81. DIOS PUEDE SANAR TU CORAZÓN HERIDO.
Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Samuel 17
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
Días después.
No pensé quedarme tanto tiempo, pero no me pude resistir ante tanta ternura, Zuar quiere que me quedé y no quiero defraudarlo, ya que si yo me voy él se quedará completamente solo, sin nadie que lo acompañe, porque Fares se la pasa trabajando.
Es muy rara la vez que está en casa, y es algo que agradezco, ya que no puedo verlo sin pensar que por su culpa mi bebé no está.
En estos días lo único que hago es pasar tiempo con Zuar enseñándole muchas cosas y ayudando a los especialistas que lo están tratando.
—dí: ah —le digo a Zuar.
Nos encontramos desayunando, yo le estoy dando de comer.
—a...ah —dice abriendo su boca.
Yo le doy una cucharada de puré de pollo.
Él la recibe y comienza a masticar lentamente.
—dejalo que coma solo —irrumpe alguien más en el comedor.
Por un momento pensé que era Mibsan por la voz, pero al levantar la mirada, me doy cuenta de que es Fares.
«Su parecido es bastante».
«Como el mío con mi madre».
Siempre que la envidiaba por lo hermosa que era, ella decía que en el futuro yo sería así, y así lo fue.
Es como si yo y Mibsan, fuéramos las copias de nuestros padres.
Suspiro mirando a Fares.
«A cambiado tanto».
Ya no es aquel padre amoroso que solía ser, esa explosión, marco un antes y un después en él para siempre.
—solo quiero ayudarlo —le respondo fríamente.
—pues no lo hagas —me dice con el mismo tono —o ¿Es que acaso piensas lidiarlo toda la vida?.
No le respondo nada, prefiero tragarme las palabras, ya que tengo mucha rabia contra él y quisiera decirle tantas cosas, pero me abstengo.
Le dedicó una mirada de disculpa a Zuar y salgo del comedor.
Unas cuantas lágrimas salen de mis ojos, pero las limpió rápidamente.
No voy a llorar, tengo que ser fuerte, de piedra, aunque que siento un dolor fuerte carcomer mi pecho.
Dormirme sabiendo que soy mamá y despertar sin serlo, es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo.
«¿Dónde está el amor del que mamá tanto hablaba?».
Ella decía que como familia, siempre debíamos estar unidos, no importando lo que pasará, pero apenas ella murió, inmediatamente todo eso desapareció.
«¿Acaso todo fue una vil mentira?».
«¿Todo lo que nos dijo de Dios era mentira?».
«Tanto leernos la biblia, ¿Para que?»
«Para nada».
Voy a mi habitación, tomo mi arma, reviso que este cargada y me voy a la habitación de entrenamiento.
Fares al igual que mi hermano, tiene un lugar en donde se ejércita con el tiro al blanco.
Así como en lo físico se parecen, en sus acciones también.
A ambos les tienen miedo y son los más poderosos en el mundo bajo, incluyendo a la bruja Xian, que lucha por ser la número uno, pero que hasta el día de hoy no lo ha logrado.
Ella era la mujer más poderosa en ese mundo, hasta que destruyó mi familia, luego Fares se levantó y se hizo fuerte, dejándola en segundo lugar.
Hasta que Mibsan se hizo fuerte y ocupo el lado de Fares, haciendo que ahora ella sea conocida como la tercera, cosa que aborrece.
Pero nada de esto hubiera pasado, si ella no se hubiera metido con mi familia.
La pregunta más intrigante es:
Si Fares y Mibsan son tan poderosos, e incluso pueden invadir la mansión de esa bruja, y distorsionar sus planes, ¿Por qué entonces no la han matado?.
¿Quieren saber la respuesta?.
Yo también.
No tengo ni idea.
Una vez le pregunté a Mibsan y me dijo que todo tenía su tiempo y que no tenía sentido una venganza, sino se disfrutaba de ella al máximo.
No sé si Fares piense lo mismo, aunque mirando su forma de actuar, que es la misma de Mibsan, sospecharía que si.
Llegó a la habitación de entrenamiento, me pongo las diademas y comienzo a disparar como loca a ese tablero, con la intención de liberar toda la rabia que tengo contenida.
Horas después.
—¡Vamos, vamos tu puedes! —animo a Zuar el cual está intentando dar pequeños pasos.
Sus piernas tiemblan y es notable el miedo que tiene de caerse, es como si apenas fuera a dar sus primeros paso.
—n...no puedo —dice claramente frustrado.
Comienzo a sonreír emocionada y mando mis manos a la boca.
«Acaba de hablar claramente sin dificultad».
—¡¡Ánimo!! —le sigo gritando —lo estás haciendo bien.
Él da un suspiro y con dificultad levanta su brazo y pasa la mano por su cabello despeinado.
«Mi niño guapo».
Cuando se termine de poner bien, hará que muchas mujeres caigan rendidas a sus pies, me temo que las matará de pura ternura.
Él ha mejorado mucho, cuando llegue escasamente movía las manos, ahora puede mover los brazos y habla más.
Siento que de alguna manera, he sido de ayuda para él y eso me hace sentir bien.
Ya no se la pasa triste, con la mirada perdida, como lo estaba cuando yo llegue.
He pasado momentos muy bonitos con él, siempre y cuando no está Fares, ya que a él todo le molesta, y siempre se tira los momentos lindos.
Quisiera quedarme con Zuar siempre, pero sé que eso no será posible, mi hermano Mibsan me ha de estar extrañando mucho, aunque no me llame y me lo diga, pero la última vez que lo llame, me acuso de traidora.
Aparte de ello, sé que apenas Zuar se recupere, Fares tiene ciertos planes con él y me temo que no son muy buenos.
Ojalá pudiera ayudarlo, pero me halló de manos atadas al enfrentarme contra Fares, él único que puede hacer algo, sería Mibsan, pero está resentido contra Zuar y prometió no mover ni un solo dedo en favor de él.
No sé que fue lo que hizo Zuar para enojarlo tanto, solo he escuchado que la falta que cometió, aunque no sé con especificación que fue, casi le cuesta la vida a Mibsan.
—¡Esoooo! —aplaudo feliz viendo cómo Zuar a dado su primer pasito.
De repente en mi mente aparecen imágenes de algo que pude haber experimentado, pero que no pude experimentar.
Veo a una hermosa nenita, dando pasitos hacia mi, es tan linda que es imposible no llorar.
«Si tan solo estuviera viva».
Dejó a Zuar con el especialista y salgo corriendo hacia mi habitación.
No puedo llorar, tengo que ser fuerte, pero la perdida de mi bebé me está matando.
Voy caminando apresuradamente pero una voz a mis espaldas me detiene.
—Linda —me llama.
Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral, e inmediatamente me tensé.
Desde lo que me pasó, ya nadie me ha vuelto a llamar por ese nombre, ahora soy Nina Montreal.
Linda González murió para siempre.
«¿Quien se atreve a llamarme así?».
Me doy la vuelta lentamente, para enfrentar a él que se le ocurrió decirme así.
Apenas lo veo, las palabras se atoran en mi garganta.
Tengo que tomarme unos segundos para asimilarlo todo.
«¿Que hace Xian en la mansión de los Montreal?».
«Jak Xian».
«Mi enemigo jurado».
Él último de los J5 que quisiera ver, está aquí en frente mío.
—¿Que haces aquí? —pregunto lentamente llena de ira.
La demora fue verlo para recordar todas las cosas que me hizo.
De no haber sido por él, yo estuviera feliz viviendo con Deimond quizás, y jamás hubiera pasado lo que me pasó.
Pensándolo bien, el culpable de todo fue él.
Y vaya uno a saber sino fue él el que le pido a su abuela bruja que me mandará a hacer todo eso.
El solo pensarlo, toda la sangre me hierve y lo quiero matar.
—tengo la autorización de Fares para hablar contigo —responde.
«Osea que Fares le hablo de mi existencia».
«Vaya padre el que tengo».
—¿Y tú crees que yo quiero hablar contigo? —lo miro con desprecio.
A pesar de los años, él sigue siendo el mismo solo que ahora está más guapo, es como si la maldad lo hermoseara, aunque tengo que reconocer que hay algo diferente en él, solo que no sé que es.
Ya no habla con esa prepotencia que se mandaba, ni ríe de manera odiosa, tampoco existe esa mirada divertida con la que se deleitaba haciéndome sufrir.
—obviamente no —responde bajando su mirada —pero pido que me oigas, solo será un momento.
—¡Nooooo! —empuño mis manos —no quiero oírte.
Las lágrimas salen de mis ojos y los recuerdos vienen a mi mente en cámara lenta y a pesar de ser un Xian no me importa gritarle todo.
Aparte de ello lo pienso matar.
Saco mi arma, le quitó el seguro y le apunto con ella.
Jak no se mueve de su lugar, solo me mira fijamente y logro ver que hay arrepentimiento en su mirada, cosa que tiene que ser parte de mi imaginación, ya que los Xian no saben que es arrepentirse.
En vez de estar temblando, se nota bastante tranquilo, como si mi pistola fuera de juguete.
—señorita —llega Duncan hasta mi —calmese.
Intenta quitarme el arma, pero yo le apunto con ella para que no se acerque.
Es tanta la rabia que estoy sintiendo en este momento, que todo mi cuerpo está temblando.
Unos hombres de Fares se acercan para persuadir a Jak que se vaya.
—si das un paso atrás —le digo a Jak —te mató.
Aunque a decir verdad, de todos modos lo voy a matar.
—no me pienso ir, sin antes haber hablado contigo —responde con toda la tranquilidad del mundo, como si no fuera a ser cadáver dentro de muy poco.
—¡Larguesen! —les grito a todos los hombres de Fares que me han rodeado y quieren quitarme el arma.
Son muchos para enfrentarlos yo sola, considerando que Duncan también está del lado de ellos.
«Teaidor».
Ellos no me hacen caso y mientras le apunto a uno, otro ya viene por la espalda.
—¡Si se siguen acercando, juro que mató a cualquiera! —les advierto.
Ellos no me oyen, son como los sombis de esas películas que siguen caminando hacia uno como si nada.
Cuando finalmente estoy decidida a disparar, Jak habla.
—dejenos solos —dice muy seguro —estare bien.
«Eso es falso, muy pronto no va a respirar».
Es increíble, pero a su orden, todos, absolutamente todos se marcharon, como si el fuera el jefe y yo que soy la hija del jefe, ni siquiera me prestaron atención.
«Los odio».
—Linda estoy aquí para...—comienza a hablar Jak, pero yo lo interrumpo.
—¡No te atrevas a llamarme por ese nombre! —le digo a punto de dispararle —¡Linda murió hace mucho!.
—entonces Nina Montreal —me dice —estoy aquí porque necesito que me perdones por todo el mal que te hice, por todas las lágrimas que te hice derramar, por haberme metido en la relación de Deimond y tú, por haber atraído la atención de mi abuela hacia ti, por haber hecho estragos en tu familia, por no haber entregado la carta a...
Estoy tan cegada de la ira que no puedo escucharlo más, simplemente no puedo.
«¿Quien se cree para que después de todo el daño que me hizo, venir a pedir perdón como si nada?».
«¿Es que acaso soy como una máquina que no tiene sentimientos?».
Comienzo a reír de manera irónica, como muchas veces él lo hizo en mi propia cara.
—¿Piensas que con pedir perdón, todo quedará solucionado? —le preguntó sin dejar de apuntarle con mi arma. —¿Crees que todo se restaurará y volverá a ser como antes?.
Él niega con la cabeza.
—es imposible, pero sé que Dios puede sanar tu corazón herido —responde —yo estoy sinceramente arrepentido por todo el daño que cause.
Ahora sí que me da mas risa.
«Lo único que me faltaba, era que metiera a Dios en esto».
—¿Enserio Dios me puede sanar? —pregunto con ironía —¿Desde cuándo hablas de Dios?, que yo sepa, los únicos evangélicos eran tus padres y esos ya están bien muertos —suspiro —no sabes la satisfacción que me da, saber que te haz quedado solo en el mundo —sonrio ampliamente.
—no Nina —me responde muy seguro.
Es como si mis palabras no le hubieran afectado en lo más mínimo.
—no estoy solo —rebate —Dios está conmigo y ahora hablo de Dios, porque me volví evangélico, y si, Dios si puede sanarte y sacar todo ese odio que hay en tu corazón.
—¡Cállate! —le grito desesperada —¡Dios no puede sanarme, porque Él no existe!.
—¡SI EXISTE! —habla una tercera voz.
Es mi padre biológico que acaba de llegar.
Yo niego con la cabeza, mientras lágrimas en abundancia salen de mis ojos por la rabia tan inmensa que estoy sintiendo y sin pensarlo más, jalo el gatillo apuntando a la frente de Jak.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro