38. Esta Podría Ser Nuestra Canción
📅 18 de Julio
🕰️ Dos días después
📍Villa Olímpica, Port Orange
Sara estaba apoyada en uno de los muros de la Villa. Desde ahí se veía el puerto así como la playa de Daytona. Se apartó el pelo de la cara pensando en la locura que habían sido estos dos días. Desde que llegaron a la Villa Olímpica no habían parado. Entrenamientos mañana y tarde, un partido amistoso esa mismo día, y entrevistas a diestro y siniestro. Cuando llegaba a su habitación, simplemente se dejaba caer en la cama invadiéndole un profundo sueño.
Casi no había visto a Nico. Habían coincidido en el comedor durante alguna comida y apenas habían hablado. Los chicos de fútbol iban casi al mismo ritmo que ellas y por ahora, era agotador. Tenia que admitir que las ganas de verlo aumentaban cada día. Pensaba en él y ponía una sonrisa tonta. Los momentos que habían compartido juntos en el avión, habían sido increíbles. Echaba de menos hablar con él, su risa y sus manos en su cuerpo mientras la abrazaba. Cerró los ojos y una imagen de los dos durmiendo, le vino a su cabeza. Necesitaba estar cerca de Nico de nuevo y comprobar si esto que sentía era algo más que un simple encaprichamiento.
- Hola, rubia.
El cuerpo de Sara recibió una pequeña descarga eléctrica al escuchar esa voz. Se giró lentamente y recibió a Nico con una gran sonrisa, algo que él imitó igualmente. Mojó por instinto sus labios y volvió a fijar su vista en la bahía algo nerviosa.
- Hola, moreno –le respondió ella riéndose al tiempo que se quitaba los auriculares de sus oídos y pausaba la canción que escuchaba.
- Castaño más bien –le dijo él situándose justo a su lado.
- Cierto. ¿Cómo estás? Casi ni nos hemos visto desde que hemos llegado.
- Cansado Sara. Entrenamientos dobles, entrevistas, algún que otro encuentro con los patrocinadores...y encima el cabrón de Pablo que ronca más que su puta madre.
Sara río al escucharlo hablar así de su compañero. Una tonta sonrisa se instaló en su cara al mirarlo de nuevo de reojo. Eso que dicen que sientes mariposas en el estómago cuando te gusta alguien, era totalmente cierto en su caso. Pero no eran mariposas, era todo un catálogo de insectos y aves voladoras.
- Buen partido el de hoy –le dijo él procurando no mirarla tan fijamente. Porque si lo hacía, se perdería aún más en esos azulados ojos.
- Podía haber sido mejor –le respondió ella chasqueando su lengua- sobre todo si Terry se centrara más. Me tiene hasta el coño con su actitud.
- La verdad es que su juego deja mucho que desear...pero es muy buena defensa.
- Cuando quiere...por cierto, ¿tú sabes que ha pasado entre Gavi y ella? cuando nos dieron las habitaciones me contó que se habían enrollado pero que no quiere saber más de él porque es un niñato creído.
Nico negó con su cabeza de un lado a otro y se mordió la lengua midiendo sus palabras. Claro que sabía lo que había pasado, y no era agradable de contar si ello conllevaba el dejar mal a la compañera de habitación de la rubia.
- ¿Dices que no eres amiga de ella, Sara?
- Solo compañeras. Créeme, en el equipo casi nadie la soporta –le admitió la malagueña.
- Según Pablo, ella pretendía subir una story a Instagram de los dos juntos, y él se negó. Sobre todo porque Terry estaba empezando a tomarse ciertas atribuciones con él, que Pablo ha tenido que atajar.
- Bueno, es que Pablo le ha fastidiado el plan de hacerse famosa Nico... -le dijo ella de forma irónica.
- Pues con Gavira lo lleva claro. Tía que se le acerca con esas intenciones, tía que manda a la mierda.
Sara asintió a las palabras de Nico. Permanecieron en silencio durante unos segundos mirando como atardecía. El gallego puso sus manos en el muro, muy cerca de la de la chica. Deseaba cogerla de la mano y tomar entre sus dedos los suyos. Ésta preciosa chica le gustaba. Y mucho. Tenia una personalidad y una forma de ser que le encantaba. Era preciosa por fuera y mucho más por dentro.
- ¿Qué estabas escuchando? –le preguntó Nico señalando sus auriculares.
- Si te lo digo, me tienes que prometer que no te vas a reír –le dijo algo avergonzada, pues sus gustos musicales no iban para nada con la música que estaba de moda ahora.
- Te lo prometo.
- Mejor lo escuchas y me dices.
