libro desempolvado
Hace quinientos quince años, un joven de larga cabellera beige y manos cubiertas de tierra se acercó a mí mientras enterraba una pequeña flor. Con una sonrisa de oreja a oreja, me rozó la espalda y, con un escalofrío, escuché sus susurros. Mis pupilas se dilataron por el miedo cuando su boca se movió y mi respiración se agitó.
- En dos meses, nacerá una niña que cambiará el curso de todo, y además, tu madre será asesinada por los nuestros en cuatro meses.
Estas palabras me estremecieron. Al girarme, vi al joven derramando lágrimas del mismo color que las mías "rojas". Mis manos temblaban al abrazar a mi hermano menor, a quien siempre había menospreciado. Mientras secaba sus lágrimas con mi meñique, él me miró fijamente a los ojos grises.
- ¿Cómo sabes eso? ¿Eres Cetus, verdad? - repliqué a mi hermano menor, tomándole la mano para calmarlo.
Los meses transcurrieron y lo mencionado se volvió realidad
Recuerdo que en un principio sus palabras carecían de sentido alguno, sin embargo, algo dentro de mí resonaba, algo distinto, tal vez era lo que se podría llamar "el aire de grandeza". Tras dos meses de espera, nació una pequeña niña a quien apodaron "Jessie López". Yo me limité a observarla desde lejos, ya que no podía acercarme, pero mi madre me permitió ver a la pequeña infante. Sus ojos rojos y escaso cabello me hicieron sonreír, era tan diferente a mí y a los demás. Desde su nacimiento, los ángeles parecían tener confianza en ella, a pesar de ser solo una niña.
Los días transcurrían y aunque me repetía a mí mismo que todo había sido casualidad, algo en mi interior persistía en señalar lo contrario. Al contemplarme, observé las enormes montañas en la distancia y con curiosidad me pregunté suavemente:
- Papá dijo que allá abajo solo hay peligro. ¿Por qué será?
Durante los siguientes dos meses desde el nacimiento de Jessie, la salud de mi madre empeoró. En sus últimos momentos, me acerqué a ella para verla partir. Me entregó una daga que parecía estar oxidada y apenas utilizable debido al daño que presentaba. Entre lágrimas, me pidió que huyera del lugar con la pequeña Jessie López, revelándome la importancia de la niña para un futuro lejano, en el que su sola presencia sería crucial.
- Lucifer... Perdón, Gez Ugedark, eres mi primogénito y lamento haberte abandonado sin verte crecer, amar y perseguir tus sueños. Pero este acto va más allá de mi vida. Esta niña liberará a aquellos que piensan diferente. Dios desea usarla como marioneta, su grandeza es evidente. Te ruego, por favor, cumple mi último deseo: "libera a Jessie Ugedark".
Al desvanecerse sus últimas palabras, mi madre falleció y con la daga en mano, reflejo de mi dolor, un niño entró en la habitación para ofrecerme una oportunidad de escapar.
Mi madre sostenía a la pequeña niña con delicadeza, yo la tomé. Ella era distinta a todos nosotros. Prometí cumplir el deseo de mamá, pero la niña rió al tomar mi dedo, contagiando su risa sin importar mis lágrimas derramadas que caían en la daga convirtiendo a la misma en color rojizo.
- Te ayudaré a escapar, provocaré un alboroto y tú aprovecharás para huir. Debes abandonar este lugar con la salvadora del mañana - anunció el niño.
- ¿Cómo sabías que todo esto sucedería? ¿Quién eres realmente, hermano Cetus? - pregunté entre lágrimas, expresando mis dudas.
- He escuchado las palabras de Dios, conozco este destino desde hace tiempo. Te advertí y ahora, por favor, cumple el último deseo de mamá. Llévanos lejos, quiero experimentar la libertad, sentir el viento en mi rostro. ¡Te lo ruego, Gez Ugedark, quiero ser libre!
- ...Lo haré, hermano, prometo regresar y crear un mundo donde los indiferentes como nosotros podamos vivir. Solo espera y te sacaré de aquí... Es hora de crear un lugar donde los marginados puedan vivir, es tu turno de hacer ese escándalo, hermano Cetus.
- Gracias, hermano mayor.
Con ese objetivo en mente, dejé el cielo.
¿Por qué lo haces?
Porque sé lo que sufren.
¿Por qué los ayudas si te trataron mal?
Porque entiendo su sufrimiento.
¿Por qué luchas por las personas que te despreciaron?
Porque comprendo lo que se siente que te rebajen a menos.
¿Por qué?
Porque los amo a pesar de todo
Jessie Ugedark sálvame otra vez
Te lo ruego
Solamente una vez más
Por favor hermana
...
...
...
Finalmente, nuestra escapada del lugar tuvo una risa por parte de Rita, cuando salimos del laboratorio a través de una puerta distante. Nuestros rostros se encontraron y todos estábamos exhaustos, aunque Brandi aún secaba sus lágrimas recientes. Rita escondió su rostro para evitar ser vista, mientras ella continuaba con su intento de hacernos reír. El resplandor matutino se reflejaba en un charco de agua, mientras el sol brillaba en lo alto del cielo.
- Parecía interminable, ¿cuánto tiempo estuvimos en ese lugar? - preguntó Betty al frotarse los ojos cansados, notando la fatiga de sus compañeros. Miró a Scorpio y le pidió un breve descanso con un gran bostezo.
- Betty, no podemos detenernos, aún nos espera una larga caminata. Podrás descansar cuando lleguemos a nuestro destino esperado - dijo Scorpio. Mientras Betty suspiraba ante sus palabras y acepto la propuesta.
Brandon sugirió que se subiera a su espalda para descansar un momento, mientras observaba a un pájaro volando. Óscar se quejó del ruido que hacía el pájaro y amenazó con lanzarle una daga. Rita intervino y guardó la daga en su bolso, asumiendo la responsabilidad de cuidarla. Mientras tanto, el pájaro sonrió desde el cielo y murmuró para sí mismo.
- No te olvides de mí, Brandon, no te dejaré escapar tan fácilmente - susurró el pájaro mientras volaba.
Ruffi decidió romper la tensión con una petición de descanso, pero fue rechazado y Betty incluso aprovechó la oportunidad para hacer una broma de mal gusto.
- Sigue caminando, eres un hombre, Ruffi, los verdaderos hombres no se quejan - bromeaba Betty suavemente, divertida por la situación.
- ¿eso no es una broma de mal gusto? - Ruffi, agotado, respondió entre risas y temblores en sus ojos.
Al proseguir nuestro camino, los árboles parecían desprender diminutas gotas carmesí, todo a raíz de la intensa lluvia que aconteció hace una hora por culpa de Óscar.
- Detesto la sangre - musitó Brandi al observar cómo algunas hojas de los árboles estaban salpicadas.
- ¿Te encuentras bien? - al igual que en el laboratorio, Rita se preocupaba por Brandi, mientras sus compañeros parecían no prestarle atención a Brandi, debido al cansancio. Se acercó a ella y, con una sonrisa, la miró directamente.
- Estoy bien, Rita, no te preocupes por mi maldito bienestar - reclamó la chica en voz baja.
Al escuchar esto, no pudo evitar sostener su mirada y limpiar una gota de sangre que caía de un árbol en su rostro. Entre un rubor delicado, ella miró a Rita.
- Rita... Gracias - respondió en un susurro amortiguado mientras acomodaba su cabello húmedo y evitaba la mirada de Rita. - De verdad, muchas gracias - repitió la chica.
- Lo importante es que te encuentres bien. Si tienes algún inconveniente, házmelo saber para ver cómo puedo ayudarte, tonta - Rita acarició su cabeza como si fuera una adulta, a lo que ella respondió con una pequeña sonrisa.
"Está bien... Rita"
refunfuñó la pequeña Brandi.
TEARRLAD
Capitulo siete
"Libro desempolvado"
Más temprano que tarde, llegamos al vagón y finalmente nos subimos, todos notamos el cansancio que nos invadía, incluida Brandi.
- Al menos estamos bien - dijo Ruffi al estirar los brazos.
Brandon ignoró a sus jóvenes compañeros y al caminar hacia el siguiente vagón se recostó en la ventana, observando cómo el tren finalmente arrancaba. Óscar, al darse cuenta de que el profesor se fue del lugar decidió seguirlo. vio cómo un pequeño pájaro azul se posaba en la misma ventana donde se encontraba Brandon.
- Es extraño, por lo general los pájaros le tienen miedo a los humanos - comenté al acercarme al profesor por detrás. Al sentir mi presencia, él habló: "eres tu" tras eso volví con mi habla - ¿Te reconforta cuando la naturaleza está de tu lado, profesor Brandon? - añadí con una sonrisa.
Sin embargo, el profesor no dijo nada más. Recordé las palabras de Brandi en el laboratorio y me dirigí hacia él para hacerle unas preguntas que solo él podría responder.
- Profesor Brandon, tengo unas preguntas para usted - afirmé mientras lo observaba. Él se volteó, con un cigarro en la boca, suspiró y me miró con frialdad, haciéndome sentir como si estuviera frente a un monstruo, al igual que la primera vez que conocí a Scorpio.
- ¿Qué deseas, Óscar Sebastián López Ugedark? - dijo el profesor, utilizando mi nombre completo.
- en realidad el apellido de mi padre es "sword" - culminé.
- eso piensas tu - susurró el profesor.
Antes de poder hablar, el profesor me interrumpió con una pregunta inesperada: ¿Crees en la existencia de Lucifer?
Casi de inmediato, consideré la posibilidad. Si existen los ángeles, no sería descabellado pensar en la presencia de seres como Lucifer. Sin embargo, Brandon me interrumpió antes de que pudiera expresar mis pensamientos.
- Hace quinientos años, tuve una amistad con Lucifer. Puede que las circunstancias recientes te resulten confusas, pero te revelaré algo que podría ayudarte a entender mejor: "Lucifer fue, en su momento, un ser de amor".
"Aunque los libros de historia dijeron sobre la existencia de lucifer, nadie parecía conocerlo"
Al escuchar estas palabras, mi mente empezó a conectar los puntos. Brandon, con un aura enigmática y reservada en ocasiones, transmitía un misterio en torno a su pasado. Recordando las palabras que me había dicho en el laboratorio, le pedí: "David Ugedark, confío en tu experiencia. Te pido que, en lugar de considerarme tu alumno, me veas como un compañero o incluso como parte de tu familia"
Ante mi solicitud, Brandon soltó una risa contagiosa y su sonrisa iluminó la habitación. La sinceridad y la luz en sus ojos me hicieron sentir que todo se estaba aclarando. Sin embargo, tras su risa, Brandon planteó una pregunta intrigante.
- ¿Crees que estás atrapado en una jaula gigante, donde tus movimientos son manipulados por otros? - el profesor acarició el pájaro a su lado, se volteó hacia mí con los ojos cansados y habló en el vagón privado - Yo vendí mi alma al diablo para obtener la inmortalidad.
Mis ojos se abrieron con asombro y mi respiración se agitó al escuchar esto. Observé la mirada del profesor y, al verlo quitarse la camisa y revelar una enorme cicatriz en su pecho, causada por unas garras que parecían hundirse en su corazón, me quedé sin palabras.
- ¿Qué? - respondí con la mano en la cara, el sudor empañando levemente mi camisa al caer gota a gota.
- los tratados con lucifer serán marcados con esta cicatriz - reveló el caballero entre risas.
Narra la orgullosa Rita.
Antes de proceder con todo, Rita, osea yo, caminaba valerosamente por el vagón de mi amado Óscar con pasos silenciosos, hasta llegar detrás de él y abrazarle suavemente. Al morder levemente su oreja, un rubor se apoderó de mis mejillas, impulsando a tomar la iniciativa.
- No es el momento, Rita - habló Óscar al voltear y encontrarme directamente conmigo.
Me acerqué a Óscar, le di un pequeño beso y entrelacé mis dedos con los suyos, colocando su mano en mi pecho para susurrarle al oído, en sintonía con su respiración agitada por la idea de Brandon.
- Lo hiciste bien - le dije con voz suave, moviendo los labios con delicadeza.
Brandon no pudo contener la risa y al vernos, arrojó el cigarrillo por la ventana del vagón. Mientras se preparaba para darnos tiempo a solas se pondría su vestimenta, más yo interrumpí su presencia al abrazar a Óscar y divisar a Brandon por encima de su hombro.
- El padre de Óscar tenía una cicatriz similar a la tuya, la recuerdo. Esa marca que parece emerger del corazón, nunca la olvidaría - expresé mientras Óscar permanecía en esa posición, sintiendo mi pecho contra el suyo al reposar en su hombro.
- Parece que conoces más de lo que imaginaba, Ri López - respondió Brandon.
- No, simplemente es un recuerdo hermoso del hombre que me saco del mismo infierno.
- Robert era una persona mala - habló Brandon tras irse con una caminata lenta.
Brandon se retiró del lugar y al dirigirse al primer vagón donde se encontraba el baño, volvió a mirar por la ventana y un pájaro se posó en su hombro, cerrando los ojos.
- (¿Qué deseo pidió papá?)
Pensó el curioso Óscar
La siguiente acción fue la retirada del profesor al vagón anterior, donde se encontraba presente Ruffi en descanso total y Betty duchandose.
...
...
...
Narra Betty.
Al salir del baño, con mi melena aún húmeda envuelta en una toalla, contemplé el vacío del vagón. Al divisar a Brandon en otra ventana, pude ver a la distancia el vagón el siguiente del tren, donde Óscar y Rita disfrutaban del paisaje. Algo en mi espalda generó cierta inquietud, y al volver la mirada hacia el profesor, lo encontré con la mirada perdida. Al girarme hacia él, me brindó una sonrisa y unas palabras.
- ¿No es maravilloso este día, Betty? - preguntó el profesor, soltando una bocanada de humo acompañada de un profundo suspiro que parecía congelar una parte del aire.
- No estoy segura, la verdad. Me siento exhausta y bastante fatigada. ¿Y para usted? - respondí con cortesía, secando mi cabello con la otra toalla.
- En días como este, las aves muestran una gran curiosidad - comentó el profesor.
La pequeña ave ya no se encontraba en la misma ventana del profesor.
Intrigada por sus palabras, me volteé hacia otra ventana y observé a un pequeño pájaro cuya mirada me desconcertó, como si contemplara algo perturbador.
- ¿Es la misma ave? - Cuando volví a enfocar mi mirada en el profesor, ya no estaba presente; en su lugar, el reflejo del ave se transformó en una joven de ojos azules, uno de los cuales lucía vacío y carente de algo.
La silueta se fue transformando en una gran sombra y, mientras el tren atravesaba un túnel, la imagen de la chica fue oscurecida. Entre temblores, tragué saliva y, al intentar hablar, la chica pareció reír a mis espaldas. Aunque no la veía, pronto entendí la razón de su presencia.
- Podría acabar contigo en este preciso momento - respondió la joven a mi persona - pero sería más interesante. Mi visita se debe a la presencia de mi padre. Por ahora, estás a salvo, aunque resulta de mala educación no mirar a la persona con la que se conversa, "Señorita Flor Negra".
Alzando ambos brazos, con la toalla envuelta alrededor de mi cuerpo, la situación me hacía sentir cada vez más intranquila. Al mirar a la chica, no pude evitar notar cada detalle de su figura. Al humedecer sus labios, me observó con una mirada que me paralizó y me hizo temblar. Sin embargo, al respirar hondo, logré recuperar la compostura, volviendo la mirada hacia la diosa acuario.
- Tus ojos, Betty, reflejan el miedo. Aunque acabo de percatarme de esto, no eres ni un ángel ni un demonio, tampoco perteneces a la oscuridad ni a la luz. Tus ojos son similares a los del hijo de Lucifer; resulta curioso - la chica sonrió y tocó mi mejilla, provocando que algunas gotas de sudor cayeran sobre su fría mano. Jugaba conmigo, pero al salir del túnel, su mirada se vio ensombrecida por un presentimiento interno - papá, con que estabas allí - hablo la chica hacia ella misma.
Al parpadear, su figura desapareció y, al caer al suelo atemorizada, mi respiración agitada y mis brazos temblorosos reaccionaron.
- ... Casi me da un infarto; sentía la misma presencia de la muerte frente a mí - una gota fría cayó al suelo, reflejando la imagen de Ruffi en una esquina.
Al observar a Ruffi moverse, él se rascó la mano. Sin embargo, al voltear la mirada, vio mi figura retorcida en el suelo, con una mano en mi cabello y mis ojos empapados de lágrimas. Ruffi se acercó y al colocar su mano en mi cabeza, me habló.
- ¿Qué ha sucedido? ¿Ha pasado algo? - Ruffi escudriñó el entorno y se percató de que la habitación se hallaba gélida, casi como si estuviéramos en medio de un invierno y una tormenta de nieve. Al abrir una ventana para dejar entrar algo de calor externo y notar las temblorosas manos de Betty, Ruffi volvió a preguntar con ansiedad - ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Ha sucedido algo? - al palpar mis mejillas, notó lo frías que estaban y, preocupado, abrió las otras ventanas del vagón en el que nos encontrábamos.
- Nada en particular, simplemente estoy un poco desequilibrada - Una lágrima se escapó de mis ojos, no solo por el miedo de estar sola con ella, sino también porque la combinación de mi cansancio y su presencia me hacía sentir que mi muerte era inminente. - Solo necesito descansar, creo que estoy alucinando - mencioné con voz trémula.
"¿Flor negra?"
Me pregunté en mi mente desequilibrada.
...
...
...
Narra Brandon.
El viento gélido sopló con fuerza detrás de mi, haciendo que el aire a mi alrededor pareciera congelarse. Ruffi abrió la ventana con un suspiro, mientras yo me encontraba en la parte superior del último vagón del tren, alejado de mis jóvenes alumnos. Un pájaro surcaba el cielo, acercándose rápidamente hacia mí como si quisiera picarme, pero mi expresión pasó de la sorpresa a una leve sonrisa al verla transformarse en una chica de ojos azules.
- David Ugedark, notaste mi presencia y ni siquiera te dignaste a dirigirme una mirada fría, típico de un ser tan despiadado como tú.
Acuario (María López)
Edad: ¿?
Estatura: ¿?
Enfermedad: aniridia
- María, han pasado años desde la última vez que nos vimos. Has crecido tanto, incluso compartes mi misma figura. Las cosas cambian tan rápido - mencioné al señalar a la joven de ojos azules.
Al presenciar la actuación de su padre, María se enojó, pero decidió entrar en el juego y hablar después de respirar hondo.
- Papá, Jessie Ugedark te ha convertido en un monstruo - dijo la zodiacal entre risas cargadas de rencor.
En ese momento, me levanté y me acerqué a ella, estableciendo contacto visual. Nuestra gran voluntad y nuestro sentido del humor parecían haber sido heredados, hasta que Acuario decidió romper la tensión.
- Papá, incluso esa cicatriz. Sabes que no eres un simple mortal, ni mucho menos un dios. Eres un monstruo, uno que Jessie Ugedark adiestró como si fuera un perro.
Al ridiculizar a mi antigua maestra, tomé con firmeza el cuello de mi hija. Con mis ojos palpitantes, logré infundir miedo en ella, pero ella tomaría mi mano con un sudor frio en su rostro tras esto María rápidamente recupero la compostura y hablo de manera precisa.
- Es cierto. Ella simplemente te utilizó, papá. Fuiste una arma para Lucifer y Jessie Ugedark - concluyó la muchacha.
Por un instante, mi furia desapareció, pero cuando me disponía a golpear a mi hija, me detuve al ver mis manos manchada de sangre siendo un recuerdo que me marco en el pasado. La solté y, con respiraciones entrecortadas, desvié la mirada, disipando la locura del momento.
- Vete, no quiero verte más. Eres una decepción que lleva mi sangre, una zodiacal sucia e irrespetuosa.
Al escuchar estas palabras, Acuario limpió el sudor de su rostro y acercó a el extendiendo los brazo en manera de agradecimiento.
- Gracias a ti, no solo puedo igualar tu nivel, sino que tus genes me han convertido en alguien a destacar. Algo que me impulsa a superar tu propio nivel, papá - afirmó, sonriendo.
Lamiéndose los labios, la chica se acercó con una actitud sombría y, sorpresivamente, destruyó mi posición defensiva con una enorme brisa que congelo mi cuerpo en un santiamén.
Por mi parte, contemplé a la chica desde dentro del hielo con una sonrisa en los labios. El fuego interno que generé acabó derritiendo el hielo fácilmente lo cual facilita mi liberación del gran bloque helado.
- Hija, no deseo lastimarte más. Estoy arrepentido por mis acciones pasadas, pero María Buscar venganza no te llevará a ninguna parte, te lo aseguro por experiencia - expresé, poniendo mi mano en su hombro. Al sonreír, ella se mordió el labio y me propinó un golpe en el estómago, dejándome sin aliento.
- Tu sonrisa, tus respuestas de asesino, todo eso solo aumenta mi furia. Mamá murió a causa tuya y no te lo perdonaré - dijo, con ira.
- mi propio error se convirtió en mi peor enemigo... Esto suena casi filosófico - concluí al juntar ambos brazos entre una mirada decaída - lo siento por lo que vendrá ahora, hija.
- Desafiar a mi creador, qué sensación tan fantástica. Padre, te ofreceré una nueva oportunidad. Únete a mí y juntos podemos poner fin a esta absurda guerra. Si lo haces, quizás te perdone la vida - expresaría la joven entre risas persistentes - La flor roja fue creada para herir a quien se acerque.
- Mi objetivo es proteger a Jessie y sus futuras enseñanzas, no involucrarme en una guerra que no me atañe, María Ugedark - respondí imitando su risa.
La chica, envuelta en ira, se lanzó con dos golpes precisos hacia el rostro de Brandon. moví la cabeza de un lado a otro, uno de los golpes obstruyó mi visión y esto solo brindó una oportunidad para que María lanzara una fuerte patada, la cual impactó en mi cuerpo y lo haría rodar por el techo del tren. Con esfuerzo, me levanté y, al elevar los dedos, una estalactita se formó en el techo del tren, casi perforando su mandíbula. Sin embargo, logró esquivarla y la arroje hacia la chica, quien distraída, no vio venir el siguiente ataque.
- Idiota - murmuré hacia la diosa.
Este movimiento me permitió recuperar algo de terreno para evitar caer del tren. Me acerqué y, con un salto, pateé el hombro de la chica, pero con movimientos ágiles, logró bloquearlo. No obstante, no esperaba que al morderme, adoptara una postura defensiva con ambas manos alzadas.
- ¿Utilizas sacrificios para la magia divina? Pensé que solo los demonios y ángeles reencarnados podrían emplear esas habilidades limitadas - señalo Acuario.
- Así es, hija querida. Poseo la impureza de un demonio y la pureza de un ángel - respondí mientras dejaba que la sangre se derramara por el techo - más no significa que no pueda dar algo a cambio para no forzar a usar mi impurezas o purezas.
Con una sonrisa, María cubrió su brazo izquierdo con un líquido transparente y se acercó a mí. Rápidamente, la sangre en el suelo se congeló, creando un escenario incómodo para su avance. Al dar un salto y patear su rostro, ella rodó por el techo del tren, alejándose de mí. Sin embargo, al acercarme, ella lanzó el líquido transparente hacia mi vista, golpeó mis piernas y abdomen, haciéndome caer del tren, según sus suposiciones. Pero logré sostenerme en la ventana abierta y con un impulso, subí rápidamente, generando grandes llamas en mis manos que incendiaron su cuerpo tras arrojarlas.
- Arde, duele, quema - pronunció la chica entre desespero por el dolor.
Aprovechando la situación, me acerqué y la abracé, permitiendo que nuestras llamas se extinguieran lentamente. "No puedo negarlo, fuiste mi mayor error, pero no quiero dejarte así. Deseo enmendar mis faltas y mejorar como persona, no ser la escoria que una vez fui. Solo deseo que veas cuánto he cambiado, hija", expresé sinceramente.
María colocó mi brazo en mi abdomen y al recostar su cabeza en mi hombro, creí que todo estaba bien. Sin embargo, al sentir la sangre fluir en mi estómago y el dolor agobiante, noté que grandes púas habían atravesado mi cuerpo, provocando que mi sangre brotara en su traje formal.
Un gutural sonido emergió de mi boca al ver cómo la sangre se derramaba en el impecable traje de mi hija. Con delicadeza, la joven introdujo su mano en mi herida, mientras mis ojos perdían brillo y vomitaba una gran cantidad de sangre que manchaba por completo la espalda de la chica. Con una macabra sonrisa y una respiración agitada, ella me daba palmaditas en el hombro.
- Lo lamento, padre, pero no busco tu perdón. Solo anhelo tu muerte - concluyó la chica al apartarse de mi y dejar caer mi cuerpo ensangrentado.
Con el cuerpo exhausto, caí al suelo, pero antes de que mi respiración se extinguiera, noté que María López se levantaba con un ligero cojeo. "Deseaste ser inmortal, pero dudo que puedas regenerar tu cuerpo como las deidades que somos los Zodiacales", mencionó.
La joven se transformó en un ave y emprendió vuelo sin mirar atrás, creyendo que había acabado con Brandon. Sin embargo, él se reincorporó, regenerando sus órganos heridos y sintiendo un dolor que lo hacía gemir, mientras su sangre adquiría un tono negro en lugar del rojo habitual.
Su cuerpo se reconstruyó milagrosamente y, entre una mirada descontenta hacia la ya ausente María, musitó: "No puedo morir hasta conocer a Rita y a Óscar. Mi deseo era fallecer después de conocerlos. No podré partir hasta haber conocido todos sus temores, sueños y virtudes... Me pesa enormemente, hija mía, saber que por mi causa estás corrompida, afectada en tu salud mental y privada de una infancia dichosa... Te suplico perdón - el docente se disculpaba con profunda tristeza, y aunque ella ya no estaba presente, las lágrimas empezaron a brotar, manchando su cuerpo casi inerte con una mezcla de sangre y llanto - ... Lo lamento mucho por haberte lastimado - murmuró el profesor al restregar su mano ensangrentada en su rostro - Aún te veo como aquella pequeña niña... Cuando cogías mis manos y apenas sobrepasabas el metro y medio de estatura... No puedo eliminar a mi propia descendencia... No puedo acabar con mi único familiar que me queda... Lamento María Ugedark... Sinceramente lo siento en el alma - declaró el profesor con el corazón destruido - si hubiera actuado de manera responsable, tú serías una joven normal y feliz, una que nunca habría llegado a terminar de esta manera...
TEARRLAD
Capitulo siete
"Un libro desempolvado"
El tren se detuvo de forma brusca y al aproximarse al conductor, Brandi notó su evidente inquietud. Le solicitó a la joven que ascendiera al techo del convoy para investigar los fuertes estruendos que habían captado su atención. Al subir por las escaleras, se topó con el profesor, quien se encontraba sentado con una expresión perdida y cubierto de sangre, intentando ocultarse.
- El pájaro que surcaba el cielo era acuario... Mi padre me narró numerosas historias sobre ella. En una de ellas, se mencionaba que su progenitor era un individuo despiadado, capaz de infligir daño a otros sin experimentar empatía. Jamás supe quién era ese hombre y tampoco me interesa averiguarlo. Para ser así, debió de haber padecido un pasado terrible y lúgubre. No puedo odiar a alguien a quien desconozco ni juzgarlo sin comprender por qué actúa de tal manera - reflexionó Brandi, mientras acariciaba con delicadeza la espalda del hombre.
Al levantarse, el profesor limpió su rostro de las antiguas lágrimas y le dirigió unas palabras lacónicas: Tu padre era una persona extraordinaria. Debemos descender de este lugar para que el tren pueda continuar su trayecto.
- De acuerdo - afirmó Brandi.
- ... Sin embargo, Brandi ¿Qué te comentó tu padre acerca de esa persona? - el profesor estaba helando su brazo de espaldas, a la espera de que la joven se expresara, mientras sus puños sobresalían con grandes espinas de hielo, similar a un guante de boxeo creado de hielo.
- Realmente, nada. Mi padre también me señaló que tarde o temprano me cruzaría con esa persona y que, si sabía toda su historia, sería asesinada, o eso me dijo. Entonces, no me reveló más detalles sobre esa persona para evitar que corriera peligro.
Brandon suspiró y al mover sus manos, una pequeña llamarada derritió el hielo de su palma izquierda.
- Parece que tu padre era precavido - afirmó el profesor al volverse y observar los ojos morados de la chica.
- Sí... Pero descendamos ya de este lugar, me estoy exasperando porque este maldito tren no arranca de una vez por todas.
La joven se levantó y, al limpiar su pantalón, descendió lentamente del techo, dejando al profesor solo, quien murmuró algunas palabras: si esa insensata supiera algo, sería un gran inconveniente.
Mientras Brandi descendía, atravesó los vagones y se encontró con Scorpio en una esquina, reposando. El dios parecía estar sumido en un sueño que debía de resultar placentero, pues su sonrisa se delineaba en su rostro. No obstante, la situación se tornó sombría cuando comenzó a hablar como si sufriera en sueños. Brandi se aproximó, tomó su mano y le susurró unas palabras al dios.
"Todo está bien, todo está bien"
Al volver a tocar la mano de Scorpio y guiarlo en una respiración pausada, Brandi logró calmar al dios. El ataque de ansiedad resultó más intenso de lo esperado, pero, finalmente, Scorpio recuperó la compostura. En un último esfuerzo, pronunció las mismas palabras una y otra vez.
- Es solo un juego... Adrián - repetía Scorpio.
- Papá también experimentaba pesadillas que desembocaban en ataques de ansiedad - respondió Brandi tratando de iniciar una conversación con Scorpio - Quiero pedirte un favor ¿Podrías adiestrarme? - añadió con determinación.
Scorpio se quedó perplejo al escuchar la petición de la niña, quien lo miraba con ojos temblorosos y expresaba: Si continúo así, simplemente seré aniquilada por Acuario. Nadie desea sucumbir ni padecer, y para sobrevivir, quiera o no, debo fortalecerme. ¿Podrías instruirme, dios Scorpio? - La joven soltó su mano y se arrodilló, mientras el dios contemplaba su menuda silueta, recordando a su hermano Libra.
- No lo haré por ser tú, sino porque me haces recordar a mi hermano Libra. ¿Está bien? - respondió Scorpio, aproximándose a una de las ventanas.
Brandi sonrió y expresó su agradecimiento de manera repetida, pero Scorpio le solicitó que cesara.
- Mi maestro me enseñó que si alguien desea aprender, no debemos negarnos, sino apoyarlos en su determinación - explicó el dios.
- Tu maestro es sumamente sabio - comentó Brandi.
- Ese antiguo maestro ya lo conoces, aunque actualmente no mantenemos una buena relación. Ese individuo allí me enseñó todo lo que sé - señaló Scorpio con cierto enojo en sus palabras al ver a Brandon acercarse por las escaleras.
- ¿David es tu antiguo maestro? - murmuró Brandi pensativa, pensando que era delicado como una flor.
- No dejes que eso te engañe. Ese hombre es un monstruo en forma humana, capaz de eliminar a dioses con facilidad - advirtió Scorpio.
- ¡Wow, y yo dudaba de sus palabras cuando me lo dijo! - reflexionó Brandi.
Duele, arde, quema, Leo déjame ser libre.
Durante el trayecto en el vagón, un movimiento repentino volvió a despertar los sentidos de Adrián, mientras el vulnerable Scorpio escuchaba el estrépito de los cielos desgarrándose, marcando así el preludio de otra devastación. Scorpio agarró el brazo de Brandi, pero un trueno hizo temblar el tren, derribándolo.
A medida que el tren giraba con violencia, todos los presentes recibieron fuertes impactos, siendo Brandi la más perjudicada al caerle encima un asiento debido a la fuerza del choque, fracturándose el brazo izquierdo. Mientras el grito de Brandi acaparaba la atención, los demás personajes estaban ocupados abordando sus propias dificultades. Óscar, quien estaba medio dormido en un asiento, se despertó al caer sobre otro asiento, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente.
Betty no salió mejor ya que la misma caería por la ventana en movimiento y Brandon saldría al romper una ventana con su cuerpo, en cuanto Rita fue peor perjudicada ya que los movimientos fuerte hizo que su cuerpo se cortará con todo los vidrios destrozados del lugar, siendo Ruffi el que terminó menos herido.
La situación parecía desastrosa hasta que un gran árbol evitó que el tren cayera por un precipicio, lo cual Scorpio observó desde una ventana que soportaba su peso. Se puso de pie cuando el tren se detuvo de lado y arregló su esmoquin.
- Esto es terrible - murmuró Scorpio - otro zodiacal.
El tren se encontraba en una posición precaria, con varios vagones cayendo y cualquier movimiento brusco podía desencadenar un desastre. Sin la presencia de Brandon, la única opción para los demás era salir del vagón de la manera más cuidadosa posible.
Brandon, a diferencia de Betty, se encontraba en las cercanías de la caída. El gran trueno repentino hizo que perdiera el equilibrio y, en medio de violentos giros, una roca de su tamaño fue suficiente para detenerlo. Mientras tanto, Betty caía por la ventana y aterrizaba unos metros más abajo de Brandon casi llevando a la misma a una caída feroz. Aún cubierta con una toalla, perdió esta al caer y, avergonzada, se tapó con las manos sus partes íntimas, observando a su alrededor. Al levantarse, Brandon la vio, se acercó suavemente, se quitó la camiseta y se la entregó a Betty. Luego de este gesto, la chica habló con timidez.
- No volveré a bañarme en un viaje, nunca más - respondió al colocarse la camiseta de Brandon, que le quedaba grande.
- Betty, ¿Viste quien era? - preguntó Brandon, tratando de cambiar de tema.
- creo que fue culpa de acuario - susurro Betty.
- ¿Cómo sabes de su presencia?- respondió Brandon.
- su reflejo - hablo la misma - odio esto.
- parece que también te diste cuenta de su presencia.
- esto da miedo, saber que en cualquier momento podemos ser atacados y hasta asesinados... Me llena de incertidumbre - tomó su mano la madura Betty y la frotó por los raspones de la caída.
El silencio del profesor arribo entre estos dos y Brandon al situar su mano en su cicatriz respiro suavemente e incluso susurro algunas palabras: flor negra ¿Eh?. Para acto seguido mencionar otras cosas irrelevantes.
- Óscar es un egocéntrico que se niega a escuchar las soluciones de los demás, a menos que sea la única opción; Rita prefiere burlarse de sus problemas en vez de enfrentarlos y tú, Betty, indudablemente eres madura, llevando esa carga de miedo desde el principio, eso es digno de elogio.
- Jaja, Gracias, Brandon.
Con nuestros otros personajes las circunstancias empeoraban cada vez más. Los vagones caían uno a uno, Scorpio ayudó a Brandi mientras se quejaba, con movimientos precisos y no tan vigorosos logró sacarla. Betty no estaba y Ruffi, con rudeza, intentó salir golpeando la pared de acero, logrando finalmente salir con sangre en los dedos después de muchos golpes.
- ¿Dónde se hallan Óscar y Rita? - exclamó Ruffi al ver a los alrededores.
- siguen adentro - respondió Scorpio al salir con brandi entre las manos y dejarla en el suelo con una mueca de dolor.
Los dos protagonistas se hallaban en el interior y, mientras se esforzaba la valiente Rita por desplazar a Óscar, el firmamento volvió a estallar cuando una figura en las alturas lanzó otro rayo. Scorpio optó por interceptarlo
con su cuerpo, quemando su piel e incluso dejando sus ojos en blanco antes de caer rendido encima del bajón. Los ataques resultaron en que el no pudiera soportar más el peso del tren y, en un último esfuerzo, Ruffi creó grandes piedras junto al tren. Brandi seguía lamentándose por el dolor, pero era demasiado tarde, el siguiente rayo golpeó las rocas y precipitó el cuerpo inmóvil de Scorpio, Óscar y Rita al enorme abismo.
- no pude evitarlo - refunfuño el cansado Ruffi.
La caída resultó interminable, mientras el tren se sacudía y los objetos caían. Algunos impactos fueron mucho más peligrosos, como la daga de Óscar que, en un movimiento brusco, se incrustó en el hígado de Rita. Arrebató la daga de la herida y, mientras el descenso llegaba a su fin, se coloqué boca arriba para evitar mayores daños por la daga. Sin embargo, el intento resultó en un fracaso, ya que el impulso provocó que la daga se hundiera aún más en la piel, causando un dolor insoportable que la dejó herida rápidamente por el dolor de la daga de las impurezas. Pobre Rita sufrió una cortada de la daga capaz de herir incluso al angel más fuerte.
Narra Rita.
Siento una quemazón intensa.
Arde.
Duele de sobremanera.
Percibo cómo mis órganos se incineran.
Siento cómo mi vida se escapa.
La respiración se me va apagando lentamente.
Mi visión se nubla.
Siento... ¿Por qué ya no siento nada?
Tan vacío, tan silencioso, tan hermoso.
Todos estaban devastados. Óscar malherido por la caída, Scorpio carbonizado, sus manos cubiertas de su propia sangre, mientras luchaba por recuperar la conciencia. Un hombre corpulento se despeñaba en otro tramo del acantilado, y, siguiendo el rastro del olor, se acercaba lentamente a los dos salvadores. Scorpio, agotado, intentó acercarse con sus últimas fuerzas, avanzando entre piedras y ramas, y, a pesar del dolor, extendió el brazo izquierdo en señal de sobreponerse.
- ¿Ofiuco? - balbuceó con fatiga el zodiacal Scorpio.
Óscar fue encontrado dentro del vagón. El hombre corpulento pone el cuerpo de Óscar sobre la espalda del ciego, asegurando sus extremidades para evitar la caída de nuestros protagonistas, mientras que Rita fue cargada con delicadeza. Mientras avanzaban suavemente con los dos jóvenes inconscientes, el anciano habló.
- No tienes la autoridad para pronunciar mi nombre, Scorpio - susurró el anciano mientras sostenía a ambos protagonistas en su robusto cuerpo.
Narra Scorpio.
Mientras mi cuerpo seguía recuperándose poco a poco, mi visión desfallecía progresivamente hasta tornarse borrosa. Al ver a Ofiuco, su voz suave y frágil resonó en mis oídos al decir:
"Tranquila, Jessie Ugedark, tranquilo, Jhonatan López, los protegeré tal como lucifer lo hizo antes de su muerte por parte de Scorpio".
- Por favor, no te los lleves - a pesar de que Scorpio se hallaba en un estado crítico y su regeneración era más lenta de lo normal, extendió las manos ensangrentadas sobre las rocas del precipicio, junto a las pocas plantas que crecían en aquella colosal pared rocosa. Mientras el tren resonaba con cada gota de lluvia, una lluvia torrencial se desató en ese momento, empapando los ojos de Scorpio. Al echar una mirada fugaz, observe que mis pies se encontraban bajo el tren, pero no juntos a él, sino desprendidos.
- Descansa en paz, Scorpio. Duerme bien, vil asesino de hermanos.
Esto fueron los últimos mensajes que dije antes de cerrar mis ojos.
...
- Padre, despierta, Jessie Ugedark tiene una sonrisa encantadora, Jhonatan es resplandeciente, parecen auténticas deidades. Padre, ¿me escuchas, Adrián? Despierta, abre los ojos, padre, Jessie Ugedark y Jhonatan se van, abre tus hermosos ojos morados, por favor.
¿Por qué persisto en intentarlo si el desenlace siempre es el mismo? Todos sucumben, no existe una solución viable a este dilema.
Corres sin cesar, anhelando una nueva respuesta, recurres al cigarrillo para liberarte del estrés, te refugias en la bebida para lograr cierta calma, anhelando un cambio que nunca llega, sin percatarte de que al abrir los ojos todo sigue igual, permaneces inerte con las manos manchadas de sangre. Si no eres capaz de transformarte a ti mismo... esta es mi oportunidad de arreglar mis errores pasados, una que debo aprovechar para reparar todo ese tormento.
Mientras mis ojos recobraban su brillo, mi pierna se iba regenerando, observando su imponente espalda alejarse, extendí mi brazo y con un último grito hice retumbar el lugar.
- ¿Cuántas veces debo pedir perdón para que sepas que lo siento? ¿Cuántas ocasiones debo parecer alguien que no se valora a sí mismo? ¿Hasta cuándo debo pedir perdón para que comprendas que yo también te amaba?
Mientras Ofiuco se giraba para responder desde la distancia.
- Has acabado con todos aquellos que pensaban diferente a ti, incluso con el creador de la tierra de lágrimas, el mismo Lucifer... No, Gez, creó un mundo donde distintas personas pudieran coexistir, sin darme cuenta de que la traición vendría de mis propios hermanos, Scorpio López y Libra López.
- He cambiado por ellos, he madurado por ellos, he transformado mi forma de pensar por ellos, por ustedes. No deseo justificar mis acciones, no quiero ni imaginar el sufrimiento que has debido soportar al perderlos, la valiente Jessie y el brillante Jonathan. Pensé que si seguía los pasos de papá, podría convertirme en su favorito. Siempre mencionaba a Jessie una y otra vez, y a pesar de todo el rencor que creció en mi, la envidia de no poder ser como ella me invadió. Todos seguían hablando de ella a pesar de los años, y a mí me dejaban de lado, a mí y a Libra, pero no a Edgar, sino a su anterior sucesor. Comprendimos juntos este sufrimiento, este dolor, esta tragedia, creyendo que enfrentando a los demonios podríamos ganarnos el respeto como hijos... Sin percatarnos de que ellos solo querían ser ellos mismos. Lamento haberte arrebatado todo lo que alguna vez amaste, lamento mucho Ofiuco, lamento mucho Isir Ugedark. Lamento mucho lo que te hice al quitarte a los anteriores salvadores.
...
Con nuestros otros protagonistas.
Mientras nuestros otros compañeros estaban cerca del acantilado, Betty no pudo evitar quejarse como una chica quisquillosa.
- ¡No pude ver quién derribó el tren! ¿Podría ser un hijo divino? Odio esto- Mientras observó el gran abismo, un escalofrío estremeció su cuerpo, no era por falta de ropa, sino más bien por la lluvia y una sensación extraña que la invadía. A diferencia de Betty, Brandon reflexionaba sobre la escena reciente con su hija. Al final, incluso él se dió cuenta de que pensar apresuradamente solo conduciría a una conclusión errónea.
- Quería tomar un descanso, pero parece que ese sueño tendrá que esperar- Ruffi mordía una de sus uñas mientras seguía quejándose con naturalidad - Tengo algo importante que atender en el hospital.
A pesar de su apuro, Ruffi recuperó la compostura rápidamente al dar dos pequeñas palmadas en sus mejillas y suspirar con fuerza.
- Si deseas, podría ir - mencionó Brandon al encontrar a Brandi gravemente herida, quien se encontraba empapada de sudor y lágrimas. El profesor, al acariciar sus mejillas, limpió el sudor y con una sonrisa le aseguró: Tranquila Brandi, estás en buenas manos. Parece que tu brazo está fracturado - Mientras Brandon cargaba el exhausto cuerpo de la chica, la chica continuaba quejándose, lo que alertó a Ruffi - Ve a rescatarlos, yo debo proteger a Betty y a Brandi. Si los Zodiacales del laboratorio llegan, esperan que estemos vulnerables para atacar.
- Debo bajar y rescatar a Óscar y a Rita de allí - Ruffi solo quería salir de esa situación lo más rápido posible. Apresuradamente, apretó los puños y los cubrió con fuertes rocas antes de exclamar - ¡Quieran o no, allá voy!
Con un bravo alarido, el joven se lanzó intrépidamente por el acantilado, mostrando una determinación muy distinta a la inicial. El viento fluía a través del osado Ruffi mientras caía a gran velocidad, vislumbrando el final y el zodiaco en movimiento durante la caída. Al morderse con fuerza la sangre se derramaba por su cuerpo por la gran herida que provocó en si mismo y en el aire, pero al cerrar los ojos y respirar con destreza, las gotas de sangre se solidificaban en grandes rocas. Ruffi tomó una de ellas y la arrojó hacia abajo con su mano derecha, esbozando una sonrisa.
- ¡Vamos Scorpio, se de lo que eres capaz! - exclamó el joven al reír con orgullo.
La piedra pasó cerca del rostro de Adrián López y al ver la figura de Ruffi cayendo, tocó el suelo mientras el líquido oscuro brotaba de las grietas y se elevaba hacia arriba, envolviendo al osado cáncer.
- eres muy arrogante Ruffi - diría Scorpio aún en el suelo cubierto de sudor - eres un idiota, Óscar y Rita fueron secuestrados por un Zodiacal más, específicamente Ofiuco. Vete tu buscas a los salvadores, yo ahorita te alcanzaré.
Narra Ruffi.
Al escuchar el suspiro el hombre en el suelo yo me senté a su lado y con una mentira obvia hablé: estoy cansado, mejor espero un momento - yo mire al hombre cansado y este con una sonrisa simplemente me mira y con burla me hace una broma.
- a veces puedes ser un buen amigo ¿No, Ruffi?
- simplemente estoy descansando... Pero si quieres te espero un momento.
...
...
...
Narra Rita.
Me encontraba inmersa en un sueño enigmático, un mar de un blanco deslumbrante se extendía a lo lejos. En medio de esa vastedad, divisé a un hombre de cabello rubio rodeado de un negro profundo. A medida que me acercaba, un sentimiento de felicidad invadía mi ser, sin embargo, al tocar el oscuro mar alrededor del hombre, las inseguridades comenzaron a aflorar en mí.
- Rita López, eres igual y a la vez tan diferente a mí - expresó el hombre de cabello dorado.
Mis ojos brillaron al reconocerlo como Jhonatan López, el amado de Jessie Ugedark, conocido como "Piscis, el hijo más frágil de Dios". Sin embargo, al mirarlo a los ojos, pude percibir una oscuridad que ensombrecía mi pureza.
- Rita, todos poseemos un alma, la tuya es pura y angelical. Eres más fuerte de lo que imaginas, pero tus inseguridades y miedo están manchando tu esencia, tus manos están manchadas de sangre, la misma sangre que corre por la venas de tu padre. Solo cuando te aceptes a ti misma podrás limpiar esa mancha - afirmó el hombre.
- ¡Mientes! - exclamé al percatarme de cómo el líquido oscuro contaminaba mi pureza. Con cada paso que daba, el mar blanco se volvía negro, reflejo de la maldad demoníaca que me invadía lentamente. Al golpear el agua con furia, recuerdos dolorosos se desplegaron ante mí.
"Papá, te lo juro, no lo volveré a hacer"
expresaba una pequeña niña entre lágrimas y golpes.
En otro recuerdo, la niña de una edad similar se veía con cortes en la espalda, autoinfligidos con un puñal.
"Eres igual a ella"
...
...
...
- ¡Déjame en paz! - exclamé al cerrar los ojos y taparme los oídos, mientras el mar se iba tiñendo de negro, contaminando mi pureza y fuerza angelical con impureza.
Al inspirar profundamente y abrir los ojos, percibí que incluso las impurezas guardaban buenos recuerdos. Desde robar una camiseta cuando era pequeña hasta pedir disculpas al pisar la cola de un gato.
- Las impurezas representan nuestros errores pasados que nos convierten en pecadores - reflexionaba Jhonatan. La oscuridad que habitaba en ella era escasa, pero al tocar el mar negro con manos temblorosas, el hombre llamado Jhonatan se acercó, tocando el mar y transformándolo instantáneamente de negro a blanco. Ante la sorpresa, Jhonatan sonrió con sus ojos bañados en un líquido transparente antes de hablar - Los ángeles debemos mantenernos fuertes y sólidos, sabiendo que Dios siempre nos perdonará por nuestros errores. Utilizamos nuestra pureza para defendernos, mientras que los demonios emplean sus impurezas para infligir daño - explicaba. Insistía en que la "energía maldita" da poder a los demonios, a diferencia de la "energía bendita" que fortalece a los ángeles.
Al preguntar qué era yo, Jhonatan me tranquilizó, nombrando que yo era la misma reencarnación de "Jhonatan López" y la próxima salvadora de TEARRLAD. Anhelando convertir su país en un lugar donde el sufrimiento no existiera, yo me animé con la idea.
Entre risas, Jhonatan sumergió su dedo en el mar, manchando de negro, pero al introducir el dedo mío, el mar pasó de negro a blanco, luego a un sutil gris.
- No está mal tener impurezas, ni tampoco es bueno tener pura pureza. Sé tú misma, conócete y ámate. Recuerda, Rita López, "no todos los demonios son tan malos como pensamos" - concluyó Jhonatan.
"Valórate y no te hagas daño, que mucho gente aún te ama por lo que eres"
Al despertar, me encontraba en una pequeña cabaña, mi cuerpo marcado por leves moretones, confundida y preguntándome cómo había llegado allí.
- ¿Por qué? - me hablé al vislumbrar los alrededores.
Yo me levanté entre temblores pero al abrir la puerta encontré un hombre sentado, el mismo hablo y al voltear detalle sus ojos ciegos y su gran cuerpo fornido, a pesar de ser un anciano, cuando hablo para romper la tensión.
- Estás sumida en un profundo vacío interior, aunque yo carezca de visión, puedo vislumbrar la esencia de tu ser. Las inseguridades que todavía persisten en ti están destruyendo tu ser desde adentro. Te rodeas de personas que inevitablemente tengan un doloroso pasado, ya sea el tuyo de haber perdido a tu padre de forma trágica a través de tus poprias manos o el de no comprender a Óscar o el de ser abandonada por él. Te muestras como una persona dulce y encantadora, pero en realidad escondes una obsesión hacia la reencarnación de Jessie ¿Acaso me equivoco?
- ¿Cómo has llegado a esa conclusión? - respondí con temblores en voz y movimientos bruscos de las manos.
- Todos los zodíaco poseemos habilidades distintivas; por ejemplo, Libra puede proyectar sus recuerdos en la mente de otros, Acuario puede imitar la apariencia de seres ajenos por períodos más largos, Scorpio tiene el poder de convertir agua en vino con gran facilidad, y yo puedo leer el alma con destreza.
...
Gracias por leer ❤️
Publicación: 21/12/24
Última edición: 21/12/24
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