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40. REPENTINO

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Job 2
4 Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.


Me quedo mirandolo de pies a cabeza atónita.

Trae ropa casual, la cual le sienta muy bien, ha cambiado bastante, ahora está mucho más guapo, pero aún así puedo reconocerlo perfectamente.

—¿Quien es? —murmura una de las chicas.

—no lo sé —responde otra —creo que un chico nuevo al que han transferido de otro colegio.

—pero si que es guapo —comenta otra.

—¡Oh si!.

Dejó de prestar atención a los comentarios y me quedo mirandolo en silencio sin saber que decir.

Quisiera por un momento saber que es lo que él siente, si está enfadado conmigo o si vino a auxiliarme, la verdad es que no sé que esperar exactamente de él.

Hay veces que incluso siento miedo, y como no si es el causante de mis peores pesadillas, en ellas el siempre es el villano.

—Mib...Mib...—trato de pronunciar su nombre pero el me interrumpe.

—ven aquí —dice con voz dulce, luego me jala hacia él y me envuelve en sus brazos.

Me dejó llevar por el momento y las lágrimas corren por mis mejillas, debido a la felicidad tan grande que siento de que él esté aquí.

A pesar de tanto dolor que he tenido en estos días, finalmente puedo sentir un poco de felicidad, aunque no sé cuánto vaya a durar.

Todos nos miran atónitos, asombrados sin saber que hacer o que decir.

El deja de abrazarme y comienza a secar mis lágrimas.

—deja de llorar —me pide con voz tierna —no seas tontita.

Rio ante sus palabras, no importandome de que medio colegio nos este observando.

«¿Por qué no había visto antes está faceta de él?».

«¿Por qué siempre lo ví como el malo de la película?».

«Cómo mi enemigo, cuando es mi propia sangre».

—vamos —dice rodeando mis hombros con su brazo y comenzando a caminar.

El solo pensar de que él esté estudiando aquí, hace que una gran sonrisa aparezca en mis labios, supongo que de ahora en adelante nadie se volvera a meter conmigo.

Pero...

«¿Cómo le hizo para entrar a estudiar aquí?».

—¡Alto! —dice una voz masculina tras nuestras espaldas, haciendo que salga de mis pensamientos y vuelva a la realidad.

Mibsan se detiene y se da vuelta lentamente, yo hago lo mismo temiendo lo peor.

Ahora solo falta que se reúnan entre todos y le den una paliza a Mibsan.

El solo pensarlo hace que comience a temblar del miedo e inconscientemente me aferró a Mibsan.

Mibsan no dice nada, solo mira al chico que ha hecho que nos detengamos.

—no quiero tener problemas contigo —dice el chico un poco coibido por la mirada tenebrosa que Mibsan le da —pero no te puedes llevar a esa chica —me señala.

Mibsan rueda los ojos, retira su brazo de sobre mis hombros, haciendo que me sienta desamparada, luego se aparta de mi y va hacia donde esta el chico.

«Ahora si está acabado».

Tengo tanto miedo que ni siquiera me puedo mover, no soy capaz de hacer nada, pero... ¿Que haré?, Si aquí nadie ayuda a nadie, ni siquiera los profesores.

—¿Y por qué no? —le pregunta Mibsan levantando una ceja.

Aquel chico no es capaz de seguirle sosteniendo la mirada a Mibsan y la baja al suelo.

—por... porque...porque es la chica que él líder de este colegio tiene como blanco, —responde con dificultad. —y si tú la defiendes también terminarás metido en problemas.

Todo paso muy rápido, que ni siquiera supe cómo reaccionar a tal acto, ni los demás tampoco, porque se veían muy asustados.

Mibsan en un abrir y cerrar de ojos tomo a ese chico por el cuello y lo levanto en el aire, haciendo que este batallará por no dejarse ahorcar, hacia lo que podía por safarse, mientras que movia sus pies en el aire.

Me quedo atónita mirando la actitud de Mibsan, pensé que su brazo se cansaría y lo soltaría, pero no lo hacía.

—¡Oh por Dios! —grito una chica horrorizada —¡Lo está matando!.

Un chico intento defender a ese pobre que estaba suspendido en el aire, pero Mibsan como todo un profesional en pelea, le torció el brazo con la mano que le quedaba libre y lo tiró al suelo, seguidamente le puso el pie en la garganta comenzando a asfixiarlo, esto hizo sin soltar al chico que tenía colgando.

«¿En dónde aprendió a hacer eso?».

«Ni siquiera en las películas había visto una pelea así».

Las chicas gritaban viendo la escena, los chicos comenzaron a alejarse, ningún otro se atrevió a intervenir.

De repente el rostro del chico suspendido en el aire, poco a poco se comenzó a poner morado por falta de aire.

Sus ojos se comenzaron a blanquear, lo más terrible era que a Mibsan esto no le importaba nada.

—¡Mibsan! —chille al ver lo segado que estaba por la ira —¡Mibsan! —grite con fuerza captando su atención —¡Lo vas a matar!.

Finalmente Mibsan al ver mis lágrimas reaccionó y lo soltó, este cayó al suelo casi sin vida.

—digalen al líder que me vale lo que él haga o con quién se meta, pero a Linda ¡Nadie la toca! —les dijo a todos.

Nadie se atrevió a contestar.

—¡¿Que pasa ahí?! —escuche la voz de uno de los profesores a la distancia.

—¡Vamos! —dijo Mibsan y me saco del colegio a todo correr.

Yo sabía que era imposible salir del colegio ya que el vigilante lo mantenía cerrado hasta la hora de salida, pero increíblemente apenas llegamos al portón, el nos abrió la puerta como si nada, aunque ese no era el vigilante que estaba está mañana, es uno diferente, al que jamás había visto.

Narra Fares:

—señor, es para informarle que su hijo Mibsan irrumpió en la escuela, mató al vigilante y aparte de ello dejo inconscientes a dos de los estudiantes, y no contento con ello, contrato a un sicario para matar al joven Xian, del cual ya nos deshicimos, también se ha llevado a Linda y por estar encargandonos del sicario, hemos perdido el paradero de el y ella—me notifica uno de mis hombres por teléfono.

«¡Maldición!».

«Esto solo me pasa a mi».

«¿Por qué tuve que tener un hijo problema?».

«Su nombre de ser: problema».

«Lo único que hace es complicarme la vida».

«¿Que le costaba quedarse en París dándose la gran vida en el imperio que ha construido a precio de sangre?».

Pero no. El chico tenía que venirse a complicarme la vida a mi y de paso a la pobre Linda que no sabe a lo que se enfrenta al andar con él.

Solo a él se le ocurre la grandiosa idea de querer matar al hijo de mi jefe, claro que yo también quiero matarlo, pero no será ahora.

—dejen al joven Xian, yo me encargo de su seguridad, —le digo —y vayan y busquen a Mibsan, así sea en el mismísimo infierno y asegúrense de traer a Linda sana y salva, en cuanto a Mibsan, si tienen que valersen se sus armas, háganlo, solo no le disparen al corazón, ni a la cabeza y procuren que no mate a muchos de ustedes.

Narra J1:

Me encuentro sentado en el salón jugando con un llavero, lo giro y lo giro entre mis dedos, mientras el profesor nos dicta la clase.

Todavía no asimiló lo que ha pasado hoy.

«¿Cómo es que ese sujeto apareció de la nada y se llevó a Linda?».

Ya mandé a buscar información de el y ni siquiera estudia aquí, no entiendo cómo es que entro, siento que algo raro está pasando.

Según lo que dicen testigos, el muy desgraciado me desafío antes de irse con Linda, después de dejar a dos chicos medio muertos y al resto aterrorizados.

Al parecer Linda y el se conocen, según por el afecto como se trataron, quise verlo todo con mis propios ojos, pero cuando fui a revisar las cámaras, estas habían sido manipuladas, de tal manera que no quedo rastro de él por ningún lado.

Miro a los chicos, haber si alguno está incómodo por lo de hoy o indignado, pero ellos están bastante concentrados en la clase, excepto Deimond.

Este se remueve incómodo en su lugar, se le ve la preocupación por encima por esa chica, no sé cuál fue el brebaje que le dió para que lo tenga tan mal al pobre.

Es tanto lo que la ama, que siempre se la pasa protegiéndola, lo más es que lo único que saca es que ella lo rechace más y más, haciendo que cada vez se vea más triste, pero aún así no se cansa de protegerla, lo bueno es que no puede tener ojos en todo lado y si la protege de una cosa, no puede protegerla del resto, a menos que se convierta en su perrito faldero.

«¿Hasta cuándo seguirá sin rendirse?».

Esto ya me está comenzando a aburrir, se supone que no debería de haber aguantado tanto, pero la muy, muy, se atreve a seguir estudiando solo por llevarme a mi la contraria.

«Es la primera que aguanta tantas cosas».

El timbre suena anunciando el fin de las clases.

«Que gran alivio, ya estaba cansado de estar ahí sentado sin saber nada de nada».

—¿Que hacemos hoy? —les preguntó a los chicos mientras que guardo las cosas en mi bolso.

—no lo sé —responde Jason despreocupado de la vida —dilo tu.

Se que a él le vale todo, no le importa nada.

La situación que vive en su casa hace que el sea así.

Prefiere mil veces pasar el tiempo conmigo que irse a su casa y ver a su padrastro borracho golpeando a su madre.

Lo peor de todo es que siempre que quiere defender a su madre y se agarra con su padrastro, esta termina defendiendo a ese hombre y justificandolo antes que a su propio hijo.

Es tan dependiente de ese señor que por nada del mundo quiere dejarlo, prefiere mil veces que la siga golpeando.

Eso es a lo que yo le llamo masoquismo.

Por veces pienso que a las mujeres les gusta la mala vida.

Aunque cabe aclarar que en mi hogar no son así.

En mi hogar son tan amorosos que da asco.

Parece que nunca van a salir de la etapa del noviazgo, considerando todos los años que llevan de casados.

Está es la hora que jamás he visto a mi padre echarle ojo a otra mujer, solo tiene ojos para mami.

Aunque mi madre es otro cuento.

Yo pensé que ella también tenía ojos solo para mí padre, hasta que mi abuela me hizo abrir los ojos y ver qué eso no era así.

Mi madre tiene un romance en secreto con la mano derecha de mi padre, osea Fares.

Mi abuela me lo dijo, al principio no le creí, pero luego de ver que cuando papá no está ella pasa mucho tiempo hablando con Fares, me di cuenta de que algo andaba muy mal.

Después lo confirme todo al ver los sobres rojos que le llegaban a mamá acompañados de una rosa.

—¡Ey, ey!, —dice Fabricio tronando sus dedos frente a mi —tierra llamando a Jak.

—¿Que quieres? —le pregunto.

—¿Que te parece si hoy vamos a jugar videojuegos en tu casa? —pregunta.

—no. Eso ya me tiene cansado, mejor vamos a hacer carreras, ya tengo dispuesto el auto. —le contesto.

Salimos del salón y todo mundo comienza a hacer calle de honor y ¡Ay! donde no la hagan.

Las chicas comienzan a gritar nuestros números.

—no entiendo porque preguntas: ¿Que vamos a hacer? Cuando ya tienes un plan preparado —se queja Fabricio.

Decido no prestarle atención.

—¿Entonces vamos? —le preguntó a los otros.

Deimond que no me ha dirigido la palabra pacíficamente en estos días, se va dejandome hablando solo, eso sí, sin antes no dedicarme una mirada asesina.

Está furioso porque yo le hago la vida imposible a esa chica, pero sé que después que abra los ojos, me lo agradecerá.

—yo no me apunto —dice Erick —eso es algo ilegal, además todavía somos menores de edad, yo aspiró llegar a la universidad y prepararme profesionalmente para algún día hacerme cargo de la empresa de mi padre.

Ruedo los ojos ante sus palabras.

—no entiendo cómo puedes ser tan aburrido. —le contesto.

Erick en lo que más puede, siempre procura no meterse en problemas.

Es tan bueno que por ratos me agobia y me da rabia que por veces incluso mi madre lo ponga de ejemplo.

—yo voy —dice Fabricio emocionado.

—no. —lo descarto de inmediato.

Es mi primo favorito porque no tengo más, las carreras ilegales pueden ser peligrosas para él, no soportaría que le pasará un accidente.

«Ya perdí mi hermano, no voy a perder a mi primo».

—bueno, si —le digo al ver su cara, está a punto de hacer un berrinche.

Definitivamente no debí agregarlo al grupo de los J5.

—pero solo estarás ahí para hacer las apuestas. —le digo, luego me giro a ver a Jason, no necesito preguntarle porque el iría conmigo hasta el fin del mundo.

Este va caminando normalmente, pero se detiene al llegar a las escaleras, su mirada va hacia su chica inalcanzable, con la que todavía no ha podido ligar.

Es una tal llamada Leila.

—me temo que está vez no podré ir contigo —me dice sin dejar de verla.

La pobre va caminando hacia la salida sin saber lo que le espera.

Es tan inocente, es de las tipicas chicas que creen en el príncipe azul.

Está es la hora que no asimiló eso.

«¿Cómo es posible que quieran un principio azul?».

«Ese color de piel ni siquiera existe».

—tengo que ir a casar —dice Jason antes de bajar corriendo por las escaleras.

«Ni modo».

Aligeró los pasos para llegar al portón y me encuentro nada más y nada menos que con el amante de mi madre.

Es como si lo hubiera traído con el pensamiento.

Yo conozco gente ciega y a mi padre.

¿Cómo es posible que no se de cuenta que le están poniendo los cachos en sus propias narices?.

Lo peor de todo fue que le dije y lo único que hizo fue darme un puñetazo, exigiendo respeto por mi madre.

—¿Que haces aquí? —le preguntó molesto. —¿Hoy no la estas pasando bien con mi madre?. —hago un gesto de asco.

El me abre la puerta del auto como sí nada, ignorando mi pregunta.

—¿En dónde están mis hombres? —le preguntó sin subir al auto.

—hoy soy el encargado de su seguridad joven Xian —me responde y me invita a subir.

—pués no me pienso ir hasta que no lleguen mis hom...

Las palabras no alcanzaron a salir de mi boca porque Fares me tiró al suelo y al mismo tiempo una bala impacto contra el coche blindado.

Todo paso muy rápido.

Fares sacó su arma rápidamente y disparo mientras que yo me hallaba en el suelo atónito.

Voltee a ver hacia donde el disparo, solo para ver cómo caía de la terraza del colegio un francotirador.

Todo mundo grita horrorozado, mientras corren de un lugar a otro.

Los hombres que van con Fares se dispersan para uno y otro lado con sus armas en mano, otros vienen hacia mi, me levantan y me meten rápidamente al coche, otros más se suben, Fares también lo hace y comienza a conducir mientras que uno de los hombres me pone un chaleco antibalas, es entonces cuando lo asimiló todo.

«Acaban de hacerme un atentado».

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