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Capitulo 08. Soy tu Hermano

TEEN TITANS

THE
SINNERS

Por
Wingzemon X

CAPITULO 08
"Soy tu Hermano"

- ¿Mi hermano? – Fue lo primero que surgió de los labios de Raven, luego de haberse quedado hecha piedra por varios segundos, casi minutos.

Durante ese tiempo, sintió que se perdía en sus propios pensamientos, que se encontraba en algún otro lugar y tiempo que no era ese, cuando en realidad no se había movido en lo más mínimo. Ambos seguían de pie en el puerto, con la lluvia empapándolos, con el olor agua salda a su alrededor, y la brisa marina tocándoles el rostro. Se habían estado mirando fijamente el uno al otro, esperando que cualquiera de ellos rompiera ese profundo y penetrante silencio. Él chico en verdad esperaba que fuera ella, pero la verdad era que Raven apenas y podía pensar.

¿Qué era lo que acababa de decir? ¿Su hermano? ¿Qué clase de broma era esa? ¿Qué se podía responder a algo como eso? ¿Qué se le puede decir a un extraño que se para de la nada frente a ti y te dice "Soy tu hermano" así como así, sin siquiera verlo venir? ¿Su hermano? Eso era una estupidez. Rápidamente agitó su cabeza, aclarando su mente de todas esas ideas. Su rostro se endureció de nuevo, y recuperó el control de un segundo a otro, al menos por afuera, pues ese momento no era menos que la cereza del pastel de emociones que era por dentro.

- ¿De qué estás hablando? – Preguntó con ímpetu, notándose cierto enojo en su voz. – ¡¿Quién demonios eres?!

- Ya te lo dije, soy tu hermano. – Repitió el chico que se había presentado como "Jared". Una sonrisa ligera surgió en sus labios, la suficiente para reflejar una profunda felicidad en todo su rostro mientras se le acercaba con cuidado. – Te he estado buscando por todas partes, y ahora te encontré...

- ¡Atrás! – Gritó la hechicera con fuerza, agitando su mano derecha hacia un lado, creando un destello de su magia en el suelo delante de él y haciendo que detuviera su marcha.

Jared la miró confundido. Raven se veía estremecida y molesta. Su respiración era un poco agitada, y su rostro se encontraba totalmente tenso. Definitivamente estaba muy afectada, no sólo por él, no sólo por lo que acababa de decir, sino por todo lo que ya le pasaba desde antes.

- ¿Acaso crees que soy tonta? – Le gritó de la misma forma que antes. – Es imposible lo que estás diciendo, ¡Yo no tengo ningún hermano! ¡Dime quién eres realmente!, ¡Dime como sabes esas cosas de mi madre y de mí!

- No es imposible. – Intentó explicarse, aunque su voz se trababa; Raven sabía cómo ser intimidante cuando lo quería. – Lo que te digo es verdad. Tú y yo somos hijos del mismo padre, nacidos de madres humanas diferentes.

La sorpresa regresó de inmediato a su cabeza en cuanto escuchó esas palabras. ¿Hijos del mismo padre? ¿Estaba hablando enserio? Entonces, ¿estaba diciendo que era hijo de...?

- ¿Eres...? – Murmuró en voz baja, dando un paso hacia atrás, casi con miedo en sus actos. – ¿Eres hijo de Trigon?

Jared parpadeó confundido, pero luego volvió a sonreír un poco, volteando a ver hacia otro lado con expresión pensativa.

- ¿Trigon? – Murmuró en voz baja. – ¿Así se llamaba mi padre?

"Si a eso se le puede llamar padre", fue lo que pensó ella al mismo tiempo. ¿Hijo de Trigon? ¿Hijo del ser más despreciable que había conocido en toda su vida? ¿Hijo de ese ser que jamás fue un padre para ella sino puro odio y dolor? ¿Cómo era eso posible? ¿Estaba consciente de lo que estaba diciendo? En ese momento le llamó la atención como había dicho hace un momento "nacidos de madres humanas diferentes". ¿Humanas? ¿Eso quiere decir que sabía que su padre no era humano? Hasta ese entonces no se había fijado en su piel, de color gris igual a la de ella. Y también había algo en sus facciones, en su mirada, en sus ojos... Era algo demasiado familiar, algo que casi parecía llamarla. No, ¡eso era imposible!

- No juegues conmigo, ¡¿Qué es lo que quieres?! – Exclamó con fuerza, elevando su voz de golpe.

- Sólo quería verte, conocerte. Te digo que te he estado buscando por mucho tiempo para verificar que eras real. No tengo ninguna mala intención, debes de creerme.

- ¿Creerte? ¡Ni siquiera te conozco!

- Ni yo a ti, pero...

Raven evidentemente estaba renuente no sólo a creerle, sino a escucharlo siquiera. Jared desvió su mirada hacia el mar, viendo como el agua se movía lentamente. Sus ropas y cabellos a se encontraban totalmente mojados; la lluvia se había acrecentado para ese momento.

- Entiendo cómo te sientes, yo también me sentí confundido y asustado cuando me enteré que podría tener una hermana. – Comenzó a decir sin voltear a verla. – Pensé que estaba solo en este mundo hasta ese momento, y me dedique en cuerpo y alma a buscarte. Escuchaba de las hazañas de Raven de los Jóvenes Titanes en rumores, periódicos y noticias, pero no quería acercarme hasta estar seguro de que eras quien buscaba. Pero ya no tengo duda... - En ese momento volteó a verla de golpe; en su mirada se notaba cierta desesperación, pero a la vez mucha alegría; ella no sabía bien cómo interpretarlo. – Tú eres Raven, eres mi hermana. ¡¿Acaso no lo sientes?! Mírame a los ojos y sabrás que te estoy diciendo la verdad.

Raven enmudeció. Lo miró a los ojos como pedía, y no pudo evitar percibir todo lo que éstos reflejaban. Consternación, ansiedad, energía, un fuerte deseo y esperanza. Realmente no sentía mentira en esos ojos. ¿Podría ser cierto lo que le decía? ¿Podría realmente ese chico... ser su hermano? El sólo llegar a considerar la idea por un momento la hizo sobresaltarse asustada. Rápidamente tomó su capucha y se cubrió la cabeza y rostro con ella.

- Estás confundido, te equivocaste de persona. – Dijo con rapidez, y entonces caminó apresurada a la orilla.

- Por favor, al menos dame la oportunidad de conocerte, de hablar contigo.

- No, ¡ya no insistas! – Fueron sus últimas palabras antes de elevarse y alejarse volando en dirección a la Torre con rapidez.

- ¡Espera! – Le gritó él intentando detenerla pero ella no lo escuchó. La Titán se alejó entre la lluvia sin mirar atrás ni una sola vez.

Bien, eso ya era el colmo. Todo eso tenía que ser una maldita jugarreta, era lo único que tenía sentido para Raven. Alguien en alguna parte del universo se estaba riendo de ella, como un niño se ríe de una hormiga a la que quema con una lupa. No era suficiente tener que lidiar con sus confusos sentimientos por Robin, sus celos hacia Starfire, ese problema de querer pasar por una Admiradora Secreta, y preguntarse cuál era la verdad de Terra. No, encima de todo eso, tenían que sumarle ahora a un completo extraño que se apareciera de la nada y le dijera "Soy tu hermano" así como así sin ninguna razón. Y lo peor del asunto, era que una parte de ella sentía que no era una broma ni una mentira...

No entendía cómo, ni porqué, pero incluso antes de que ese chico dijera quién era, justo en cuanto se retiró el gorro y vio su rostro, de inmediato pensó en... Trigon. No había ningún motivo para ello, no comprendía por qué había pasado; simplemente ese había sido su primer pensamiento. Y luego, el escuchar como decía que era su hermano, como insinuaba que era hijo de ese demonio... No, eso era imposible, no tenía el más mínimo sentido. ¿Cómo creerle? ¿Quién le creería a alguien que dijera de de golpe algo como eso?, ¿y afirmando ser hijo de un monstruo como Trigon? ¿Qué debía de hacer o decir ella ante ello? Era demasiado pedir que digiriera "Si, te creo, eres mi hermano" tan fácil. Tenía muchas cosas más importantes en que ocuparse, y eso de seguro no era más que un error, o una simple burla. Entonces, si eso era lo que realmente pensaba, ¿por qué se encontraba sentada en la orilla de la terraza de la Torre T, aún con una ligera llovizna mojándola más de lo que ya estaba, mirando en dirección al muelle?

¿Seguiría en ese sitio aún después de cómo había reaccionado? No, de seguro ya se habría ido; ella era la única loca que se quedaría tanto tiempo bajo la lluvia sin motivo. De seguro terminaría resfriándose, pero no quería entrar. Ver la sala aún aumente por el accidente que acababa de pasar, de seguro no le ayudaría en lo más mínimo a sentirse mejor. Nunca antes había deseado tanto haber desaparecido con la Llegada de Trigon; la desaparición total de su existencia sonaba mejor a tener que pasar por todo eso. ¿Qué debía de hacer ahora?

De pronto, mientras tenía sus ojos enfocados en lo que alcanzaba de ver del puerto, sintió que las gotas de lluvia ya no le tocaban el cabello, ni el rostro, ni los hombros. ¿Había dejado de llover tan abruptamente? No, no era eso: alguien había colocado una sombrilla de color azul sobre su cabeza. Se sobresaltó un poco asustada, alzando su cabeza hacia su lado izquierdo, en donde se encontró de frente con el rostro de su "caballero", y era la segunda vez que la tomaba por sorpresa de esa forma en ese día.

- ¡Robin! – Exclamó extrañada, incluso ruborizándose un poco. No, no podía ser posible... Normalmente le alegraba verlo, pero ese día se presentaba ante ella en los peores momentos.

La hechicera rápidamente desvió su mirada hacia otro lado, intentando ocultarle su rostro. Seguía con su capucha puesta, pero aún así se sentía indefensa, como si el petirrojo fuera capaz de ver a través de la tela de ésta.

- ¿Qué haces aquí afuera con esta lluvia? – Le preguntó el chico, sentándose a su lado, sujetando la sombrilla entre ellos para que los cubriera a los dos, aunque se notaba que conscientemente la inclinaba más a ella. A su vez, en su otra mano traía una toalla, la cual se la ofreció de inmediato para que se secara.

Raven aceptó la toalla con duda, y comenzó a secarse su cabello. ¿Por qué tenía que hacer eso justamente ahora? ¿Por qué tenía que acercársele y hacer ese gesto tan considerado y lindo justo cuando era un mar de confusiones por dentro? ¿Por qué tenía que sentarse de esa forma tan cerca de ella justo cuando temía perder el control de sus poderes y tumbarlo de la Torre en cualquier momento? El corazón de Raven latía con tanta rapidez que sentía que le iba a estallar. Se aclaró la garganta como pudo, y entonces pasó a contestar la pregunta de su líder, sin desviar ni un milímetro su rostro hacia él.

- Yo... sólo estaba pensando. – Contestó con un susurro suave, intentando recuperar la frialdad característica en su tono, algo que nunca le había sido tan difícil como entonces. – ¿Dónde están los otros?

- Siguen explorando la plataforma para buscar pistas de lo sucedido. Yo vine a ver si estabas bien; dijiste que habías visto a alguien y que lo seguirías, y no te volviste a reportar.

Los ojos de Raven se agrandaron un poco al escucharlo. ¿Sería cierto lo que acababa de percibir en sus palabras?, ¿o era sólo una jugarreta de su mente? Le pareció sentir algo más en Robin que una simple inquietud de líder hacia un miembro de su equipo, algo más que una simple preocupación de amigo...

- ¿Te preocupaste por mí? – Murmuró en voz baja, volteándolo a ver de reojo.

- Ah, claro que sí. – Contestó el chico, con un poco de duda. – Bueno... Yo...

Robin desvió su rostro a otro lado. ¿Qué le ocurría? ¿Se había apenado? ¿Era eso posible? El corazón de Raven se aceleró de golpe y una sonrisa se fue dibujando en sus labios poco a poco... Al tiempo que la ventana que se encontraba justo debajo de ellos se rompía de golpe, casi como si le hubieras arrojado una piedra gigante. Pero no había sido nada de eso; había sido su magia como respuesta a su emoción. Esa era la ventana del cuarto de Chico Bestia; bien, al menos el roto no fue Robin.

- ¿Escuchaste algo? – Preguntó confundido el chico de antifaz, al no reconocer de dónde había venido el sonido de cristal rompiéndose.

- ¡No!, ¡Nada! – Contestó apresurada la hechicera y entonces pasó a cambiar el tema, o más bien volver al original. – Lamento no haberme reportado de regreso. Lo siento...

- Descuida. ¿Pudiste ver quién era?

La Titán se quedó callada ante la pregunta. Prácticamente se había olvidado de ese asunto luego de lo ocurrido con el tal "Jared"; Jared, era un lindo nombre. ¿Quién era la persona que había visto y seguido sin ningún resultado? En esos momento dudaba incluso el haberla visto realmente, con más razón que se trataba de quién pensaba que se trataba.

- Sé que suena a una locura, pero me pareció que era... Terra. – Le contestó con seriedad; parecía haber recobrado un poco la compostura.

- ¡¿Cómo?! – Exclamó Robin sorprendido; ella asintía como afirmación.

- Usaba una máscara negra, pero tenía su mismo cabello rubio, su complexión y sonrisa. Me miró como si me conociera y entonces saltó al agua. La seguí, pero simplemente desapareció.

- Pero, ¿cómo podría tratarse de Terra? Ella está...

Robin estaba a punto de decir que Terra estaba hecha una estatua en la antigua cueva de Slade, pero de la nada pareció recordar algo, algo que prácticamente había olvidado, o inconscientemente había hecho a un lado al considerarlo irrelevante.

- Chico Bestia. – Murmuró en voz baja, intentando aclarar sus ideas

- Él nos habló hace tiempo de una chica que creía que era Terra. – Agregó Raven a su vez, completando lo que el Petirrojo estaba pensando. – Pero no es sólo eso: yo la vi.

Ese comentario pareció sorprenderlo más que el anterior. No dijo nada, solamente se quedó callado, mirándola en espera de una explicación más extensa, pero en realidad no había mucho más que explicar.

- Bueno, yo pienso que era ella. – Continuó. – No creo que existan tantas chicas estudiantes que se parezcan a la misma persona. Pero Chico Bestia tenía razón, es idéntica a Terra. Su cabello, su rostro, su voz, sus ojos...

Robin la escuchó con mucha atención. No sólo escuchaba sus palabras, verificaba en su tono y rostro si realmente pensaba que podría tratarse de Terra, y así era. Si incluso Raven consideraba que podría ser ella, entonces lo hacía una teoría mucho más creíble. No era que no confiara en la percepción de Chico Bestia, pero no podría ser imparcial en el asunto. Él era el más apegado a Terra, y podría querer aferrarse a cualquier posibilidad, por más pequeña que fuera, de que ella estuviera viva.

El Titán bajó su mirada, meditando sobre la nueva información que acababa de recibir.

- ¿Y podrías afirmar que esa chica es la misma que viste en la plataforma?

Raven parpadeó ante esa pregunta, aunque luego de pensarlo unos segundos no había mucha duda en que contestarle.

- No. – Respondió de manera sencilla y corta. En verdad no podía afirmar tal cosa. – Pero me parece demasiadas coincidencias juntas.

- Suponiendo que era Terra, ¿qué hacía en ese lugar? ¿Crees que ella haya causado el incendio?

- No lo sé, pero si lo provocó, no sé con qué propósito. – Indicó mientras miraba hacia la plataforma a lo lejos; el incendio ya había sido apagado.

- ¿Llamar nuestra atención tal vez? Era claro que lo veríamos desde la Torre.

- Tal vez...

Una media hora atrás estaría totalmente dispuesta de hablar de ese asunto, y de discutir las diferentes teorías y posibilidades que podría originar, e intentar llegar a alguna posible explicación como Robin y ella hacían en algunas ocasiones al enfrentarse a un misterio como el que los perturbaba en ese momento; era algo que de hecho la habría hecho feliz. Sin embargo, en esos momentos el tema de Terra y la plataforma habían pasado a segundo plano, incluso junto al tema de sus cuervos de chocolate. En esos momentos no lograba concentrarse por completo en otro tema que no fuera... el de ese chico.

Robin no era tonto; de seguro ya se había dando cuenta de ello.

- Hay algo más que te molesta, ¿cierto? – Le preguntó de manera directa.

¿Molesta? Era difícil decir lo que sentía era molestia, o qué exactamente. Simplemente no estaba bien, y con eso era suficiente.

- No es molestia realmente. – Contestó con un poco de duda, mirando hacia otro lado. – Simplemente... ¿No has sentido en alguna ocasión que todo se te junta de golpe al mismo tiempo de manera incontrolable y no sabes a cual de todas tus preocupaciones ponerle atención o hacia donde ir y casi sientes que te estiran en todas direcciones?

- En ocasiones. – Asintió el chico con tranquilidad. – Creo entender lo que dices. ¿Pero qué ocurrió?

Raven dudó. ¿Podía decirle a Robin lo que había ocurrido? Era algo sin importancia realmente... ¿o no? No lo sabía, no sabía nada y esa era la verdad. Hace unos días le dijo a Robin que si necesitaba hablar de algo que se lo dijera, pero no estaba del todo convencida en aplicar lo mismo de manera reciproca. ¿Le ayudaría contarle? Robin era muy inteligente, siempre sabía qué hacer y qué decir, tal vez él podría darle su opinión sobre el asunto, decirle que era una tontería y que lo olvidaba. Sabía que no le diría eso, pero lo deseaba tanto...

De nuevo volteó a ver hacia el puerto, y volvió a preguntarse si todavía ese chico continuaba ahí.

- Seguí a Terra, o a quien creo que era Terra, hasta los muelles de allá. – Comenzó a explicar; Robin también volteó hacia la misma dirección. – Ahí había un chico que se encontraba viendo hacia la Torre.

- ¿Viéndola? ¿Algún tipo de espía?

- No lo sé, no me lo pareció. Fuera como fuera, lo que ocurre es que me dijo algo... muy extraño...

- ¿Qué cosa?

Robin notó mucho pesar y hasta cierta tristeza en la voz de Raven. No se tenía que ser un gran detective para adivinar que lo que sea que le perturbaba, era algo grave. Raven era muy fuerte, y normalmente sabía cómo lidiar con cualquier situación. La única vez que la había visto así de afectada como se encontraba en ese momento, era en el tiempo que lidiaba con el asunto de Trigon. Curiosamente esa ocasión también tenía algo que ver con ese mismo tema de cierta forma. Parecía que su padre era el talón de Aquiles de la Titán.

- Me dijo... - Comenzó a decir en voz baja, volteando a ver a su compañero con angustia. – Me dijo que era mi hermano...

El chico de antifaz se sobresaltó de tal forma que casi se ponía de pie de un salto. Su reacción no era nada comparada con la que Raven había tenido, pero igual lo había tomado por sorpresa.

- ¿Tu hermano? – Fueron las únicas palabras que pudo articular, y no eran de gran ayuda a la situación.

Raven continuó, intentando resumir lo que había ocurrido.

- Dijo que era Hijo de Trigon, al igual que yo. Sé como suena, pero dijo que miraba la Torre, buscándome. Y sabía cosas como el nombre de mi madre humana, o que mi padre no era humano. Y no lo sé... Sentí, algo realmente familiar en él. Había algo en su rostro, en sus ojos...

- Raven, tranquila. – Robin colocó en ese momento tomó el paraguas con la otra mano, para poder colocar su mano derecha sobre el hombro de su compañera. Mientras hablaba, la hechicera parecía haberse alterado un poco.

Le hizo caso, intentando respirar un poco, recitar su mantra en su mente un par de veces, y entonces volver a tranquilizarse. De seguro pasaría toda la noche meditando, aunque sospechaba que no lograría nada con eso.

- ¿Cómo es posible que exista otro hijo de Trigon además de ti? – Fue la duda obvia que surgió en Robin en cuanto escuchó su rápida explicación.

Raven no había dicho mucho sobre su concepción, solamente que Trigon era su padre, y su madre una humana. Así como días antes, Robin le había confesado el porqué dejó Ciudad Gótica, algo que aún mantenía en absoluto secreto y sería así hasta que él mismo se decidiera a decirlo, ahora era su turno de confesarse. Por primera vez le contó a su amigo la verdad, sobre quién era su madre, y cómo fue que ella nació. No era una historia muy agradable de contar, pero igual lo hizo. De esa forma, Robin pudo entender cómo era posible que hubiera otro hijo de Trigon, aunque esa había sido sólo una teoría en la que Raven había estado pensando, estando ahí sentada todo ese rato.

Para cuando Raven terminó, la lluvia se había detenido al fin. Robin sacudió un poco el paraguas y luego lo cerró, al tiempo que se ponía de pie.

- Sea o no cierta tu teoría, debes de tener mucho cuidado, Raven. – Comentó el chico con seriedad. – Recuerda lo que ocurrió con Wildfire.

Wildfire era el hermano menor de Starfire y Blackfire, quien fue enviado fuera de su planeta natal cuando éste fue invadido. Nadie lo ha visto desde entonces, hace ya varios años. Un día apareció de la nada en la Tierra, visitando a su hermana. Starfire estaba que reventaba de alegría en esa ocasión. No terminó de hablarle, abrazarlo, enseñarle cada centímetro de la Torre, yendo de un lado a otro con emoción. Tal vez ese había sido el momento más feliz de Starfire desde que llegó a la Tierra. Sin embargo, todo era una mentira.

Wildfire no era Wildfire, sino Madame Rouge, la malvada cómplice y as bajo la manga de Cerebro, el líder de la Hermandad del Mal. Se había disfrazado de Wildfire para engañarlos e infiltrarse en la Torre. Esto lo había logrado en complicidad con Blackfire, quien le dijo todo lo necesario para hacerse pasar por su hermano menor. Starfire estuvo destrozada luego de eso. Pensó que al fin había encontrado a su pequeño hermano, pero no fue más que un engaño. Entendía porque Robin le advertía haciendo referencia a aquel acontecimiento, y de hecho también había llegado a pensarlo.

- Lo sé. – Respondió en voz baja, parándose también. – Pero todo esto es tan repentino, no sé ni qué pensar. Jamás consideré siquiera la idea de que hubiera otro como yo.

- Si en verdad es tu hermano, eso no quiere decir que sea completamente como tú, Raven.

Era evidente que a Robin no le olía bien todo ese asunto. No era raro en él realmente: Robin siempre se tomaba su tiempo para confiar en la gente.

- ¿Crees que no debo de creerle?

- No digo que te esté mintiendo, simplemente sugiero que tengas cuidado. No quisiera que te llevaras una decepción, peor que la de Starfire o de la que tuviste con Malchior.

Malchior, otra divertida anécdota del pasado con la misma moraleja que la de Wildfire: no confíes en nadie tan fácil. Malchior era un dragón milenario, sellado en un libro mágico por un hechicero, y que había engañado a Raven para ayudarlo a salir de su prisión. Y ella, de ingenua, le creyó y lo liberó. Su deseo por encontrar a alguien que la escuchara y la comprendiera, la hizo caer en un engaño tan bobo, y no tenía pensado repetir el mismo error.

Dejando a eso a un lado, Raven sentía una notoria preocupación por parte de Robin. ¿Sería que realmente le preocupaba que saliera lastimada? ¿Seguía siendo preocupación de líder, amigo, o algo más? Le parecía tonto estar preguntando algo como eso en un momento así.

- Entonces, ¿qué debo de hacer? – Le preguntó casi como suplica; realmente quería una opinión.

Robin se quedó callado, tal vez repasando toda la situación y poder formular la mejor respuesta posible.

- ¿Qué hiciste tú cuando él te dijo eso?

- Básicamente... Le dije que era un error y salí corriendo...

Decirlo con esas palabras lo hacía sonar como algo muy tonto. No había sido precisamente así. Es decir, ¿qué habría hecho cualquier otra persona?

- Si dices que miraba a la Torre, tal vez siga ahí. – Mencionó el Titán, voleando a ver hacia el puerto.

- ¿Insinúas que debo de ir a verlo? – Le preguntó ella casi asustada, retrocediendo un poco. – No, no podría....

- ¿Por qué? ¿Acaso tienes miedo? – Raven no contestó nada a esa pregunta. – ¿Y qué te asusta realmente? ¿Qué te haya dicho mentiras o la verdad?

Esa había sido una observación muy inteligente: ¿qué era lo que realmente le afectaba? ¿Qué le estuviera mintiendo o que todo lo que le dijera era cierto? ¿Qué era mejor para ella? ¿Qué fuera sólo un loco o un bromista o que realmente fuera su hermano como afirmaba?

- Creo que ambas opciones son muy aterradoras. – Soltó de pronto de sus labios, prácticamente revelando lo que pensaba en esos momentos. – Me es difícil creerle lo que dice, y al mismo tiempo si dice la verdad, me sería imposible confiar en alguien que tuviera la sangre de Trigon, aunque fuera igual que yo...

De pronto, sintió la mano de Robin sobre su hombro de nuevo, como lo había hecho en tantas ocasiones anteriores, como ella misma lo había hecho con el asunto de Súper Chica. La hechicera lo volteó a ver de reojo con algo de pena. Él la miraba con una sonrisa gentil y cándida que en esos momentos casi la hacía derretirse. En verdad, odiaba como últimamente se sentía tan indefensa ante él, y en esos momentos lo era mucho más.

- No tienes que hacer nada que no quieras. – Comenzó a decirle el chico sin retirar su mano. – Pero no puedes dejar que el miedo nuble tus decisiones. Tú eres la chica más valiente que conozco, Raven. Incluso cuando tienes miedo, eres capaz de enfrentar los problemas. De seguro no has olvidado lo que te conté cuando Kara estuvo aquí, y sabes de antemano mi predisposición a este tema... - Robin guardó silencio un par de segundos, y entonces prosiguió. – Pero tal vez, sólo tal vez, Trigon pudo haberte dejado algo bueno atrás. Pero si no vences tu miedo, podrías nunca enterarte.

De nuevo silencio. No había mucho que decir, Robin tenía toda la razón, y ella lo sabía muy bien. No estaba tomando una decisión de manera sensata, sólo se estaba dejando llevar por su propio miedo. Siempre pensó que el tema de Trigon ya había pasado, que al fin lo había quitado de su vida para siempre, y que alguien apareciera a recordárselo... Simplemente la hacía sentir un rechazo inmediato. Pero no sólo eso. Siempre supo, o al menos creía saber, que estaba sola en ese mundo, que por más amigos que tuviera y por más que confiara en ellos, ninguno era como ella, ninguno podría entender qué se sentía estar en sus zapatos. Ahora le daba miedo enfrentar que tal vez eso no era así. Por otro lado, ¿qué tal si era un error? ¿Qué tal si comenzara a creerlo sólo para terminar decepcionándose? Como a Starfire le había ocurrido, como a ella misma con Malchior. No era malo tener miedo, era algo comprensible; era humana después de todo.

Pero tal vez no debió de haber reaccionado de esa forma. Tal vez debió de haber averiguado más del asunto, antes de salir corriendo como una niña cobarde. Tal vez...

- Me pidió una oportunidad de hablar conmigo. – Comentó en voz baja, mirando de nuevo a tierra. – Creo que al menos le debo eso, si es que vino hasta acá a buscarme.

- ¿Quieres que te acompañe?

- ¿Ahora? Pero estamos en medio de una misión.

- Los otros pueden encargarse de la plataforma si me necesitas.

¿Estaba hablando enserio? ¿Robin estaba considerando dejar a un lado a una misión y un misterio para acompañarla a ella? Había dos explicaciones lógicas para eso: la primera, se había golpeado la cabeza, o dos, era un Mono Robot con su apariencia como Chico Bestia de seguro señalaría de estar presente. Aunque también existía una tercera opción: realmente estaba preocupado por ella, y por lo que le podría pasar. Raven sonreía ampliamente por dentro, aunque por fuera no podía lograr que su rostro reaccionara de alguna forma.

- No, quédate por favor. – Le contestó, caminando hacia la orilla de la terraza. – Sea cierto o no, esto es algo que tengo que enfrentar sola.

- Raven. – Robin se le acercó, parándose desde atrás. Ella lo volteó a ver de reojo por encima de su hombro; él la miraba fijamente con una amplia sonrisa. – Tú nunca estás sola.

La chica de piel pálida le regresó la misma sonrisa, y entonces se elevó, alejándose en dirección al mismo lugar en que había tenido su encuentro con aquel extraño.

Pese a lo que había dicho antes de partir, mientras volaba hacia aquel sitio cruzaba los dedos, pidiendo que el tal Jared ya no estuviera ahí. Aunque fuera así, se veía como una persona que no se daba por vencido tan fácil y de seguro terminaría viéndolo de nuevo de alguna forma. Sin embargo, su petición no fue escuchada. Para su sorpresa, Jared seguía ahí, recargado contra la pared de una de las bodegas, con la capucha de su chamarra cubriéndole la cabeza. No podía ser posible, acababa de terminar de llover apenas unos minutos atrás, y lo había tratado muy mal. ¿Por qué se había quedado ahí? ¿Pensaba que volvería?

El chico pareció verla acercarse a lo lejos, y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Se separó de la pared y dio unos pasos al frente para recibirla. Raven descendió, parándose frente a él, aunque manteniéndose algo lejos. Jared se retiró de nuevo su gorro, mostrándole de nuevo su cabello rojizo y húmedo.

- Te escucho. – Fue lo único que surgió de los labios de Raven; no tenía intención de disculparse por lo de hace un rato, aunque lo considerara adecuado.

- Gracias. – Exclamó él con alegría, dando un par de pasos hacia ella. Su intensión parecía la de acercársele, pero la hechicera rápidamente le sacó la vuelta. Esto pareció extrañarlo un poco. – Yo... Esto es un poco incomodo para ti, ¿cierto?

- Algo...

Jared intentó empezar a hablar, pero sólo lograba balbucear un poco, trabarse y no articular palabra alguna, mientras Raven comenzaba a impacientarse un poco.

