15
Joshua entró a la escuela el lunes con un gran conflicto acaparando sus pensamientos. Incluso en compañía de otros profesores evitaba las miradas, temiendo que alguien pudiera ver a través de él como si de cristal se tratase.
No había hecho nada malo. No tenía por qué huir.
—Hola profesor Hong.
Joshua pegó un saltito al escuchar la voz de Kim Mingyu haciendo eco en el lugar.
—Ah, hola. Buenos días —saludó al menor.
—Tengo dudas con la tarea de fin de semana que nos dejó —explicó acercándose a su lado y mostrándole su libreta vacía —, por eso decidí mejor no hacerla.
Joshua asintió sin prestar realmente atención. Mingyu sonrió contento de no haberse llevado un regaño y salió detrás de Wonwoo, quien pasaba a toda prisa tratando de no llegar tarde a una clase.
—Si, está bien —respondió Joshua a su alumno luego de un rato de estar perdido en sus pensamientos.
—Ah, ¿de verdad? —la voz del prefecto Seokmin resonó en sus oídos y terminó siendo consciente de su alrededor. Estaba en la sala de maestros, Mingyu no estaba, y Seokmin parecía llevar rato hablándole.
—Perdón —se excusó —, ¿qué dijiste?
—Realmente pareces distraído hoy, ¿pasó algo? —cuestionó su amigo.
—En absoluto. Las clases me tienen estresado —mintió, pero el hombre pareció creerle.
—Ya veo. Te decía, he estado en contacto con Choi Seungcheol y realmente no creo que siga siendo buena idea el plan de ganarnos la confianza de...
—¿Choi? —interrumpió.
—El hermano de Yoon Jeonghan —aclaró, pero al fijarse en el gesto de confusión de Joshua supuso que ya lo sabía —. ¿Por qué me sigues viendo así?
—Porque tienen diferentes apellidos —contestó —. ¿Por qué tienen diferentes apellidos? —repitió esta vez a modo de interrogante.
Seokmin ignoró aquella pregunta. —La cosa es que me ha estado pidiendo ayuda con asesoría jurídica. Familiar, para ser específico.
—¿Desde cuándo volviste a laborar como abogado? —cuestionó Joshua.
—Solamente le doy consejos —aseguró.
—Sígueme contando —pidió impaciente el americano al notar la tranquilidad de Seokmin al servirse un café.
—Creo que bastará con vigilar de lejos a Jeonghan. De cualquier manera, si él no te cuenta lo que pasa porque no lo sabe, entonces Seungcheol acabará por contármelo a mi y encontraremos una solución. Y bueno... ya sabes. Jeonghan es menor de edad y quizá que trates de hacerte cercano sea mal visto —tomó su taza ahora llena y caminó a la salida de la sala de maestros —. Tampoco quiero que te metas en problemas por un malentendido. Viéndolo ahora, mi plan estaba destinado al fracaso desde el primer momento.
Seokmin se fue del lugar y Joshua mordió su mejilla por dentro. Probablemente ya no tendría una excusa para pasar el rato con su alumno favorito (porque aunque Joshua se pensara exento del favoritismo, Jeonghan ponía en duda todo lo que creía).
Quizá podría aceptar la propuesta de ser tutor de Jeonghan en clases extras...
El hombre sacudió su cabeza. No era momento su mejor momento como docente.
Seungkwan había proclamado que aquel día era Minghao quién se aseguraría de mantener a Jeonghan alejado del profesor de inglés, por esa misma razón Xú se encargó de llevar al rubio en contra de su voluntad a su taller de pintura.
—¡Pero no me gusta pintar! —Jeonghan siguió forcejeando para que Minghao cediera en su agarre.
—¿Cómo no te va a gustar?
Minghao lo empujó dentro del aula. Había caballetes y una par de mesas de dibujo. El piso, al igual que las paredes, tenía manchas de pintura seca. Jeonghan se preguntó si en realidad alguien se encargaba de la limpieza de aquel lugar.
—¡Aquí! —Soonyoung agitó su mano sobre su cabeza para que los recién llegados lo vieran.
Junhui, quién estaba a su lado, decidió imitar su acción en lugar de reprenderlo. Aparte de ellos sólo habían cinco personas más dentro del aula.
—¿Desde cuándo ustedes también están en un taller? —cuestionó Jeonghan. Según él, aparte del taller de canto al que iba Seungkwan, nadie de sus amigos más que Minghao estaba inscrito en un taller.
—Desde hace cinco minutos —respondió Jun mientras trataba de impedir que el rubio de ojos pequeños siguiera revolviendo los pinceles que tenían frente a ellos.
—¡Minghao nos invitó al taller de hoy! —Exclamó Soonyoung dándose por vencido frente a Junhui. —Dijo algo de que no quería hacer de niñera solo.
Minghao se apresuró a negar. —Tonterías.
Jeonghan entrecerró los ojos. Minghao lo obligó a compartir mesa con él, justo detrás de sus otros dos amigos. Unos minutos después una figura no demasiada alta entró al aula y cerró la puerta.
—El profesor de pintura no ha venido. Seré su reemplazo solo por hoy —Minghao giró para encontrarse con la mirada perdida de su amigo —. Sólo hagan lo que normalmente hacen.
Jun fue el encargado de pasarles hojas a todos los presentes y Jihoon aseguró que estaba bien si deseaban escuchar música o simplemente permanecer en silencio.
Incluso a medio metro de distancia Jeonghan era capaz de escuchar las canciones de SHINee salir de los auriculares de Soonyoung.
—Me quiero ir —aseguró Yoon en un murmuró, sin dirigirse a nadie en específico.
—¿Entonces qué haces aquí? —Jeonghan volteó con sorpresa, Minghao había ido al frente del lugar y se había adueñado de uno de los caballetes de madera. Jun y Soonyoung ahora compartían los auriculares del pálido y habían comenzado una guerra de pintura a la que Jihoon no había dado importancia. —Jeonghan —lo llamó nuevamente Lee.
Jeonghan aún recordaba cómo el hombre simplemente lo había ignorado la última vez que había tratado de entablar una conversación, esa vez que ni siquiera le devolvió el saludo.
—No creo que le importe —respondió tratando de sonar despectivo con intención.
Jihoon, que estaba atrás de él, se sorprendió por el cambio de actitudes de una semana a otra. Paseó su mirada sobre la hoja de Jeonghan. El papel estaba lleno de manchones hechos con los lápices de colores que había tomado de la lapicera de su amigo chino. Ni siquiera había estado pensando mientras hacía los trazos.
—Es un trabajo... interesante —aseguró el hombre. Jeonghan se enderezó tratando de que su espalda cubriera de su vista a la hoja.
Por primera vez el menor no sintió aquella punzada que indicaba que su corazón se aceleraría sin retener ni un sólo latido para sí mismo, aquella que ahora sentía con Joshua. Sus mejillas ni siquiera enrojecieron y aquella recurrente sensación de un bicho revoloteando en su estómago tampoco apareció. Por primera vez Jeonghan deseó que Jihoon desapareciera de su vista.
Para su suerte Minghao regresó a su lugar inicial apenas notó la incomodidad de su amigo.
—Con permiso —se excusó el chino, pero a pesar de eso empujó levemente al adulto para que se fuera.
Jihoon entendió aquella indirecta a la primera y siguió rondando el salón con algo de disgusto. De vez en cuando examinaba a Jeonghan y su grupito.
¿Desde cuándo el menor se juntaba con Kwon y Wen?
Jihoon suspiró abatido. Tendría que asegurarse de prestar más atención al chico a partir de ese momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro