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La clase entera presenciaba divertidos la escena que había protagonizado Kang Taehyun y el cómo había sido echado por parte de la maestra de la clase de inglés.

Desde que él y el profesor Choi habían tenido su primer encuentro, las cosas no se detuvieron, al contrario, ambos comenzaron una rutina bastante beneficiosa y placentera para ambos; Soobin llamaba a Taehyun en los descansos y se encerraban en cualquier salón que encontraran desocupado, se besaban por largos minutos hasta que la ropa les estorbaba y terminaban gimiendo el nombre del otro.

Y es que, ¡dios! Choi Soobin era malditamente caliente, y Taehyun, como el pervertido que era, nunca se negaba complacer a su sexy profesor de matemáticas.

Pero ahora era él quien estaba desesperado por tener algo entre sus piernas, y en plena clase de inglés, tuvo una horrible erección por estar recordando sus encuentros anteriores. Anhelaba tener las manos de Soobin sobre su cuerpo desnudo, que su cuello fuera llenado de chupones, su cabello desordenado y sus labios hinchados de tantas mordidas.

Fue por eso que se obligó a actuar de mala manera para ser expulsado lo antes posible de esa clase, cosa que logró rápidamente gracias a la poca paciencia de su maestra.

Taehyun salió por la puerta del aula con una sonrisa en su rostro; había logrado su cometido y ahora debía ser castigado en la oficina del subdirector de su escuela. Pero sus castigos no eran tan buenos como los del profesor Choi, así que lo buscaría a él para recibir un regaño apropiado.

Caminó por los pasillos, arreglándose el cabello y acomodándose la ropa, en busca del salón donde su profesor debería estar haciendo clases en este momento.

Recordarlo provocó que sintiera un escalofrío en todo el cuerpo, e instantáneamente la sonrisa en su rostro se amplió, sabiendo que solo él tenía la dicha de disfrutar a ese candente hombre soltero.

Se detuvo justo en frente del salón de clases que estaba al final del pasillo, en el cual sabía que Choi Soobin estaría dando clases a esta hora. Con pasos decididos golpeó la puerta suavemente, y solo cuando escuchó un "pase" proveniente del interior, fue que pudo abrirla y entrar.

Ahí estaba él, con su elegante traje y su brillante cabello que caía sobre su precioso rostro de finas y masculinas facciones. Sostenía unos papeles en sus manos y el semblante concentrado lo hacía lucir atractivo y seductor.

Instintivamente, Taehyun mordió su labio y aclaró su garganta para que el mayor le viera, bueno, que notara su mirada y las indirectas detrás de sus palabras.

Soobin dejó los papeles de lado para dedicarle la debida atención a su concurrente estudiante, soltando una profunda exhalación.

—¿Qué lo trae por aquí, joven Kang? —inquirió con confianza e intentado no sonar descortés.

El menor jugó con la corbata perteneciente a su uniforme, sabiendo de sobra que sus gestos y actos de seducción ponían nervioso de sobremanera al mayor.

—Lo necesitan en el salón de reuniones, profesor. Creo que hay una junta importante —el puchero en sus labios permitía a Soobin ver a simple vista un lado tierno del menor, pero no, él no hacía pucheros solo porque sí.

Taehyun planeaba algo.

—Oh, de acuerdo, pero estoy en cla-

—No se preocupe, está autorizado a retirarse. Y ustedes —miró a los demás estudiantes—, tienen libre hasta la siguiente hora.

Los gritos de felicidad por parte de todo el salón se hicieron presentes, y con ellos la mueca de confusión en el rostro del mayor.

Algo dudoso, Soobin acomodó sus lentes e hizo una reverencia a sus estudiantes, disculpándose por tan repentino inconveniente.

Por otro lado, Taehyun sonreía satisfecho.

—¿No hay ninguna reunión, verdad? —preguntó Choi cuando ambos estuvieron fuera del salón.

—Nop, pero podemos hacer algo mucho más divertido que una aburrida clase, ¿no cree?

Había una chispa en los ojos de Taehyun, una que Soobin ya conocía a la perfección. Miró atentamente la forma en que su alumno mordía sus labios, lamiéndolos, humedeciéndolos, notando todas las intenciones detrás de sus gestos tan provocativos.

—¿Me acompaña al salón de arte? Nadie está allí los jueves, podemos disfrutar de un momento a solas, ¿le parece?

Importándole poco que estaban en el pasillo y que cualquier persona podría pasar por allí y verlos, Taehyun se acercó peligrosamente a su mayor y lo rodeó con sus brazos, dejando un par de besos húmedos en su cuello. Soobin soltó un gruñido ronco, sujetándolo de la cintura y cerrando los ojos cuando las mordidas comenzaron a hacerse presentes.

—Eres... eres demasiado travi-, Kang... —jadeó.

Taehyun lo tomó del brazo, y entre besos y tropezones lograron llegar al salón de artes, el cual, como bien había dicho, estaba vacío.

Soobin acorraló a Taehyun en una pared, besándolo con pasión y desespero, sus lenguas luchando entre ellas mientras jadeos placenteros escapaban de sus labios. Las firmes manos de su profesor lo volvían loco, demasiado, adoraba sentirlas sobre su piel desnuda.

Al parecer Soobin también amaba eso, porque en cuanto el beso se cortó, tomó fuertemente a Taehyun para inmovilizarlo y arrancar su uniforme. Pero Taehyun no lo permitió, no, porque esta vez sería él quién llevara las riendas del asunto.

—E-espere... no, prof-fesor —gimió contra sus labios, empujándolo un poco para separar sus cuerpos.

—¿Qué pasa?

—Allí —señaló el escritorio del salón—, siéntese allí, por f-favor.

Soobin sonrió, amando infinitamente las sensaciones que provocaba en su estudiante.

—¿Con que fetichista, eh? —cuestionó con burla, mordiendo el lóbulo de la oreja del más bajo. Luego se separó, sonriendo. —Aunque no eres el único que desea hacerlo sobre el escritorio. ¿Sabes lo malditamente sexy que te verías con tu culito empinado solo para mí, bebé?

Dios, cuanto amaba la voz de ese hombre.

Incapaz de soltar cualquier frase coherente, Taehyun asintió, y Soobin se dirigió hasta el escritorio a pasos lentos, sentándose en la silla giratoria con sus piernas separadas.

Taehyun caminó hasta estar frente al mayor, siendo observado con una ceja arqueada y una sonrisa traviesa. Aquella mañana, Soobin no llevaba puesta una puesta de sus tantas finas y elegantes corbatas, por lo que le resultó fácil a Taehyun el admirar las deseosas clavículas del contrario.

Sus manos juguetearon con el segundo botón de la blanca camisa del castaño, y con la yema de sus dedos acarició la piel bronceada de su cuello. Se inclinó hasta quedar cerca de su oreja, musitando en tono sensual:

—La profesora de inglés dijo que mi comportamiento es cada vez más intolerable y que el director debía darme una lección —fingió una mueca de aflicción mezclada con inocencia—. ¿No cree que usted sería el indicado para darme un buen castigo?

Soobin se vio obligado a sonreír por la picardía con la que su estudiante lo trataba, y claro, decidió seguir su juego.

—Mmm... ¿eso crees? ¿crees que soy el indicado para eso? —dijo mientras deslizaba sus manos por las caderas del contrario hasta llegar a su trasero, el cuál apretó a su gusto, deleitándose con el gemido que aquel soltó.

Pero no, Taehyun apartó sus manos y se alejó de él, dando una vuelta en su propio eje para lucir su bello cuerpo frente al mayor, quien seguía confundido por lo extraño que estaba actuando.

Se supone que debería estar llevando el control de la situación y no debería permitir que Taehyun se estuviera aprovechando de su calentura, porque él era el macho dominante en su "relación", el siempre daba las órdenes y Taehyun obedecía como el sumiso que era. Pero, aunque no quisiera admitirlo, le gustaba que los roles hubieran invertido un poquito, porque amaba el atrevimiento viniendo de su parte.

Cuando quiso reaccionar, los labios del menor se posaron en su cuello, succionando y besando a su gusto.

Soltó un jadeo casi inaudible, estaba asombrado y no podía detenerlo.

Taehyun se sentó a horcajadas sobre el regazo de su maestro, acomodando sus brazos en el cuello del contrario. Se removió lenta y tortuosamente, dejando su trasero sobre la entrepierna del contrario mientras una sonrisa victoriosa se plasmó en su cara al notar el gesto de placer que hizo el mayor.

Se acercó de un poco más hasta que sus rostros quedaron muy cerca, sus respiraciones chocaban una con la otra; ambos tenían ganas de unir sus labios en un beso hambriento y necesitado, igual que el que se dieron al entrar en el salón. Así que, sin más, Taehyun atacó los labios del mayor con un beso que poco a poco se tornaba en uno ardiente.

Las traviesas manos de Soobin no podían mantenerse quietas, por lo que tomó la delgada cintura del estudiante con sus manos, las cuales descendieron hasta posarse nuevamente en el trasero del mismo, amasándolo y apretándolo.

Taehyun soltó un gemido al sentir como sus nalgas fueron apretadas por las grandes manos de Soobin una vez más, pero él no tenía suficiente aún, necesitaba algo más que un simple beso antes de que fueran interrumpidos y que luego él regresara a clases, decepcionado y con ganas de más.

Él quería tenerlo todo de Choi Soobin.

Se bajó del regazo del adverso, dejando un último beso sobre los labios del mencionado, luego se agachó hasta quedar de rodillas frente a la cómoda silla en la que se encontró sentado su adorado profesor.

Sus juguetonas manos iniciaron su camino hasta llegar a la hebilla del cinturón del pelinegro para luego desabrochar los botones, seguido de bajar la cremallera de ese ajustado pantalón formal.

Soobin alzó un poco su cadera para que Taehyun pudiera bajar su pantalón de vestir hasta un poco más arriba de las rodillas, y miró fijamente la escena del menor relamiendo sus labios al ver su ropa interior con un notorio bulto debajo.

Quitó con delicadeza el bóxer negro que resaltaba con la piel del mayor, y un gemido de sorpresa se escapó de su boca al presenciar el miembro venoso y voluptuoso que empezaba a despertar. No era la primera vez que lo veía, obviamente, pero nunca evitaba asombrarse por semejante tamaño.

Soobin no podía más, su cuerpo clamaba por aprisionar el cuerpo de Taehyun contra su escritorio y poder tomarlo a su gusto, porque, definitivamente, ninguno de los dos había deseado tanto hacerlo en esa posición como ahora.

—No juegues conmigo, joder —chasqueó la lengua, gruñendo.

Taehyun soltó una risita nasal, su pulgar jugando con la punta del glande del cual salían gotas de presemen. Acercó sus labios hasta posarlos en su pene, y poco a poco fue adentrándolo en su cavidad bucal.

Soobin jadeó ante tal sensación de placer, y tomó de la lacia cabellera con sus largos dedos, deseando embestir esa boquita como la primera vez.

Taehyun descansó sus manos en la cadera del más alto por precaución y empezó chupar el miembro. Los sonidos húmedos y las maldiciones de Soobin resonaban en el salón con cada succión. El menor seguía con su tarea de darle placer a su su profesor, concentrándose en dar lo mejor de sí mismo para lograr satisfacer a ambos.

Todo iba de maravilla, o eso hasta que unos golpes en la puerta alarmaron a ambos y los hizo sobresaltarse.

Soobin intentó quitar la apetecible boca de Taehyun de su miembro, sin embargo y para su sorpresa, este se rehusó y se escondió debajo del escritorio, continuando con la mamada y mirando con fingida inocencia a Choi.

—Mierda, sí que eres travieso —gruñó para luego esconder bien el cuerpo del menor debajo del escritorio.

La persona del otro lado de la puerta ingresó, haciéndose presente y saludado formalmente con una reverencia. Soobin intentó sonreír forzosamente a la estudiante, pero el efecto que le producía el placer al sentir su miembro siendo lamido no se lo permitía.

—Oh, profesor Choi, ¿qué hace aquí?

—M-me duele la cabeza y decidí relajarme un poco.

—Ya veo, yo vine a buscar un par de pinceles, pero no se preocupe, ya mismo salgo —la chica se dirigió al fondo del salón, hasta un mueble dónde se guardaban todos los materiales de arte.

Una vez obtuvo lo que quería y se giró para salir, su rostro se torció en una mueca de confusión al ver sudoroso al mayor, arrugando su nariz.

—¿Se encuentra bien, profesor? —inquirió.

Soobin asintió e hizo un ademán, indicándole que no se preocupara. Ella lo entendió y se despidió también con una inclinación.

Cuando la chica estuvo fuera del salón, Soobin tomó fuertemente a Taehyun por los brazos y lo sacó de debajo del escritorio, besándolo de forma desesperada y ansiosa.

—Oh, Taehyun, pagarás muy caro todas tus travesuras.

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