- Lo siento. – Se disculpó apenado, colocando una mano atrás de su cabeza. – Ensayé muchas veces lo que te diría cuando te viera, hasta lo memoricé. Pero ahora no sé ni por dónde empezar.

- El principio siempre es la mejor opción. – Señaló la Titán de manera cortante. – Podrías empezar diciéndome cómo es que conoces el nombre de mi madre, y porqué afirmas que eres... mi hermano.

Al parecer pronunciar "mi hermano" le era algo incomodo.

- Bueno, mi madre es también humana como la tuya. Lo que sé es que ella fue en su juventud parte de un culto, una especie de secta de magia negra, que la eligió para ser la madre del hijo del demonio al que adoraban. – En cuanto lo escuchó decir eso, el rostro de Raven cambió súbitamente de permanecer inexpresivo y serio, a reflejar un enorme asombro. – Cualquiera a quien le contara esto, pensaría que es una locura, pero no tú, ¿cierto? Mi madre huyó de la secta al enterarse de que estaba embarazada y se mudó a Metrópolis; ahí nací y crecí. Nunca me ocultó quién era, o más bien qué era. Siempre me dijo que era el hijo de un Demonio... Tiempo después investigué más sobre ese tema, más específicamente a la secta a la cual perteneció. Me enteré entonces que mi madre no había sido la única, que un par de años luego de ella, otra chica de Ciudad Gótica fue elegida para lo mismo: tener un hijo del mismo demonio, y el nombre de esa mujer era Angela Roth. Al enterarme de esto, pensé entones que podría haber alguien más como yo, un hijo de ese demonio... un hermano, o una hermana. Fue entonces cuando me dedique por completo a encontrarte, a dar contigo. Y lo logré, te encontré. Tú eres mi hermana, Raven...

La hechicera se había quedado totalmente atónita. La historia que acababa de contar, ella la conocía perfectamente: era la historia de su madre, se la acababa de contar a Robin hace unos momentos; Como su madre fue una chica marginada, tratada como una rara, que había sido seducida por una secta que adoraba a Trigon, y como la habían usado para tener a su hijo, el hijo que se convertiría en su portal para éste mundo. Antes de decírselo a Robin, nunca le había compartido a nadie esa historia, nadie fuera de Azarath debía de saberlo. Y ese chico la había descrito con precisión.

¿Hubo otras mujeres aparte de su madre? Esa había sido justamente la teoría que acababa de compartirle a Robin, la única forma en la que ese chico podría ser también hijo de Trigon. Pero no había logrado contestar la pregunta: "¿Con qué propósito?" A cómo él lo había contado, él habría sido creado antes que ella. Entonces, ¿podría él haber sido el verdadero portal? Tal vez algo salió mal, o tal vez su madre huyó antes de terminar con el proceso, y por eso ella había sido la segunda opción. ¿Eso tenía que hacerla sentir bien o mal? En todo caso, ¿podría ser cierto lo que decía? Una parte de ella se resistía por completo a aceptarlo.

- Esto es imposible... - Murmuró en voz baja, mirando hacia otro lado. El comentario no iba dirigido a Jared, más bien a intentar aclarar su cabeza.

- ¿Acaso no me crees lo que te digo?

- No siento que me estés mintiendo. Pero no sé si realmente esto es verdad. Aun considerando que sea cierto, no sé si pueda considerarte mi hermano, siendo hijo de Trigon. – Esas palabras parecieron confundir al chico. – Si te aparecieras diciendo que eres hijo de mi madre, tal vez mi reacción sería otra, pero...

- Veo que tienes muy mala opinión de nuestro padre...

Raven volteó su rostro de golpe hacia él al escucharlo decir eso. Sus ojos, clavados como navajas en él, estaban llenos de enojo; era obvio que acababa de decir algo indebido.

- ¡Él no era mi padre! – Dijo con notoria fuerza. – Era un monstruo, un ser despreciable que sólo me creó para usarme y luego deshacerse de mí. Era un ser que no conocía el amor o el cariño, ni siquiera hacia su hija o hijo.

La forma en la que lo decía, en especial con esa expresión en su rostro, era suficiente para asustar a cualquiera, y ese parecía ser el caso de Jared. Sin embargo, intentó mantener la calma.

- Ya entiendo. – Murmuró en voz baja con cierto pesar. – Lo odias. Y por lo tanto, odias a cualquiera que tenga su misma sangre...

Jared desvió su mirada hacia el mar. Raven en ese momento sintió que tal vez había exagerado un poco en su reacción. En efecto lo que decía no se alejaba mucho de la realidad, pero... Tal vez no debió de haberse expresado de esa forma; no tenía idea de que sus palabras podrían llegar a lastimarlo. Y en parte, ¿por qué le preocupaba tanto el haberlo lastimado? Ni siquiera lo conocía....

- ¡Pero yo no soy culpable de lo que él hizo! – Gritó con fuerza, volviéndose de nuevo a ella. – Tú y yo somos... iguales... ¿no lo ves? No pedimos nacer, ni tener los padres que tuvimos. Sólo somos víctimas de todo esto...

- Debes de entenderme. – Contestó ella rápidamente. – No es fácil para nadie digerir algo como esto de un día para otro, y la vida me ha enseñado a no confiar en nadie, al menos no tan rápido.

- Eso lo entiendo, pero entonces déjame ganarme tu confianza. Yo he esperado mucho tiempo para verte, y sabía que no me recibirías con los brazos abiertos. Pero al menos déjame hablar contigo, y déjame escucharte. ¿Nunca has querido tener un hermano o hermana mayor en quien puedas confiar? ¿Alguien, como tú? ¿Alguien que te entienda?

¿Alguien en quien confiar? ¿Alguien como ella? ¿Alguien que la entendiera? Si, lo había querido, y demasiado. Siempre había sido la rara, la fenómeno, la que nunca se comunicaba, la que nadie era capaz de entender. Lo había deseado demasiado, y es por eso que Malchior la había seducido tan fácil, el mismo motivo por el que su madre también lo fue por la secta de Trigon. El querer ser aceptado hacia que uno tomara decisiones tontas, y no tenía pensado caer en eso otra vez.

Pero, suponiendo por un segundo que lo que dijera era verdad. Suponiendo por un momento que en verdad fuera hijo de Trigon, concebido en las mismas circunstancias que ella... Suponiendo que fuera alguien igual a ella. Entonces, ¿él también habría pasado por lo mismo? ¿Él también estaría desesperado por encontrar a alguien que lo entendiera, alguien como él? ¿Eso era lo que lo motivaba con tan ímpetu a encontrar a su hermana? Podía entenderlo, ¿pero cómo estar segura de eso? No podía saber aún si realmente fuera su hermano, o si sus intenciones eran buenas. No podía saber nada...

Era demasiada información para un día. Necesitaba irse, pensar en todo eso, meditar, y llegar a alguna decisión.

- Ya está anocheciendo. – Contestó luego de un rato de silencio, y se elevó ligeramente, separando sus pies del suelo. – Será mejor que me vaya.

- ¿Puede verte mañana? – Le preguntó Jared rápidamente, siguiéndola con su vista mientras se iba alejando. – ¿Aquí mismo?

- Estoy ocupada.

- ¡Te esperaré igual!

Raven se detuvo en el aire, dándole la espalda y quedándose quieta por unos segundos. Luego, sin contestarle nada, se elevó más y se fue en línea recta hacia la Torre. Ese había sido realmente un día muy pesado; necesitaba estar a solas y pensar. Jared se quedó de pie, mirando fijamente como se alejaba en el aire, como su imagen se volvía más y más pequeña, hasta desaparecer entre la neblina que todavía rodeaba a la Torre. Se había ido...

Sus labios se fueron estirando poco a poco hacia los lados, hasta convertirse en una mueca amplia, llena de astucia en cada centímetro. Era prácticamente una sonrisa burlona, pero... ¿De qué se burlaba? ¿Acaso se estaba burlando de ella? Una risa ligera surgió de sus labios, mientras seguía viendo a lo lejos.

- Se ve que es realmente una roca difícil de romper. – Murmuró en voz baja, metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su chamarra. – Pero en definitiva es más emocional de lo que ella cree. Ni siquiera los sintió.

De pronto, desde el interior de un callejón ubicado entre dos bodegas, unos pasos se hicieron sonar, y poco a poco una silueta surgió de ese sitio, la silueta de una joven, de cabellos rubios y largos, y una máscara negra cubriéndole sus ojos y cabeza; la chica a la que Raven había reconocido como Terra. Había estado ahí todo ese tiempo, escuchando todo.

- Lo siento, Jared. – Murmuró en voz baja la rubia, estando de pie detrás de él. – Por mi imprudencia, las cosas no salieron como las planeaste.

- No te preocupes, Terra. – Dijo éste de inmediato sin voltear a verla. – No contábamos con que el tal Slade fuera tan listo. En todo caso, sólo tuvimos que adelantar lo que era necesario hacer.

- ¿Entonces qué hacemos ahora?

Él calló un rato, mirando hacia las nubes oscuras; parecía que volvería a llover, aunque de seguro con menos fuerza que antes. Tomó entonces el gorro de su chamarra y se colocó éste sobre su cabeza.

- Tú sigue encargándote de Slade. – Respondió. – Nosotros nos encargaremos de Raven...

Las gotas de lluvia volvieron a caer como brisa sobre ellos, y en ese momento fue evidente que ellos dos no eran únicos presentes en ese lugar. Dos siluetas oscuras aparecieron de pronto suspendidas sobre Jared, ambas con forma aparentemente humana, ambos sonriendo ampliamente con la misma malicia que él.

- Dentro de poco tendremos nuestra merecida... Reunión familiar...

Jared alzó de nuevo su rostro en dirección la Torre. La sombra de su gorro le cubría casi todo el rostro, pero igual se podía ver claramente el brillo rojizo y fulminante... de sus cuatro ojos...

FIN DEL CAPITULO 08

NOTAS DEL AUTOR:

- En este capítulo se menciona a Wildfire, el hermano menor de Starfire y Blackfire. Éste personaje nunca aparece ni se menciona en la serie animada, pero sí en los cómics de "Teen Titans Go!", en el Número 46 de éste. Ahí hace su aparición, pero en realidad se trataba de Madame Rouge disfrazada, y es ese incidente el que Robin menciona en este capítulo.

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