XVII
— ¡Abran está puta puerta!— Gritó Wilbur mientras empujaba la puerta que no se abría por el seguro.
Spreen por otro lado, estaba tratando de levantarse, pero el dolor en su vientre era bastante fuerte.
— ¿No puedes llamar a Roier?— Preguntó Wilbur.
— El puto del maestro guardó los teléfonos en el escritorio, pelotudo— Spreen dijo mientras caminaba, usando los pupitres para apoyarse. Pero sus pies resbalaron y cayó al frente.
Lo bueno, él no cayó en el suelo, lo malo, se golpeó en el vientre contra la esquina del escritorio y eso lo hizo gritar.
— Ay mierda, ¿Spreen estás bien?— Wilbur se acercó rápidamente, pero Spreen solo se quejaba mientras acariciaba su vientre— Bien, uh... Carajo no sé qué hacer—
Wilbur miró a Spreen, entonces algo en su cerebro se iluminó.
— Ay que idiota soy— Wilbur dijo— ¿Puedes enderezarte un poco, Spreen?—
— Un poco... ¡Me duele la espalda!— Spreen se quejó.
— Bien, debes ponerte cómodo... ¿Prefieres recostarte o en cuclillas?— Wilbur preguntó.
— Uh... Recostado, supongo— Spreen dijo y Wilbur asintió.
— Bien, voy a necesitar de tu ayuda aquí— Wilbur saltó al escritorio— Vamos, trata de sentarte en el escritorio, ven, a las tres—
Wilbur pasó sus manos bajo las axilas de Spreen y el omega embarazado apoyó las manos en el escritorio.
— Uno, dos, tres— Wilbur contó y con mucho esfuerzo y quejas, Spreen logró sentarse en el escritorio— Recuestate. Escucha, una de mis madres es partera y he leído mucho de sus consejos médicos—
— ¿Acostarme en un escritorio es un consejo médico?— Preguntó Spreen con sarcasmo.
— Bueno, dar a luz en una escuela tampoco viene en el manual de parteras— Wilbur le respondió con el mismo nivel de sarcasmo— No tenemos teléfonos, no parece habrá alguien aquí... Mierda, estamos jodidos—
Entonces Spreen empezó a gritar de nuevo mientras colocaba sus manos en su vientre, sintiendo dolores más fuertes.
— ¡Puta madre!—
Wilbur se asustó, ¿Qué debía hacer? No podía estar ahí con un embarazado que entró en labor de parto. Entonces el chico miró la ventana.
— ¿Roier no te dejaría aquí, verdad?— Preguntó el castaño.
— No... Seguramente está con los demás en la fuente frente a la escuela— Spreen respondió, empezando a respirar como su médico le había recomendado.
— Tengo una idea— Wilbur subió a la silla del escritorio y alcanzó la ventana superior para abrirla— ¿Has usado tu voz?—
— ¿Mi voz?— Spreen se quejó nuevamente— Una vez, pero... No es tan fuerte como la de alfa—
— Pero está es una emergencia, estás desprotegido, en un momento malo— Wilbur dijo viendo hacia afuera— Grita, llama a Roier. Estamos en un costado del salón, pero si ya están casados y unidos por la marca, él te oirá—
Spreen soltó otro grito por el dolor mientras tenía los codos sobre el escritorio.
— ¡Roier!— Spreen gritó mientras cerraba los ojos por el dolor y con lágrimas saliendo de sus ojos— ¡Roier!... ¡ROIER!—
— Tiene que ser más fuerte— Wilbur dijo bajando de la silla, dejando una mano sobre el escritorio y Spreen aprovechó para tomarla con fuerza.
— ¡ROIER!—
Ese grito fue haciendo eco, las ondas de ese sonido tan particular salieron por la ventana de la escuela.
Y sentado en una fuente, estaba Roier, jugando con su celular, en la fuente también estaba Aldo quien platicaba con Karl, luego estaban Foolish y Mariana comiéndose sus bocas y finalmente Robleis y Carre regresaban de comprarse limonadas.
— ¿Hasta qué hora termina la detención?— Preguntó Karl.
— Dura casi una hora— Aldo respondió.
Roier quería seguir jugando, pero un grito llegó a sus oídos, igual que al de los otros alfas en el grupo.
— ¿Ese fue?...— Aldo preguntó.
— ¡Spreen!— Gritó Robleis.
Nadie se movió debido a que se quedaron quietos cuando vieron a Roier levantarse y empezó a correr a toda velocidad, cruzando la calle.
Roier actuaba por instinto, él ni siquiera pensaba claro, solo tenis algo en la mente, Spreen lo necesitaba y era urgente.
Sus amigos trataban de seguirle el paso, pero Roier iba mucho más rápido, prácticamente saltando las escaleras hasta llegar la piso donde estaba el salón de detención.
— ¡SPREEN!— Gritó Roier al detenerse en el pasillo.
— ¡ROIER!— Spreen gritó y Roier corrió a la puerta, tratando de abrirla, pero no pudo.
— ¡La puerta tiene seguro y Spreen entro en labor de parto!— Gritó Wilbur— ¡Y me está rompiendo la mano!—
— Están atrapados dentro— Roier dijo mirando a sus amigos que apenas estaban subiendo las escaleras.
— Bien, necesitamos buscar al profesor o a alguien más que pueda abrir la puerta— Aldo dijo, pero todos se giraron al oír un enorme golpe.
Roier había abierto la puerta de una sola parada.
Y así es como llegamos a ese momento donde todos se gritaban y nadie sabía qué hacer.
— Spreen, mi amor— Roier se precipitó a él, tomándolo de la mano y Spreen la tomó con fuerza.
— Ya vienen...— Spreen dijo antes de volver a quejarse del dolor— Me duele mucho...—
— Mi mano también duele mucho— Wilbur dijo.
— Cállate Wilbur— Roier dijo y volvió a ver a su esposo— Tranquilo sí, la ambulancia ya estará aquí pronto—
— ¿Ya la llamaron?— Preguntó el omega y Roier abrió bastante los ojos.
— ¡Llamen a una puta ambulancia!— Gritó Roier mirando a sus amigos.
— ¡Ya lo estoy haciendo!— Foolish levantó el pulgar mientras tenía su teléfono en su oreja.
— Llamaré a los papás de Spreen— Dijo Carre, alejándose un poco.
Roier uso su mano izquierda para sacar su celular y extenderlo a sus amigos.
— Alguien rápido, llame a mis papás también—
Aldo rápidamente tomó el teléfono y todos los demás empezaron a movilizarse.
Roier por su lado estaba concentrado en Spreen.
— Todo va a salir bien, ¿Sí?— Intentó sonreír— La ambulancia va a venir y vamos a ir al hospital, todo estará bien—
Spreen no pudo decir nada por qué seguía chillando por el dolor que estaba sintiendo.
— ¡Sus padres ya vienen!— Gritó Aldo.
— ¡La ambulancia llega en tres minutos!— Foolish gritó también y empezó a salir del salón— ¡Los iré a esperar afuera!—
Roier pudo sonreír.
— ¿Oíste Spreen?— Roier preguntó y miró a Spreen— ¿Spreen?—
La sonrisa de Roier se borró porque Spreen estaba inmóvil y con los ojos cerrados.
— ¿Spreen?— Preguntó Roier, sacudiendo al omega un poco— ¿¡Spreen!?—
— Se desmayó por el dolor— Wilbur comentó— No es buena señal—
— ¡Por aquí!—
El grito de Foolish vino desde el pasillo y loco después dos mujeres entraron con una camilla.
— ¡A un lado!— Una paramédica dijo— ¿El alfa del chico está aquí?—
— Soy yo— Dijo Roier.
— Bien, necesitaremos que vengas con nosotros, pero debes estar calmado, un alfa estresado con un omega dando a luz es caótico— La paramédica explicó mientras Roier asentía— Subiremos al chico a la camilla y después iremos al hospital, ¿Sí?—
Roier asintió de nuevo y Spreen fue transportado rápidamente a la camilla y salieron.
Continuará...
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