43. Duerme junto a mi
📅 ️AL DÍA SIGUIENTE
Hoy era el día en el que se inauguraban los Juegos Olímpicos. Sara estaba terminando de ponerse la chaqueta del traje oficial de España, pues en unas horas tendría lugar el desfile de los deportistas. Se miró en el espejo y se dio el visto bueno. Se había recogido el pelo en dos trenzas de boxeador y los labios se los había pintado de rojo intenso. Cogió el pequeño bolso que completaba el atuendo y se dirigió a la puerta de la habitación. Terry salió en ese momento del baño aún sin vestir.
- ¿Ya te vas? -le preguntó más por compromiso que por otra cosa.
- Tenemos que estar en 15 minutos listas abajo, así que, si que me voy -le contestó Sara más cortante de lo que pretendía. Caminó hacia la puerta ignorando a su compañera. No le había dirigido la palabra desde que había pasado el episodio con el italiano y aún seguía cabreada.
- Esta noche es la fiesta de bienvenida -le dijo Terry mientras Sara abría ya la puerta- podrías perderte un rato en la fi...
- No, paso Terry. Te buscas la vida para follar, porque yo no me pienso ir más de mi habitación.
Sara salió del cuarto dando un ligero portazo. El pasillo de su planta era un hervidero de gente. Chaquetas blancas, bolsos por aquí y allá, zapatillas aún sin poner...
- ¿Y esa cara, Cruz? -Noelia le pasó un brazo a su compañera por encima de los hombros en cuanto la vio en ese pasillo.
-Terry. Que está utilizando nuestra habitación de picadero -le confesó a la capitana de la selección con cierta amargura.
- Cambia de habitación -le dijo ella afirmando algo que no era tan evidente.
-Si, ni que fuera tan fácil -ambas llegaron al ascensor saludando a los chicos que había allí.
- Lo es. Yo duermo sola. Te recuerdo que somos impares y por eso tengo la habitación para mi. Privilegios de ser la capitana. Vente conmigo.
- ¿Lo dices en serio? -le preguntó la malagueña. Era una idea perfecta.
- Y tan en serio. Así cuando quieras estar con tu chico, me mandas a Gavira que le dé caña, que tengo una cosita pendiente con él -Noelia le guiñó un ojo y levantó uno de sus puños para chocarlo con el de ella.
- ¿Pablo y tú...?
- Nah... -le dijo ella con un gesto- y no es porque no quiera, que quiero. El niño me pone como una moto, pero, quiero ver hasta donde es capaz. Que se lo curre un poco.
Sara soltó una carcajada y le dio un medio abrazo a Noelia. Entraron en el ascensor y a los pocos segundos ya estaban abajo. Si arriba era una locura, el hall de entrada a su edificio era mucho peor. Los deportistas de la delegación española se mezclaban unos con otros y era difícil encontrar a cada miembro de su disciplina. La malagueña miró por encima de su cabeza, pero fue Noe la que localizó a las chicas del equipo. Tiró del brazo de Sara y fueron sorteando a varias personas hasta llegar a su destino.
- La gente ha empezado a subirse ya a los autocares -les dijo Amanda señalando hacia afuera- dicen que vamos a tener que esperar un rato fuera mientras nos toca desfilar.
- Bueno, eso es algo que ya sabíamos -le respondió la capitana de la selección.
Sara buscaba con la mirada a Nico, pero no lograba encontrarlo. Y eso que los chicos de la selección masculina de fútbol estaban junto a ellas. Estaba por preguntarle a alguno cuando sintió unos brazos que la rodeaban por la cintura y la atraían hacia su cuerpo.
- El rojo te sienta de escándalo, Sara.
El fresco aliento de Nico le cosquilleó en las mejillas haciendo que su piel se erizara. Se dio la vuelta y le sonrió algo nerviosa. A su alrededor había mucha gente, y sería una locura besarlo delante de todos. Aunque nadie les había dicho que tuvieran que llevar su relación o lo que sea que tuvieran en secreto ¿no?
- O me besas tú, o lo hago yo -le dijo él girándola hasta estar de cara a ella.
- ¿Es una orden Nicolás?
No tuvo que esperar una respuesta porque Nico arrasó con su boca en cuestión de segundos. Su labio superior sufrió un buen repaso de su lengua y sus besos no tenían nada de dulces. Al contrario, eran de lo más sensuales.
- ¡Que la vas a ahogar!
