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—Oh, Taehyun, pagarás muy caro todas tus travesuras.

Su cuerpo fue brusca y repentinamente presionado contra el escritorio, igual como deseó tantas veces desde que comenzó su aventura.

Su espalda chocaba con este y sus labios fueron atacados por los contrarios. Posó sus manos en el cuello del mayor instintivamente, apenas podía respirar debido a los besos que no tenían fin y a la excitación que sintió en ese momento.

Soobin desabrochó el pantalón de su estudiante, bajando la cremallera y metiendo sus manos en la parte trasera de estos. Taehyun se limitaba a jadear y de vez en cuando giraba su cabeza a ver hacia la puerta, esperando que nadie entrara a interrumpir esa situación tan comprometedora.

Relamió sus labios y reprimió un gemido cuando Soobin amasó su trasero a su antojo, aprovechando que el menor había arqueado su cuello para dejar besos y pequeñas marcas de tonalidades púrpuras y rojizas en este. Él amaba sentirlo tan pequeño y vulnerable debajo suyo.

Disfrutaba el que Taehyun fuera un sumiso y delgado, la curvatura que se formaba en su cintura y en su espalda baja, eran sin duda alguna las cosas que más le fascinaban del cuerpo de infarto de su alumno. También disfrutaba sus intentos por tomar las riendas de la situación, cosa que su delicada piel y músculos sensibles no le estaban permitiendo.

—Siéntese —dictaminó el menor, posando sus grandes y ágiles manos en su pecho y empujándolo levemente.

Soobin abrió su boca para articular una palabra, con un semblante confuso en su rostro. Se sorprendió al ser su cuerpo impulsado hacia atrás, cayendo sentado, con los pantalones y ropa interior muy por debajo de sus rodillas. Taehyun lo inspeccionó de pies a cabeza, con un dedo sobre sus labios y una mueca burlona.

Amaba tener el control, y no permitiría que el mayor lo tuviera, al menos no en ese momento.

—¿Qué crees qué haces? ¿no se supone que querías un castigo? —cuestionó, su semblante serio.

Se le hacía muy divertido tener a Taehyun jugando con él, divertido y adorable en realidad.

—Yo seré el que tome el control de la situación desde ahora —se sentó en su regazo con las piernas abiertas, tomando los fuertes brazos de su acompañante hasta ponerlos detrás de la silla.

Se quitó la corbata que llevaba puesta, y usó el típico nudo que estaba acostumbrado a hacer para atar las manos del mayor, luego esbozó una sonrisa victoriosa al tener al mayor atado; así podría tener todo a su favor.

—Suéltame, Taehyun, o lo pagarás muy caro —ordenó, removiendo sus brazos para intentar liberarse.

—Mmm... déjeme pensarlo —fingió replantearse la situación, pero con una sonrisa burlesca negó con la cabeza—, no quiero —replicó y se levantó de las piernas del más alto.

Este último dejó atrás su intento por soltarse y presenció atentamente el pequeño espectáculo que protagonizaba su menor en esos momentos; se quitaba el uniforme con movimientos provocadores y que incitaban a Soobin a recorrer con sus manos aquel cuerpo al que tanto quería besar y marcar, pero que, gracias al amarre, no podía lograr.

Chasqueó la lengua cuando Taehyun se inclinó sobre el escritorio, exponiendo su trasero y dejando una muy buena vista de su entrada. Sin resistirlo, mordió su labio inferior, desesperado por adentrarse en aquel apretado agujero.

El menor se sentó una vez más sobre las piernas de su profesor, pero esta vez, de espaldas. Se movió lenta y tortuosamente, haciendo fricción su trasero con el miembro del castaño. No pudo más, necesitaba algo dentro suyo o iba a fallecer en cualquier momento; estuvo excitado toda la mañana y realmente quería ser llenado.

Por lo que, ágilmente, se apoyó sobre el escritorio, alzando sus caderas.

Llevó tres dedos suyos a la cavidad bucal de Choi, sintiendo perfectamente cómo este chupaba y mordía hábilmente sus dedos largos y delgados. Luego de un rato, suponiendo que estaban lo suficientemente húmedos como para entrar con facilidad, los introdujo de a poco dentro de sí mismo, de uno en uno, preparándose bajo la atenta mirada se su mayor.

Movía sus dedos en círculos, o por el contrario, los abría simulando los movimientos de tijeras, jadeando en el acto al sentir la expansión de su entrada.

Pero eso no era suficiente, necesita más, mucho más de Choi Soobin.

Quería y ansiaba ser llenado por el mayor, quería percibir la sensación de ser llenado por los flujos del contrario, escucharlo jadear al apretarlo y disfrutar ambos del momento al máximo mientras él tomaba domino de todo. Así que, con eso en mente, su traviesa mano izquierda tomó del gran miembro de Soobin lentamente y lo llevó hasta su trasero, sin insertarlo, simplemente provocando y desesperándolo.

Introdujo lentamente el pene de Soobin y gimió ante la sensación de sentirse lleno una vez más.

Sus ojos se cerraron con fuerza y su boca se abrió en una grande "o".

Dios, cuanto amaba esto.

Esperó hasta acostumbrarse y jugueteó con su propio miembro para liberarse del ligero dolor que sintió, el cual rápidamente fue reemplazado por el máximo placer, debido a que el mayor había despegado un poco su cadera del asiento para impulsarse hacia arriba, dando directamente en su sensible próstata.

Un fuerte grito salió de la boca del menor, extasiado, pero su mente volvió al lugar en donde se encontraban y recordó que debía guardar silencio.

Llevó su mano libre hasta su boca, chupando ágilmente e imaginando que se trataba de la deliciosa extensión de quien sí pudo seguir follándolo sin dificultad alguna.

Dio inicio a unos saltos que fueron acompañados del movimiento de cadera por parte de su profesor. Su cuello se arqueó hacia atrás, recostándose en el hombro contrario, dejándole el paso libre a Soobin para que besara y mordiera su cuello a su gusto. Su mano fue a parar hasta el cabello sedoso de su estudiante, gimiendo muy cerca de su oído, grave y roncamente, gozando de los besos en su cuello y de las embestidas.

El sonido de una notificación en un teléfono detuvo el ritmo de ambos cuerpos, obligando a Soobin a desviar su mirada hasta sus pantalones que yacían doblados en sus pantorrillas. Estiró su mano para sacar dicho dispositivo con las intenciones de ponerlo en silencio, pero Taehyun fue más hábil y se lo arrebató antes de que pudiera siquiera revisarlo.

Taehyun no quería detenerse por un mensaje que quizás no tuviera importancia, pero la curiosidad siempre había sido una de sus debilidades. Desbloqueó el teléfono, que para su suerte no requería de una contraseña, y abrió el mensaje.

El nombre "Princesa" se vio reflejado en la barra de notificaciones.

Abrió el mensaje, algo molesto, comprobando que realmente se trataba una mujer, una que preguntaba si Soobin estaría disponible mañana por la noche.

—¿Princesa? —cuestionó Taehyun, notoriamente molesto—, ¿no se supone que estás soltero?

—N-nos estamos conociendo... se p-podría decir que "andamos" —jadeó, ansioso por desatar sus brazos para empotrar al menor contra el escritorio.

—Con que andante, eh —Taehyun sonrió de forma maligna, lo cual solo significaba una sola cosa; una travesura suya se aproximaba—. ¿Qué te parece si le damos un pequeño regalito a tu "andante"? —rió divertido y abrió la cámara del teléfono, siguiendo con el vaivén de autopenetrarse y capturando el momento preciso en una foto que pronto fue enviada a la mujer de hace un momento.

De pronto, sintió unas grandes manos tomar fuerte de su cintura e inclinarlo, dejándolo expuesto sobre el escritorio y de espaldas, en una posición en la que las estocadas iban directo a su próstata. Tenía la voz rota y aguda, sus piernas flaqueaban y débilmente apenas podía sostenerse del escritorio. Sin entender cómo el mayor se había desatado, aunque muy posiblemente se debía a los malos nudos que hacía desde siempre, se dedicó a jadear y soltar sonidos estridentes.

—Te encanta causar problemas, ¿no es así? ¿acaso olvidaste que esto es un castigo? —dio una fuerte estocada que lo hizo chillar y encorvar su espalda.— ¿Esto es lo que querías, no? tenerme tan dentro de ti que apenas puedas pensar con claridad.

Taehyun no podía siquiera asentir, y de su boca solo salían balbuceos que se convertían en gemidos, chillidos y jadeos ahogados.

Soobin sonrió son superioridad, dando un fuerte azote a la nalga derecha de Taehyun, quien soltó un fuerte grito que lo hizo cubrirse la boca para dejar de hacer ruidos que los delataran.

—No te calles —azotó una vez más la misma nalga y arqueó una de sus cejas, con una sonrisa al ver cómo se a poco su el trasero del menor se volvía de un color rojizo—, déjame escucharte, primor, deja que todos escuchen por lo que venías, maldita zorra.

—¡N-no! —soltó débilmente.

No cabía más placer en su cuerpo, necesita correrse, pero el mayor tenía otros planes. Lo volteó en el escritorio, sin salirse de su interior, y volviendo a retomar el duro vaivén cuando lo cargó y lo puso de espaldas, impulsándose fuertemente hacia arriba.

—¡A-ah, no! ¡N-nos escucharán! —dijo lo último en un pequeño grito, pero a Soobin pareció importarle muy poco lo último, centrado en su propio placer y en hacer retorcer al chiquillo que se encontraba bajo de él.— Ya no p-puedo más, ¡ah! —masculló el menor para terminar liberando tiras blancas en el torso de ambos.

Soobin tiró bruscamente de su pelo, apretando fuertemente de su cadera y parte de su cintura, buscando a su tan ansiado orgasmo, y cuando este llegó, el mayor gruñó fuertemente al sentir la opresión en su miembro, mientras que el contrario abrió su boca al sentirse lleno del líquido viscoso y blanco.

Taehyun se recuperó y no evitó soltar una risita al notar que sus planes de dominar a su profesor fueron completamente estropeados, por lo que cubrió su rostro avergonzado con sus palmas, evitando la mirada contraria. Soobin rió y quitó sus manos de un manotazo, apreciando la belleza que el menor tenía, con sus mejillas sonrosadas, sus labios hinchados a más no poder y sus bellos ojos castaños brillantes y dilatados.

Su cabello despeinado, su camisa abierta y su delgado cuerpo temblando; era simplemente precioso y no cabía duda de ello.

Besó sus labios hinchados, como si quisiera fundir sus bocas hasta ser una sola.

Se separaron para poder respirar correctamente, juntando sus narices en un tierno beso esquimal y respirando agitadamente.

—Hiciste que perdiera una clase por tu calentura —le regañó Soobin, respirando agitadamente.

Taehyun sonrió de lado.

—Vaya acostumbrándose, porque no será la única clase que perderá por culpa de eso.

Se fundieron en un nuevo beso apasionado y desordenado, sus lenguas jugueteando entre ellas mientras sus manos se arrastraban por el cuerpo contrario.

Ambos estaban envueltos en una relación difícil, incorrecta, pero ellos amaban lo que hacían y no se iban a detener a pensar en la moral ni en lo que los demás consideraran apropiado. Porque todo estaba bien; Soobin disfrutaba siendo dueño de ese chico, y Taehyun, bueno...

Taehyun amaba ser la mascota de su profesor.





hasta aquí llega este pequeño shot, espero les haya agradado aunque no sea el contenido habitual que suelo subir.
¡muchas gracias por leer! <3💕

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