08
Jeonghan tenía todo el fin de semana para pensar en cómo rellenar el espacio en blanco de aquella circular, aquel lugar en el que debía estar la firma de su tutor. Decirle a sus padres estaba fuera de discusión, y tampoco consideraba factible pedirle su firma a Seungcheol, ya que indagaría de más y en lo que él respecta todo en la escuela del menor iba bien, o al menos eso era lo que a Jeonghan quería pensar.
Dejó caer sus brazos a los costados de su silla giratoria y su cabeza reposó sobre su escritorio blanco. Tenía que ingeniarse algo y rápido. El profesor Hong le había advertido que quería esa circular el lunes a primera hora.
Sin querer quebrarse más la cabeza, decidió dar una vuelta por el jardín de la casa. Al menos esos fueron sus planes hasta que se topó con su hermano escudriñando dentro de la oficina de su padre la cual, si mal no recordaba, solía estar cerrada con llave.
—¿Qué haces? —preguntó Jeonghan.
Seungcheol se incorporó tan rápido que olvidó que estaba debajo de una mesa y terminó por soltar un quejido de dolor al sentir la superficie dura golpear la parte posterior de su craneo.
—¡Auch! Yo estaba... —El mayor sobó la zona afectada y arrugó los papeles que mantenía en su mano libre tras su espalda. —Solo estaba echando un vistazo.
El rubio alzó una ceja ante la declaración de su hermano mayor.
—¿Echabas un vistazo mientras rebuscabas en los cajones de papá?
Seungcheol se alzó de hombros.
—Estaba aburrido.
—Ajá... Cómo sea. Iba al jardín a tomar aire, ¿quieres venir? —preguntó luego de un rato en silencio sin querer incomodar más a su hermano.
—Voy a buscar algo en mi habitación, ahora te alcanzo —dijo dudando antes de desaparecer por el pasillo.
En cuanto se movió, el ruido de un papel siendo estrujado capturó su atención. Se trataba de uno de los papeles que su hermano escondía, supuso Jeonghan. Las ganas de salir se fueron tan pronto como llegaron y terminó por regresar a su habitación.
Se aseguró de cerrar con llave y extendió el papel sobre la superficie plana de su escritorio.
Simplemente estaba lleno de números, transferencias bancarias. La cuenta de envío estaba firmada al nombre de su papá pero el beneficiario se mantenía vacío, sin una identidad. Jeonghan se preguntó a dónde iría ese dinero, pues la cantidad no parecía pequeña. Tampoco le importó mucho, con la firma explícita ahí podía aprovecharse de rellenar su propia circular. El único problema era que él nunca había falsificado una firma antes.
—Ah, Mingyu, esto es una pérdida de tiempo —se lamentó Wonwoo tirándose sobre la mesa de la cafetería en la que se encontraban.
Como no podía estudiar con Seungkwan por los celos que le tenía a Hansol, había tomado a pecho su auto-invitación a que Mingyu se convirtiera en su nuevo compañero de estudios de inglés, no pensó que el chico fuera tan malo en el idioma extranjero como lo era él mismo.
El más alto analizó el rostro ajeno con curiosidad. Wonwoo le parecía bonito, su cabello era tan obscuro como una noche sin estrellas y sus ojos rasgados lo hacían lucir adorable cada que hacía uno de esos pucheros involuntarios. A Mingyu no le parecía que el chico enfrente de él fuera un buscapleitos, como decían todos.
—¿Quieres que nos vayamos? —ofreció Mingyu.
Wonwoo no alcanzó a responder cuando una conocida voz resonó en cada una de las paredes del establecimiento. Alzó la vista lo más rápido que pudo encontrándose con dos manchas borrosas entrando por la puerta; realmente odiaba usar sus lentes pero prefería quedarse ciego a usar el feo armazón que le había obsequiado su mamá en su catorceavo cumpleaños.
—Mingyu, hazme un favor y dime si uno de esos puntos lejanos que acaba de entrar es Boo Seungkwan —pidió, o quizá ordenó el mayor.
Kim pareció no notar el tono de Wonwoo y simplemente hizo lo que le pidió.
—Sí, está con Vernon —afirmó —. ¿Deberíamos invitarlos?
Wonwoo pareció indignado ante la sugerencia de su nuevo amigo.
—¡No!, no deberíamos —dijo un poco más alto de lo que debía y terminó por llamar la atención de algunos comensales. Forzó sus ojos para averiguar si Seungkwan seguía pidiendo en el mostrador aquella típica bebida sin la cual no podía vivir e ignorando su presencia.
—¿Te gusta Seungkwan? —cuestionó de pronto Mingyu.
—No me agrada Vernon —respondió en cambio redirigiendo su atención al alto castaño que lo acompañaba.
El tono de su celular se hizo presente y con un quejido se obligó a contestar la llamada entrante. Seungkwan y Vernon ya los habían visto y ahora Seungkwan se dirigía con emoción hacia la mesa, cuidando que su vaso de café americano no resbalara de sus manos, siendo seguido por el menor de todos.