Sara se separó de Nico algo avergonzada y se refugió en su pecho escondiendo la cabeza en el hueco de su cuello. Quien les había gritado no era otro que Carlos Soler el cual había hecho muy buenas migas con el gallego y lo había medio adoptado.
- Se llama envidia, Carlitos -le contestó Nico mientras sus brazos rodeaban su cuerpo.
Un miembro del comité les instó a que fueran montándose en los autocares que les esperaban fuera. Sara se separó del pecho de Nico y él sólo tuvo que deslizar su mano hacia abajo para entrelazar sus dedos con los suyos.
- ¿Nos sentamos juntos, neni?
- Claro -le respondió ella rozando su boca unos segundos.
📍ESTADIO OLÍMPICO
📍ORLANDO
Llevaban más de una hora esperando fuera del Estadio Olímpico. La Ceremonia había comenzado hacía dos horas y ésta clase de eventos solían ser largos. Fuera del recinto, había unas pantallas enormes de televisión desde donde podían seguir lo que pasaba dentro. El estar tanto deportista revuelto, les había permitido el poder hacerse fotos con sus ídolos. Sara se había hecho fotos con el tenista Rafa Nadal y con el jugador de baloncesto Juancho Hernán-Gómez.
- Es lo mejor que puedes hacer Sara -le dijo Nicolás mientras bebía de la botella de agua que varios voluntarios habían estado repartiendo.
- Esta noche, en cuanto lleguemos, recojo mis cosas y me voy a la habitación de Noelia. No quiero estar ni un minuto más con Terry -le aseguró al chico mientras se apartaba el flequillo de la cara.
- ¿Y si te pregunta el Mister?
- Le digo que tengo alergia al champú de Terry -le contestó ella con una burlona sonrisa.
Empezó a haber movimiento en las filas. El desfile acababa de comenzar y ellos serían de los últimos países en salir.
-Estoy deseando estar ahí dentro -les dijo Noemi señalando la pantalla- tiene que ser una pasada.
- Pero nena...si lo mejor está aquí fuera -le dijo Gavi señalándose a si mismo.
La canaria lo miró divertida y decidió, de una vez por todas, ver hasta donde llegaba el niño. Se acercó a él y lo agarró del cuello dándole un besazo que el sevillano no se esperaba, pero que le respondió ávido de sus besos y de ella. Al separarse, Noelia le dió una sensual sonrisa.
- Deja ya de jugar con fuego Pablito. Te estás quemando -le dijo ella.
- Ya me he quemado, guapa.
Esta vez fue Pablo el que la besó. Mientras esos dos se daban el lote al amparo de la noche y de la marabunta de gente, Nico y Sara lo miraban divertidos. El gallego pasó uno de sus brazos por sus hombros y la atrajo hacia su cuerpo.
- Está claro que lo que pasa en Florida, se queda en Florida -le dijo Nico riéndose.
- ¿Nosotros también Nicolás? -le preguntó ella algo seria. Nico acercó su boca a su oído besando el lóbulo de su oreja.
- Lo nuestro es diferente Sara -le aseguró él recorriendo su cuello con la yema de sus dedos.
- ¿Ah, si? ¿Y por qué?
- Porque nosotros nos gustamos de verdad, y esto, no es algo que se vaya a quedar sólo aquí.
Sara giró su cabeza quedando su boca a centímetros de la suya. Sonrió. Una sonrisa tonta y nerviosa. Acercó sus labios a los de Nico y lo besó unos segundos para seguir abrazada a él.
- ¿Y vosotros desde cuando sois novios? -les preguntó Dani Olmo. Una pregunta que sorprendió a Sara y que no sabía cómo contestar.
- Desde que nos conocemos -le respondió Nico acallando al delantero rubio, el cual, les había preguntado sin mala intención. Nico ladeó su cabeza y miró a Sara- ves como nosotros somos diferentes.
Casi media hora después, la delegación española entraba en el Estadio Olímpico. Saúl Craviotto era el abanderado, y en cuanto la roja empezó a desfilar, miles de banderas de España ondearon entre el público. Se te ponían los pelos de punta de ver ese enorme Estadio lleno y todo lo que significaba. Nico y Sara seguían cogidos de la mano. Saludaban con su mano libre al público y también a la gente que les veía en casa. Vivir esto por primera y única vez en su vida, era emocionante. Y hacerlo con la persona que tenías al lado aún más.
