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85. DEVOCIONAL EN FAMILIA.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Lucas 1
37 porque nada hay imposible para Dios.


Espero imapacientemente a qué la puerta se abra, pero nada.

Tomo mi teléfono y comienzo a matar el tiempo disimulando.

Escucho pasos venir.

Levanto mi mirada y me encuentro con la mirada asesina del señor Fares.

Sigo sin entender el porque le caigo mal, aún así el sentimiento es mutuo.

—¿Que hace aquí jóven Morgan? —pregunta.

Lo miro de pies a cabeza con indiferencia.

—¿Es que acaso no puedo estar aquí? —le preguntó de vuelta.

Él no contesta, solo me mira molesto y entra a los baños, se acerca al lavamanos y comienza a lavar sus manos lentamente.

«Hasta verlo lavarse las manos da miedo».

Yo vuelvo mi mirada al teléfono, pero lo miro de reojo.

Luego de lavarse las manos, se dirigió al baño que estaba cerrado, lo abrió como si nada y entro.

Frunzo el ceño.

Se suponía que estaba cerrado, pero el señor Fares entro sin ningún problema.

«Eso es raro».

«Será...».

—Deimond —habla Jason de repente asustandome.

—¿Que? —lo miro.

—tenemos que hablar —dice serio.

Me quito del marco de la puerta y voy hacia donde esta Jason.

—¿Que quieres hablar?.

Jason toma aire, lo suelta, mete sus manos en los bolsillos y se recuesta en la pared.

—Deimond... —se queda pensativo como buscando las palabras adecuadas —¿Que haces aquí? —me pregunta —ni siquiera te tomaste la molestia de saludar a Emily, sino que saliste corriendo hacia acá.

—quely —respondo —pensé que me llamabas para algo importante.

Me vuelvo hacia los baños pero él me detiene.

—bueno, en realidad es por otra cosa —dice.

—¿Que?.

—me puedes decir el nombre de la chica que estaba en la empresa ayer contigo. —me pide.

Frunzo el ceño y comienzo a hacer memoria.

—no sé de qué chica me estás hablando —contesto —hace mucho que no salgo con una.

Dejó a Jason y vuelvo al baño para encontrarme con el señor Fares que se está lavando nuevamente las manos, se las seca y sale de los baños.

Apenas sale, corro hacia el baño de la puerta cerrada que ahora está abierta.

No hay nadie.

Narra Emily:


Me siento la mujer más feliz del mundo, estoy súper agradecida con Dios por sus infinitas misericordias hacia mi, por darme la oportunidad de volver a la vida cuando ya estaba más que muerta.

En estos momentos estoy rodeada de todos mis hermanos y familia que han venido a verme, incluso los J5 están aquí.

Mibsan también vino con su cara de amargado, me miró y lo único que dijo fue.

—¿Enserio estás viva? —dijo levantando una ceja —solo vine para comprobarlo.

Luego de eso se marchó como si nada, ni siquiera le dió pena decirlo delante de todos los hermanos.

Sé que como hija de Dios, debo de amar a todo mundo, pero ese hermano mayor que tengo, me saca la paciencia.

Nina también vino a verme, pero se desapareció de repente, mi padre dijo que se le había presentado un pequeño inconveniente.

Pero, ¿Que es más importante que estar aquí conmigo?.

La quiero mucho y por veces la extraño, ya que en los momentos más felices de mi vida, no ha podido estar.

Aún sigo sin entender porque se negó a ir a mi boda, quería que fuera mi dama de honor, aunque la boda fue una sorpresa para mi.

Fabricio no deja de mirarme de manera dudosa y se rasca la cabeza.

—¿Que pasa? —le preguntó.

—la verdad es que estoy muy feliz de verte bien, pero... —se queda pensativo —no entiendo cómo paso, digo... estabas de muerte.

Yo río al ver la confusión de Fabricio.

—Dios existe —le dice Jak.

—yo sé que Dios existe —dice Fabricio —pero... —se sigue rascando la cabeza.

Horas después.

Poco a poco los hermanos se fueron yendo, solo quedaron los J5 y mi madre, con mi abuela.

Hablábamos de diversos temas, en especial de Dios, pude ver lo feliz que estaban todos por mi sanidad.

Desde que conocí a los J5, me han abrigado con un gran cariño, cosa que agradezco inmensamente, fueron mis defensores en la universidad y no consintieron que nadie me tocará.

Aún recuerdo cuando Deimond agarro a golpes a un chico de la universidad, solo porque me faltó al respeto en una conversación de chicos.

Hablando de Deimond, es él único raro aquí.

Lo primero que hizo apenas llegó, fue correr a los baños, luego de un rato volvió, se sentó en el mueble frente a mi y no ha dicho nada, está pensativo y con la mirada perdida.

—Deimond —lo llamo.

No responde.

—Deimond —vuelvo a llamarlo.

Tampoco responde.

Erick que está al lado de él, lo mueve.

—¿Que? —le dice a Erick.

—Emily te llama —responde Erick.

Deimond me mira.

—¿Todo bien? —le preguntó.

—si —responde. —solo que estaba pensando en él trabajo que deje inconcluso —se pone de pie y se acerca a mi —Emily, de verdad que me alegra mucho que estes bien, no sé mucho de milagros, pero si sé que existen así que espero que puedas tener muchos años de vida.

Me toma de la mano y me levanta del mueble, haciendo que la mano de Jak y mía que han estado entrelazadas, se separen.

Seguidamente me enrolla en sus brazos.

—te quiero mucho —susurra en mi oído sin dejar de abrazarme.

Me trató de soltar, pero él no me deja.

Creo que por ratos se vuelve tedioso.

Jak carraspea la garganta incómodo porque el abrazo se extiende.

Deimond no deja de abrazarme y mis mejillas se ponen rojas de la vergüenza por Jak.

—Dei —le digo —creo que ya fue suficiente.

—no —responde —para mi no es suficiente.

—pero...

—¿Es que acaso no escuchaste? —le dice Jak poniéndose de pie y quitándome de sus brazos.

Miro a Jak y veo que está muy molesto con Deimond, yo bajo mi mirada al suelo un poco incómoda.

«Es una gran cosa que mi madre y mi abuela hallan subido al segundo piso».

—bueno —dice Deimond como si nada —creo que yo ya me voy, tengo mucho trabajo que hacer, nos vemos pronto Emi. —se comienza a ir.

Yo no respondo.

El ambiente incómodo, se siente hasta en el aire.

—yo también me voy —dice Jason mirando su reloj —tengo un ensayo, nos vemos —se pone de pie y se va.

—yo... yo —dice Erick —creo que también me voy.—tambien se pone de pie y se va.

Es como si Jak los hubiera corrido a todos, siento que de algún modo ellos les tienen miedo a él.

—supongo que a mí no me van a dar posada —dice Fabricio —así que también me voy, además tengo unas fans que atender. —se va.

Finalmente quedamos solo yo y Jak.

Es inevitable no ponerme nerviosa, a pesar de que ya llevamos un tiempo de casados, aún así no hemos tenido cercanía, debido a mi enfermedad, pero ahora no estoy enferma.

Volteo a verlo y él está serio sin ninguna expresión en su rostro.

Supongo que está molesto con Deimond por el abrazo tan íntimo que me dió.

—lo... lo siento —me disculpó en baja vos —no era mi intención incomodarte.

Él niega con la cabeza.

—no fue tu culpa, la culpa fué de él que le gusta hacerse el gracioso. —dice.

—solo estaba bromeando —trato de justificar a Deimond.

—creo que lo que quiere es vengarse de mi —contesta Jak muy seguro.

—no entiendo. —frunzo el ceño.

Jak sonríe con esa sonrisa única que tiene.

Aquella sonrisa fue la causante de que me enamorará más y más de él.

—no vamos a malgastar el tiempo hablando más de Deimond —dice.

Pone sus manos en mi cintura y me atrae más a él, de tal manera que nuestras respiraciones se mezclan.

Mi corazón se acelera y no sé que hacer, él se queda mirando mis labios y se acerca más.

Comienzo literalmente a sudar, ya que jamás en mi vida le he dado un beso a alguien y...

—te amo tanto Emily —dice demasiado cerca —tanto que ahora que Dios me ha dado la oportunidad de estar contigo, quiero aprovecharlo al máximo.

Corta la poca distancia que hay entre nosotros.

Yo no sé que hacer ni como reaccionar, lo único que hago es cerrar los ojos y esp...

—¿Ya se fueron todos? —pregunta mi madre.

Me aparto rápidamente de Jak, con mis mejillas rojas de la vergüenza.

Volteo a ver a mamá que baja por las escaleras.

«Es imposible que no halla visto nada».

«Que vergüenza».

—si señora, ya se fueron —respondo a mi madre.

Ella termina de bajar las escaleras y se acerca a nosotros.

—que linda pareja hacen —comenta mirándonos —es una pena que ahora yo vaya a estar sola en Colombia —se lamenta.

Siento tristeza por ello.

—puedes quedarte aquí —le digo.

Mi madre sonríe ampliamente.

—¿De verdad? —pregunta esperanzada, como si no lo creyera.

—por supu...

—¡No! —me interrumpe Jak.

Lo miro sorprendida.

Él me mira, luego mira a mamá.

—hermana Raquel —dice —no quiero que se sienta incomoda, así que me parece una gran cosa que usted tenga su propia casa.

El semblante de mamá decaé.

Miro a Jak para que cambie de parecer, pero él ni se inmuta.

Soy la única hija que tiene, obviamente ella no quiere estar lejos de mi.

—puede ser una casa cerca de aquí —sigue él hablando —pero no aquí.

Abro mi boca para decir algo al respecto, pero él toma mi mano y la entrelaza con la de él.

—pido un permiso hermana Raquel —le dice a mi madre —mi esposa y yo necesitamos descansar.

Me lleva de la mano por las escaleras, yo subo un poco nerviosa y sorprendida por todo lo que le ha dicho a mamá.

Siento como si él no se llevará bien con mi madre y me siento en una casa extraña ya que él no respeto mi decisión.

«Supongo que es mi culpa por opinar en casa ajena».

Llegamos a la habitación matrimonial y entramos, Jak se encarga de cerrar la puerta.

—perdón —dice bajando su mirada sin soltar mi mano.

—descuida —le digo —estamos en tu casa, así que tú decides quien se va o se queda.

—¡No!, —se apresura a decir —no es mi casa, es nuestra casa y al final no es ni tuya ni mía, es de Dios, sé que amas a tu madre bastante y que eres su única hija, pero aún así no comparto que ella viva con nosotros, ruego puedas entenderme, —dice haciendo un puchero —además es bíblico.

Aunque me duele un poco aceptarlo, Jak tiene toda la razón.

Yo asiento con la cabeza.

Él me abraza de manera tierna y delicada.

—gracias —me dice.

Luego de deja de abrazarme, se sienta en la cama y me hace sentar a mi también.

Es imposible no ponerme nerviosa, cuando hace unos minutos atrás, estuvo a punto de besarme.

—antes de casarme —dice mirandome fijamente —siempre soñe hacer algo con mi amada esposa.

«Ya sé para donde va todo».

Comienzo a temblar, ya que no me siento preparada para esto.

—yo...yo...—digo poniéndome de pie —no me siento preparada para esto, lo siento.

Corro hacia la puerta, él se pone de pie y rápidamente me alcanza.

—pero...¿Por qué? —pregunta abrazándome por la espalda.

—dejame ir —le pido con mis mejillas a punto de estallar por lo calientes que están.

—dame una respuesta y te dejaré ir —contesta.

Él me da vuelta haciendo que quedemos frente a frente.

Me maneja como si fuera una muñequita.

—por... por...

No sé que decir, lo único que hago es jugar con mis dedos por los nervios que tengo.

—te vez tan linda nerviosa —me dice.

Más rojas se ponen mis mejillas.

Pienso muy bien la respuesta y tomo aire para decirla sin titubear.

—porque soy virgen, —respondo —además aún no me siento preparada para ser esposa, yo me case contigo porque se suponía que me iba a morir y ni siquiera iba a cumplir con mi obligación de esposa, pero ahora que estoy sana, tengo mucho miedo.

Jak se comienza a reír bajito.

Yo me tapo la cara con ambas manos debido a la vergüenza tan grande que siento.

—cuando dije que quería hacer algo —me dice —me refería al devocional en familia, eso era todo.

«¡Que!».

Fin de la narración.

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