Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34

—Deberías perdonarlo —murmuró Jeonghan después de que Seungkwan apagara el televisor y la habitación quedara en completo silencio.

Por primera vez después de mucho tiempo le había dicho a su hermano que pasaría la noche en casa de Seungkwan y de verdad lo había hecho.

—¿A quién? —indagó Seungkwan en un tono igual de bajo.

El mayor rodó un poco sobre la cama de su amigo para quedar encarando al castaño.

—A Vernon.

Seungkwan desvió la mirada hasta la ventana que estaba en la pared detrás de Jeonghan.

—No se lo merece —aseguró de manera irritada.

El rubio se alzó de hombros como pudo y pasó el dorso de su mano sobre la mejilla de Seungkwan que de pronto estaba humedecida.

—Supongo que todos merecemos una segunda oportunidad. Un error no lo definirá por siempre.

—Pero hay errores que no se pueden dejar pasar jamás. Es decir, supongo que entiendo un poco sus razones, pero comprender no significa perdonar. —Sus cejas se juntaron. —Uno no puede buscar hacer feliz a alguien a costa de alguien más, eso es...

—Egoísta —completó. Jeonghan despegó su mano de la suave piel y suspiró. —Y tienes razón en todo, pero Vernon sigue teniendo nuestra edad, y a nuestra edad aprendemos de las decisiones equivocadas que tomamos. El amor es egoísta, Kwannie.

Seungkwan formó un puchero en sus labios.

—Hannie —llamó el castaño —. ¿Has tomado decisiones equivocadas?

—Creo que todos lo hemos hecho —aseguró —. Y no considero que eso sea algo malo.

Seungkwan asintió de manera casi imperceptible.

—¿Crees que guardarte todo para ti es un error?

—¿Por qué preguntas algo así?

—Bueno, Wonwoo y Hao creen que...

—Ah, ya lo sé —cortó el rubio —. ¿Te lo contaron?

—Tampoco soy tan distraído como no haberme dado cuenta de cómo tú y el profesor Hong últimamente se evitaban en la escuela; sin decir que dicen que ha renunciado. ¿Sucedió algo?, ¿quieres hablarlo? Sabes que no podría juzgarte jamás.

El silencio envolvió la habitación una vez más; tanto, que incluso se alcanzaban a percibir el sonido rítmico que hacían los grillos fuera de la ventana.

—Supongo que lo dejamos —contestó por fin.

—¿Dejaron de salir?

Jeonghan se lo pensó un momento. Decidió entonces que ya no tenía ganas de encarar al castaño y volteó una vez más para darle la espalda a Seungkwan.

—En realidad jamás salimos. No sé qué era lo que teníamos, pero lo extraño. Lo extraño tanto.

—Quizá no era el momento —susurró Seungkwan mientras se pegaba a la espalda contraria y escondía su rostro entre los omóplatos del rubio.

—Quizá nunca será el momento.

Seungcheol tocó el timbre y sonrió para una de las hermanas de Seungkwan en cuanto ella abrió la puerta.

La chica, igual de castaña que sus otros dos hermanos, pasó su cabello detrás de su oreja de manera
coqueta y dejó pasar a Seungcheol antes de llamar a Seungkwan y Jeonghan.

Ambos menores aparecieron en la sala poco después. Apenas eran las diez de la mañana y, aunque hubieran deseado dormir un poco más, Seungcheol había asegurado a su hermano que había algo importante que debía decirle cuanto antes.

—¿Qué tal la noche? —indagó el mayor después de despedirse de Seungkwan y su hermana para poder entrar al auto.

—Bien. Seungkwan me reconforta —aseguró con una sonrisa cansada.

—Me alegro que lo haga. —Seungcheol le puso el cinturón de seguridad a su hermano, que seguía dormitando, y encendió el motor.

Cuando Jeonghan volvió a abrir los ojos no estaba seguro de dónde se encontraban.

—Pensé que iríamos a casa.

Seungcheol suspiró y encaró a su hermano.

—Esta mañana llegó un correo. Me hice con él antes de que papá revisara el buzón —dijo y revolvió sus manos —. Era un citatorio. Iremos al tribunal.

Jeonghan dejó de tener sueño repentinamente. Se inclinó hacia su hermano y mantuvo su mandíbula abierta.

—¿Qué?

—Aparentemente tu profesor tenía buenos contactos, porque el proceso está siendo mucho más rápido de lo que debería.

Jeonghan medio sonrió. —¿Falta mucho?

Seungcheol no contestó, se limitó a pasar un mechón rubio de su hermano detrás de su oreja, su cabello estaba cada vez más largo, y aquello hacía a Jeonghan parecer más bonito. Pero aquello era imposible, porque Jeonghan siempre era precioso.

—Déjame preguntarte algo. —Jeonghan asintió, apegándose un poco más al toque de Seungcheol. —Ese profesor de inglés, Jisoo, ¿alguna vez trató de sobrepasarse contigo o algo así? —pregunto en un tono de voz serio.

El rubio se alejó de su hermano y tragó en seco. —¿Qué te haría pensar eso? ¡Claro que no! —debatió, poniéndose a la defensiva.

—Está bien, no te enojes —pidió el mayor sonriendo enternecido por la manera en la que el contrario inflaba las mejillas —. A veces me parecía que te miraba... diferente. Me alegro que no haya pasado nada más.

—Siento como si hubieran pasado años desde la última vez que estuvimos los cuatro juntos —soltó Seungkwan, balanceando sus pies sobre el borde de su cama.

—Es parte de encontrar nuevos intereses —supuso Minghao —, de cualquier modo, pasar un poco menos de tiempo juntos no nos hace menos amigos que antes.

—Hao tiene razón. —Wonwoo se dejó caer de espaldas contra el colchón, a un lado de Seungkwan. —Después de todo siento que hemos estado demasiado distraídos con otras personas últimamente.

—Si. ¡Es terrible! —puchereó Seungkwan, sintiendo su espalda siendo acariciada con ternura por Wonwoo. —Ustedes dos se consiguieron pareja y me abandonaron —se quejó con dirección a Wonwoo y Minghao.

—En mi defensa, yo no pedí salir con nadie. Más bien fui obligado a una relación en contra de mi voluntad —se defendió Minghao, pero terminó riendo con las mejillas algo rosadas al pensar en Junhui y Soonyoung.

—Y de mi tampoco hables —protestó Wonwoo —. Mingyu es... Mingyu me gusta, mucho —admitió.

—Ah, nuestro pequeño Wonwoo está enamorado —se burló Jeonghan.

—¡No soy pequeño! ¡Seungkwan, defiéndeme! Se supone que eres mi mejor amigo.

El menor sonrió. Porque a pesar de todo, extrañaba a su mejor amigo.

Jeonghan dejó de dar vueltas en la silla giratoria del escritorio para observar a sus amigos por un momento. Todos se veían tan felices que por un momento deseo no haberles guardado tantos secretos, porque después de todo ellos siempre lo buscarían ayudar. —Debo decirles algo.

Uh, ¿es algo malo? Ya sabes que si se trata de ese Jisoo, Minghao y yo estamos dispuestos a...

—No se trata de él —aseguró Jeonghan con una diminuta sonrisa. Se levantó de la silla para terminar tirándose también en el colchón, siendo seguido de cerca por Minghao. Y, aunque apenas cabían y estaban tan apretados como sardinas, no se quejaron —. Se trata de mi familia.

—¿Seungcheol? —cuestionó Seungkwan.

El rubio negó ligeramente. —Mis padres. —Terminó repitiendo la misma historia que alguna vez le contó a Hong Joshua. Y, aunque esta vez no fue doloroso, se sintió triste al encontrarse con las miradas confundidas y preocupadas de sus amigos. —Sé que suena un tanto ridículo todo esto, pero...

—No digas eso. Jamás nos parecería algo ridículo —debatió minghao, entrelazando un poco sus dedos con los del rubio —. De haberlo sabido habríamos tratado de ayudarte desde mucho antes, o a tu hermano. ¿Estás seguro de que estás bien?

—Hannie, ¿por qué lloras? —indagó Seungkwan, y fue hasta ese momento donde Jeonghan notó que estaba llorando.

—No lo sé —admitió con la voz flaqueando.

Wonwoo guardó silencio, jamás se consideró una persona especialmente buena consolando, se limitó a incorporarse para abrazar al chico entre sus brazos. Seungkwan y Minghao siguieron pronto sus pasos y los cuatro terminaron convirtiéndose en una bolita sobre la cama.

—¿Qué pasará después? ¿Sabes cómo funciona eso de los tribunales? —murmuró Seungkwan para el mayor.

—Tampoco lo sé. Supongo que lo averiguaremos —dijo tratando de aligerar un poco el denso ambiente —. Pero prometo que les contaré todo. Mi hermano dijo que el caso estaba prácticamente ganado. Y si tuviera que confiarle mi vida a alguien, sería a él. —A él y a Joshua, aunque no lo viera de nuevo jamás.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro