58. J3
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Ester 3
2 Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba.
Lo primero que hago es sacar fuerzas de dónde no las tengo, como pude empuje ese arreglo floral hasta afuera y cerré la puerta con el anhelo de que alguien pase y se lo lleve.
Pensé en arruinarlo.
Pero, ¿Que culpa tienen las rosas?.
Día siguiente.
Me levanto entre dormida y luego de alistarme, voy a desayunar.
—¿Que hacen esas flores aquí? —pregunto indignada al ver las flores bien acomodadas en todo el centro de la sala.
—anoche que llegamos, las encontramos afuera, así que las entre —responde mamá sin ningún problema.
—nos las quiero ver aquí —digo molesta.
—pues entonces no las mires —dice mi madre con despreocupación.
Suspiro con impaciencia.
Definitivamente ella no entiende.
Quise explicarle el porque, pero lo más seguro es que termine discutiendo con ella, y eso de discutir con mamá, no me agrada mucho.
—creo que ya no tengo hambre —le digo antes de caminar hacia la puerta —¡Adios mamá!.
—¡Adios querida! —dice mi madre caminando hacia la cocina.
Salgo de casa y me quedo esperando a que Deimond llegue, miro mi teléfono para asegurarme de que no me halla dejado un mensaje diciendo que no podía, pero no hay nada.
Guardo nuevamente el teléfono, escucho un sonido de carro y es él.
Apenas el carro se detiene, él baja rápidamente.
—hola —me saluda con su radiante sonrisa.
—hola —le respondo tratando de sonreír igual, la verdad es que ver esas flores me hicieron poner molesta.
—estas preciosa —dice acercándose y dándome un casto beso en la mejilla.
—tu también estás guapo.
El ríe.
—no tienes que ser amable. —dice.
—no estoy siendo amable, lo digo en verdad, o ¿Es que no te das cuenta que en colegio las traes locas a todas?.
—con que te guste a ti, es más que suficiente, no necesito la atención de nadie más.
Me abre la puerta como todo un caballero, subo al auto y nos dirigimos al colegio.
Media hora después.
Llegamos y como siempre, están esas chicas molestas, haciéndole barra a los J5.
«Me preguntó si no se aburrirán de ello».
«Que lo hagan una vez, está bien».
«Que lo hagan dos veces, también está bien».
«Pero que ya vayamos para el tercer periodo y sigan en lo mismo, es el colmo».
Es más, cada día les inventan una nueva barra.
De verdad que esto es muy molesto y ya me tienen cansada.
—¡Ya vienen, ya vienen!, ¡Los J, los J5! ¡Ra, ra, ra!, ¡Los queremos, los amamos, los...
Esa es la nueva barra que les han sacado.
Hasta tienen porristas.
—no les pongas cuidado —dice Deimond al ver mi notable molestia.
—vamos —le digo abriéndome paso en medio de la coreografía que están haciendo en honor a los J5.
Deimond me sigue y juntos caminamos hacia el salón.
Poco a poco la gritería se escucha más lejana, cosa que agradezco mucho, ya que me indigna que traten a los J5 como si fueran dioses.
Comenzamos a subir las escaleras y el teléfono de Deimond comienza a timbrar.
—y ahora ¿Que querrá? —dice Deimond mirando la pantalla de su teléfono —hola brother —contesta.
Me quedo parada a su lado mientras esté escucha lo que le están diciendo.
—¿Como así?, —pregunta molesto —¿A que horas pasó?.
La llamada se corta, el guarda el teléfono y me mira apenado.
—lo siento Linda, pero me tengo que ir —dice triste —no podré acompañarte en la primera clase, pero nos vemos después.
—de acuerdo —le respondo.
Ya me he acostumbrado a estas llamadas repentinas, que hacen que Deimond cambie de planes de un momento a otro, casi siempre ocurren en este mismo lugar.
El se va cabizbajo y yo sigo mi camino hacia el salón.
Entro al salón en donde solamente hay hombres, ya que las mujeres aún no regresan de loar a los J5, tomo mi lugar y saco el libro de la materia correspondiente.
Me pongo a leer y me concentro sin poner cuidado a las chicas que van entrando.
—muy buenos días —saluda el profesor fuertemente captando mi atención, aún así no levantó la cabeza de mi página, ya que perdería donde voy. —hoy vamos a estar haciendo una clase muy especial, está clase consiste en...—se calla de repente.
De pronto todo mundo se asombra y escucho pequeños grititos de emoción al entrar un alumno más al salón.
No me molestó en mirar, porque también quedaré anonadada.
No porque sea un alumno nuevo, es porque es J2, el chico que se roba el aliento de todas y la admiración de todos.
«Seguramente lo que tenía que hacer, lo concluyó rápidamente y por esa razón está aquí».
Pone su bolso al lado de el mío y se siente ruidosamente en la silla.
Es entonces cuando captó un pequeño detalle.
«El nunca se sienta así».
«Tampoco usa ese perfume tan fuerte».
Levantó mi mirada inmediatamente y lo miro.
Vaya sorpresa la que me llevo.
No es Deimond.
Es Jason.
Jason.
¿Pueden creerlo?.
Jason está en mi clase, a mi lado, justo donde Deimond se sienta.
«Esto es inaceptable».
«No lo acepto».
Cambio mi mirada de sorpresa a una de asesina.
El me mira con su mirada de indiferencia, pero aún así se esfuerza y me sonríe, a leguas se nota que es una sonrisa forzosa.
A mi mente viene las rosas que me mandó anoche y mi estómago se revuelve.
«¿Como un hombre como él, puede mandar regalos tan lindos?».
Ahora cada vez que reciba esa clase de regalos, estaré condenada a recordar el regalo de él.
—hola —me saluda. —espero que te haya gustado el regalo de ayer, me esforcé mucho buscándolo. —dice en voz baja.
El profesor continúa con la clase, pero yo no le prestó atención.
—quitate de ahí —le digo a Jason con tono amenazante —ese es el puesto de Deimond.
Apenas digo su nombre, Jason se pone en pie y se sale del puesto.
Yo me siento aliviada al ver que acato mi orden.
Pero este no se va, simplemente comienza a revisar la silla y la mesa minuciosamente, luego vuelve a sentarse como si nada.
Lo miro indignada.
—lo siento —dice —pero no encontré su nombre por ningún lado, así que por tanto este puesto está libre de ser ocupado por cualquier persona, además Deimond tiene puesto personalizado en nuestro salón, ya sabes, ser J2 tiene sus beneficios.
Suspiro con impaciencia tratando de controlar la ira tan grande que estoy sintiendo en estos momentos.
Siento que si no se va, me voy a convertir en una criminal.
El solo hecho de verlo es tan estresante.
No entiendo cómo estás chicas pueden suspirar por un hombre como él.
«Es tan desagradable».
—¿Podrías dejar de mirarme así?, —me pide —lo haces como si estuvieras viendo un excremento.
«Es similar».
Tomo aíre, dotandome de la mejor paciencia que he tenido hasta ahora, lo ignoro y trato de concentrarme en la clase.
«Ojalá Deimond llegue pronto y lo saqué de aquí, ojalá».
Una hora después.
—ahora vamos a hacer un ejercicio en parejas que consiste en...—dice el profesor.
Dejó de escuchar lo que dice y comienzo a rogar mentalmente.
«No, por favor no».
«¿Como es que se le da por hacer ejercicios en parejas, justo cuando Jason está aquí?».
Una chica se acerca a nuestra mesa.
—Jason —le hace ojitos —¿Podría ser pareja contigo?.
Al escucharla decir eso, fue como si fuera un ángel enviado del cielo, hasta le miré la urna en la cabeza.
Ahora lo único que toca esperar, es que Jason diga que sí.
—no —le respondió con indiferencia.
La chica se va cabizbaja.
—¿Pero por qué? —pregunto indignada.
«Esa chica era mi salvación».
—porque...—iba a responder Jason pero lo interrumpen.
—Jason —habla otra chica con voz chillona —¿Yo si me puedo hacer contigo?
Jason le dedica una gran sonrisa.
«Por fin alguien que llamó su atención».
—no —le responde.
—¡Queee! —exclamo aún más indignada.
—no me pienso hacer con ninguna de ellas —comienza a decirme Jason —porque me pienso hac...
—Jason —habla otra —¿Será que me puedo ha...
—¡Nooo! —grito Jason sin dejarla terminar de hablar.
Me temo que le sacaron la paciencia.
Al verlo así tan acosado, estuve a punto de reírme.
Se puso de pie y miró a todas las que estaban haciendo fila para pedirle que hicieran pareja con él.
—¡¿Es que no entienden o que?! —pregunta molestó —¡Si me hice al lado de Linda, es porque quiero hacer pareja con...
«No lo diga, no lo diga».
Rogue mentalmente.
Fue entonces cuando el timbre sonó, acallando la voz de Jason.
Guardo rápidamente mis cosas y me dispongo a salir.
—oye espera —me dice Jason tratando de agarrar mi brazo, pero yo soy más ágil y no me dejó.
Corro hacia la salida.
—¡Profesor!, —habla Jason —aún no he escogido mi pareja —protesta.
«Esto no puede ser».
Me giro a ver lo que el profesor va a decir.
—lo siento, pero esto es todo por hoy, la clase se da por terminada. —contesta el profesor.
Puedo ver la rabia notable en el rostro de Jason, en cambio en mis labios se dibuja una gran sonrisa.
Echo mi larga cabellera hacia atrás y comienzo a caminar alegremente.
«Por fin, he salido victoriosa».
Camino sin rumbo, buscando con la mirada a Deimond, pero no lo veo.
Finalmente me encuentro con los J5, exceptuando a Jason y Deimond, el resto está ahí.
«¿Por qué Deimond no está con ellos?».
Me entra la inquietud.
Veo como J1 me mira fijamente.
J3 lo hace de manera divertida.
«Ojalá pudiera saber lo que pasa por su mente».
J4 me mira como cualquier persona, ni siquiera me presta atención, cosa que agradezco.
J1 se para frente a mi, haciendo que los demás se detengan también.
Ya les dije que son como robots, si uno para, el resto también lo hacen.
Es como si J1 los manejará a todos.
Intento pasar por un lado, pero J1 no me deja.
Si voy a la derecha, el también lo hace o viceversa.
«No entiendo porque se empeñan en complicarme la vida».
—¿Que quiere? —pregunto molesta.
—quiero que vayas conmigo por un helado —responde —veras, Deimond está taaan ocupado que ni siquiera tiene tiempo para ti.
Rio con sorna.
—ahorrate tus ofrecimientos —le digo —si fueras la última Cocacola en el desierto, —doy un suspiro antes de continuar —me moría de sed.
El río ante mi comentario.
—eso está por verse, Linda —pronuncio mi nombre lentamente.
No sé porque, pero siento que eso fue como una amenaza.
Aún así no le prestó atención y sigo mi camino, pero para completar, J4 es tan torpe que termina chocando conmigo en un pasillo tan espacioso.
—lo siento —se disculpa.
—¡Fijate! —le digo indignada siguiendo mi camino.
Pero me doy cuenta de algo.
No sé cómo le hizo, pero estoy segura que esto fue obra de J4, ya que ninguno más tuvo contacto físico conmigo.
Me a pegado un papel en el brazo.
Lo despegó y contempló la letra.
Es una letra hermosa, jamás había visto letra así.
El papel decía:
"Si buscas a Deimond, está en clases de natación".
Arrugó el papel y lo tiró al primer vote de basura que veo.
Lo más seguro es que lo que decía sea mentira, pero aún así no me aguante y fui hacia donde estaba la piscina.
Generalmente no voy ahí, solo lo hago cuando tengo clases de natación.
Llegó al lugar y efectivamente no hay nadie, es obvio que J4 solo quería jugarme una broma.
Aún así cierro la puerta y optó por quedarme aquí.
Es un lugar solitario, así que me agrada, es mejor este lugar, que tener que aguantar a esos fastidiosos J5.
Camino lentamente y me acerco al borde de la piscina.
Me quedo mirando el agua y no sé si son cosas mías, pero el agua se está moviendo.
—¡Aaaaaaaahhhhhh! —grito del susto al ver a Deimond emerger del agua justo frente a mi.
Fue tanto el susto que estuve a punto de caerme a la piscina, de no ser porque Deimond me sostuvo.
—¿Estas bien? —me pregunta.
—si —respondo torpemente —eso creo.
Me aparto y el sale de la piscina con solo una pantaloneta.
Es inevitable para mi no ver su contextura física.
Trago grueso al ver los músculos que ya se han formado.
De repente me encuentro con su mirada sobre mi.
Me doy cuenta que me ha sorprendido mirándolo de manera diferente y es inevitable que mis mejillas no se calienten, es la primera vez que lo veo sin camisa.
Bajo mi mirada avergonzada.
—¿Te gusta lo que ves? —pregunta divertido.
—si, no —respondo torpemente —en realidad yo...yo estaba mirando la pantaloneta, tiene... tiene un...un diseño bastante único.
Deimond ríe ante mi respuesta.
«Definitivamente soy pecima mintiendo».
El ambiente está tan pesado que se me dificulta respirar con normalidad.
—creo que me voy para la cafetería —digo incómoda. —para que puedas vestirte.
Deimond ríe, pero no dice nada.
Yo me apresuró a salir corriendo de ahí.
Cuando Deimond se propone ponerlo a uno nervioso, puede lograr un gran efecto, así como hoy.
Salgo y es entonces cuando el aire vuelve a entrar a mis pulmones normalmente.
Minutos después.
Estoy en la cafetería, cosa que es bien extraña, ya que no me agrada mucho venir aquí, aún así estoy aquí, porque le dije a Deimond que aquí estaría, estaba tan avergonzada en ese momento, que no se me ocurrió que otra cosa decir.
Estoy comiendo una ensalada de frutas, cuando de repente las chicas comienzan a hacer escama.
—¡Oooohhhh!, ¡Increíble! —exclama una y las demás le siguen.
—¡Viene J3!. —dice otra.
Todo se forma un desorden, como si de una estrella de Hollywood se tratara.
Yo sigo comiendo como si nada.
Hasta que.
Hasta que de pronto algo helado cae sobre mi cabeza y baja lentamente por mi cuello, empapando mi uniforme y ni hablar de mi pobre caballo, también baja por mi rostro.
Acaban de echarme el jugo encima.
Me limpio la cara con el dorso de mi mano y levantó la cabeza para saber quién fue el gracioso o graciosa.
La primera persona que veo es a J3, el cual tiene una gran sonrisa en sus labios.
—no sabes cuánto había anhelado hacer esto —comenta divertido —siempre lo había visto en las telenovelas que ve mi mamá.
«Desgraciado».
Me paro rápidamente y sin pensarlo, le estampó en la cara toda mi ensalada de frutas.
Hubieran visto como le cambió la expresión divertida a...
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