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—Kang Taehyun, veo que está muy entretenido con su celular —se escuchó la voz seria de su profesor, provocando que se sobresaltara—. Espero que esa sonrisa se mantenga cuando vea sus resultados en el examen final.
Las mejillas de Taehyun se tornaron aún más rojas que un tomate.
La mirada de todos sus compañeros estaban sobre él, poniéndolo incómodo. Bueno, aún más incómodo de lo que estaba con la mirada enojada y autoritaria de su profesor.
—Perdón, profesor Choi. Prometo que no volverá-
Sin embargo, su profesor solo le arrebató su celular de sus manos y lo guardó en el bolsillo de su pantalón, sin darle tiempo para disculparse apropiadamente.
No era la primera vez que sorprendían a Taehyun usando su celular en clases; se distraía muy fácilmente, casi nunca prestaba atención y prefería hacer cualquier otra cosa que no fuera tomar apuntes o escuchar a sus maestros. Y no es como si le preocupara mucho, al contrario, no se arrepentía de ser un flojo y un bueno para nada, después de todo, siempre habría alguien que lo ayudara en los exámenes.
—Me temo que ha reprobado nuevamente matemáticas, joven Kang —comenzó a hablar con firmeza—. ¿Debería reprobarlo y hacer que repita el año?
Taehyun sintió pánico en ese momento, porque él creyó que le había ido excelente en aquel examen. Y no, no es que haya estudiado una semana entera para saber todos los contenidos, es sólo que Hueningkai le había pasado las respuestas y él confiaba al cien por ciento en ese chico y en su promedio sobresaliente.
—Yo... yo creí que me había ido bien.
Escuchó una risa carente de diversión por parte de su profesor.
—No ha aprobado mi asignatura en todos los años que llevo haciéndole clases. Me temo que ha obtenido la peor calificación del curso, otra vez —le miró fijamente, sabiendo que todo lo que había dicho era verdad, ¿pero qué esperaba? él no era bueno en el colegio, con ninguna de las asignaturas, mucho menos en matemáticas dónde tiene a un profesor ardiente frente a él. Era imposible—. Agradezca que le tengo algo de compasión, joven Kang.
Taehyun observó como el mayor miraba el reloj que había en su muñeca y luego se quedaba unos segundos pensando en silencio, posiblemente recordando sus horarios libres.
—Hoy a las 5:00PM —anunció finalmente, sin perder su postura correcta ni el tono firme—, venga al salón a esa hora para hacerle un examen, y esa será su última oportunidad.
El profesor le estaba dando una última oportunidad, definitivamente no podía estar más agradecido.
Sí, puede que no tuviera interés en la escuela, pero debía aprobar sí o sí, porque no quería recibir un castigo por parte de su madre ni mucho menos repetir el año.
—Claro, allí estaré.
Luego de que aquel le respondiera con un asentimiento de cabeza, siguió entregando exámenes a los demás, mientras que quienes se situaban alrededor suyo lo miraron con algo de diversión.
Taehyun sabía que no podía esperar nada bueno de ese examen.
—¡No voy a ayudarte otra vez, Taehyun! —gritaba Hueningkai con fastidio, tratando de escapar de su odioso compañero de clases.
—¡Tienes que hacerlo! ¡No es culpa mía que me hayas dado mal las respuestas! —se quejó mientras lo perseguía por los pasillos.
—Yo si aprobé —frenó de repente, encarando a Taehyun con una mirada de molestia.— Siempre te ayudo y siempre repruebas, es extraño, ¿no es acaso un truco para tener más tiempo a solas con el señor Choi?
Buen punto.
Taehyun era... bueno, era un total pervertido que tenía pensamientos sucios con sus profesores, pero no con todos, sino con uno en específico.
Desde que Choi Soobin llegó a la escuela con su alta estatura, sus piernas gruesas y trabajadas, su mirada profunda, voz ronca y labios carnosos, Taehyun dejó de sentirse atraído por los chicos de su edad y puso toda su atención en ese hombre.
Era mejor que cualquier chico sobre la faz de la tierra.
Pero no fue un total beneficio, claro que no, porque ahora tenía más razones para distraerse en clases, ya sea mirando sus deliciosas piernas mientras caminaba por el salón o la manera tan erótica en que mordía sus labios cuando se concentraba revisando los exámenes. Cada mínimo gesto hecho por él lo ponía duro, bastante, siendo esa una de las principales razones por las cuáles reprobó en matemáticas.
—¡Por favooooor! —exigió mientras fingía un puchero y juntaba sus manos.
—Ya te dije que no, Taehyun.
—¡Por favoooooooooooor! ¡Porfi, porfi, porfi!
Hueningkai rodó los ojos y descolgó la mochila de su espalda para abrirla y comenzar a buscar sus cuadernos. Sacó una libreta y un par de papeles, los cuales les entregó a Taehyun. Sabía que si no le obedecía, tendría que lidiar con las súplicas de Taehyun todo el día, así que era mejor darle sus apuntes para que lo dejara en paz el resto del día y así evitar sus infantiles berrinches.
—¡Eres el mejor del mundo mundial! —exclamó mientras daba saltitos de emoción y abrazaba al más alto.