Sara sacó los auriculares de su bolsillo y le tendió uno al gallego. Pulsó el play en su móvil y a los pocos segundos las notas de " I need you tonight" de los Backstreet boys comenzó a sonar, dejando a Nico bastante sorprendido. Decidió no juzgar la canción hasta escucharla entera, así que, se dejó envolver por las notas musicales mientras a la vez iba traduciendo la canción.
Ambos se concentraron en la música. A Sara le dio algo de vergüenza que Nico escuchara esa canción por su letra, pues parecía que era algo que ella le estaba diciendo a él. Y si, perfectamente podría decirse que lo era.
Los dedos de Nico golpeteaban rítmicamente en el muro, hasta que, los de Sara se acercaron a los suyos y se entrelazaron con timidez aunque sin ser capaz de mirarlo, pues le daba algo de vergüenza su atrevimiento. Porque la necesidad de tocarlo era eso, una necesidad que no quiso ni pudo evitar.
Ya casi no quedaba ni un rayo de sol en el cielo. La noche pronto llegaría. Estaban uno al lado del otro escuchando una preciosa canción y sintiendo cada uno como su corazón golpeaba en el pecho al mismo ritmo que la melodía. Minutos después, y cuando terminó, Nico se quitó los auriculares y se lo devolvió a Sara. Y aunque ella tuvo que dejar de tocarlo con sus dedos, el roce de esa devolución produzco en ambos otro pequeño escalofrío.
- Es muy bonita, Sara –le admitió él- nunca la había escuchado.
- Tiene muchos años, pero, a mi me encanta. Soy una fanática de los Backstreet boys, bueno de casi todas las band –Nico se río ante la confesión de Sara.
- Oye, ¿los tíos esos no son de aquí cerca? Te lo digo porque cuando busqué en la wiki información sobre Orlando me salieron ellos.
- ¡Lo son! Ojalá me los encontrará por algún sitio –le dijo ella riéndose- estoy pensando en hacer una excursión y buscarlos.
Las carcajadas de Sara parecían música para los oídos del gallego. La malagueña era tan espontánea y tan expresiva.
- ¿Es tu canción favorita? –le preguntó él dándose la vuelta en el muro para estar de cara a ella.
- Una de tantas. A mi me gusta buscar canciones para cada momento, así luego cuando las escucho puedo decir, ésta me recuerda a aquel día que hice esto o aquello.
- ¿Y ésta te va a recordar a mi? –Sara se mordió los labios algo nerviosa. La pregunta de Nico era muy atrevida, pero es que él no tenía problemas en decir abiertamente lo que quería y eso es algo que le encantaba.
- Bueno Nicolás, si quieres, ésta podría ser nuestra canción –le dijo ella poniéndole en el mismo aprieto que él. Una pequeña sonrisa salió de los labios del gallego al escucharla hablar con tanta determinación.
- Pues que lo sea sí. Que cada vez que la escuches, recuerdes que es nuestra canción, Sara Cruz.
📅 19 de julio
🕰️ Al día siguiente
Terry dormía aún a pierna suelta en su cama. La de Sant Boi no era de madrugar y casi siempre llegaba tarde a los entrenamientos. Sara se preguntaba porque le permitían según qué cosas tanto en el Barcelona como aquí con la olímpica. Era una buena central, solo buena, pero de ahí a que fuera balón de Oro, iba un mundo.
Se peinó el pelo en una cola de caballo y salió de su habitación, al mismo tiempo que Noelia Casado, la portera del Real Madrid y de la selección hacía lo mismo. Apenas habían mantenido una conversación más allá de cosas de los entrenamientos y del partido del otro día. Era como si a ambas les diera reparo hablar de algo que no fuera el fútbol. Y el hecho de pertenecer a equipos rivales hacía que todas esas reticencias que tenían la una sobre la otra, se incrementara aún más.
- Cruz -le dijo la chica haciéndole un gesto con la mano- ya va siendo hora de que dejemos a un lado las diferencias. Somos la puta selección española, y así nos tenemos que comportar. El partido de ayer fue una mierda.
- Estoy totalmente de acuerdo contigo, Noelia -Sara tendió su mano y ambas la chocaron. La canaria, capitana también de la roja, hizo algo más. Le dio un pequeño abrazo y la acompañó hacia el ascensor.
- Eres buena gente Sara. Todo el mundo habla maravillas de ti. Ayer jugaste de puta madre. No podría decir lo mismo de tu amiga.
- No es mi amiga, Noelia. Sólo es mi compañera de equipo -le contestó mordiéndose la lengua porque odiaba tener que defender a Terry cuando no se lo merecía- pero como tú has dicho, hay que dejar a un lado las diferencias y centrarnos en lo que hacemos aquí, intentar ganar una medalla de oro.
- Exacto peque. Pero que no me toque mucho el coño la catalana que no respondo-le dijo ella frunciendo el ceño.
- Por mi no te cortes, Noelia -le respondió Sara encogiendo sus hombros.
- Llámame Noe, por favor. Mi nombre completo me lo dice mi madre cuando estoy enfadada y me recuerda a ella.
- De acuerdo –le contestó la malagueña riéndose.
Ambas bajaron juntas en el ascensor. Cruzaron un pasillo y se dirigieron hacia el comedor para desayunar con el resto de sus compañeras. Mientras Noe le señalaba la mesa donde las esperaban, ella fue hacia la zona de buffet para tomarse su primer café de la mañana. Se lo sirvieron y oteó las bandejas pensando que desayunar.
- Las magdalenas están bastante secas, no le te las recomiendo –Sara sintió como todo su cuerpo respondía temblando a esa voz y se giró para sonreírle nerviosa al dueño de ella.
- Buenos días. Nico .-le dijo sin poder evitar una sonrisa - y gracias por la información, pero soy celíaca.
- Oh, vaya –le contestó él rascándose la nuca. Miró por encima de ella para leer los carteles que había justo al lado de cada bandeja. Por suerte, estos ponían el componente de cada alimento- allí tienes pan sin gluten.
- Gracias –le respondió ella sin poder quitar la sonrisa de su cara. Se dirigió hacia allí y cogió dos rebanadas de pan, un par de envases de aceite, mermelada de fresa, sin gluten y una pieza de fruta- ¿Qué tal has dormido?
- Bueno, no es la cama perfecta, pero, no se duerme mal -le admitió él llevándose la mano a la boca para reprimir un bostezo.
- Sobre todo cuando Pablo te deja dormir.
- Ay, por dios. No entiendo como en un cuerpo tan pequeño, puede habitar semejante ogro. Parece un puto camión roncando.
Ambos se rieron con la comparación de Nico. El gallego esperó a que ella terminara de llenar su bandeja y caminó a su lado acompañándola hasta su mesa.
- Bueno, yo me siento allí con las chicas –le dijo Sara mordiéndose el labio. Esto de verse así, rodeados de gente, era una mierda, porque desde que anoche estuvieron los dos a solas, la malagueña deseaba pasar otro rato con él de la misma manera.
- Y yo con los chicos –le dijo él forzando una sonrisa, pues, si por él fuera, ambos se sentarían alejados de todos y disfrutando de su desayuno a solas.
- Luego nos vemos.
- Ok.
Nico miró como Sara se iba hacia su mesa y maldijo en silencio. Le había dicho Ok. Como si fuera un niñato nervioso delante de la chica que le gustaba. Aunque, era exactamente eso.
🕰️ POR LA TARDE
El entrenamiento de la tarde había dejado a Sara exhausta. El entrenador les había dicho que tenían que dar más de si mismas y las había puesto al límite. Le dolía todo el cuerpo, nada que una ducha no pudiera arreglar. Salió del baño con una toalla anudada al pecho y otra en el pelo.
Terry estaba de pie rebuscando en su maleta y casi no le prestó atención a la malagueña. Porque realmente a la catalana le importaba una mierda lo que dejara o dejara de hacer su compañera de habitación. Aunque estaban en el mismo equipo, apenas se relacionaban. Se limitaban a entrenar, jugar y punto. Aunque ahora tendría que compartir algo más con Sara. Sería un mes muy largo, si es que llegaban a la final olímpica.
- ¿Qué te vas a poner Sara? -le preguntó mientras sonreía triunfal al encontrar la falda que quería.
- ¿Poner? ¿Para qué? -le contestó ella sentándose en la cama.
- ¡Pues para qué va a ser! Para la fiesta de bienvenida a los atletas.
- ¿Eso no es después de la Ceremonia de Inauguración?
- ¡No tonta! Ésta es "otra clase" de fiesta. No tan formal. La hacen en la playa de Daytona Beach. La cierran solo para nosotros. Así que venga, vístete.
- No me apetece mucho ir de fiesta Terry, la verdad. Mañana entrenamos y tenemos partido en dos días.
- ¡Tonterías! Van a ir todos. Además, que entrenamos por la tarde. Venga, por fi, ven conmigo
Sara dejó escapar un resoplido y miró a su compañera como sacaba un top lencero. Una fiesta. Que no le apetecía nada. Pero, que seguramente, tendrían pocas de esas en cuanto empezaran el ritmo de competición. Terry puso carita de pena y le rogó con las manos. Ladeó su cabeza y la imagen de Nico en el avión dejándola dormir en su pecho, le vino a la cabeza.
¿Y si él iba a la fiesta?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro