En una casa de clase media de Osaka (Japón) vivía una pequeña familia conformanada por una mujer madre de familia cuyo esposo comerciante aunque era cumplido con su responsabilidad de mandar dinero permanecía ausente en su hogar, aquella pareja había sido vendecida con dos hermosas hijas. Aiko y Sakura eran los nombres de de estas gemelas, Aiko tenía una larga y fina cabellera de un vivo color negro, su piel delicada era tan blanca que al contacto con la luz del sol era resplandeciente y sus ojos deñ verde esperanza heredados por su madre... Tan hermosa criatura era pero tenía un grave problema, había nacido sin el sentido de la vista, era ciega... A pesar de su ternura y belleza natural ella no podía ni siquiera imaginar su aspecto. Sakura tambien era bella, casi identica a su gemela a ecepción de su cabello y ojos ya que su melena no era tan larga como la de Aiko y sus ojos eran color cielo como los de su padre, pero ell si podía ver bien era una pequeña saludable.

Cuando Aiko y Sakura tenían edad para estudiar Sakura fue inscrita en un instituto publico mientras que Aiko que Aunque quería ir con su hermana resibía clases en casa debido a que con el pasar de los años se había memorizado los lugares de su casa lo que le permitía caminar libremente por la misma, algo que obviamente no podía hacer en la calle; Sakura siempre había tenido sierta envidia por su gemela ya que su madre siempre había tenido mas acercamiento con Aiko, ella no entendía que su hermana no podía ver y por ende necesitaba mas atención, vajo su inocensia solo veía que Aiko era la favorita por lo que le jugaba bromas un tanto pesadas, ponía objetos en su camino para que eata tropesara o le decía que que la gemela fea y que su madre no le permitía ir al instituto porque no quería que la molestaran por su feo aspecto.

Aunque a Aiko no le importaba ser "fea" ella solo tenía interés en el piano que su madre tenía el cual deseaba dominar como profecional y aunque su falta de vición siertamente era un gran percanse eso no le impidió intentarlo; a sus 9 años Aiko ya conocía las teclas y las notas del mismo y el saberse algunas melodias en este instrumento era una gran azaña ya que se los memorisaba escuchando y no viendo las partituras.

Durante su infancia Aiko y madre solían pasar horas en el viejo piano que estaba en la sala, la pequeña tocaba una melodía que cambiaba a las personas dependiendo de su estado de animo, podía hacerte sonreír y ella estana feliz o hacerte llorar si estaba triste... Tenía un gran talento y era evidente que su vista no era un problema que le impidiera seguir, pero esto despertaría en Sakura una ribalidad que solo ella veía ya que su gemela Aiko nunca se interezó en definir quien era la mejor.

Sakura En un intento por superar a su hermana tambien aprendió a tocar el piano pero aunque tocara las mismas melodías de Aiko no podía conseguir en las personas el mismo sentimiento que Aiko les transmitía en sus canciones por lo que se desquitaba diciendole que una ciega nunca podría ser pianista y mucho menos considerara formar parte de una orquesta ya que solo reciviría burlas y humillaciones, esto probocaba un gran dolor en Aiko quien se deprimia y se maldecía así misma por no ser normal pero su madre siempre le devolvía el animo el animo con las mismas palabras

Mai: Aiko tu no puedes ver, pero puedes escuchar y sentir, Beethoven fue uno de los compositores mas grandes de la historia de la musica clasica y no podía escuchar, pero podía sentir y eso hija mia es lo que te hace especial, tu puedes sentir la musica y transmites ese sentimiento a los que te rodean

Esas palabras que siempre se repetian hacían feliz el corazón de la niña, y aquellas misma permanecerían en su corazón para darle animos de seguir durante todo su camino asta el excito.