Después de dar una vuelta completa, fueron hasta su posición en el centro del campo. Todo era muy bonito. Las banderas de colores, las miles de luces, las pantallas, el arcoiris de los deportistas... El desfile terminó media hora después. La delegación española era de las más ruidosas. No podían parar de saltar, gritar y de reír. Minutos después, bajaron las luces del campo y se hizo el silencio, pues, alguien iba a cantar en el escenario.
Las primeras notas de " Everybody-Backstreet's back" empezaron a sonar y un escalofrío recorrió el cuerpo de Sara. No podía ser verdad. Sus ídolos no podían estar ahí, delante de ella cantando.
- ¡Son los Backstreet boy, Sarita! -Lola, una fan de la boyband como ella, la agarró del brazo mientras ambas chillaban de la emoción.
Allí delante de ella, en el escenario, salieron los 5 miembros del grupo originario de Orlando. Nico no pudo evitar reírse. Sabía que a Sara le encantaba el grupo, así como su obsesión por las band tanto de chicos y chicas. Pero no sólo ella bailaba, el Estadio entero coreaba la canción de los cinco chicos de la calle de atrás.
Hicieron un popurri de todas sus canciones más famosas, y cuando le tocó el turno a "As long as you love me", Sara se dió la vuelta y puso sus manos en el cuello de Nico cantándole la canción sin apartar sus ojos de los suyos.
I don't care who you are
Where you're from
What you did
As long as you love me
Who you are
Where you're from
Don't care what you did
As long as you love me
Nico acercó sus labios a los suyos y le dió un tierno beso con la música de los BSB de fondo. Sara le agarró el cuello y tiró de él para profundizar aún más ese beso que le quemaba todo el cuerpo. Al separarse, ella permaneció abrazada a él, sin querer separarse de esos brazos.
- Te estás perdiendo el concierto de tus crush -le dijo Nico al ver como ella daba la espalda al escenario.
- Me parece más interesante lo que tengo delante -le contestó ella.
Nico se mojó sus labios y bajó su mano hasta sus caderas, la levantó ante las risas de ella y la besó saboreando cada centímetro de su boca. La bajó cuando se quedó sin aire y la puso delante suya para disfrutar del final de la actuación. Ella se agarró a sus manos y apoyó su cabeza en su pecho. Nico le apartó el pelo del cuello y dejó un pequeño beso en él mientras volvía a estrecharla entre sus brazos. Miró hacia arriba y le sonrió a la luna. Bajó su cabeza y su corazón latió feliz por la mujer que tenía entre sus brazos.
Si, estaba perdido y del todo.
Sara era su perdición.
📅 DOS DÍAS DESPUÉS
📅 ÚLTIMA SEMANA DE JULIO
Sara comía en silencio sus macarrones con queso. El segundo partido de la competición y habían empatado contra Australia. El míster estaba que echaba sapos y culebras por la boca. Y no era para menos. Parecía que no eran un equipo. Había unas cuantas que iban por libre y así no llegarían a nada.
- Ellos también han empatado -dijo Amanda levantando su tenedor señalando a los de la masculina que entraban por las puertas del comedor. Ese mismo día habían competido los dos a la vez, aunque a diferentes horas.
- Eso no es consuelo Amy -le dijo Noelia- tenemos que ganar los próximos partidos o nos clasificamos para cuartos.
Sara alzó su mirada para ver a Nico caminar cabizbajo hacia la zona del buffet libre. Ni siquiera se dio cuenta de que ella estaba allí. Y la malagueña no pensaba llamar su atención. Si estaba como ella, estaría muy cabreado.
- Ha salido a jugar sólo los últimos 15 minutos -le dio Noelia señalando hacia la zona donde estaba el gallego.
- ¿Cómo? -le preguntó Sara volviendo a fijar su vista en el plato.
- Nico, que lo han sacado a jugar los últimos minutos, y encima, sustituyendo a Pablo.
- Cuando deberían estar los dos jugando juntos -Sara se fijó en como el gallego buscaba una mesa donde comer sin levantar su vista del suelo.
- Y nosotros tendríamos que tener a nuestro número 4 en el puto banquillo -contestó Noelia señalando a Terry, la cual estaba sentada con vete tú a saber quién y se reía como si el empate de hoy no le hubiera afectado.
Sara volvió su cabeza de nuevo y vio como Pablo y Nico se sentaban juntos cabizbajos y casi sin hablar.
- ¿Nos sentamos con ellos? -le propuso Sara a Noe. Le dolía mucho ver a Nico así, tan triste. Ella había sido titular durante todo el partido y entendía perfectamente como estaba él.
La canaria asintió y ambas se levantaron llevando sus platos de comida. Llegaron a la mesa de los chicos y se sentaron con ellos. Nico levantó su cabeza y le dio una pequeña sonrisa a Sara. Aunque no tenía ganas de nada, ella era la única a la que ahora mismo soportaba. Los cuatro cenaron en silencio casi sin hablar. Por la cabeza de cada uno de ellos sólo pasaba una idea, que el empate que habían conseguido había sido una mierda.
- Pablo -Noelia llamó la atención del sevillano, quien, alzó su mirada, intentando forzar una sonrisa que no podía darle- no pienso darte ningún puto discurso, porque yo no soportaría que me lo dieran. Así que, voy a hacer algo mejor.
- ¿El qué Noe? porque no creo que haya nada ahora mismo que me anime -le admitió el castaño revolviendo su plato de espaguettis sin muchas ganas.
- ¿Quieres dormir conmigo ésta noche?
A Pablo le cambió la cara. Sintió calores por todo su cuerpo creyendo que lo que la portera le decía era una broma. Pero no, la cara de Noelia y su mirada mientras le hablaba, era sincera. Sara esbozó una sonrisa y reprimió una carcajada. Su amiga era la hostia.
- Si, claro que quiero. Sería gilipollas si te dijera que no -le contestó Pablo recuperando la sonrisa.
- Pero sólo dormir ¿eh? -le dijo ella. La boca de Pablo se curvo en una traviesa sonrisa y asintió dándole la razón.
Nico miraba la escena y también le entraron ganas de reír. Su amigo le había confesado que la portera merengue le gustaba muchísimo y que le ponía este tira y afloja que tenían entre ellos. Ladeó un poco su cabeza hasta encontrarse con la mirada azulada de su Sara.
- Eso quiere decir entonces, que tú y yo dormimos juntos ¿no, neni?
📅 POR LA NOCHE
Sara se miraba en el espejo del baño. Cuando dormía en su habitación, sólo se ponía sus braguitas y una camiseta de manga corta o de tirantes, sin sujetador. Pero ahora no se atrevía a hacer eso. Tragó saliva nerviosa y se arregló el flequillo de la cara.
Iba a dormir con Nico. En la cama de al lado, pero cerca suya. Cogió aire y lo dejó salir con lentitud. Abrió la puerta y salió del baño muy despacio. Nico estaba sentado en la cama, con el mando de la televisión en la mano. Sin camiseta.
- Dos cosas, neni -le dijo Nico relamiendo sus labios- la primera, dormimos los dos en mi cama...
- Vale -le respondió ella sin dudar ni un solo segundo- ¿y la segunda?
- Que te sobra toda esa ropa.
Sara sintió como si todo el cuerpo le ardiera. La culpa era de esa mirada. De la que Nico tenía fija en ella. Tragó saliva y avanzó hacia él hasta quedarse situada entre sus piernas. El gallego las abrió y colocó sus manos en sus caderas deslizándolas un poco hacia arriba hasta ponerlas justo en su trasero. La rubia colocó sus manos en el pelo del gallego tirando de algunas hebras de su pelo.
- Tienes unos ojos muy bonitos, Nico -le dijo Sara intentando acallar los fuertes latidos de su corazón.
- Y tú eres preciosa, mi Sara.
Sara sonrió al escucharla llamarla así. Le parecía de lo más dulce que lo hiciera. Bajó su cabeza hasta casi rozar los labios del castaño. Una pequeña caricia. Acompasada con el latido de sus corazones. Nico la agarró del culo y tiró de ella en un rápido movimiento hasta dejarla encima de la cama. Los ojos de ambos hicieron contacto y por unos segundos, se miraron olvidándose de todo y simplemente siendo conscientes del cuerpo del otro.
- Me muero por estar contigo Sara -Nico besó sus mejillas muy lentamente. Pequeños besos que iban ascendiendo hasta su cuello. La punta de su lengua rozándola por debajo de la barbilla haciendo que ella se estremeciera.
Sara buscó su boca. Besó esos labios de fuego que así la tenían, ardiendo por sentirlos contra su piel. Las ganas también le podían. El deseo entre ambos era más que evidente. Nico cogió el borde de su camiseta y se la fue quitando lentamente. Esparció tiernos besos en su estómago y ascendió hasta alcanzar sus pezones, esos tan sonrosados que solo con mirarlos se le hacía la boca agua. Un pequeño gemido salió de la garganta de Sara en cuanto Nico bajó su boca hasta sus pechos. Se entretuvo acariciándolos con su lengua y mordiéndolos con sus dientes.
Sara cogió la camiseta de Nico y le ayudó a quitársela lentamente. Se moría por tocar su piel. Le puso las dos manos en el pecho y fue acariciándolo hasta llegar al borde sus calzoncillos. Apretó un poco sintiendo la erección en sus dedos ganándose un ronco gemido que salió de los labios del gallego. Acabó quitándose él la ropa interior aprovechando para ponerse en pie e ir a coger un preservativo de su bolsa de viaje.
- Eres tan bonita. No, eres preciosa Sara.
Nico se giró en la cama mirando a Sara. Tenerla así, medio desnuda en su cama era algo que llevaba soñando desde el día que se sentaron juntos en el avión. Era deseo y algo más. Eran las ganas de perderse en ella y con ella. Se puso el preservativo y la ayudó a quitarse la camiseta que él llevaba puesta. Sus desnudos pechos reclamaban su boca de nuevo. Le dio un par de lamidas con su lengua consiguiendo que Sara se retorciera debajo de él. Puso sus manos a ambos lados de su cabeza y la besó con mucha dulzura. Se deleitó en su boca y luego fue dejando un rastro de pequeños besitos hasta su estómago. Le bajó las braguitas de algodón muy lentamente deslizándolas por sus muslos. Las hizo a un lado y se puso de nuevo entre sus piernas. Rozó su abertura despacio dejando que sus dedos se mojaran de su humedad. La acarició de arriba a abajo sintiendo como ella se estremecía.
- Nico -jadeó ella cerrando sus ojos unos momentos. Al abrirlos, se encontró con la oscurecida mirada del gallego. Él la miraba relamiéndose los labios. Se colocó encima de ella y empezó a besarle el cuello, rozándoselo con sus dientes.
- Joder lo que me gustas, Sara -le dijo Nico sonriéndole.
Ella le sonrió bastante emocionada. A pesar de los pocos días que se conocían, sentían que la conexión que había entre Nico y ella, era lo más fuerte que había sentido en su vida. Por eso necesitaba estar con él. Por eso necesitaba sentirlo dentro de ella. El castaño fue guiándose hacia su interior poco a poco, deslizándose gracias a lo mojada que ella estaba. Sara contenía el el aliento y se mordía los labios cada vez que él entraba de nuevo en ella. Nico se movía muy lentamente, queriendo alargar este momento todo lo que pudiera.
Sara bajó sus manos por su espalda clavando sus uñas en su trasero. No fue un arañazo profundo, pero consiguió que Nico aumentara el ritmo de su embestidas. Ella levantó sus piernas rodeándole la cintura con ellas. De esta manera, él entraba aún más profundo, más en ella.
- Nico, por favor, no pares ahora -le rogó ella con sus labios pegados al cuello del chico.
Él no paró. Aumentó aún más el ritmo siendo consciente de algo muy evidente, ya estaba perdido total y absolutamente en Sara. Sintió como ella le apretaba su pene y como arqueaba su cuerpo. Iba a correrse. Lo podía notar porque todo su cuerpo vibraba. Sara apretó sus labios y separó su cabeza del cuello de Nico.
- Nico.
Su nombre salió de sus labios como un ansioso gemido. Sus piernas lo apretaron aún mas y él sintió que también era ese momento. El de irse con ella. Nico echó su cabeza hacia atrás sintiendo como se también se venía. Los labios de la rubia lo buscaron y ambos callaron los gemidos del otro en sus propias bocas.
Estuvieron abrazados unos cuantos segundos intentando recuperar el aliento. Nico se apartó de Sara con cuidado de no aplastarla. Recibió de ella una preciosa sonrisa y sintió que ahora mismo no habría otro sitio ni lugar donde quisiera estar que no fuera los brazos de Sara.
- ¿Estás bien, neni? -le preguntó él besando sus mejillas con mucha dulzura.
- Si, lo estoy. Ha sido perfecto Nico -Sara acercó su boca buscando la de Nico besándolo despacio, disfrutando del sabor de su boca. Al separarse de él, el castaño la miraba con una tonta sonrisa en su cara.
- Dios, Sara, ¿y después de esto como vamos a dormir?
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