IX
— Roier, ya te dije que no es necesario que lleves mis cosas— Spreen se quejó cuando entraron a la escuela y Roier cargaba su mochila.
— Es muy necesario— Roier respondió.
Tras salir del hospital, el doctor había recomendado que Spreen no debía hacer esfuerzos muy grandes y Roier se lo tomó muy en serio.
— Solo déjame cargar mi mochila— Spreen dijo, pero Roier insistió y el híbrido se resignó— Espera, ¿Vos que clase tenés ahora?—
— Tengo matemáticas... Verga sí es cierto, tenemos horarios diferentes— Roier dijo— ¿Qué clase tienes?—
— Química—
— ¿Te acompaño a tu salón?— Preguntó Roier mientras se detenía en el casillero de Spreen.
— Roier, tu casillero está lejos de acá y el salón de mate más, vete yo puedo solo— Spreen le dijo.
— Pero...—
— Buenos días— Robleis los interrumpió cuando se acercó a su casillero que estaba junto al de Spreen.
— Robleis me ayuda— Spreen le quitó su mochila a Roier para prácticamente lanzársela a Robleis.
— ¿Y yo por qué?—
— Porque sos un alfa y a todos les cae bien un alfa amable— Spreen respondió con una sonrisa y Robleis suspiró con frustración.
— Ya, ve a tu clase, te veo en historia— Spreen dijo y se acercó a besar a Roier en los labios.
— Ya que— Roier sonrió un poco y empezó a alejarse, caminando hasta su casillero.
Cuando llegó y lo abrió, sonrió.
— A huevo, sabía que deje mi calculadora aquí— El castaño dijo, tomando su calculadora, luego procedió a guardar los libros que no ocuparía en esa clase y luego cerró, asustándose cuando vio a alguien a su lado.
— Hello, Roier—
— Hola, Wilbur— Roier saludó.
Wilbur era un estudiante de intercambio, llevaba varios meses en la escuela y se volvió muy popular entre todos.
Él es un omega, uno con un aroma peculiar, ya que a los pocos días de entrar a la escuela ya tenía a varios alfas y betas detrás de él, sumado a su personalidad coqueta, era bastante cotizado.
Aunque Roier nunca notó lo especial que tenía el aroma de Wilbur.
— Quería felicitarte por tu boda— Wilbur dijo— Me hubiera encantado ir, pero no recibí invitación—
— Ay, perdón, es que solo fue para la familia y amigos más cercanos— Roier respondió.
— Que directo— Wilbur dijo— Como sea, necesito un poco de tu ayuda. Resulta que no entiendo las últimas dos ecuaciones de la tarea—
— Claro que te ayudo— Roier le sonrió mientras ambos se movían hacia el salón de clases.
Aunque Wilbur iba con el ceño fruncido.
Desde que llegó a esa escuela ha tenido el ojo sobre Roier, intentó coquetear y usar su aroma especial, pero el otro parecía siempre estar ajeno a todo.
Pero no importa que ese Spreen esté esperando los hijos de Roier. Él haría que Roier cayera rendido a sus pies.
Continuará...
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