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54. UNA TIERNA LLAMADA.

Nota: Hola a toditos bendiciones, otra vez yo por aquí para saludarte de parte del Señor y decirte que no importa lo que estés pasando, Dios siempre tiene un plan para ti.

Solo deja que Dios sea Dios.

Paso por aquí para extenderle un saludo super mega especial a mi queridísima lectora que por cierto es escritora y escribe muy bien.

Es mi queridísima PaolaReyesP26.

Ustedes que me leen les invito a que se den un paseíto por sus historias, son muy buenas.

Ya me leí una, se llama: ¿QUIEN SOY?.

Y se las recomiendo me encantó bastante y me dejó una buena enseñanza.

Y a ti mi querida Paola quiero darte las gracias por darle una oportunidad a mi historia y gracias por tus comentarios, de verdad que me han sacado una gran sonrisa.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 27
22 Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.


Jak está acostado relajadamente en mi cama, como si fuera su cama y no contento con ello, a metido mano en mis cosas y está mirando mi álbum de fotos.

Algo tan privado para mí, que ni siquiera Deimond a visto, el lo está mirando sin mi consentimiento.

Aparta su mirada del álbum y me mira como si nada estuviera pasando.

—hola Linda —saluda como si nada y vuelve su mirada a mi precioso album.

—¡¿Hola?! —repito irónicamente —¡Vienes a mi casa sin mi consentimiento, te metes a mi habitación como si nada, aparte de ello te acuestas en mi cama como si fuera la tuya y no contento con eso metes tus asquerosas manos en mis cosas privadas y dices "hola" como si nada!—le reprochó llena de ira.

El pecho me sube y baja debido a la respiración tan acelerada que tengo.

Siento que ya no puedo más y voy a perder totalmente el control.

Para acabar de completar, Jak se sienta, justo en mi cabecera.

«Lo odiooooó».

Creo que tendré que estrenar cama con todo y cobijas, incluyendo almohadas.

—¡Aclaración! —dice aclarando su garganta —en primer lugar está cama no se parece a la mía, ya que la mía es tres veces más grande, y mis manos no son asquerosas, —me las enseña —como puedes ver, están perfectamente limpias, incluso soy mucho mas higiénico que tú.

Ya no pude aguantar más.

—¡Me importa un carajo tus aclaraciones! —le grito —solo quiero que sepas que esto que has hecho no lo pienso pasar por alto.

El muy desgraciado frunce el ceño como si no supiera de que estoy hablando.

Lo primero que hago es sacarme un zapato y lanzarcelo directamente a la cabeza, a ver si de pronto así, deja de ser tan odioso.

—¡Oye! —dice esquivando el zapato —¿Acaso te volviste...?, —me comienzo a quitar el otro zapato —¡Nooo, no te atrevas! —dice al ver mis negras intenciones.

No lo escucho y le lanzó el zapato, ya que el se merece eso y mucho más.

Pero tiene tan buena suerte, que también esquiva este.

La sangre me hierve aún más al ver que no logro darle al objetivo, así que tomo la horquilla que tengo en el cabello y me abalanzó contra el.

—¡Nooo! —dice arrimándose hacia la pared —¡Suelta eso, no vayas a hacerme daño!.

Por primera vez pude ver miedo en su mirada.

Sé que lo que estoy haciendo es peligroso, pero solo quiero darle una lección, quiero que entienda que conmigo nadie se mete.

El trata de esquivarme pero yo me subo encima de él.

Sé que es algo loco, pero es de la única manera que lo tengo bajo control, o al menos eso es lo que creo.

—¡Suéltame loca! —dice quitándome la horquilla y la lanzo al otro extremo de la habitación.

Quedo totalmente desarmada, pero eso no quiere decir que quedé manca, así que cuando el piensa que me voy a rendir, lo agarro de los cabellos y lo comienzo a mechonear.

Jamás me había sentido tan a gusto haciendo algo así.

Mientras que lo jalo de las mechas y le arrancó uno que otro pelo, ya que su cabello es más fuerte que el mío, recuerdo todas las veces que por su culpa me humillaron.

Recuerdo las veces que lloré amargamente y me quise morir solo por su culpa.

Pero el día de mi anhelada venganza a llegado por fin.


Narra señora González:


Estaba en la tranquilidad de mi sofá viendo una agradable película, cuando unos gritos aterradores se escucharon desde el cuarto de mi hija.

Me paro y voy rápidamente a ver qué pasa.

Quedo en shock al ver semejante escena.

Mi hija está subida o montada encima de ese joven Xian, pero es no es lo que me deja en shock, lo que me tiene así es que ella lo está mechoneando e inclusive ya le ha arrancado pelos.

De ser otra persona no me aterraria, pero es el hijo de uno de los hombres más influyente que existe, que con solo tronar los dedos, puede dejarnos en la ruina.

—¡Suéltalo Linda! —grito saliendo de mi shock.

Linda deja de maltratarlo y finalmente el logra quitársela de encima.

—¡¿Que está pasando aquí? —pregunto obviamente molesta con Linda.

Linda se pone en pie y baja su cabeza avergonzada.

De verdad que me ha dejado sorprendida, Linda no es una chica violenta, jamás la había visto tan enfadada.

Tiene su cabello hecho un desastre, parece que fuera la actora de una película de terror.

—nada mamá, nada —responde bajo.

El jóven Xian se levanta de la cama, arreglando su cabello y alisando su ropa.

No me quiero imaginar lo que hubiera pasado donde no hubiera llegado a tiempo.

«¿Cómo es que a Linda se le ocurre hacer semejante cosa?».

«Que tal donde me hubiera ido».

—¿Nada? —repito seria —si no llego lo dejas calvo y dices que nada.

Bueno, lo de calvo es una exageración.

Veo como ella comienza a jugar con sus dedos sin atreverse a decir nada.

Es cierto que en el colegio siempre va haber alguien que le caiga mal a uno, pero justo ella tiene que llevarse mal con el hijo de un hombre tan poderoso.

Se supone que en casos así, uno tiene que echarselos al bolsillo.

Si se le da la gana la puede hacer expulsar del colegio, ya que fue fundado por su familia y que más da.

Me lleno de indignación al ver que ella simplemente se queda callada y no dice nada.

—¡Por el amor de Dios! —pierdo la paciencia —¡Linda respóndame!.

Me acerco a ella y levantó su rostro sin delicadeza.

Creo que yo estoy más desesperada y preocupada que ella.

—¿Es que acaso no te das cuenta que es el joven Xian? —le digo con rabia.

Sus ojos se cristalizan, pero aún así no dice nada.

—¡Te estoy hablando Linda! —pierdo el control.

—¡Calmese, calmese señora! —habla el joven Xian.

Es entonces cuando recuerdo que no estamos solas.

El toma a Linda de los hombros y la aparta, luego se pone en lugar de ella.

—no es para tanto —dice restandole importancia a lo sucedido —en realidad Linda y yo acostumbramos a jugar así, un poco rudo.

Lo miro y sé que está mintiendo, la está justificando.

«¿A quien le va a gustar que lo jalen de los pelos?».

—disculpenos —hace una leve reverencia, típico de los coreanos —esta vez se nos fue la mano.

Me quedo mirando los gestos que hace y simplemente se ve adorable, se parece tanto a los protagonistas de mis series coreanas, a una en especial.

Aparte de ser educado, es muy guapo, se nota que desde pequeño a sabido bien que es la palabra humildad.

«Es tan humilde que vino a visitar nuestro sencillo hogar».

—de acuerdo —contesto mirando a Linda —pasare esto por alto, solo porque el es muy lindo y me lo está pidiendo, incluso se disculpó sin tener la culpa de nada.

«¿Cómo resistirme ante tanta belleza?».

Me doy vuelta y comienzo a irme.

—pero ma... —habla Linda.

Volteo a mirarla indignada.

No puedo creer que ahora sí se atreva a hablar solo para rebatir.

Se queda callada porque el joven Xian le a tapado la boca.

«Tan lindo el, librandole el pellejo».

—puede continuar con su camino —me dice con una pequeña y cautivadora sonrisa —no pasa nada.

Yo asiento y miro a Linda con severidad antes de marcharme.

Fin de la narración.

Jak quita su mano de mi y finalmente puedo respirar.

El muy odioso a quedado como un ángel ante los ojos de mi mamá.

—te odio —digo con lágrimas en los ojos.

—pues debería de ser al contrario —dice con total indiferencia —te acabo de librar el pellejo, estoy más que seguro que dónde no diga nada, te dejan marcada la cara y creeme lo habría disfrutado bastante, pero disfruto mucho más, ganarme el corazón de tu mamá.

¿Se dan cuenta que tengo todas las razones para odiarlo?

—¿Que quieres? —le preguntó.

No entiendo porque tiene que cogerla contra mi, yo no le he hecho mal a nadie, yo lo único que anhelo es vivir en paz.

«¿Porque tiene que venir a mi casa?».

«¿Que es lo que pretende o trama?».

—¿Por qué me miras así? —pregunta acariciando mi mejilla, quito su mano —¿Por qué me miras con tanto odio?, ¿por qué me tomas por tu enemigo?, yo solo quiero ser cercano a ti, quiero estar a tu lado, ¿Tan malo es querer eso?.

No le creo ni una sola palabra.

—habla claro de una buena vez —le digo.

—de acuerdo —responde —estoy dispuesto a darte el cielo y la tierra, todo lo que me pidas, a cambio de que dejes a Deimond.

«Sabía que algo se traía entre manos».

Niego con la cabeza mientras sonrió.

—pudrete —le digo —pero jamás te daré ese gusto.

El suspira.

—no pude sacarte del colegio, —se pasea a mi alrededor —tampoco quieres romper con Deimond, aunque te lo estoy pidiendo por las buenas, luego no me culpes por ser cruel contigo, no tengo la culpa de que siempre te gusten las cosas por las malas. —dijo quitándose la mascara de niño bueno que traía, dedicándome una mirada asesina, luego salió.


Podrá ser un chico muy guapo y codiciado por todas las chicas, pero por dentro su alma está negra.

Esa es la triste verdad, no es feliz y tampoco quiere que los demás lo sean.

Pero jamás le daré el gusto de usarme para romper el corazón de Deimond.

Eso nunca.

Me dejó caer en la cama pensando en lo que me ha dicho y comienzo a llorar, no lo hago porque tenga miedo, lo hago porque me da mucha impotencia su actitud.

Minutos después.

Me estoy empezando a quedar dormida, pero el teléfono comienza a timbrar haciendo que me despierte.

«¿Quien podrá ser?».

Vuelvo a cerrar los ojos e ignoró la llamada, está finaliza pero vuelve a comenzar.

Tomo el teléfono de mala gana y sin abrir los ojos contesto.

—¿Quien? —digo entredormida.

—¿Quien eres tu? —se escucha la voz de un chico.

—mi nombre es Linda —respondo sin darle mucha importancia.

—¿Linda? —repite.

—mmm —asiento con la cabeza como si el pudiera verme.

—que felicidad escucharte —exclama feliz —¿Si sabes quién soy?.

Quito el teléfono de mi oreja y miro la pantalla.

Aparece que es un número desconocido.

Abro los ojos como platos, disipando todo el sueño.

—¿Quien eres y que quieres? —pregunto alarmada.

Temo por mi integridad.

¿Que tal sea un acosador?.

Uno nunca sabe.

—supongo que son muchos años para que te acuerdes de mí, —responde un poco triste.

No sé porque pero me da la sensación de que lo conozco aunque no reconozca su voz.

Es como la voz de...

—Mibsan —digo.

—nooo —se apresura a negar.

—¿Entonces por qué se parece tanto a la voz? —pregunto.

Por la forma en que nego, me doy cuenta de que sabe quién es Mibsan, o mejor aún, es Mibsan y no quiere reconocerlo.

—compare pero no ofenda —contesta.

Su voz es casi, pero casi idéntica, tiene algo que la diferencia, pero no sé que es.

No sé si alegrarme o confundirme.

«Tal vez este usando una aplicación para cambiar de voz».

Definitivamente es él.

Mi corazón comienza a saltar emocionado ya que la última vez que nos vimos, no quedamos en buenos términos.

—Mibsan no lo niegues —digo con la voz quebrada por la felicidad, —sé que eres tú.

El suspira.

—no Linda, nooo —sigue negando —si quieres hacemos una videollamada y verás que no lo soy.

Sé que si no es él, hacer una videollamada es algo arriesgado, pero no tengo nada que perder, así que me arriesgo.

La videollamada comienza, me arreglo un poco el cabello y al ver la pantalla quedó en shock, comienzo a llorar de la felicidad.

No es Mibsan, pero ese rostro tan tierno lo reconocería en cualquier parte, aunque ya no sea aquel niño indefenso de aquel orfanato, ahora es todo un adolescente, pero esa ternurita que se manda, no se la quita nadie.

—¿Zu... Zuar? —digo en medio de las lágrimas.

El sonríe y asiente con su cabeza.

Mis ojos se me nublan de tanto llorar.

Lo único que hago es acariciar la pantalla del teléfono, con el anhelo de poder tocar aquel tierno rostro.

Cuando Mibsan me dijo que vivía en la calle y se dedicaba a robar, me dió mucho pesar, ya que el es mi sangre y fue muchas veces mi paño de lágrimas en el orfanato.

Siempre que tenía miedo, venía y me abrazaba, buscando un refugio, sin saber que yo también me refugiaba en el, aunque no pudiera ayudarme, pero esos abrazos siempre me dieron fuerzas para seguir adelante.

—no llores manita —me dice —yo pensaba que te habías olvidado de mi, o que quizás ya no existías.

—¡Tonto! —lo regañó —¿Cómo crees que me iba a olvidar de ti?, Es solo que no sabía dónde estabas.

Sigo llorando de la felicidad, pero también siento dolor al verlo, se ve que la vida no lo ha tratado nada bien, pero aún así no han logrado borrar ese hermosa sonrisa.

—quiero abrazarte —le digo.

—yo también. —responde.

Lloró y lloró hasta sentir que las lágrimas se agotan.

Minutos después.

—¿Cómo encontraste mi número? —le preguntó curiosa.

Ya hemos hablado bastante, me ha contado gran parte de su historia que me ha hecho llorar y sentir muy mala hermana, aunque esa no ha sido su intención.

Me siento mal, porque cuando yo muchas veces me quejé de la comida o porque no tenía más ropa, más zapatos, o porque quizás quería una cama más grande.

El ni siquiera tenía que comer, nadie le daba nada, tuvo que robar para alimentarse, aparte de ello, fueron muchas las noches que pasó en la calle aguantando frío, calor, hambre y sin poderse dar una ducha digna, mucho menos cambiarse de ropa.

Tuvo que soportar el rechazo de la humanidad, como muchos al verlo se tapaban la nariz y lo miraban como si fuera excremento.

—pues como te iba contando —me dice —ahora estoy viviendo con Mibsan, creo que me a adoptado porque me trata como un hijo y siempre me regaña, incluso me ha contratado profesores para que me enseñen.

Eso hace que sonría.

Quiere decir que Mibsan no es un chico malo, incluso cuida de su hermano menor, cosa que no hace aquel hombre que dice ser nuestro padre.

—resulta que hoy salió tan apresuradamente que hasta el teléfono dejo, le tiene como siete claves, pero después de echar tanta cabeza, finalmente lo pude desbloquear por medio de el computador, entonces me puse a curiosear que tenía en su móvil y entre tantos números de teléfono que encontré, mire este el cual tenía unos símbolos diferentes a los de los demás —comienza a rascarse la cabeza —¿No entiendo por que no le pone nombre a las personas?.

Rio ante su pregunta.

La verdad es que yo tampoco tengo idea.

—entonces me causo mucha curiosidad —me sigue contando —sentí que ese número era de alguien especial, para serte sincero, pensé que era el número de su novia, aunque hasta ahora no le he visto ninguna, pero uno nunca sabe, así que llame para molestarla y vaya la sorpresa que me llevo al saber que eras tú.

—pues me alegra mucho poder hablar contigo —dijo feliz —y cuentame ¿Cómo fue que terminaste siendo adoptado por Mibsan?.

La cara de Zuar deja de ser apacible y se convierte en horror.

Puedo ver que se pone muy medroso.

—¿Que pasa ternura? —le preguntó con tono dulce.

—creeme que no querras saberlo —dice bajando su cabeza —Mibsan es un...

No logro a escuchar lo que dice, porque unos gritos en la videollamada, no lo dejaron terminar de hablar.

—¡Zuaaaaaar! —escucho decir.

Es la inconfundible voz de Mibsan.

De inmediato la llamada se cortó.

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