3. PORQUE NO LLEGÓ
Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Samuel 18
3 E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo.
Narra Montreal:
Cinco horas antes.
Hoy cumplen cinco años mis mellizos mayores, ya están estudiando, el tiempo corre demasiado, que hace que los tenía en mis brazos y ahora son unos estudiantes y muy pronto serán adolescentes.
Lo único que puedo hacer es levantar mis manos al cielo y agradecer, porque hasta el día de hoy los ha mantenido salvos y sobre todo sanos, ya que la enfermedad de mi madre que es generacional, no les ha afectado a ellos ni a sus hermanos.
Subo al último piso de la empresa de los Xian y tocó la puerta de la oficina de mi jefe.
—adelante —se escucha su voz desde adentro.
Abro la puerta y entró.
El está concentrado en su computadora, al verme deja de hacer lo que está haciendo.
—hola Fares —saluda —¿Que haces aquí?, Yo hoy te di el día libre.
Meto mis manos en los bolsillos y me acerco.
—lo sé —respondo —es solo qué...
El me mira atentó.
—¿Es solo que, que? —me insta a hablar.
El es mi mejor amigo, pero cuando se trata de estos temas, me siento incómodo.
—ya sé —dice poniéndose en pie —lo que quieres es plata verdad?.
—eh si, solo un adelanto —respondo. —quiero celebrar el cumpleaños de mis hijos mayores.
Se acerca a mí y pone su mano en mi hombro.
—ven, te enseñaré algo —dijo caminando a una de las habitaciones privadas de su oficina.
Yo soy de las personas que no les gusta meterse en lugares privados, por mucha confianza que tenga.
A menos que sea invitado.
Entramos al cuarto, pensé que había algo extraordinario, pero solo habían muebles, y pinturas en la pared, era como una habitación de descanso, donde se podía charlar de manera más privada.
—¿Que ves aquí? —dice Xian parándose frente a un cuadro familiar, en donde está él cuando era niño, con sus padres.
Me paro a su lado y me quedo mirando el cuadro, no tiene nada de especial.
—a su familia y a usted —respondo.
—te equivocas —contesta —eso es lo que la gente siempre ve, mira bien.
Vuelvo a mirar el cuadro y me quedo concentrado por un momento, pero no logro ver nada más, no sé qué es lo que quiere enseñarme.
—¿Aún no lo ves? —pregunta con sus manos metidas en los bolsillos.
—no, —respondo —no lo veo.
El suspira con impaciencia.
—concentrate más —me exige —mira a mi madre.
Miro a la señora Xian, pero no veo nada raro, solo esa dura mirada de altivez que siempre la caracteriza, eso es todo.
—yo la veo normal —digo encogiéndome de hombros.
El se impacienta más, si algo lo caracteriza a él, es que carece de paciencia.
—solo porque eres mi amigo, te lo enseñaré, de lo contrario te echaría por testarudo. —comenta
Lo miro sin entender nada.
—acercate más y mira fijamente a los ojos de mi madre —me manda.
Hago lo que el me dice y lo que veo me dejó sin palabras.
—por mucho tiempo mi madre a luchado por el poder —dice al ver que he visto lo que él me decía —que se va a imaginar que está en su mirada.
—pués si yo no lo estuviera viendo, no lo creería —comento impresionado.
En los ojos de ella, se ven muchos dígitos de números combinados con letras y signos de exclamación, interrogación, entre otros, que según por lo que sé, son las claves de las cuentas bancarias de los Xian.
—ahora que lo sabes, ingresa a la cuenta que quieras y toma el dinero que quieras. —dice como si nada.
Lo miro incrédulo.
—pero jefe...
—pero nada —me interrumpe —es lo mínimo que puedo hacer por ti, después de todo lo que has hecho por mí, eres mi mano derecha y se que puedo confiar en ti sin ningún problema.
Eso es cierto, aún así pienso que es demasiado.
—pero jefe, aunque soy su mano derecha, no cree que...
—no se discute —dice serio, —ya lo he decidido así, de ahora en adelante, no te pienso dar cheques, tu mismo te pagarás lo que quieras pagarte, tendrás un salario ilimitado.
—pero eso es demasiado —protesto apenado.
—entonces gasta demasiado, disfruta todo lo que quieras y dale a tu esposa e hijos una gran vida. —dice tranquilamente.
Para él, el dinero nunca ha sido problema.
—pero aunque hiciera eso, todavía sería mucha fortuna. —vuelvo a hablar.
—entonces has obras de caridad, hazte una mansión más grande, compra más coches, ¿Que se yo?, la verdad es que me importa un carajo lo que hagas de ahora en adelante con esa plata, yo solo cumplo con seguir produciendo plata, eso es todo. Ahora acompañame, tengo algo especial para ti. —dice comenzando a salir.
Yo lo seguí, sin saber que más decir o como agradecerle por tanto, siento que se ha pasado de bueno conmigo.
—no tengo como pagarle lo que hace por mi —digo cuando entramos al ascensor y comenzamos a descender.
—¿Nooo? —pregunta volteandome a ver —yo digo que si puedes.
—¿Pero como? —pregunto.
—muy sencillo —dice con tranquilidad —da tu hija a mi hijo.
—¿Queeee? —pregunto sobresaltado.
Si hubiera estado tomando algo, lo habría escupido, jamás comprometería el futuro de mi hija.
El comenzó a reír al ver mi cara de asombro, reía como si le hubieran contado el mejor chiste, yo no le hallaba gracia a ello.
—solo era broma —dice parando de reír —pero debes de saber que mi confianza no es gratis, todo en esta vida tiene un alto precio.
Yo me quedo en silencio meditando profundamente en sus palabras y lo único que aspiró, es que ese precio no sea tan alto.
Llegamos al parqueadero y quedó sin palabras al ver el auto último modelo blindaje siete.
«Vaya, vaya, el señor Xian, si que se da gustos».
—¿Que te parece? —pregunta el, paseándose alrededor del auto.
—me parece... —no tenía palabras para describirlo —me parece eh... —sigo meditando en las mejores palabras —grandioso, fabuloso.
Me acerco y lo acaricio como un niño emocionado cuando tiene un gran juguete, el señor Xian disfruta viendo mi asombro, el sabe que mi debilidad son los coches y por eso me lo ha enseñado a mi de primero.
—es de última generación, ¿Verdad? —pregunto sin dejar de ver el hermoso coche.
—si. —responde —es el primero que ha salido al mercado.
—¡wooo, maravilloso! —exclamo —y como siempre, fue usted el primero en tenerlo.
El sonríe complacido, pero niega con la cabeza.
—no. —esta vez haré una pequeña excepción. —me dice.
Lo miro atónito, el siempre es el número uno en todo, así que es raro que haga una excepción, pero luego medito en sus palabras y caigo en cuenta.
—osea que es un regalo para Veranice —le digo.
Se que él la ama con toda su alma y por ella es capaz hasta de dar su vida, hay veces que incluso me preguntó si yo amo a Elice, tanto como el ama a Veranice.
—nop —habla muy seguro —tu bien sabes que ella no cambia ese mercedes por ningún auto en el mundo.
Lo que dice es muy cierto, porque lo he visto con mis propios ojos, ella no acepta más coches y es tan chocha con ese auto que ni siquiera deja que el monte en él, siempre que lo saca es para andar ella sola.
Es el regalo que él le dió de bodas.
—¿Entonces? —pregunto confundido.
No sé a quién más pueda darle un auto de esos, ni modo que a Jum su hijo, porque aún esta muy joven, apenas es un adolescente.
—es para ti —responde como si nada.
Por poco y me voy de espaldas.
«¿Para mí?».
«¿Para mí?».
«No».
Definitivamente escuché mal, ¿Por qué habría de darme algo así?.
—¿Cómo dice jefe? —rectifico.
El frunce el entrecejo.
—¿Es que eres sordo o que? —pregunta molesto.
Cómo les dije hace un rato, el no sabe que es la paciencia y por cualquier cosa se enfada, cada nada se la pasa cambiando de empleados en la empresa y eso es fatal, porque a mí es que me toca buscar más empleados.
Cabe recalcar que mi trabajo, es ser el escolta principal de él, pero a este por ratos se le olvida y termina haciéndome trabajar en el ordenador, por veces me hace hacer de niñera, porque me pone a llevar a sus hijos a la escuela y en otras estancias otros trabajos que por ratos me sacan la paciencia y me provoca decirle que yo soy su guardaespaldas, no más.
Pero luego veo el gran cheque que me da y se me pasa.
Lo que no le tolero, es que muchas veces quiere robarme el tiempo con mi familia y sobre todo, el tiempo de buscar a Dios, son cosas por las cuales he querido renunciar.
Pero como somos tan amigos, ni yo soy sin el, ni el sin mi, después de Dios obviamente.
Una vez que nos peleamos y yo quise renunciar, me amenazó con manchar mi hoja de vida, para que nadie me diera trabajo.
Aún así no me deje amedrentar, y estaba decidido a irme, pero luego me pidió perdón y dijo que me quedara a su lado, porque de lo contrario, ¿Quien más lo iba a aguantar?.
Yo lo perdone, pero me negué a seguir trabajando para el, entonces el muy sinvergüenza, mando a Varanice para que intercediera por él, fue así como seguí trabajando para él.
Es confuso, ¿Cierto?.
Pero eso pasa cuando revuelves trabajo con amistad.
Pero una cosa si es muy verídica.
Que estoy muy agradecido con el, por todo lo que me ha ayudado, aunque a veces sea un poco difícil aguantarlo.
—oyeeee —me habla tronando sus dedos frente a mi —¿Sigues ahí?.
Yo asiento volviendo al momento.
—solo repitalo una vez más —le pido —es que no escuché bien.
El suspiro con cansancio.
—no escuchaste bien, o ¿Es que te cuesta creerlo? —pregunta.
«¿Eso quiere decir que si escuche bien?».
El ríe al ver mi cara de confusión.
—dije que el coche es tuyo —lo dice más fuerte —es mi regalo de cumpleaños para ti.
Ahora sí que no se ni que hacer, ni que decir, el siempre en los días de mi cumpleaños, me da regalos ostentosos, pero creo que está vez, ha exagerado.
—y no solo es el coche —dice al verme atónito —tengo otro regalo para ti. —toma su teléfono y llama —muchachos ya pueden seguir —ordena.
En ese momento, muchos hombres entraron al parqueadero, vestidos de negro, mire al señor Xian, pidiendo una explicación.
—son hombres distros en pelea y defensa personal —me explica —creo que como mi mano derecha que eres, debes de tener hombres bajo tu poder, que cuiden tu pellejo y el de tu familia, que incluso estén dispuestos a dar la vida por ti, así que yo mismo, me he encargado de escogerlos.
«Me temo que al señor Xian se le ha ido la mano».
Por cosas así es que no nos entendemos, el piensa que mi confianza está en los hombres, pero está muy equivocado.
El y yo, no compartimos la misma mentalidad y creo que jamás lo haremos, porque somos muy diferentes.
—lo siento Xian —le hablo con confianza —pero me temo que está vez, no podré recibir su regalo.
No niego que el auto me encanta, pero se que si recibo el coche, me veré en la obligación de recibir a todos esos hombres, los cuales me cuidarán hasta de mi propia sombra y seré como el señor Xian, que cuando anda con todos sus escoltas, ni siquiera puede ir al baño en paz.
El vuelve a fruncir el entrecejo.
—pero ¿Por qué? —preguta molesto.
—porque yo no necesito de nada de esto para estar seguro, yo sé en quien está mi confianza. —respondo con todo seguridad, no importando que se ponga a echar chispas.
Al escuchar esa respuesta, de inmediato su semblante le cambio, la vena de la cien se le comenzó a notar y en vez de ponerse rojo de la rabia, se puso pálido, gran troversia pero el es así cuando se enfada.
—sabe que Fares —dice tratando de controlarse y no soltar palabras desagradables —usted... usted... usted es un...
No me quedo a esperar a que termine lo que va a decir, me apresuro a buscar mi propio coche, me subo y salgo del parqueadero en dirección a mi casa, mientras que él se queda echando chispas y se desquita con aquellos pobres hombres, que no tienen la culpa de nada.
Minutos después.
Voy en la tranquilidad de mi auto, que quisas no es blindado ni de último modelo, pero que anda y eso es lo más valioso.
Mi único anhelo es llegar al calor de mi agradable hogar, darle un gran beso y abrazo a mi amada Alice y luego abrazar con todas mis fuerzas a mis mellizos y darles muchos, pero muchos besos, luego me los llevaré a pasear y a comer lo que ellos quieran y sobre todo compar muchos regalos.
Iba con ello en mente, cuando unos autos me rodearon, haciendo que frenará bruscamente para evitar un accidente.
«¿A quien se le ocurre, atravesarce en plena vía?».
«¿A quien?».
«¿A quien?».
Abro el auto para ver quiénes fueron los graciosos, y no voy a negar que estoy súper enfadado, y quiero decirles cuántas son cinco.
Por personas como esas, es que ocurren los accidentes, porque creen que la vía es una pista de carreras o juegos, ¿Que se yo?.
Solo sé que les voy a enseñar a respetar.
Lo primero que hago, es ir al auto que se atravesó frente al mío y tocó el vidrio de la ventana.
Siento que la sangre me hierve.
Ese sujeto ni siquiera pensó en que yo pudiera tener familia, ni tampoco le importa su propia vida.
«Que vergüenza».
Tocó el vidrio de manera insistente al ver que no abre y mientras lo hago, me doy cuenta de que esté no es un auto ordinario, es uno blindado, pero no sé parece nada al de Jum-Jak Xian.
Da igual, podrá ser blindado y todo, pero eso no le da el derecho a querer causar un accidente.
Finalmente el vidrio se comienza a bajar poco a poco, dejando ver la figura menos esperada.
Max.
La mano derecha de la mamá del señor Xian, la señora Úrsula, es el encargado de hacer sus trabajos sucios.
La pregunta es:
¿Que está haciendo aquí?.
Una sonrisa macabra aparece en sus labios al terminar de bajar el cristal de la ventana.
—hola Fares que gusto que nos volvamos a ver —dice sin dejar de sonreír.
El ambiente se puso pesado, ni siquiera podía respirar bien, yo sabía muy bien que esto no era nada bueno.
Encontrarse con Max, es encontrarse con un ave de mal agüero y jamás es una casualidad, todo está fríamente calculado.
No tuve tiempo de responder porque alguien me cubrió la cabeza con una bolsa negra, haciendo que todo se tornará negro.
El mal se acaba de desatar y no entiendo ¿por que contra mi?.
Hice todo lo posible por safarme, pero eran muchos los que me sostenían y lograron someterme, luego escuché que abrieron la cajuela de un auto y sin cuidado alguno, me tiraron ahí.
El impacto que recibo en la cabeza al caer es tan fuerte que quedó mareado totalmente, mientras el dolor me aturde y siento un líquido caliente empapar mi cabeza.
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