—¿Qué? —contestó Wonwoo de mala gana apenas descolgó.
—¿Nos podemos sentar? —preguntó Seungkwan a Mingyu, quien asintió en un gesto suave.
—¿Sabes falsificar firmas? —interrogó Jeonghan del otro lado de la línea apenas escuchó la voz de su amigo.
—¿Por qué sabría falsificar firmas?
La atención de los tres chicos recayó en Wonwoo, quien parecía tan confundido como todos sus amigos (y Vernon).
—Bueno, no sé. Sinceramente tienes cara de delincuente juvenil —mencionó y Jeon soltó un gruñido en respuesta —. ¿Entonces no sabes?
—¿Hablas con Jeonghan? —Quiso saber Seungkwan arrebatándole el teléfono celular a su amigo. —¡Hola Hannie!
—Hola Seungkwan. ¿Sabes falsificar firmas? —insistió el rubio.
Vernon, quien se mantenía a su lado alzó una ceja. ¿Por qué los amigos de Seungkwan tenían que ser tan extraños siempre?
—No sé —admitió —. Pero Minghao sabe.
—¿Por qué están aquí ustedes también? —preguntó Seungkwan hacia Wonwoo y Mingyu.
—Podría preguntarte lo mismo a ti —respondió Wonwoo y Mingyu hizo una mueca ante las ásperas palabras.
—¿Y qué hacían los cuatro juntos? —cuestionó Jeonghan dando vueltas sobre su silla giratoria.
El cuarto del de ojos claros eran tan grande que aún compartiéndolo con los otros cinco presentes no se sentía hostigado ni mucho menos. Ni siquiera tenía que avisarle a alguien que invitaría a tantas personas a su casa, probablemente al único al que le importaría sería a Seungcheol, pero el chico no había salido de su habitación desde el incómodo encuentro con su hermano menor.
Uno de los mayordomos interrumpió al preguntarles si necesitaban algo, a lo que Jeonghan negó sin cuidado y el hombre desapareció tan rápido como había aparecido.
—Creí que solo las personas ricas tenían mayordomos —mencionó Mingyu en cuanto el hombre se esfumó, pegándose inconscientemente más a Wonwoo, pues realmente era el único con el que se llevaba lo suficientemente bien.
—Jeonghan es rico —explicó Seungkwan dejándose caer sobre la amplia cama de su anfitrión. Vernon pronto imitó su gesto, haciéndole compañía al mayor.
—Me concentraría más si se callaran —recriminó entonces Minghao a los demás.
La firma del padre de Jeonghan ni siquiera era tan complicada, pero bien sabía Minghao que entre más sencilla era una firma más difícil sería imitarla en su totalidad.
—Yo no soy rico, mis padres lo son —aclaró Jeonghan haciendo caso omiso a Minghao.
—¿Entonces ahora eres el nuevo mejor amigo de Wonwoo? —Seungkwan se dirigió a Mingyu siguiendo el ejemplo del mayor e ignorando al chino.
—¡Si! —Aseguró Mingyu.
—Debatible —contestó Wonwoo a la par.
Seungkwan hizo una mueca ante la respuesta tan vaga y regresó su cabeza al abdomen de Hansol. Wonwoo los miró con fastidio y tomó la mano de Mingyu para salir de ahí.
—¿Se van? —Preguntó Jeonghan pero Wonwoo simplemente lo ignoró.
—¿No les dicen la salida? —habló Vernon en cuanto los otros dos salieron de la habitación.
—Wonwoo sabe la salida —aseguró Jeonghan —. ¿Terminaste? —le preguntó a Minghao.
El mencionado no pudo evitar entornar los ojos con fastidio. No había nadie que no lo estuviera molestando y desconcentrando. Aún así no había nada que pudiera hacer en contra de sus amigos.
—Ya —señaló después de un rato más.
En todo ese tiempo Seungkwan se había apropiado de uno de los brazos de Vernon y ahora los dos dormían cómodamente sobre la cama del rubio. Jeonghan, por su parte, se había quedado observando a Minghao sobre su hombro, en silencio, admirando la delicadeza de los trazos del chico.
Jeonghan le arrebató el permiso que le había dado Joshua y a la vez volvió a esconder el pedazo de papel lleno de transferencias entre uno de sus cajones, agradeciendo silenciosamente que su amigo no hubiera indagado de más en el papel.
—Bueno, muchas gracias —le dijo a Minghao —. Si eso es todo puedes irte ya —sonrió.
El chino lo miró de forma acusatoria.
—¿Irme?, ¿a las 12 de la noche?
—O puedes quedarte a dormir —rectificó Jeonghan —. De cualquier modo despertar a Seungkwan y Vernon sería una pena.
Minghao se preguntó en qué momento había considerado que salir de su país natal era una buena idea.
Espero que todos estén bien a pesar de las situaciones en las que nos encontramos :(
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