51. ATT: JAK
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 6
27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno
Sin que sus vestidos ardan?
28 ¿Andará el hombre sobre brasas
Sin que sus pies se quemen?
Cuando escuché sus palabras sentí como si un baldado de agua fría con cubos de hielo hubiera caído sobre mi.
Todos los sueños, todos los planes que habíamos planeado a futuro, comenzaron a derrumbarse delante de mis ojos y me fue imposible no llorar frente a ella.
Me despierto con los ojos húmedos de llorar y me doy cuenta de que todo ha sido un simple sueño.
Aunque de sueño no tenía nada, eso era más bien una terrible pesadilla y una horroroza.
Mi mayor terror es que Linda me diga esas palabras.
Tomo mi móvil y lo primero que hago es crear una historia con todos los recuerdos que hemos copilado hasta el día de hoy y los subo a facebook.
Me meto a la dicha.
Minutos después.
Mientras disfruto de mi desayuno, comienzo a chatear con Linda y le comento de la historia que subí a facebook.
Después de ello ella no volvió a responder mis mensajes, eso comenzó a preocuparme y lo peor de todo es que sentía que estaba viviendo la pesadilla que tuve.
Todo estaba ocurriendo exactamente igual.
Cuando me despedí de mi mamá, ella hizo lo mismo que en mi pesadilla.
Cuando salí de casa, el chófer ya me estaba esperando y llevaba la misma ropa que en esa pesadilla.
También me dijo las mismas palabras.
El miedo se comenzó a apoderar de mi.
«¿Y si la pesadilla que tuve, fue una revelación?».
«De ninguna manera».
«Lo que menos quiero es que Linda rompa conmigo».
«No lo soportaría».
Tengo que romper el patrón de aquella pesadilla.
Tomo el teléfono y con mucho pesar le vuelvo a escribir a Linda, aunque ni siquiera a mirado mis otros mensajes.
Deimond: Lo siento Linda, pero no puedo recogerte en el día de hoy.
Guardo mi móvil en mi bolsillo.
—vamonos de una vez para el colegio —le ordenó al chófer.
Este me mira confundido pero no discute mi orden.
—como usted mandé Joven Morgan —me dice.
Miro hacia la ventana mientras siento como la preocupación se apodera de todo mi ser.
«¿Que estara pasando con Linda?».
«¿Todo estará bien?».
«O simplemente nada está bien».
Fin de la narración.
Me voy al colegio por mi propia cuenta, ya que Deimond me escribió diciendo que no puede venir a recogerme.
Mi teléfono se había quedado sin batería después de la llamada de J1, así que cuando lo puse a cargar y leí el mensaje ya era bastante tarde.
Mi padre ya se había ido a trabajar, así que tuve que pedir un taxi.
Lo malo es que el taxista es un anciano y no conduce rápido, si sigue así definitivamente llegaré tarde.
«No me explico cómo a personas así, no le quitan la licencia».
—Podría andar un poco más rápido —le pido.
—lo siento señorita —responde —pero si subo la velocidad, podríamos tener un accidente.
Ruedo los ojos con impaciencia y me dedico a mirar por la ventana.
«Definitivamente voy a llegar tarde».
No me queda otra opción que darme al dolor.
Veo como los demás carros se nos adelantan.
Hasta que un coche color negro comienza a pitar detrás de nosotros.
El taxista le indica que se adelanté.
Este lo hace, pero luego se atraviesa adelante haciendo que el taxista frene ordinariamente.
Miro indignada la escena, mientras el corazón me late rápidamente por el susto que me he pegado.
«Que bueno que el taxista no iba rápido, de lo contrario nos habíamos accidentado».
No quito mi vista del otro coche que sigue atravesado sin moverse, la puerta se abre y sale nada más que J5.
La cara se me calienta de mal genio al verlo.
Viene y se acerca al taxista el cual también está enfadado.
—¡Por el amor de Dios! —exclama el taxista exaltado —¡¿Te das cuenta de lo que acaba de hacer muchacho?, Por poco causas un accidente, ¿Tienes edad para estar por ahí conduciendo?.
J5 le resbala lo que aquel taxista entrado en años le dice.
—no tengo tiempo para escuchar sermones —le contesta —además estaba convencido de que un accidente jamás ocurriría considerando la lentitud con la que usted maneja —su mirada va hacia mi y luego vuelve al taxista —me atravesé porque la chica que usted lleva es mi novia y quiero llevarla en mi coche.
El rodea el coche y se dirige hacia mi puerta.
Yo lo miro atónita.
—¡Wats! —exclamo.
«¿En qué momento me convertí en su novia?».
El abre la puerta rápidamente e intenta sacarme, pero yo reaccionó y corro hacia la otra puerta.
—¡Mentira! —le digo al taxista mientras J5 se mete en el auto y me jala del brazo —¡Eso es falso!. —grito para que él taxista me ayude.
El taxista nos mira confundido sin saber que hacer.
—el que hallamos peleado anoche por llamada, no significa que hallamos terminado preciosa —me dice J5 muy seguro mientras me saca del taxi.
Mete su mano en el bolsillo y tira unos billetes en el puesto del copiloto.
Luego me arrastra hacia su coche.
—¡Suéltame lunático! —le grito intentando safarme de su agarre —¡¿Estás loco o es que te falta un tornillo?.
El ignoro mis palabras y siguió llevándome hacia su coche, abrió la puerta y sin cuidado alguno me metió.
Quise salir, pero este rápidamente cerro la puerta y la aseguró.
Corro hacia su puerta, pero el fue más rápido y entro acomodándose en su puesto.
Lo miro chiquitito de la ira tan grande que siento.
«¿Quien se cree para llevarme en contra de mi voluntad?».
«Esto podría considerarse como un secuestro».
—¡¿Que te pasa?! —le reclamo exaltada en ira, mientras el enciende el auto y conduce.
—nada —responde con indiferencia —es solo que no quiero que llegues tarde al colegio.
Niego con la cabeza.
«¿Como si a él eso le importará?».
Sigo sin entender porque está siendo así conmigo.
Lo miro con la intención de descubrir lo que trama, pero lo único que logro a ver es su perfil.
No es el chico más guapo del mundo, pero tampoco les voy a decir que es feo, tiene lo suyo, además a su edad tiene bastante músculo, se nota que va al gimnasio.
«Lastima que por dentro su corazón este podrido».
—¿Que hay de tu príncipe? —pregunta volviendome a la realidad —¿Por qué no te llevo?.
Abro mi boca para responder, pero luego recuerdo que el no es nadie para que le responda.
—eso a ti no te importa —le contestó molesta.
—okey —dice sonriendo de lado —como tu digas Linda —acentuo mi nombre —al fin y al cabo, la única que me importa eres tú —desvió su mirada de la carretera hacia mi y me guiño un ojo.
Desido ignorar sus palabras y mirar por la ventana.
«¿Desde cuándo J5 coquetea conmigo?».
«Ojalá solo sean suposiciones mías».
Aspiró que Deimond no se vaya hacer ideas raras en la cabeza, cuando me vea llegar con J5.
—lamento lo pasado entre nosotros dos —dice J5 —me tome muy enserio la orden de Jak de hacerte la vida imposible y me levanté contra ti, sin darme cuenta que eres una chica inocente, que no tiene la culpa de nada.
No le contesto, sigo mirando por mi ventana.
«¿Por qué de repente se está disculpando?».
—desearía volver a empezar de cero y que podamos ser buenos amigos y quien sabe si algo más.
Me giro a verlo con una mirada asesina al escuchar sus últimas palabras.
—jamás sería tu amiga —le contesto —ni siquiera en la otra vida, ni mucho menos algo más, a ustedes los J5 los odio con todas mis fuerzas.
Siento un alivio al decir eso.
Es que de verdad los odio, por culpa de ellos pase ratos muy amargos que jamás podré olvidar.
—¿A Deimond también? —pregunta divertido.
—el es la excepción —le respondo.
El suspira.
—pobre Erick —dice —el nunca tuvo velas en ese entierro para que lo odies, definitivamente Deimond es muy afortunado, no entiendo como le hizo para ganarse el corazón de una chica tan hermosa como tú.
—¡Cállate!.
—pero si yo casi no hablo y me importa un carajo todo. —rebate —¡Por el amor de Dios!, valora mi esfuerzo.
Ruedo los ojos.
Ahora sí que estoy más confundida por el cambio de actitud de este man.
Primero fue J1 que vino a mi en son de paz y ahora es J5, lo único que falta es que J3 me esté esperando en el colegio con los brazos de par en par.
Uno nunca sabe.
Pero si llegaré a pasar, definitivamente es porque están planeando algo raro en mi contra.
Veo al frente y me doy cuenta de que varios coches están orillados en la carretera, apenas nos ven comienzan a salir en orden numérico.
Son el resto de los J5 que esteban esperando a J5.
Curioso, J5 tiene el mismo nombre de todo el grupo en conformidad.
Suspiro con impaciencia.
Siento que esto es algo tan infantil.
—¡Detén el auto! —le exijo —yo me bajo aquí.
—me temo que eso no se va a poder mi bella doncella —dice haciendo que me den arcadas al llamarme así —definitivamente hoy llegas conmigo.
Intento abrir la puerta, pero está tiene seguro.
Me acerco para tocar el botón de quitar seguro, pero J5 da un frenon de aposta, haciendo que me vaya encima de él.
Mi rostro se puso rojo de la vergüenza, quise apartarme pero el me tomo de la cintura con la mano que tenía libre y no me dejó apartar de él.
—J5 por favor —chillo de lo avergonzada que estoy mientras intentó apartarme.
—si dices mi nombre, entonces te soltaré.
Comienzo a hacer memoria en mi mente de su nombre, yo lo sabía pero lo he olvidado, varías veces he escuchado a Deimond hablar de el y los otros chicos, siempre que lo hace, suele decir sus nombres.
—Jason suelteme —le digo incomoda al recordar su nombre.
El me suelta.
Yo vuelvo a mi lugar y no me atrevo a moverme más.
—desde ahora en adelante me llamaras por mi nombre ya que somos cercanos y otro día piénsalo bien antes de acercarte tanto a mi.
No digo nada, aunque me queda la duda de porque somos cercanos, aún así prefiero callar, bastante vergüenza ya he pasado.
Llegamos al colegio y todas las chicas están afuera dándoles la bienvenida.
Los otros chicos comienzan a descender de sus coches, Jason hace lo mismo con una gran sonrisa saludando a todas las chicas.
Tomo aire y desciendo del coche.
Todos me miran.
Los J5 lo hacen con sorpresa incluyendo a Deimond, el cual me mira confundido.
Las chicas lo hacen con molestia y comienzan murmurar entre ella.
—que descaro —escucho a una decir.
Trato de hacer que no escuché nada e intento abrirme paso en medio de todos.
—no le vasto encerrarse con J1 en la oficina del rector sino que ahora anda con J5. —dice otra.
Hago oídos sordos y quiero llegar a mi salón, pero llega Deimond.
—Linda —pronuncia mi nombre.
Supongo que quiere una explicación y no sé cómo dársela, además aquí hay mucha gente.
Me remuevo incomoda en mi lugar ante la atenta mirada de todos.
«Odio ser el centro de atención».
Deimond mira mi incomodidad y me toma de la mano.
—vamos —me dice.
Comienzo a caminar con el y todos nos abren paso.
La incomodidad que hay entre nosotros es palpable, a leguas se nota que a Deimond no le gustó nada verme llegar con J5, además el sabe que a mí no me agrada ni tantito.
—Deimond —digo cuando ya estamos solos.
Deimond se detiene y me mira.
—¿Si?.
Tomo aire.
—Deimond yo...—no sé cómo explicarle.
«Le voy a decir la verdad».
—Jason me...
—no la culpes —habla Jason a mi espaldas —yo la traje porque venía retardada, ella no quería pero yo insistí.
«¿Insistió o más bien me trajo a la fuerza?».
Deimond me mira esperando que yo diga si eso es verdad.
Yo asiento.
Lo hago porque no quiero que se peleen por mi culpa.
—lo siento por no traerte hoy —se disculpa Deimond y me da un tierno abrazo.
Yo lo abrazo también.
No sé la causa de que no me haya traído, pero está perdonado.
El es tan lindo que hace que me enamoré más y más de él.
Nos quedamos así abrazados hasta que escuchamos a Jason carraspear.
Dejamos de abrazarnos y Deimond lo mira.
—¿Todavía sigues aquí? —le pregunta molesto.
—si —responde Jason con indiferencia —J1 quiere que nos reunamos ahora —le dice pasando por nuestro lado.
Deimond me mira y me dedica una sonrisa de boca cerrada.
Me toma de la mano y caminamos en silencio.
Muchos pensamientos pasan por mi mente mientras caminamos.
Miro de reojo a Deimond y noto que su semblante luce un poco decaído, pero al notar que lo miro, comienza a sonreír.
Llegamos al salón y Deimond me da nuevamente un abrazo.
—tengo que irme —deposita un beso en mi mejilla. —ahora nos vemos, cualquier cosa, no dudes en llamarme y nunca olvides lo mucho que te amo.
Yo asiento y el se va.
Me quedo mirandolo hasta que termina de subir las escaleras al siguiente piso.
Entro al salón y todas las chicas me fulminan con la mirada.
Ya se que me aman.
Podría decir que muchas de ellas me tienen envidia porque logré lo que ellas no han logrado en muchos años de estudiar aquí.
Pero que le vamos a hacer, así es la vida.
Yo no llegue buscando nada, pero ahora soy afortunada de tener a un chico tan lindo y guapo como lo es Deimond Morgan.
Sonrió al pensar ello y me dirijo a mi puesto.
Me llevo una gran sorpresa al ver lo que hay encima de mi mesa.
Una pequeña caja llena de chocolates.
«Esto no es más que obra de Deimond».
«Siempre vive sorprendiendome».
Me siento y comienzo a disfrutar de los deliciosos chocolates mientras que él profesor llega al aula.
Cada vez que me terminó de comer uno, siento el deseo de comerme otro, si sigo comiendo así, será inevitable no engordarme, lo bueno es que ya no soy modelo y no tengo que vivir a dieta.
Minutos después.
—como pueden ver la humanidad al paso de los años a ido evolucionando cada vez más —dice el profesor mientras se pasea de un lado a otro.
Disimuladamente mando la mano a mi regazo para tomar otro delicioso chocolate, pero no encuentro nada.
Miro y efectivamente ya no hay nada, se han acabado todos, lo único que queda es una pequeña tarjeta.
La tomo entre mis dedos y quedó totalmente fría al leerla.
Dice: SI TE COMISTE TODOS LOS CHOCOLATES QUE TE DÍ, SIGNIFICA QUE SI ACEPTAS MIS DISCULPAS.
ATT: JAK 🙂.
Maldigo para mis adentros mientras arrugó la tarjeta.
«Esto simplemente no me puede estar pasando a mi ».
Estaba más que convencida que los chocolates eran de Deimond.
Pensé que él los había mandado a poner ahí para mí, pero vaya que estaba equivocada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro