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76. TODO EN ESTÁ VIDA TIENE SU PRECIO.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 6
16 Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,

—estan bromeando ¿Verdad? —les pregunto incrédula.

¿Cómo va a ser posible que un niño de esos este al frente de un grupo criminal tan fuerte y peligroso como lo es este?.

Eso no le cabe en la cabeza a nadie.

—¿Nos ves cara de bromistas? —pregunta él chico levantando una ceja.

Niego con la cabeza.

La verdad es que no hay un atisbo de bromas en sus rostros.

¿Eso quiere decir que tendré que seducir a este chico?.

Es la primera vez que no son viejos, la pregunta es ¿Como le hizo para formar este cartel tan grande?.

—puedes ir bajando al sótano —le dice bestia al otro hombre —yo voy a atender a mi novia. —resalta la última palabra.

El hombre se va, y el chico apodado bestia abre la licorera y se sirve una copa de vino.

Ese apodó no le queda por ningún lado, siempre pensé que le decían bestia porque era feo, pero es todo lo contrario.

—¿Gustas una? —me pregunta.

—s...si —respondo.

El comienza a servir la copa, mientras que yo lo analizo de pies a cabeza.

Es un chico muy apuesto, a nadie le cabe en la cabeza que sea un hombre despiadado.

«Pero en fin, a lo que vinimos».

Me acerco y acarició su espalda sutilmente, él trata de apartarse, pero yo bajo mi mano por su hombro.

—eres tan guapo —digo acercando mis labios a su cuello.

Es entonces cuando percibo un olor más, aparte de perfume.

—hueles...hueles ah....

No logro percibirlo totalmente, es como olor a...a...

—hospital —responde él por mi.

—exacto —le digo.

Él se aparta de mi y me entrega la copa de vino.

—es porque vengó de allá —me explica, sentándose en el sofá.

«Un dato importante».

«¿Que hacia bestia en el hospital?».

«¿Acaso está enfermo?».

—¿Y eso? —bebo de mi copa, lo hago de manera sensual.

—estaba con mi hermana —responde.

«Mas información».

Me siento a su lado cortando toda la distancia que hay.

Esto va a ser más fácil de lo que pensaba, ya sé cuál es su punto debil.

—¿Tienes hermanos? —pregunto de manera inocente. —pense que eras único.

Él suspira, toma de su copa, yo espero impaciente la respuesta.

—tengo cuatro. —responde.

«Woooo, que gran dato».

Pongo mi mano sobre su pecho y comienzo a hacer círculos con mis dedos.

—¿Quieres saber cómo se llaman? —me pregunta.

Me sorprendo al ver lo tonto que es, y no me explico cómo le hizo para llegar hasta arriba, pero lo importante es que ya llegó su fin.

—por supuesto —digo poniendo una pierna sobre su regazo —sino te molesta, claro está.

—¿Por qué habría de molestarme? —pregunta inocentemente.

«Es tan ingenuo».

—es solo un decir —digo haciendo mi mejor sonrisa, él se queda embobado.

—yo soy el mayor, luego sigue mi hermana Linda, después Zuar, Annie y Emily la menor.

—pense que eras un hombre solitario. —le digo acariciando su rostro.

—para nada —contesta —el nombre de mi padre es Fares.

«Ni siquiera el nombre del papá se lo reservo, que niño tan tonto, cayó rendido a mis encantos».

Me subo encima de él con la intención de besarlo, pero el sigue hablando.

—mi mamá se llama Alice, pero ella murió en la explosión.

«Explosión, Fares».

«¿Por qué esas dos palabras me suenan familiares?».

—¡Espera! —digo bajando de su regazo atónita con lo que creo acabar de descubrir —¿Cuando dijiste Fares, te referías a Fares Montreal, uno de los hombres más poderosos en el bajo mundo, que está en tu mismo nivel, al que ni la señora Úrsula ha podido matar? —le pregunto.

«Aunque pensándolo bien eso es imposible, ya que sus hijos murieron en la...».

—el mismo —responde él.

—osea que tú...tu...—digo horrorizada —¿Tu eres un Montreal?.

El sonríe complacido.

—Porqué crees que he llegado tan lejos —dice con orgullo.

Doy pasos hacia atrás impactada, jamás había recibido tanta información al mismo tiempo.

«Cuando mi amo se enteré, me dará el mejor premio».

—¿Pero como sobreviviste? —le pregunto.

—mi padre fingió mi muerte y la de mis hermanos, a él se le da muy bien hacer eso —responde.

—oh vaya —digo sin aliento —me temo que ya me tengo que ir.

Me acerco para tomar mi cartera y largarme de aquí, ya que tengo mucha información para dar, ya será otro día que me encargue de matarlo, aunque creo que no será necesario, los enemigos de Fares lo harán.

Apenas tomo mi cartera, bestia se pone de pie y me jala del brazo.

—¿Por qué te vas tan rápido? —me pregunta —se supone que eres mi novia.

«Tan idiota, se lo creyó».

—es cierto —le respondo —pero ya me tengo que ir.

—no es justo —protesta haciendo un puchero —te di mucha información y ¿Tu no me vas a dar nada?.

Me suelto de su agarre y suspiro con impaciencia, pero sonrío para que él no lo note.

—de acuerdo —le digo —te daré un besito.

Me acerco para besarlo, pero él me esquiva.

—yo quiero algo más —dice —quiero divertirme.

Me vuelve a tomar del brazo y me comienza a llevar con él.

Es normal que los hombres se encaprichen conmigo y más si son unos mocosos con las hormonas a flote.

«Tendré que tomarme la molestia de matarlo yo misma».

Mando la mano a mi sostén en donde llevo mi pequeño revolver, pero no lo encuentro.

«¿Como es posible?».

«Yo lo eche».

Frunzo mi seño mientras bestia me lleva a no se donde.

—¿Buscas tu arma? —me pregunta.

—si —le respondo.

—si algo aprendí de mi hermano Zuar, fue a robar sin que se den cuenta, aunque jamás lo hago, lo tuyo fue por seguridad..

Llegamos a una puerta, él la abre y comenzamos a bajar por unas escaleras, es entonces cuando mis alarmas se encienden.

A mi nariz llega un olor a carne podrida, revuelto con orín y excremento, es inevitable no sentir náuseas, me tapo la nariz.

Esas escaleras parecen interminables, debido a que llevo tacones, tropiezo y me voy encima de bestia.

—¿Estas bien? —me sostiene.

—¿Podemos volver arriba? —le pregunto asustada, pero fingo no estarlo.

—tranquila —me dice —ya vamos a llegar.

Efectivamente llegamos abajo y lo que veo me deja sin aliento.

Literalmente comienzo a temblar, la piel se me pone de gallina.

En tanto tiempo trabajando en el bajo mundo, jamás había visto algo tan cruel.

Hay un hombre desnudo, lleno de heridas y cortaduras por todo su cuerpo, algunas se están cerrando, otras siguen abiertas, todo si cuerpo está lleno de sangre y sus manos están atadas con cadenas y grilletes.

En el suelo hay residuos de sus necesidades, tengo que mirarlo solo a él para contener las ganas de vomitar.

Apenas me ve, me dedica una mirada suplicante.

—ese hombre fue el que violó a mi hermana —me dice Bestia.

«Eso no lo sabía».

En ese momento llegan sus hombres y pones dos sillas para mí y bestia.

Él se sienta y me hace sentar a mi también.

Yo trato de aparentar lo mejor que puedo, que todo está bien, aunque siento que me va a dar algo.

—¡¡Que comience la diversión!! —dice bestia.

Uno de sus hombres viene con un fierro rojo de estar al fuego y lo pone en el pecho de aquel hombre, haciendo que esté de un gritó desgarrador.

Luego de unos segundos que parecen eternidad, el hombre que le puso el fierro se lo quita, dejando una notable V en se pecho.

La piel de mi cuerpo se eriza toda, viendo cómo esté hombre grita del dolor, es entonces cuando notó algo más espeluznante.

A ese pobre hombre lo han castrado.

—¿Te gustaría que te hicieran algo así? —pregunta bestia a mi lado.

Yo niego horrorizada.

«Me temo que lo subestime demasiado».

—entonces más te vale que me des toda la información de tu amo —me dice poniéndose de pie.

Él se comienza a ir, yo corro detrás de él, pero sus hombres me detienen.

—¡¡Por favor noooo!! —le gritó presa del horror mientras intento soltarme en vano. —¡Déjame ir!.

