69. HASTA NUNCA
Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Juan 2
16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Horas después.
Me encuentro en el aeropuerto sentada esperando a que anuncien nuestro vuelo de avión.
Siento un fuerte dolor que aprieta mi pecho, al saber que nunca más volveré a saber de Deimond, jamás volveré a ver su sonrisa o tal vez si, pero solo a través de los medios de comunicación, ya nada volverá a ser igual.
Abro mi bolso, saco una hoja tamaño carta y comienzo a escribirle una carta a Deimond, diciéndole todo lo que quise decirle pero no pude.
Lágrimas salen de mis ojos mientras comienzo a escribir, trato de no escribir mucho para terminarla antes de subir al avión.
Luego de escribirla, la leo mentalmente mientras limpio mis lágrimas
«Como lo siento Deimond, espero que algún día puedas perdonarme por lo que te hice, solo quiero que sepas que no lo hice de aposta, J1 me obligó, me dijo que si no andaba con él, te haría daño y haría que te quedaras en la calle, además le haría cuadritos la vida a mi familia, no tenía salida así que acepté, pero quiero que sepas, que siempre te quise a ti, y siempre te querré.
Me voy porque no quiero sufrir mas, y tampoco quiero verte sufrir, no sabes cuanto me duele que me veas con J1.
Ojala algún día volvamos a vernos y podamos estar juntos sin ningún obstáculo.
Att: tu pequeña Linda».
Terminó de leer la carta y la guardo en un sobre.
«Ni siquiera sé para qué la escribí, sino tengo con quien enviarla».
Luego que parta de aquí, perderé todo contacto con él para siempre.
—El vuelo a París saldrá en 30 segundos, 39, 38, 37. —comienza a contar la computadora.
—¡Linda vamos! —me llama mi madre a la distancia ya que ella está con mi padre en donde se realiza el papeleo.
—¡Voy! —le gritó de vuelta tomando mis cosas.
El teléfono vibra anunciando la llegada de un mensaje, lo abro y dice:
Fares: Cuando leas este mensaje desaste del teléfono.
Me dispongo a sacarle la sincar pero de inmediato entra una llamada, veo y es Jak.
De una le saco la sincar y lo depósito al primer vote de basura que encuentro.
«Lo que menos quiero es hablar con él».
Camino con mi maleta hacia el avión.
—¡Linda! —escucho una voz bastante familiar. —¡Linda, Linda! —sigue llamando.
«Que no sea quien creo que es».
«Que no sea».
Volteó a mirar disimuladamente sin dejar de caminar y efectivamente es quien creo que es.
Jak.
«¿Como rayos se enteró que me iba a ir?».
Camino más rápido.
Los nervios se apoderan de mi, y siento que ya me está pisando los talones.
De repente siento que me toman del brazo.
—Linda —habla Jak a mi lado con su respiración acelerada por correr.
—¿Que haces aquí? —trato de no lucir molesta ya que mi padre biológico dijo que fuera amable.
—te busque por el GPS de tu teléfono —responde.
«Acosador».
—creo que ya me tengo que ir —digo mirando a mamá que me hace señas para que me mueva.
Trato de avanzar pero él no me suelta.
—¿Enserio te vas a ir? —me pregunta.
—sip —le respondo más segura que nunca.
—no es necesario que lo hagas —me dice —no dejaré que hipotequen tu casa, quédate.
«Ni loca».
—¡No! —trato de no gritar, pero ya lo hice.
—al menos hazlo por Deimond —me dice —sufrira mucho si te vas.
Lo miro con impaciencia.
«Creo que más sufre si me quedo».
—no te entiendo —le digo frustrada —tu fuiste el que más quiso que me fuera.
—si, pero ya no.
—olvidalo.
Me suelto de su agarre y voy hacia el avión, pero él me jala del bolso haciendo que esté caiga al suelo y lo primero que sale de ahí es la carta.
Trato de agarrarla pero él es más rápido que yo.
