Capítulo 3: Ojos Hipnótizantes.
Ok... Esto es incómodo.
No sabía si era el hecho de que la multitud se había hecho bastante pequeña o si el tipo tiene esa aura de "No me mires, ni me hables", pero esto definitivamente era muy incómodo. No solo por el silencio si no también que el azabache siempre iba tres pasos adelante de él, como queriendo poner distancia a toda costa.
— ¿Y... Como te llamas? —Hizo un esfuerzo para hacer conversación.
Espero por una respuesta pero ésta no parecía ni daba indicios de escucharse. Se iba rendir pero el mayor finalmente se digno a contestar.
— Charlar no venía en el trato.
— Claro que no venía en el trato, tener una conversación sale genuinamente y de forma espontánea —Respondió Naruto algo ofuscado por la personalidad del contrario.
— Lo diré de esta forma... Yo no quiero hablar ahora.
— Pero yo si quiero, si sigues así no harás amigos aquí.
— No los quiero ni los necesito, callate si no quieres que me vaya y te deje aquí tirado —Amenazó sin disimuló.
El rubio bufo exasperado y decidió mantener silencio, si el tipo no quería hablar no lo obligaría, él se lo pierde.
Siguieron así todo el camino hasta llegar a la enfermería, Naruto no evito soltar un sonido de sorpresa al ver el lugar.
Era amplio y todo parecía impoluto, el olor a desinfectante llego a su nariz al instante de entrar en la sala. Pero lo que más le sorprendió fue ver personas ocupando camillas y recibiendo medicamentos.
Parece ser que no fue el único idiota que se accidentó en el primer día.
Recordó que su acompañante venía tras él y se giró a mirarlo, pero se encontró con la nada misma. El azabache había huido sin siquiera despedirse, otra vez. Naruto se apresuro en salir al pasillo y logro verlo alejándose a paso rápido.
El rubio fruncio el ceño y hizo un puchero muy infantil.
— ¡Oye, amargado! —Gritó lo suficientemente alto para que lo escuchara el mas alto. El Uchiha paro sus pasos al oír el insulto, aún así no giró a verlo. Iba a retomar su camino pero la voz del menor volvió a recorrer el pasillo— ¡Gracias por traerme!
El azabache no se esperaba un agradecimiento, pero solo lo ignoró y siguió su camino con una pequeña sonrisa casi imperceptible surcando sus labios.
Por su parte el Uzumaki lo vio partir y suspiró cansado, ni siquiera lo miro a la cara en todo su camino. Ese amargado era todo un aburrido.
Un aburrido muy guapo.
Salió de la enfermería con su dedo vendado y menos dolorido gracias a la crema que le pusieron, le habían dicho que por suerte solo fue una torcedura y no necesitaba mucho tratamiento. El agradeció que no fuera tan grave después de todo.
Ya eran pasadas las cuatro de la tarde, se habían demorado mucho en atenderlo y el tiempo se le fue volando jugando al Angry Birds. Le tocaba volver a casa y sin duda sería un camino largo, por lo que rebuscó en su mente todas las indicaciones que le dio Deidara.
Carajo, no tenia idea.
En este momento el no haber comido nada en todo el día le esta pasando factura. Como había dicho, se volvía más idiota de lo normal cuando tenía el estomago vacío.
Con su mirada buscó alguna tienda y para su suerte, una cafetería se alzaba imponente a su izquierda no muy lejos de donde estaba. Sonrió y sus pies lo llevaron al lugar.
Entro, pregunto por lo precios y salió.
— ¿Que mierda tienen esos sandwiches, carne de cerdo volador? —Farfulló fuera del establecimiento.
Prefería llenarse de agua antes que gastar tantos yenes en esa comida. Con lo que costaba ese sándwich podía comprar la cena para todos en su casa y regalarle un dulce a su hermanito.
— Dudo mucho que exista tal ser, y si lo hiciera no permitiría que lo hicieran carne para sándwich.
La repentina voz cerca de su oído lo hizo sobresaltar y alejarse tres pasos del desconocido. Puso su mano en su pecho y miró al tipo con notable enojó.
¡Que puto susto le había dado ese imbécil!
— ¡Casi me sacas el corazón, idiota! —Le dijo sin arrepentirse de ser grosero.
— ¿Tan rápido me lo estas entregando? —Bromeó y coqueteó sin tapujos haciendo que las mejillas del Uzumaki se tintaran de ligero carmesí.
— ¡Callate! N-No lo decía con esa intención...
La repentina risa del desconocido rompió la tensión en un segundo y Naruto se regaño mentalmente al pensar que era linda.
— Tranquilo, solo estaba bromeando un poco, lamento haberte asustado. Espero me disculpes —Habló demostrando verdadero arrepentimiento en su expresión.
— Te perdonó SI me haces un favor algo descarado —Nuestro rubio no dejaría pasar esa oportunidad de ninguna manera.
— No creí que fuera tan fácil ganarse tu perdón —Comento algo confundido el desconocido mientras observaba al mas bajo devorar un sándwich sin ningún tipo de modales.
Ese chico era un doncel, ¿verdad? Se preguntó el hombre mentalmente.
— No hay nada que la comida no pueda arreglar —Respondió de lo más seguro el Uzumaki sin mirar al tipo frente a él.
El azabache alzó una ceja sin refutar al mas bajo. Tenía algo de razón.
— Ya que estamos en buenos términos, ¿que te parece si nos presentamos? —Preguntó con una sonrisa.
El rubio trago y miro al tipo un segundo.
Esta universidad esta llena de chicos lindos. Pensó Naruto.
— Yo soy Uzumaki Naruto, tengo 19 años y soy nuevo aquí —Dijo con simpleza para continuar con su comida.
— Mucho gusto Naruto-kun, mi nombre es Uchiha Itachi, tengo 36 años y soy dueño de esta cadena de cafeterías —Se presentó educadamente el hombre.
Naruto por su parte abrió los ojos ante las palabras del azache que lo miraba con expresión apacible.
— ¡¿Treinta y seis?! —Se levantó de su asiento de forma veloz y hizo una reverencia de 90 grados— Lamentó mucho haberle insultado Uchiha-san, también lamento aprovecharme de usted le pagaré el sándwich ahora mismo —Habló y seguidamente buscó su sapito en su mochila.
— Naruto-kun calmate por favor, no lo dije para que te pusieras así. Deja eso, no quiero que me pagues nada, termina de comer tranquilo —La voz amable del mayor intento calmar al jovencito alterado.
El rubio estaba avergonzado de su comportamiento, no podía creer que trato de forma tan poco agradable al tipo que era dueño de ese lugar. Estaba condenado al fracaso.
Aun así tomo asiento y respiro profundo, ahora no quería que el mayor se diera cuenta de que su plato ya estaba vacío.
— Y-Yo...
— No necesitas disculparte, no lo sabías —Comentó despreocupado apoyando su cabeza sobre sus manos, mirando atentamente al Uzumaki—. Y dime, ¿no crees que te falto un dato por decirme?
Naruto lo miro confundido, él no se salto nada o al menos él no lo creé, además de que la mirada fija de su acompañante lo estaba poniendo nervioso.
— Estudio economía aquí...
El azabache soltó una carcajada muy gracial, sonaba muy tranquila casi como la risa que tendría un príncipe.
— No era eso pero me agrada saberlo... Yo hablaba de lo que eres, quiero decir, tu rostro delicado, tu pequeño cuerpo, tu manera de actuar... Es obvio que eres un doncel, uno bastante atractivo a mi parecer.
Naruto se incomodó ante la mención de su género, pues para él era algo difícil identificarse como tal y también porque sabía que normalmente los donceles eran tomados por fáciles y sumisos, él era todo lo contrarió, mataría a cualquiera que lo humillará y tratará de obligarlo a algo que no quiere.
Siempre tuvo un problema con su género, cuando niño deseó con toda su fuerza ser un varón para proteger a su madre y a su hermano de todo. Nunca se ha comportado como un doncel, se viste lo más cubierto posible y intenta actuar lo más masculino posible, no sería tratado con delicadeza ni le darían el camino fácil solo por ser lo que es.
¿Como lo sabía este tipo? ¿No logró acultarlo bien?
— Yo creo que ya es hora de irme, se me hace tarde para la cena, nos vemos Uchiha-san y gracias por el sándwich —Recogió sus cosas y salio del local a paso rápido sin mirar al mayor.
Para su mala suerte antes de que pudiera dirigirse a la salida de la universidad, el agarré de alguien lo paró.
— Espera Naruto-kun, lo siento si te incomode con mis palabras era solo genuina curiosidad —Dijo el Uchiha haciendo que lo mirará—. Por favor dejame llevarte a tu casa para compensación del mal rato que te hice pasar.
El Uzumaki dudó y fijó su vista arriba, notando colores anaranjados y rosados surcando el cielo. El sol se estaba escondiendo dando paso a su compañera la luna.
Bajo la mirada parando en los oscuros ojos del Uchiha que brillaban espectantes de su respuesta pareciendo un cielo nocturno sin extrellas o no, eran más como un agugero negro que podría tragárselo y el no sabía si dejarse llevar o alejarse lo más pronto posible.
Pensándolo un poco, el negro en los ojos del mayor era extraño e hipnótizante y eso le era preocupante.
Sin pensarlo, la respuesta salió de sus labios de forma inconsciente.
— Esta bien, voy con usted.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro