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Capítulo 1: Un Inició Complicado

Estaba teniendo un muy buen sueño, estaba rodeado por ramen, era todo un mundo de esos deliciosos fideos con los que estaba tan obsesionado, corría a través de todos los tazones flamantes como si fuera un campo hecho para él solo.

Llego a un escenario, y vio a toda un multitud de personas gritando su nombre en un hermoso coro que lo hizo sonreír.

— Uzumaki Naruto, con este tazón de ramen en mano, te declaramos... ¡Presidente de Japón! Su familia lo espera en su limusina.

Volteo a mirar la limusina, su familia se encontraba junto a ella sonriendo y vistiendo ropas caras. Les devolvió una sonrisa brillante, y comió ramen escuchando a la gente gritar su nombre una y otra vez.

"¡Naruto! ¡Naruto! ¡Naruto!"

— ¡Naruto¡ Levanta tu trasero o llegarás tarde el primer día —La voz de su hermano mayor interrumpió su sueño, además de algo impactando contra su cara, lo que después identificó como una almohada.

Se sentó lentamente en el colchón con los ojos cerrados aún, ¿Llegar tarde? ¿A dónde? Se preguntó en su cabeza, hace literalmente nada había salido de la escuela y ya quieren torturarlo de nuevo. Froto sus ojos y los abrió lentamente, dirigió su mirada al reloj y su mandíbula por poco y llega al suelo de la incredulidad.

— Dei, ¿Por qué carajos me estas levantando a las 4 de la mañana? Ten un poco de compasión por Kami. —Se iba a cubrir con su sábana nuevamente, pero Deidara se acercó rápidamente y se la arrebató de todo el cuerpo. Sintió el aire frío chocando con su piel descubierta y chilló por su salvajismo a la hora de levantarlo.

Cuando iba arremeter contra su hermano mayor, sintió un brazo en su cintura que lo apretó y escuchó un gruñido de incomodidad. El tierno rostro de su hermanito menor se cruzó por su vista y sonrió al ver que este balbuceaba entre sueños.

— ¡Oh, lo siento Gaara! —Soltó el rubio mayor con rapidez haciendo una expresión de culpa en su rostro, con cariño volvió a arropar al pelirrojo con la sábana que hace nada le había arrebatado a Naruto— ¿Ves lo que haces Naruto? —Susurró para no molestar más a su hermano menor aún dormido.

Naruto hizo una una mueca de indignación y escapó cuidadosamente del fuerte agarre del pelirrojo para levantarse y seguir a su hermano mayor a la habitación del mismo.

— ¿Podrías dejar de culparme por todo lo que haces mal, Deidara?

— Es culpa tuya, no querías levantarte y te llamé mil veces, vete a arreglar de una vez, tienes un día atareado hoy, no pierdas tiempo —Respondió con una sonrisa en su rostro mientras arreglaba su cabello frente al espejo.

Naruto tardó un poco en captar lo que decía su hermano mayor, pero cuando se dio cuenta de lo que hablaba su expresión se volvió una de miedo puro. Se le olvidó por completo que hoy sería su primer día en la universidad.

— ¡Por Kami, voy tarde! —Gritó alarmado y corrió a buscar ropa para arreglárse, alcanzo a escuchar una pequeña carcajada de parte de Deidara mientras buscaba sus prendas de vestir. Al tener todo, entro el baño rápidamente y soltó un quejido cuando el agua fría hizo contacto con su piel. Como desearía tener agua caliente por las mañanas.

La universidad a la que iría se encontraba muy lejos de donde ellos vivían, por esa razón es que había puesto una alarma a las 4 en punto de la madrugada. Tenía que ir a la estación y tomar el tren que lo llevaría a Asakusa, después tenía que tomar un autobús al centro y tenía que caminar unas cuadras más antes de llegar a la famosa Universidad Konoha.

Era todo un jodido suplicio y tenía que pagar la comida, no tienen piedad por el prójimo.

Naruto no se molestó al saber lo lejos que tenía que ir, piensa que su esfuerzo dará los suficientes frutos como para acostumbrarse y no sentirse tan cansado. Desde que recibió su beca supo que tenía que hacer algunos sacrificios, entre ellos el disminuir sus horas de sueño, también tenía que estar bastante separado de su familia, pues según sus calculos llegaría a su casa a eso de las 7 o 8 de la noche y seguramente nada más llegar va a tener que hacer sus tareas y proyectos. Se volvería un cuerpo andante, pero era lo que tenía que hacer.

Y aunque le doliera en el alma y en su monedero de sapito, pagaría por la comida. No puede aprender con el estómago vacío, se vuelve un estúpido.

Su madre se había negado por completo al saber lo lejos que tenía que ir, pero junto con sus hermanos y padre lograron convencerla de que lo dejara, después de todo, fue la primera en pedirle que aceptara la beca.

Al acabar de arreglarse, se miro en el espejo de cuerpo completo y hizo una expresión de "Bueno, es lo que hay". Nunca se preocupó mucho por su apariencia como hacían los donceles normalmente, siempre estuvo más ocupado en sus estudios. No le gustaba el maquillaje, siempre gastaba sus ahorros en mangas y mercancía de sus animes favoritos.

— Te ves bien, Nii-San...

Naruto dio un saltito del susto al escuchar la voz de Gaara repentinamente, pero rápidamente una sonrisa surco sus labios y se acercó a su hermano menor para darle un beso en la frente.

— Gracias hermanito, puedes seguir durmiendo, te arrepentirás de haberte despertado cuando tengas que levantarte para la escuela. Nos vemos más tarde. —observó como el pelirrojo asentía y volvía a acurrucarse en la cama. Naruto quisiera poder dormir un poquito más.

Gaara era el menor de los tres, su madre se había alegrado mucho cuando finalmente salió uno con su color de cabello, pero fue toda una sorpresa para los Uzumaki el hecho de que el pequeño fuera serio y callado, todo lo contrario al resto de la familia, pues sus gritos se escuchaban por toda la cuadra y por eso se llevaban mal con algunos vecinos. Al final lo dejaron en que salió así por su padre, que era bastante calmado a diferencia de su madre. Gaara tenía 9 años, pero para todos era el bebé de la familia, lo protegían y consentían mucho.

— ¡Naruto, ¿Ya estás listo?! No tengo toda la mañana para esperarte —Se escucho la estridente voz del mayor por toda la casa, despertando de un susto a su pelirroja madre y a más de un vecino seguramente.

— ¡Ya voy, ya voy! —Respondió Naruto guardando las últimas cosas en su mochila.

Deidara era todo lo contrario a Gaara, era gritón, extrovertido, irritante, molesto y un completo tonto... O bueno, eso es lo que pensaba Naruto. El rubio mayor era un chico bastante amable e inteligente, siempre quería ayudar y fue por eso que empezó a trabajar desde muy temprana edad para ayudar a sus padres con los gastos de la casa.

Fue quien cuidó de los menores mientras sus progenitores trabajaban hasta tarde, y a pesar de lo mucho que molestaba a Naruto, así era como demostraba todo su amor y el menor lo sabía por eso nunca se enojaban realmente entre sí. Deidara a diferencia de Naruto, era un doncel al que le gustaba arreglarse y verse lindo cada vez que salía, usaba maquillaje y ropa que le hacía verse delicado y tierno llamando la atención de más de un idiota. Tenía 23 años, pero se comportaba como un adolescente en su mejor época.

Finalmente cuando ambos estuvieron listos se dirigieron a la puerta principal para irse juntos, ya que el mayor le mostraría a Naruto como llegar y que tren debía tomar. Iban a salir cuando escucharon un bostezo a sus espaldas, voltearon y se encontraron con su madre recién levantada. Su padre no estaba, tenía turno nocturno en su trabajo por lo que llegaría a las 6 de la mañana.

— ¿Creían que se iban a escapar de mí? —Pregunto la pelirroja de forma sombría, ambos rubios se petrificaron al escuchar el tono de su madre.

Lo que no esperaron era que la mayor se lanzará a ellos para abrazarlos y besarlos como si su vida dependiera de ello. Su madre era estricta y algo enojona pero también les demostraba su amor de vez en cuando.

— ¿Mamá? —Dijeron al unísono confundidos.

— Mis niños ya están grandes, como piensan irse sin despedirse de mí. Mocosos ingratos —Explicó entre sollozos, estaba triste porque Naruto estaba empezando a independizarse de ellos y no quería que su bebé se fuera de su lado.

— Lo siento mamá, no volverá a suceder, no estés triste. Volveré a más tardar las 8 —Respondio Naruto y correspondió al abrazo felizmente.

— Mamá... Yo salgo todos los días, y en ninguno te pusiste así —Comento Deidara un poco indignado, pues él hasta pasaba días fuera de casa y su madre solo le recordaba siempre que usará condón, siquiera le daba un abrazo.

Ambos madre e hijo se burlaron del rubio a lo que este bufo y se separó del abrazo para salir soltando palabras al aire en voz baja mediante se alejaba.

— Naruto... Recuerda que nadie puede tratarte mal, no importa lo que pase no dejarás que te humillen en ese lugar. Y si intentan hacerlo ¿tú...? —Cuestionó separándose del abrazo.

— Les pateó el trasero a todos y me voy dramáticamente —Respondio con voz segura mientras tronaba sus dedos.

— ¡Ese es mi hijo! —Apoyó la mayor mientras chocaba los cinco con su niño. Se despidieron nuevamente y Kushina le gritó a Deidara que saludará a Sasori de su parte, el rubio solo contesto con un "Hump" sin mirar a su madre, está solo sonrió y entro a casa.

Ahora se encontraba de camino a su nueva universidad, no podía mentir, tenía miedo. En ese lugar habrían personas con mucho dinero y de familias importantes, él no era como ellos seguramente lo juzgarán solo con verlo, pero sería mejor que ellos, se esforzaría y se ganaría el respeto de todos gracias a su inteligencia y a su personalidad.

O eso esperaba.


El camino fue largo, Deidara se aseguró de explicárselo detenidamente, pues sabía que Naruto no tenía nada de orientación y que seguro al siguiente día no sabría ni dónde estaba parado.

Estaban a unas cuantas calles de llegar, el rubio mayor paro su caminar abruptamente y Naruto confundido hizo lo mismo. Pasaron unos segundos antes de que Deidara se girará para estar de frente a su hermano. Llevo sus manos al rostro de un Naruto muy sorprendido.

— Diablos, mira tu horrible rostro, estás tan pálido que parece que fueras a la cárcel y no a la mejor universidad de Tokyo —Naruto frunció el entrecejo ante las palabras de su hermano pero se limito a escucharlo, Deidara arreglo el cabello rubio del menor con delicadeza y también pellizco un poco sus mejillas para que tomaran al menos un poco de color—. Eres un doncel muy lindo, deberías preocuparte un poco más por tu aspecto. No estés nervioso, siempre te has caracterizado por tu enorme confianza en ti mismo, ¿No me digas que le temes a esa gente?

— ¡C-claro que no, yo no le temo a nada! Voy a mostrar porque obtuve la beca y todos sabrán que soy mejor que ellos —Defendio su posición mientras levantaba su puño como signo de gloria.

— Ahí está el tonto hermano al que conozco —Respondió Deidara con una sonrisa de lado—. Bien, te dejo aquí, no creo que seas tan idiota de perderte a dos calles de llegar —Completo dándole un empujoncito a la frente de Naruto con su dedo y empezando a caminar al lado contrario al que iba el menor, tenia media hora para llegar a su empleo—. Procura no ser una molestia para tus compañeros, porque si sigues así morirás vírgen.

— ¡No soy tan tonto como para perderme ahora... Y jodete! —Gritó llamando la atención de algunas personas de alrededor. Deidara soltó una carcajada y levantó su mano en forma de despedida sin voltear a verlo.

— ¡Si lo eres, y no te preocupes, Sasori lo hace por mí!

Naruto hizo una mueca de asco y siguió con su camino rápidamente tratando de eliminar las imágenes en su cabeza de su hermano y Sasori en una cama.

Cuando estuvo frente a la famosa Universidad Konoha, fue inevitable no abrir su boca y hacer una exclamación de pura sorpresa.

Ese lugar era inmenso, un poco más grande y la confunde con Disneylandia.

Ok, exageró un poco, pero ese es el sentimiento.

Había muchas personas por los alrededores, algunas en grupo y otras solitarias, todos parecían muy ensimismados en sus propios pensamientos o conversaciones, no notó ni una mirada puesta sobre él y eso lo hizo alegrar de sobremanera. Sus pies se movieron solos, adentránlo más al campus que estaba en la entrada de la Universidad, sus ojos se movían de lado a lado detallando hasta la más pequeña minucia del lugar.

Habían muchos árboles, flores y jardines, solo en la entrada del sitio, muchas personas estaban estudiando o incluso durmiendo sobre el césped. Habían otras que iban con maletas grandes, supuso que eran las que tenían residencia.

Estaba tan concentrado en mirar su entorno que no se fijó por dónde caminaba, pero cuando su pie tropezó con una piedra supo que era su final y el de su linda cara.

Cerro los ojos esperando el golpe, pero su rostro fue amortiguado por algo cómodo y tibio. Abrió sus ojos y casi da un bote atrás del susto. Hubiera preferido eso, pues no sé esperaba una bofetada bastante fuerte impactando en su mejilla.

— ¡¿Que diablos crees que haces, pervertido?! —Gritó la desconocida mientras se cubría el pecho con sus brazos.

Si... Había caído sobre el pecho de una chica, que suerte la suya. Tanto suelo y él va y cae sobre unas tetas, que desgracia.

— ¡N-no, no fue mi intención caer sobre tí dattebayo! ¡Lo siento, me tropecé por imbécil, yodeverdadnoqueria! ¡No llames a la policía, por favoooor! S-soy doncel dattebayo —Trato de explicar casi llorando y juntando sus manos en forma de rezo. Hasta había dicho sin querer esa tonta palabra de nuevo.

¿Dios? Soy yo de nuevo  Dijo eso en su mente tratando de hacer algún pacto con quién sea para que lo sacarán de esa penosa situación. Por favor, ni siquiera me gustan las mujeres.

La peliazul se asustó de ver al rubio tan desesperado por su perdón, estaba llamando la atención de todos con sus gritos y disculpas. Se compadeció del chico y trato de calmarlo, pero este ni la escuchaba.

— ¡Dije que está bien! —Solo diciendo esto, el joven paro con su drama—. No te preocupes, se ve que estás arrepentido, así que te perdonó.

El chico finalmente levantó la mirada, mostrándole unos hermosos ojos cielo que por poco y la hacen soltar un suspiro.

— Oh, muchas gracias... Suelo ser muy torpe, agradezco que me disculpes, aunque debo decir que esa bofetada fue suficiente castigo —Comentó mientras tocaba su mejilla roja con una mueca de dolor en rostro.

— Me pasé, pero fue tu culpa, me sorprendiste mucho. Me llamo Hinata, ¿Eres nuevo? Nunca te había visto.

Naruto se olvidó por completo de que estaba en medio de un mar de gente, y se sonrojó al escuchar risas dirigidas hacia él por la escena que acababa de montar gracias a su torpeza.

Genial, primer día y ya hice el ridículo.

— Yo soy Uzumaki Naruto, y si, soy nuevo aquí, estoy algo desorientado... ¿Sabes dónde queda el departamento de economía? ¿O el de medicina? —Esas eran las dos carreras que había escogido estudiar, ambas eran complicadas pero se las ingeniaría para sobrellevarlas a como de lugar.

— Definitivamente eres nuevo... Aún no tenemos clases, hay que ir a escuchar la charla de bienvenida de la decana, es en el auditorio principal. ¿Te enseño donde queda? —Naruto asintió agradeciendo la amabilidad de la linda chica.

Notó que muchas personas se dirigían hacia la misma dirección que ellos. Sonrío de alegría al sentirse como todo un universitario, hasta había hecho una amiga sin querer, al parecer esto será completamente diferente a su vida cuando estaba en la secundaria.

Este era el inicio de su nueva etapa como adulto, espera lo mejor de ella, quiere enterrar las cosas difíciles de su pasado y tener un nuevo y mejor comienzo ahora en el presente.

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