—¿Que es esto? —me pregunta.
«¿Que?, ¿No lo ves?»
—una carta —le respondo al borde del colapso de mi paciencia.
Pensé que la abriría, o la rasgaría en pedacitos, pero solo miró el remitente en el sobre y me la devolvió.
—entoces que tengas buen viaje —me dice recogiendo mi bolso y dándomelo —lamento si complique un poco tu estadía en el colegio.
«¿Enserio, solo un poco?»
Yo asiento con la cabeza y comienzo a alejarme, pero cuando ya voy a llegar al avión, se me ocurre una gran idea.
«No sé si sea lo mejor, pero es mi única opción».
Me vuelvo hacia Jak.
—¿Podrías darle esta carta a Deimond? —le pregunto.
—si eso es lo que quieres y no desconfías, entonces lo haré —me responde tomando la carta —no sé lo que dirá, pero ya no tiene sentido ocultarle la verdad a Deimond, considerando que tú ya te vas.
Por primera vez escuché sinceridad en sus palabras o al menos eso creo, incluso está siendo amable.
Me da un abrazo y dejó que lo haga, incluso se lo correspondo considerando que es la última vez que lo voy a tratar.
—adios —le digo dándome vuelta.
—hasta pronto —me contesta.
«Hasta nunca».
Subo al avión y tomo mi lugar al lado de mi madre.
—abrochen sus cinturones, apaguen sus teléfonos —comienzan a hablar por el altavoz —en contados minutos el avión va a estar despegando.
Es inevitable que unas cuantas lágrimas no rueden por mis mejillas, al saber que ya nada será igual, que nuevamente volveré a empezar de nuevo y que algunas personas que fueron para bien en mi vida, ya no volveré a saber de ellas.
Como lo fue Gracia, una gran amiga que siempre se preocupó por mi y me habló de Dios.
También está Deimond, que se quedó con mi corazón.
Narra Jak:
Me vuelvo con una sonrisa en mis labios al ver que finalmente me salí con la mía.
Lo mejor de todo es que gane la apuesta.
Había apostado con Jason que el que se quedará con Linda, sería el jefe al mando de los J5 por siempre y yo he ganado.
Tuve que hacer unas jugadas sucias, pero todo por una justa causa.
Cabe aclarar que no siento ningún cargo de conciencia por lo que le hice a Linda, ya que a otras personas les he hecho cosas peores.
Tampoco es la primera vez que le tumbo la novia a uno de mis amigos, a Erick también le quite la novia, pero eso ya es otra historia.
Camino hacia mi auto, cuando veo al pobre tonto de Deimond, estoy a punto de soltar la carcajada viendo como corre y busca con la mirada a Linda.
Rápidamente abro el sobre, saco la carta y lo vuelvo a sellar.
Pongo mi mejor cara de tristeza, eso de actuar se me da muy bien.
Hay veces que siento que debería de estar en una escuela de actuación, pero mi padre jamás me lo permitiría.
Se preguntarán ¿Que hace Deimond aquí?.
Pues verán, yo lo llamé, pero lo hice cuando sabía que no iba a alcanzar a llegar a tiempo.
Apenas me vio corrió hasta mi.
—¿Donde esta Linda? —pregunta agitado.
—se fue —le respondo con indiferencia encogiéndome de hombros.
Hubieran visto la tristeza tan grande que se formó en su rostro.
Tuve que apretar mis labios para no soltar la carcajada.
—¿No dijo nada? —pregunto esperanzado.
—se enfado al saber que yo te había avisado, así que con más razón se apresuró a irse —le respondí.
—no te creo —me dice molesto.
—bueno —digo haciéndome el desinteresado —aquí te dejo una carta, supongo que ahí te dará una explicación de todo lo que ha hecho y de porque se fue sin siquiera decirte adiós.
Saco el sobre de mi bolsillo y se lo entrego antes de irme.
Narra Deimond:
Me quedo con el sobre en las manos mientras Jak se va en su auto.
La verdad es que no le creo absolutamente nada, es más ya ni siquiera creo que Linda se halla ido.
No es posible que se fuera así como si nada, se que me cambio por Jak, pero aún me parece increíble que se vaya sin decir adiós.
Voy hacia el auto donde me reciben mis hombres.
—consiganme los vídeos de las cámaras de seguridad —les ordeno.
Entro al auto, me siento y espero a que vengan con los vídeos de seguridad.
Minutos después.
Repito una y otra vez el vídeo donde aparece Linda despidiéndose de Jak, no me lo creo.
Se despide de él con un efusivo abrazo, como si fueran los grandes amigos, aunque claro ellos son novios.
Aún así me cuesta creerlo.
Abro rápidamente el sobre para leer la carta que me ha escrito, pero vaya la sorpresa que me llevo al ver que no hay nada, es un sobre vacío, totalmente vacío.
Incluso miró dentro del sobre a ver si de pronto la carta se pegó al sobre, pero no hay nada.
Daño el sobre para ver si escribió en el mismo sobre, pero está totalmente blanco, solo está escrito el remitente.
De: Linda.
Para: Deimond.
Es todo lo que dice, no hay nada más.
A Jak lo despidió con un gran abrazo, solo le faltó darle beso, pero a mí ni siquiera se tomó la molestia de decirme adiós o al menos mandarme un mensaje, solo me dejó un sobre y para colmo de males es un sobre vacío.
«Ahora me doy cuenta de que fui un completo idiota».
Incluso creí hoy cuando la abracé que ella todavía me amaba.
Razón tenía Jak cuando me decía que yo era muy convencido.
«Ahora sí me cansé, ya no voy a ser igual, de nada me sirvió a ver sido tan bueno».
«La trate como a una reina y ¿Para que?».
«Para que terminara traicionandome con mi mejor amigo y cuando pensé que volvería conmigo, simplemente se fue».
Hasta mi orgullo de hombre doblegue por ella, le dije que volviéramos, a pesar de que me había traicionado, pero lo único que hizo fue ilusionarme.
Jugo con mis sentimientos de la peor manera que alguien lo puede hacer.
Jason siempre decía que las mujeres eran de lo peor y por eso juega con ellas, yo no lo creía, pero ahora estoy seguro.
—vamonos de aquí —le digo a mis hombres.
Horas después.
Miró la copa de champán mientras río al ver como me vieron la cara de tonto.
Ya he bebido mucho y me cuesta ponerme de pie, aún así quiero beber más, quiero refugiarme en el licor para de esa manera olvidarme de lo que Linda me hizo.
«Prometo nunca más creer en las mujeres».
«Ahora me vengaré de todas ellas, por lo que Linda me hizo».
—vamos —dice Jason —tenemos que irnos.
Niego con la cabeza.
—ya estás muy borracho —me dice tratando de levantarme de la silla.
—dejadme —le digo con la lengua enrredada.
Jason me mira con impaciencia.
—¡No te puedes ahogar en licor por una vieja!. —me dice.
Me tomo otro trago.
Estoy tan mareado que miró dos Jason.
—deja de sufrir por ella —me dice —no lo vale.
Rio ante su comentario.
—¿Quien dijo que estoy sufriendo por ella? —le pregunto —es al contrario, antes estoy celebrando que ella se fue, no volveré a llorar nunca más por una mujer.
Jason suspira.
—¿Sabes que? —me contesta —no soy tu niñera para andarte cuidando, si no vas a aprender a tomar, no pretendas volver a andar conmigo, llamaré a tus hombres para que te lleven a casa. —se da vuelta y se va.
Me da igual que se vaya, al cabo que no quería que me acompañará, solo estoy mejor.
Sigo tomando.
Lo bueno de este estadero es que a pesar de ser menor de edad, el dinero me facilita la entrada.
Desde que Linda me rompió el corazón, he aprendido a experimentar muchas cosas y aún quiero experimentar más.
Supongo que fue una gran cosa que me rompiera el corazón.
«Me abrió los ojos».
—¡Brindo por ti, Linda! —digo levantando mi copa en alto.
Más horas después.
Abro los ojos con un tremendo dolor de cabeza y de cuello, me volteo hacia la derecha para acomodarme mejor en la cama, pero caigo en el suelo despertándome.
Si antes me dolía la cabeza, ahora es más.
Me siento en el suelo mientras miró a mi alrededor y me doy cuenta de que está no es mi habitación, estoy en la sala de la mansión.
—ay —me quejo mientras me sobo la cabeza.
«¿Cómo llegue aquí?».
«Ni idea».
Supongo que mis hombres fueron los que me trajeron.
Lo último que recuerdo es que Jason me dejó tirado.
Escucho pasos bajar por las escaleras.
«Ojalá no sean mis padres, porque ¿Quien se aguanta la cantaleta?».
Espero en silencio cuando veo a la hija de la señora que se encarga de la cocina.
Tiene una hija preciosa de mi misma edad, no sé cómo es que no me había dado cuenta.
«Definitivamente estaba ciego de amor por Linda».
Sé que soy su amor platónico desde que era una niña, pero yo nunca la miré así, solo la veía como la hija de la cocinera, hasta hoy.
Muevo mi cabeza de un lado a otro.
«¿Que es lo que me pasa?».
«Yo no era así».
De un tiempo para acá, ya no estoy viendo a las mujeres con los mismos ojos, ahora las veo con deseo.
No sé si son mis hormonas o que diablos, pero ya ni la hija de la cocinera se me escapa.
¿Y saben que es lo más gracioso?.
Que con tantos años de distinguirla, ni siquiera se cómo se llama y lo digo enserio.
Desvío mi mirada hacia otro lado tratando de no dejarme llevar por mis instintos sexuales.
Ella termina de bajar las escaleras y va hacia donde yo estoy.
Que coste que yo no la busque, ella vino solita y no sé si me pueda controlar.
Además tiene una pijama que...
—joven Morgan —me habla —no debería de estar aquí, si sus padres llegan y se dan cuenta de que usted volvió a tomar, volverán a regañarlo.
«Como siempre ella preocupándose por mi».
No le contesto nada.
Trato de tener mi mirada clavada en el suelo para no ver sus piernas.
Las mujeres deberían de saber que esa clase de pijamas solo son para estar en la habitación, no para salir por agua cuando hay más hombres por ahí.
—supongo que estás muy mareado y no puedes levantarte —sigue hablando.
Tampoco le digo nada.
—dejame ayudarte —se acerca.
Se inclina y comienza a ayudarme a levantar y para completar una tirita de su blusa baja por su hombro dejando ver el inicio de su pequeño busto.
«Esto es complicado para mi».
Me dejó ayudar por ella, juntos subimos a mi habitación.
Puedo caminar perfectamente solo, ya que la borrachera se me ha pasado, pero ya que ella insiste en ayudarme, no se lo pienso impedir.
Entramos a la habitación, ella me ayuda a acostar y me quita los zapatos.
—que descanse joven Morgan —se despide.
Yo me levanto rápidamente y la tomo del brazo.
Ella voltea a verme asustada.
De repente se me comienza a parecer mucho a Linda y siento que no me puedo controlar mas.
Sobo mis ojos con la otra mano que tengo libre y vuelvo a mirarla.
«No, ella no es Linda».
Aún así la atraigo hacia a mi y la abrazo.
«Ella no es Linda»
Escucho la voz de mi corazón.
«Pero eso no importa, Linda te traicionó».
Eso es verdad, ella me traicionó no hay razón para yo serle fiel a ella.
Comienzo a bajar mi mano por su cintura y la chica no opone resistencia.
Cuando me doy cuenta, ya la tengo en mi cama.
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