31. LA CURIOSIDAD MATO AL GATO
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Ester 4
12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.
¿Alguna vez te has sentido tan conectada a alguien de tal modo que todo a tu alrededor desaparece y solo eres tú y esa persona?.
Yo si.
Sentía que no había nadie más, esos ojos de gato siempre terminan cautivandome por completo, es imposible que quite mi mirada de ellos.
Es como si de un hechizo se tratara, simplemente no lo puedo dejar de ver.
Fue como si el reloj se detuvise, todo se quedó quieto y en silencio, no escuchaba nada, no veía a nadie, solo a Deimond.
De repente el siguió su camino, pasando de largo, fue entonces cuando me di de cuenta que el resto de los J5 estaban con él.
Muchas chicas siguieron en pos de él, excepto las de mi salón, que no pudieron seguir porque la profesora las detuvo.
—que afortunada eres —me dice la profesora tomando su lugar, es una profesora bastante joven y guapa—eres la primera chica reflejada en los ojos de J2, jamás se había fijado en una.
Me quedo sorprendida ante sus palabras y ella comienza a presentar la clase.
—hola a todos —saluda con una radiante sonrisa —para los que no me conocen mi nombre es Jasley, y mi especialidad es la geometría.
Ella se dio vuelta y comenzó a escribir en el tablero toda una serie de figuras y letras etc.
Yo ya sabía de esto, pero en estos momentos mi mente se halla un poco bloqueada.
Todavía no superó aquel sueño tan realista que tuve anoche.
—como pueden ver —dice la profesora pasando por nuestros puestos y dejándonos una hoja —son ejercicios fáciles, los cuales estaré revisando luego del descanso.
Miró la hoja y no logro comprender nada.
—disculpe —le digo a la profesora cuando va para su escritorio —me podría explicar esto.
—¡Oh!, Vaya —dice metiendo un mechón de pelo detrás de su oreja mientras mira la hoja —no soy buena para repetir las cosas, si gustas pídele ayuda a uno de tus compañeros.
Veo hacia todos mis compañeros, pero estos se ven muy ocupados y yo no me atrevo a pedirl...
—¿Algún voluntario que quiera ayudar a Linda a entender sus ejercicios?. —pregunta la profesora en voz alta.
Ninguno, absolutamente ninguno se atrevió a ofrecer su ayuda.
La profesora suspiro.
—parece que todos están bastante ocupados, te aconsejo que vayas al salón privado de los J5, hay uno de ellos que es bastante bueno en geometría. —me aconseja. —tienes mi permiso.
Yo asiento, tomando la hoja y el cuaderno, salgo de clases, pero no me atrevo a ir a ese salón privado.
Ahora entiendo porque ellos no estudian con los demás.
Camino sin rumbo fijo por los pasillos vacíos, mientras miró la hoja detenidamente.
«¿En qué momento la profesora explicó esto?».
Me rasco la cabeza sin poder solucionar nada.
Tampoco pienso ir a pedir ayuda a uno de esos chicos, se que de alguna manera les caigo mal, y no entiendo porque, mi única esperanza sería J2, pero supongo que ha de estar disgustado.
Además me prometí no volver a tratarlo.
Suena el timbre anunciando la salida al descanso, es entonces cuando se me ocurre una grandiosa idea.
Camino rápidamente en dirección al salón de once.
Justo cuando ya voy a llegar, me encuentro con nada más y nada menos que con la sensación del colegio.
Los J5.
Deimond viene con ellos y como lo dije antes.
Todos caminan en completa sincronía.
Me hago a un lado esperando a que pasen.
Solo se escuchan gritos emocionados y suspiros por lado y lado y ni hablar de los flash de las cámaras de teléfonos.
Todas son locas por tener fotos y más fotos.
Mientras tanto yo lo único que anhelo es pasar inadvertida.
A medida que se acercan desearía ser invisible.
«Es una pena que uno no tenga esa clase de poderes».
Me limitaba a ver mis zapatos, hasta que vi unos cuantos zapatos más detenerse, zapatos que no eran los indicados en el uniforme.
Espere a que siguieran su curso, pero estos seguían ahí.
Fue entonces cuando me arme de valor y levante mi mirada hacia los J5.
Como siempre estaba inigualablemente vestidos.
Nadie se les compara en vestuario y guapeza.
Pero en fin.
Deimond busco encontrarse con mi mirada.
Tal vez sabe que sus ojos son mi perdición.
Pero yo la desvie hacia los otros chicos.
J5 me dedico una mirada inexpresiva.
J3 tenía sus labios muy apretados, parecía que en cualquier momento se iba a reír y no sé porque.
J4 ni siquiera se molestó en mirarme, tenía su mirada en un punto fijo por encima de mi cabeza.
—hola Linda —escuche la voz de Deimond.
Mi corazón dio un vuelco al escucharlo, no sé qué rayos es lo que me pasa.
No es posible que me deje llevar por un chico al que distingo desde hace cuatro días.
Decido ignorarlo por completo, bajo mi mirada al suelo y pasando por su lado sigo mi camino.
—¡Lo ignoro! —escucho a una chica exclamar.
—¡¿Quién se cree?! —dice otra —¡¿La reina del colegio o que?!.
Yo no les presto atención, me da lo mismo.
Si lo hubiera saludado, también se habrían enfadado, así que da lo mismo.
Llegó al salón de once y veo a Gracia, es la única que queda en su salón.
Entro y la saludo.
—hola Gracia.
Ella deja de empacar y me mira alarmada.
—no te preocupes, ya no ando con los J5 —me apresuró a decir.
Puedo ver cómo su semblante se relaja.
—me alegra que ya no tengas nada que ver con ellos, —dice sonriendo —no son nada buenos para ti, entre más alejada estés de ellos mejor, y... ¿Que te trae por aquí? —pregunta en voz baja.
A pesar de que no me invitó a sentarme, tomo lugar a su lado.
—vine a saludarte y...—sonreí inocentemente —también vine a que me ayudes a resolver estos ejercicios.
Ella tomó la hoja de mis manos y miró detenidamente los ejercicios.
—son extremadamente difíciles —comento —ni siquiera en mi grado me ponen hacer esto, ¿Fue la profesora Jasley? —pregunta.
Yo asentí.
—le pedí explicación, pero se negó a hacerlo.
—¿Que te dijo?. —volvió a preguntar.
—dijo que le pidiera ayuda a uno de los J5. —respondí.
—jum —Gracia bufó —ya era de esperarse, considerando que es la tía de J2, y el es él único que tiene especialidad en esa materia y porque no decirlo, en todas. —me mira apenada —lo siento, pero no podré ayudarte con esto, es muy avanzado, incluso para mi, tiende a ser trabajo de universitario.
Vuelvo a tomar la hoja.
—descuida —le digo —si la intención de la maestra es que me vuelva a acercar a J2, está totalmente equivocada, no creo que por un ejercicio pierda el año, así que no lo pienso hacer.
Gracia me mira asombrada ante mis palabras.
—ahora... ¿Podrías hablame un poco de los J5?.—le pido.
Ella se acomoda mejor en su lugar mientras mira hacia todos lados que no halla nadie.
—¿Que quieres saber? —me pregunta.
—todo, absolutamente todo.
—de acuerdo —dice ella —entonces comencemos de atrás para adelante...
Yo centre toda mi atención en ella.
—comencemos con J5, es el chico más odioso que puede existir en toda la tierra, es el típico chico problema, no hay semana en la cual no ocurra una pelea o más, en la cual el no esté incluido, siempre tendrá una razón para pelear, así sea porque simplemente le caes mal, y ni hablar cuando se encapricha con una chica, no se cómo le hace, pero siempre logra lo que quiere y en fin las chicas siempre se le ofrecen, aunque en estos días no ha tenido una, el nunca consigue novia, siempre son amigas con derecho, las cuales deja tiradas en cualquier momento, trata a las mujeres como objetos sexuales —hace una cara de asco. —también se rumora que es muy rebelde, tan rebelde que se fue de casa y es el mejor amigo de J1.
«Vaya, vaya, vaya».
«Interesante».
—¿Y quien es J1? —pregunto curiosa.
—nop —responde —todo en su debido orden, seguimos con J4, es el más sano del grupo, no le gusta meterse con nadie, si se tratase de una novela cliché el sería el chico bueno que termina enredado con una chica mala, aunque no es tan bueno como parece ya que terminó en una estación de policía, solo por cumplir el reto que le puso J1, aparte de ello termino enamorándose de una chica que al final termino cambiandolo por J1, desde ese entonces se ha quedado solo.
—¿Osea que los J5 tienen que cumplir retos? —pregunto curiosa.
«¿Que clase de grupo es este?».
—si —responde —de lo contrario no podrían pertenecer a ese grupo.
Eso hace mayor mi curiosidad.
—¿Que clase de reto le tocó cumplir a J5? —sigo preguntando.
—le tocó poner su vida por J1 en una pelea de pandillas —responde —se dice que estuvo en coma debido a una puñalada que casi le cuesta la vida.
Me quedo asombrada asimilando sus palabras.
«¿Que clase de monstruo es ese J1?».
«¿Quien se cree, para ponerle retos así de horribles a las personas?».
«¿Acaso la vida para él es un juego?».
—bueno —sigue hablando ella —seguimos con J3, es uno de los chicos más cotizados y enamorados que pueda existir y también es el que tiene el ego más crecido, es el típico niño de papi y mami, al que todo le dan y lo consienten, para sus padres el es un angelito que no rompe un solo huevo, es muy bueno provocando a las demás personas, siempre se cree el más y pisotea a los otros, pero cuando de pelear se trata, siempre tienen que salir los otros en su defensa, es simplemente un provocador.
«Increible».
—¿Y que reto le tocó cumplir a él?. —pregunto.
—pués como puedes ver es el chico más joven del grupo, J1 no quería incluirlo, ya que los retos eran bastante riesgosos y ese chico de alguna manera es muy especial para J1, tanto que no consiente que se metan con él.
—¿Entonces no tuvo que cumplir nada? —vuelvo a preguntar.
—sip, J1 para que dejara de insistir, le puso un reto incumplible.
—¿Que?.
Jamás había estado tan interesada en un tema tan importante de conversación.
—le pidió besarse con otra chica que no fuera su novia, para ese entonces J3 era un buen chico, lo que lo daño fue entrar a ese grupo, incluso su novia era su amor desde infancia, la amaba tanto que solo tenía ojos para ella. —pude ver un brillo especial en la mirada de Gracia al hablar de ello.
—¿Y él lo cumplió?. —sigo interrogando.
Tengo que aprovechar, ya que es la única que se a animado a darme información de los J5, así sabré cómo defenderme y a qué atenerme en el mañana.
—al principio se negó a hacerlo, pero al final cedió, pues pudo mas el deseo por ser parte de aquel grupo, así que decidió a escondidas besarse con otra chica, el único que se enteró de ello fue J1, lo que él nunca se imagino fue que J1 grabo el momento y se lo mando a su novia, la cual lo voto inmediatamente y esta es la hora de que nadie sabe de su paradero, ella se fue del país. —se tomo una pausa —desde entonces se volvió un degenerado, que cambia más de novias que de calzoncillos.
Reí ante su último comentario.
—creo que estoy hablando demasiado —dice ella —deberiamos de cambiar de conversación, no quiero problemas, se dice que ellos tienen oídos en todos los salones.
Ella intenta pararse pero yo la detengo.
—oh vamos —le ruego —al menos hablame un poco de los que quedan.
—esta bien —se rinde —pero esto debe quedar entre nosotras... —se queda pensativa —lo siento, pero no puedo decir más, me siento chismosa.
Puedo ver incomodidad en ella, es como si se sintiera culpable de algo.
—no estás siendo chismosa —me apresuro a decir —estas siendo informativa que es muy distinto, además tienes que ponerme alerta en cuanto a ellos, hablame de J2.
Ella suspira.
—okay, J2 es otro de los chicos más clamado y cotizado de aquel grupo por las chicas, una de las razones es porque es bien guapo, tu misma lo has visto con tus propios ojos, es el único que hasta el día de hoy no le he visto novia, se rumora que no tiene a nadie por la sencilla razón de que ya tiene un amor platónico, trata de una modelo que vive en París, la cual es inalcanzable para el, pero aún así el sigue insistiendo y se mantiene fiel a ella, hasta que llegaste tú —me mira fijamente —pero yo de ti no me haría muchas ilusiones, como te he dicho antes, ellos son expertos en jugar con los sentimientos de las personas y que Deimond no lo halla hecho antes no significa que no lo vaya a hacer aho...
—¡Gracia! —entra un chico apresurado al salón, se nota que venía corriendo porque está sudando —te necesitan en la sala de música.
—¿A mi? —pregunta Gracia frunciendo el ceño.
—si, —responde nervioso —y es ahora mismo.
Se acerca a Gracia y la levanta tomándola por el brazo.
—es ahora —dice casi que arrastrándola hacia la salida —no hay tiempo que perder.
—pero...pero —dice ella tratando de resistirse —pero si yo no pertenezco a la clase de mus...
No escuché más porque ya la había terminado de sacar del salón.
«Eso fue bastante intenso»
Me quedo ahí sentada meditando en las palabras de Gracia.
«¿Una modelo de París?».
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