Y entonces notó que no era una voz femenina, no era una voz masculina... Eran ambas.
"La vida es una competencia, quien se descuida pierde... ¿Cuánto tiempo ha pasado y ninguno define sus sentimientos? Eso no es justo..."
No era siquiera una o dos voces, eran varias, hablando al mismo tiempo, con las palabras intercalándose una con otra, pero que eran totalmente comprensivas para ella. Podía entender cada palabra, cada oración...
"Ella ha tenido muchas oportunidades, ahora es tu turno de tomar las riendas. ¿Ella es más linda que tú? Eso no es cierto. Tú eres una chica hermosa, incluso más bonita que esa Starfire..."
¿De dónde venía esa voz? ¿Estaba oyéndola directamente en su cabeza? ¿O alguien realmente le estaba hablando...? ¡No!, no debía de pensar en eso. Tenía algo frente a ella, algo que era más importante y que debía de hacer cuanto antes... Pero seguía sin reaccionar, ¡¿por qué rayos su magia aún no había surtido efecto?!
"Tú le puedes dar a Robin cosas que ella no... Tú puedes hacerla a un lado sin problema. Imagínate lo fácil que sería si no estuviera. Robin sería todo para ti... Todo..."
Sí... Sí lo sería, ¿no? ¿No era lo que le acababa de decir a Jared hace apenas una hora atrás? ¿No le había dicho que su único impedimento para poder confesarle sus sentimientos a Robin... Era Starfire? ¿O no había sido así...? ¿No había dicho eso...?
"¿Quién es ella para recibir toda la atención del chico que tú amas? No se lo merece..."
No, claro que no se lo merecía. ¿Por qué Starfire y no ella? No había motivo alguno, no había nada que Starfire pudiera hacer que ella no, y mejor. Claro, ¿cómo no se había dado cuenta antes? Todo se volvió tan claro, que no entendía por qué tardó tanto darse cuenta. Ella era el origen de todo. Era la representación de todo lo que quería ser, todo lo que quería tener, y no podía. Todo en su vida sería mejor sin ella... Y era tan sencillo realmente. No tenía que hacer nada, absolutamente nada. Terra se encargaría de ello, Terra sería la mala, Terra sería la villana. Ella, lo único que tenía que hacer, era no hacer nada... Y entonces todo sería suyo... Todo... Todo... Todo...
"No se lo merece... No se lo merece... Toda esa atención debería de ser hacia ti... Tú lo mereces..."
- Yo lo merezco... - Repitió en voz muy baja, tanto que ella posiblemente fue la única en escucharse... Pero el pronunciar esas palabras fue suficiente para hacerla reaccionar.
Los colores volvieron, y también el ruido. La voz, y todo los pensamientos que le habían llegado de pronto, se esfumaron como el humo en un abrir y cerrar de ojos. Al fin se volvió de nuevo consciente de todo lo que la rodeaba, justo a tiempo.... Para ver como la enorme esfera que Terra había arrojado creaba un fuerte estruendo contra los escombros del edificio, hundiéndose y agrietando todo el pavimento.
El sonido del choque fue tan tremendo que el eco resonó por varios segundo después en los oídos de Raven, y de los otros tres titanes que habían frenado en seco ante tal escena. Ella seguía en la misma posición. De rodillas, a algunos metros de la zona de impacto, con sus manos alzadas en su dirección.... Totalmente atónita...
- ¡¡Starfire!! – Escuchó que Robin gritaba con todas sus fuerzas por mero reflejo, pero ni siquiera eso logró sacarla de su estado...
FIN DEL CAPITULO 14
NOTAS DEL AUTOR:
No sé ustedes, pero últimamente siento que los Súper Héroes están teniendo un fuerte boom. En el caso de DC, por ejemplo, podemos mencionar las películas de Man of Steel, y claro la tan esperada Batman v Superman que ya está cada vez más cerca. Pero también por series de televisión, desde Young Justice, serie animada que en lo personal me encantó y me pareció muy mal que no le sacaran una tercera temporada, hasta series Live Action como Arrow, Flash, Gotham, la próxima serie de Supergirl, y sobretodo el más reciente aviso de una posible serie basada en Teen Titans. Claro, supongo que también podríamos mencionar a Teen Titans Go!, pero en lo personal, así como le pasó a muchos otros, no era precisamente el tipo de serie que esperaba que fuera...
Pero en resumen, todo este material presente y venidero, me hizo pensar y recordar esta historia. Y aprovechando la inspiración latente sobre el tema, decidí, luego de dos años de dejarla parada, terminar este Capítulo 14 y publicarlo. Y también, ya que lo hice, quisiera preguntar si aún después de tanto tiempo, aún hay alguien por aquí interesado en saber cómo termina esta historia, que yo le calculó le faltarían tal vez ocho o tantito más capítulos. Si es así, por favor déjenme sus comentarios, para así tomar medidas y proseguirla cómo es debido. Estaré al pendiente, aunque sé que ya ha pasado mucho tiempo del estreno de la serie animada, y tal vez el furor ya no sea el mismo. Aun así, sigo teniendo el bichito de querer terminar esto que empecé.
Aprovechando también que tengo su atención, si hay alguien por aquí que es fan de Dick Grayson y/o el Universo de Batman en general, recientemente he comenzado un nuevo fanfic inspirado en ello, llamado Batman Family: Legacy, que se enfocará principalmente en personajes como Dick Grayson, Bárbara Gordon, Tim Drake, Jason Todd, Stephanie Brown, Damian Wayne y Cassandra Cain. Si hay alguien interesado en ello, espero puedan darse una vuelta por este otro proyecto y darme sus comentarios. Los esperaré con ansias.
Atte.
WingzemonX
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