Él se detiene y me mira.

—no puedo, —responde —no puedo dejarte ir viva, tienes mucha información de mi y mi familia, pero si puedo darte una muerte instantánea a cambio de tu valiosa información.


Narra Fares:


Luego de solucionar el problema de Linda, voy a visitar a Zuar, el cual curiosamente está en el mismo hospital, me pareció bien, ya que así los tengo a los dos al mismo tiempo a la vista.

Uno de mis hombres resguarda la habitación en donde descansa Zuar, si es que se le puede llamar descanso a eso.

Hace como dos meses que casi lo matan, y hace como una semana que despertó.

Al pobre le fue tan mal, que la mayoría de órganos que tiene ahora, no son de él, si vive es de milagro.

Creo que es el hijo que más costoso me ha salido, ya que conseguir esos órganos fue todo un caso, considerando que tiene un tipo de sangre bastante difícil de encontrar.

Entro a la habitación la cual huele más a muerto que a vivo.

Lo miro y me da lastima, Mibsan dijo que era mejor matarlo que verlo sufrir de esa manera, ya que está como un desechable, yo considere la idea, pero me di cuenta que si moría, no iría precisamente al cielo, así que su sufrimiento sería mucho peor, por esa razón sigue respirando.

—hola —saludo acercándome a su cama.

Él no dice nada, ya que aparte de tener órganos ajenos, la voz se le perdió.

Desde que despertó no ha pronunciado ni una sola palabra.

Aún así, aunque no puede hablar, con su mirada dice mucho.

Me mira con tristeza.

—¿Ya te sientes mejor? —pregunto.

Él me da una mirada de desprecio y voltea su rostro contra la pared.

—eres un desagradecido —le digo —tanto que he hecho por ti y me ignoras.

Él sigue sin voltear a ver, pero sé que me está escuchando perfectamente.

—desde ahora trabajaras para mi, serás como mi esclavo, hasta que me pagues el último centavo que he invertido en ti, aunque dudo que lo termines de pagar, ya que aún te falta la movilidad del cuerpo —le dejó las cosas claras.

No quiero que piense que hice las cosas gratis, todo en esta vida tiene su precio.

—mirate nada más —lo miro con asco —das pena, solo causas lastima, me avergüenza tener un hijo así, nunca quisiste mi ayuda, y tampoco fuiste capaz de sobrevivir solo.

El me voltea a mirar con una mirada de odio mezclada con tristeza y niega con la cabeza.

—¿No? —le digo —¿No que?.

El abre sus labios para decir algo, cosa que le cuesta demasiado, aún así logro entender por su movimiento de labios, ya que su voz no salió.

«No».

—¿No me servirás? —le preguntó.

Él asiente con dificultad por su cuello ortopedico.

—okey —le digo —si no quieres por las buenas, entonces será por las malas, no vas a andar causandome más problemas.

Levanto su camisa y miro su vientre el cual está lleno de cicatrices, incluso algunas heridas están en proceso de curación y ni hablar de todas las cirugías que le han hecho.

Pongo mi mano en la cirugía más reciente y hago presión.

Es inevitable que no quiera descoserce, los puntos se comienzan a romper.

La cara de Zuar se contrae de dolor.

Yo no quería hacer esto, pero él me obliga, por no querer obedecerme.

Estoy más que seguro que si él no se va conmigo, la demora será salir de este hospital y morirá.

—¿No me servirás? —le preguntó.

El niega pero yo hago más presión.

Más puntos de rompen y la sangre sale en abundancia.

Minutos después.

Luego de una larga tortura y de estar por perder el conocimiento, finalmente decidió aceptar.

—cosanlo —fue la orden que les di a las enfermeras.

Salgo de la habitación y me encuentro con Mibsan, el cual parece que está echando fuego por los ojos.

—¿Tanto me odias para que me mires así? —le preguntó pasando por su lado.

Mibsan empuña sus manos.

Sé que si no ha hecho nada, es porque llamaría la atención de nuestros enemigos, cosa que para nada nos conviene a mi ni a él.

—eres el peor padre que en la historia halla existido —me dice bajo pero con mucha ira —¿Cómo fuiste capaz de matar a tu propio nieto, sin el consentimiento de Linda?.

«Y yo que pensé que me iba a decir algo más importante».

Fin de la narración.

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