Hueningkai bufó y se alejó, dejando a un Taehyun bastante emocionado por tener los apuntes del más listo de su salón en sus manos.
Ahora solo quedaba un pequeño problema; tenía que estudiar.
Luego de horas y horas estudiando, llegó la hora que el profesor Choi le había indicado. Estaba temblando, nervioso, asustado porque temía reprobar en la última oportunidad que tenía. Había estudiado todo lo que podía durante los recesos, cada vez que tenía un pequeño tiempo libre y hasta en el baño, aprendiendo fórmulas y ecuaciones demasiado confusas.
Estudió de todo un poco, algo desesperado, y finalmente había llegado el momento.
La hora de salida había sido hace unos minutos, y él estaba prácticamente corriendo para no llegar más tarde de lo que ya estaba llegando; no quería quedar como un impuntual también.
No iba a negar lo nervioso que estaba por pasar tiempo a solas con su profesor, ambos en total soledad dentro de un salón de clases, sin nadie que los molestara ya que a esta hora casi todos se iban a sus casas.
Su mente era demasiado sucia, y no había podido evitar tener pensamientos obscenos con su profesor toda la mañana. Él, como todo chico hormonal en plena adolescencia, tenía fantasías íntimas y fetiches algo extraños, entre ellos, deseaba ser follado en un aula de clases con uno de los maestros más ardientes del colegio.
Había visto muchos videos relacionados con eso, y la temática profesor/alumno era sin duda una de las más llamativas para él. En un principio había descartado esa idea debido a que todos sus profesores eran viejos sin gracia, pero con la llegada de Choi Soobin a su vida la idea volvió a resurgir en su cabeza.
Descubrió que la personalidad estricta y exigente del profesor Choi no le resultaba molesta, al contrario, era excitante para él, porque eso significaba que sería autoritario durante el sexo y eso era lo que más amaba; que lo dominaran completamente.
Bueno, se le conocía por no tener muy buen carácter y por regir una clase llena de normas, pero como cualquier humano, también tenía su lado divertido, aunque podía jurar que ningún estudiante lo había visto de otra manera que no fuera en su modo "profesor malhumorado".
Una vez que llegó al aula del profesor de matemáticas, tocó la puerta, esperando que no fuera muy tarde y que hubiera perdido la oportunidad. Para su suerte y alivio, el profesor le abrió, aunque con una mirada disgustada.
—Han pasado quince minutos desde la hora indicada, Kang —se recargó casualmente en el marco de la puerta, mirándolo con esa ceja alzada y los brazos cruzados.
Taehyun no pudo evitarlo, quedó hipnotizado una vez más por la belleza sobrenatural que aquel poseía. A sus treinta y cinco, Choi Soobin era un hombre bastante caliente, y para sorpresa de muchos y suerte de Taehyun, no estaba casado.
Era, prácticamente, el sueño húmedo de cada chica del instituto. Aunque le llevara unos muchos años a Taehyun, y este anteriormente tuviera novio, el menor seguía deleitándose la mirada con su profesor.
—Sí, lo siento por eso, profesor Choi, es que se me pasó la hora estudiando.
—Solo entre —soltó, dejándolo con las palabras en la boca.
Taehyun simplemente asintió, no queriendo hacer enojar al profesor, y entró al aula. El profesor cerró con seguro detrás de él, pero estaba tan nervioso que siquiera lo notó.
—Siéntese, por favor. El examen tiene veinticinco preguntas, las cuales deben resolverse con las fórmulas que vimos las clases anteriores —señaló un pupitre que estaba frente a su escritorio.
El mayor tomó asiento en su silla, y tímidamente Taehyun se sentó donde le señalaron, sacando las cosas necesarias para el examen de su mochila. Sentía la mirada profunda de su profesor sobre él, lo cual aumentaba sus nervios.
Choi sacó de su maleta una capeta, donde buscó y sacó un examen de dos hojas, ambas llenas de ejercicios por los ambos lados.
Taehyun tragó duro.
Puso el examen sobre su pupitre, y volvió a reclinarse en su silla, sacando su celular para distraerse en lo que su alumno terminaba.
Taehyun le miraba en todo momento, cada gesto, cada acción, cada mísero movimiento era analizado por sus ojos. El traje elegante que usaba su profesor debería ser ilegal, porque se ajustaba perfectamente a su torneado cuerpo, a su cintura pequeña, sus hombros anchos y piernas de infarto.
Quería ser tomado por él, definitivamente, porque estaba seguro de que debía ser excelente en la cama. Quería oír su voz ronca mientras jadeaba, sentir sus musculosos brazos alrededor de su cuello, de su cuerpo, sosteniéndolo con fuerza mientras lo embestía contra el escritorio.
Joder.
—¿Y bien? ¿Va a comenzar con el examen? Tiene solo treinta minutos, ni más ni menos —musitó al ver que Taehyun le miraba a él y no a la hoja que tenía en frente.
—Sí, lo siento —dijo y comenzó con el dichoso examen, con sus manos temblando debido a los nervios que le causaba toda la situación en cuestión.
Pero, lo que más ansioso lo mantenía, era tener a su sexy profesor sentado frente a él, mordiendo un bolígrafo mientras le miraba atentamente.
Este iba a ser un examen bastante largo.
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